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IV.

"¡AHHHHHHHHHHHHHH!"

Los tres viajeros gritaban por sus vidas cayendo por un acantilado, después de haber sido perseguidos por un monstruo de hielo, en la montaña hasta la fría nieve, que por suerte para ellos, ésta sirvió como una suave almohada que amortiguó su caída.

"¡Ay, que bien! ¡Nieve!", se relajó la rubia al ver que gracias a la nieve que los salvó, "¿Están todos bien?"

"Yo al menos lo estoy", se quejó el ojigris, mientras se sentaba en la nieve, sobando su espalda con dolor, "Creo que caí en la roca"

"También estoy bien", respondió con un ceño fruncido el azabache, quien se sentía muy frustrado por todo lo que estaba pasando. No había logrado que su hermano aceptara volver con él, y después de eso, lo echó de su palacio de hielo con un monstruo que casi los mata del miedo.
Las cosas no estaban saliendo como él quería, por una vez en la vida, y era frustrante.

"¡Fred, ¿en qué estabas pensando?!", exclamó iracundo el duque, "¡¿Cómo se te ocurre provocar así a un monstruo?!"

"No fue mi culpa", se defendió el pelinegro, con un gesto de desaprobación.

"¿A no?"

"¡¿Cómo te atreves a echarme de esa forma, Hielo con Patas?!", gritaba el príncipe con una ira tremenda al ser lanzandos fuera del palacio de hielo directo a la nieve, "¡¿Acaso no sabes quién soy?!"

"¡Fred, no te alteres!", se insistía Joy, tratando de calmar al ojicafé que con una bola de nieve en mano, intentaba amenazar al monstruo.

"Está bien, está bien, me calmo", decía disimuladamente el príncipe, tratando de dar a entender que se rendía, volteándose levemente.
Pero entonces encaró al monstruo rápidamente sin que nadie lo adivinara y con rabia le lanzó la bola de nieve.

Y eso los condenó.

"¡Bueno, lo que sea!", el príncipe trató de desviar el tema, "Aún tenemos que idear una forma de devolver el verano a-"

"¿F-Fred...?", preguntó angustiado el rubio.

"¿Qué?", contestó furioso el pelinegro.

El duque señaló su cabeza con mirada asustada, "¡Tú cabello está blanco!"

Eso causó una pequeña risita burlona de parte del azabache, "¿Acaso no te has visto en el espejo, rubio? También tienes el cabello cubierto de nieve"

"¡No, no!", negó preocupada la ojiazul, por fin notando a lo que el duque se refería, "Tú cabello se está tiñendo de blanco"

El príncipe dudoso comenzó a quitar toda la nieve de su cuero cabelludo, y lo peinó ligeramente para notar que efectivamente tenía varios mechones de cabello blancos, mezclándose con su original mechón blanco que tenía desde que podía recordar.

"Oh...", fue su única respuesta ante tal impacto, "¿Y... Se ve muy mal?"

"E-Eh... N-No", respondió Joy con una sonrisa nerviosa.

"Titubeaste", la encaró Golden sonriendo burlón.

"¡C-Claro que no!", trató de negar la muchacha, aun nerviosa.

"¡Agh!", se quejó el príncipe, llevándose sus manos hasta su cara en modo de frustración, "¡Lo que me faltaba!"

"Descuida, Fred", intentó calmar la rubia, suavemente acariciando la cabeza del chico pelinegro, causando confusión de parte del contrario, pues parecían caricias de gato, "Mi familia puede ayudarte, una vez vi algo similar hace muchos años que mi familia pudo solucionar, ¡venga, vamos!"

Mientras tanto, en Fazbear.

Los caballos reales agitados llegaron al reino sin jinetes. Alarmaron a todo el pueblo, especialmente a la princesa.

"¡Dios mío, el príncipe!", exclamaban todos, angustiados por el único heredero del reino después del rey.

Usagi estaba impactada, el caballo de su prometido había vuelto solo, por lo que su príncipe debía estar en peligro junto al duque de Golden.
Ella no confiaba en el rey, después de lo que le hizo a su propio pueblo, por lo que de inmediato asoció aquel peligro inminente a su futuro cuñado.

"¡Tenemos que buscarlo!", exclamó la princesa, llamando a los hombres que la escoltaban y a fieles sirvientes del reino del ejército.
Todos los soldados estaban decididos en simplemente ir y capturar al rey. Sin embargo, a sus dos hombres de confianza, la princesa peliazul les susurró;

"Si encuentran al rey, asegúrense de que no regrese"

Así fue como el ejército fue en busca del príncipe y del rey por la montaña.
En poco tiempo llegaron a la cima, donde se encontraba el enorme palacio de hielo del monarca.
Era obvio que allí estaría el rey.
Los hombres junto a la princesa que iba a caballo estaban a punto de entrar cuando se toparon con la sorpresa de que un monstruo de hielo y nieve cuidaba la entrada.
Los soldados no perdieron tiempo, y comenzaron a combatir contra aquella bestia, luchando por sus vidas.

El rey observaba todo desde dentro del palacio, algo nervioso. Confiaba en su monstruo, de que no dejaría que los soldados entrasen.
Sin embargo, los dos hombres de confianza de la princesa, en el momento en que la bestia estaba distraída batallando contra el ejército, ambos se escabulleron para poder entrar al palacio donde el rey se escondía.

Ellos eran, Eak, jefe del ejército de Japón, originario de México, y su mano derecha, TownTrap, su soldado español.

Ambos corrieron rápidamente, y con sus espadas rompieron las puertas de cristal para entrar.
El rey, que observaba todo, se vio claramente amenazado, por lo que no esperó ni un segundo más y se volteó para correr al piso más alto de su palacio.

Los dos hombres lo siguieron, armados llegaron junto a él a la última planta.
Eak, con su bayesta, una vez frente al mismísimo rey, no dudó dos veces en apuntarle y dispararle.

El monarca aterrado, se cubrió con sus manos por el ataque, mas se encontró con la increíble sorpresa de que sus propias emociones controlaron sus poderes, y una estalactita de hielo creció del suelo al instante, atrapando en su frío a la flecha disparada.
Y así fue como el rey entendió, que sus poderes podían protegerlo, y que no debía huir.

En eso, TownTrap completamente dudoso de lo que hacía, mas siguiendo las instrucciones de su mandamás, fue a atacar al rey con su espada. Mas él lo detuvo con su hielo, empujándolo lejos.
Aprovechando la distracción del rey, Eak le apuntó nuevamente con su bayesta, sin embargo, eso no pasó desapercibido por el monarca. Freddy lanzó un rayo de hielo justo al lado del jefe militar, y agudos picos de hielo sobresalieron del suelo en su dirección, atrapándolo contra la pared por sus cortantes puntas afiladas, donde estaba totalmente acorralado, con un pico especialmente peligroso amenazándolo con ser enterrado en su cuello.

TownTrap aterrado pensó en detener al rey para salvar a su jefe, y corrió cerca del monarca para atacarlo con su espada.
Con su mano libre, el rey originó un bloque de hielo y lo empujó donde el soldado para que se viera arrastrado por este. Fue tal la fuerza del bloque que junto al hombre español, atraverason la pared de hielo, empujando hasta una caída letal al soldado. Como pudo TownTrap se sujetó para no caer al vacío, y desesperado pedía ayuda a gritos.

Fue entonces cuando la princesa hizo su ingreso apresurada al lugar donde en rey estaba. Él se encontraba en desventaja, por sus dos manos ocupadas.

"¡Majestad!", exclamó la peliazul angustiada, "¡Deténgase, usted no quiere esto! ¡Usted no quiere hacerle daño a alguien!"

El rey relajó su mirada de muerte al escuchar esas palabras. Eran reales, él no quería lastimar a nadie, por eso había dejado el reino.
¿Qué estaba haciendo?

Dejó de utilizar sus poderes contra los dos hombres, cuando se dio cuenta de su error, y fue en ese mismo instante que el jefe de ejército aprovechó la oportunidad y le apuntó al rey con su bayesta, "¡Lo lamento, su majestad!"

La princesa al oír el lamento de su hombre de confianza, supo que iba a matarlo.
Entonces recordó que si el rey moría, el verano jamás volvería a Fazbear.
Algo salió mal en su plan.

"¡No!", exclamó la peliazul, causando confusión de parte de sus soldados fieles, y ella se interpuso en el disparó del mexicano.

La flecha de la bayesta fue disparada con desvío, hasta el enorme cielo raso del palacio, cortando el único soporte del candelabro gigante de hielo.

El rey observó aterrado, y en el momento en el que el candelabro comenzó a caer, él intento correr lo más lejos de allí.
Mas, este lo alcanzó antes, dejándolo inconsciente.
Mientras tanto, con los viajeros.

"¡Aquí está mi familia!", decía la muchacha rubia, entrando a una pequeña choza de madera, a lo que los otros dos jóvenes no les quedaba más que seguirla dentro de ésta.

Fue cuando se encontraron con la increíble sorpresa de que allí sólo habían...

"¡¿Trolls?!", exclamaron los dos muchachos al unísono.

"¡Joy invitó dos chicos!", celebró una de las trolls, de cabellos blancos y con un solo ojo visible, color ámbar, cuando le llamó la atención aquel grito sorprendido de ambos burgueses.

Los otros dos trolls que estaban ahí, rápidamente se acercaron a los muchachos y comenzaron a manosearlos e inspeccionarlos.

"¡Ugh! Este es muy rubio", se quejaba una troll pelirroja, de ojos azules y destacables mejillas rojas, "Debilucho y ojos feos, ¡yo no lo veo!"

"¡Este me gusta!", exclamó sonriente el otro troll, de cabellos turquesas y ojos verde claro, "Su piel es suave, su pelo huele bien, y tiene buena fachada, ¡él es perfecto!"

"¡Agh, dime algo que no sepa, troll!", se quejó el príncipe, "¡Ya dejen de tocarme, que asco!"

"¡Chicos, ya basta!", habló avergonzada la rubia, completamente sonrojada, "Ellos son el duque Golden y el príncipe Fred"

"Wow, un príncipe", sonrió la troll peliblanca, "Te conseguiste uno bueno, Joy"

"¡Mangle!", regañó la joven ojiazul, "Él es un príncipe COMPROMETIDO"

La troll pelirroja solo se rió, "Pues yo no le veo anillo"

"¡Toddy-!"

"Concuerdo", sonrió el peliturquesa, "Además, no veo a su prometida por aquí"

"¡Bon-!"

"N-No me siento-", de pronto, el príncipe fue perdiendo fuerzas, y en casi dos segundos, se desplomó que gracias a Golden que logró afirmarlo en sus brazos a tiempo.

Todos los presentes se asustaron.

"Está hecho un hielo", advirtió el duque que lo sostenía, a la vez que tocaba su piel. Efectivamente, estaba muy helado.

"Siento algo raro por aquí", fue cuando todos voltearon a la voz de un troll que entraba a la choza, rubio oscuro de ojos grisáceos, "¿Qué pasa aquí, hermanos?"

"¡SpringTrap!", exclamó la muchacha rubia, "¡Que bueno que estás aquí! ¡Es Fred, tiene un gran problema! Una vez vi que lograste sanarlo, ¿podrías hacerlo de nuevo?"

El troll se cabellos rubios más oscuros se acercó lentamente para analizar al débil príncipe. Dirigió su mano a la frente del pelinegro, pero su sintió nada. Entonces con temor dirigió su mano al corazón del mismo, y fue ahí cuando el troll ojigris se alejó aterrado.

"Temo que no puedo ayudarte, bro", dijo el rubio oscuro, "Puedo sanar su mente, pero esta vez, congelaron su corazón..."

Los tres viajeros se sobresaltaron ante las palabras del troll.

"Fred... Pronto, en hielo puro te convertirás..."

"¿Qué?", preguntó sin fuerzas, pero atónito el ojicafé, "N-No..."

"Pero, tiene que haber una forma de solucionarlo"' decía angustiada Joy.

"Bueno, hay una forma..."

"¡Entonces dila de una vez, estúpido Troll!", se quejó con las pocas fuerzas que le quedaban al azabache.

"Solo un acto de amor de verdad descongela en corazón", dijo SpringTrap con un ceño fruncido.

"¿Un acto de amor de verdad?", preguntó dudoso el duque, "¿Dónde podríamos-?"

"Un momento...", interrumpió la rubia ojiazul, "¡La princesa Usagi!"

"¡Eso es!", sonrió Golden, "¡Hay que llevarlo al reino, para que se bese con su prometida!"

Sin más que decir, los tres adolescentes corrieron como pudieron hasta donde Bestia los esperaba.
Primero al lomo del reno se subió Joy, quien sería la que dirigiría el viaje.
Entre los dos rubios ayudaron a subir al débil príncipe, quien se afirmó con fuerza de la cintura de la muchacha.

Sin embargo, no había espacio en el lomo de Bestia para Golden.

"¡Golden-!"

"No digas más, Joy", sonrió el duque, "Debes llevar a Fred lo más rápido que puedas con la princesa. Yo estaré bien, me las arreglaré de alguna forma para volver con ustedes"

"P-Pero..."

"¡No hay tiempo! ¡Apresúrate antes de que sea tarde!", insistió Golden.

La joven asintió seria y diciéndole al príncipe que se sujetase bien, partió rumbo al reino de Fazbear nuevamente.

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