Capítulo 6.
—Hay muchos vampiros.— susurró el menor Clearwater, al lado del Black y la Swan, mirando a la cantidad de vampiros en la casa Cullen.
Si había contado bien, estaban siendo unos 19 en total.
—Si... demasiados ojos rojos.— murmuró tenso el alfa.
—Prometieron que no cazarian en la zona.— habló la Swan.
—Ese no es el punto.— murmuró el lobo.— de igual manera cazarán humanos lejos de aquí.
》Además...— murmuró con pesar.— con la llegada de tantos vampiros, han aparecido más lobos.《
—Eso no es bueno.— murmuró Seth, preocupado.— son todos niños.
—Oye... tu no eres tan mayor.— se burló el alfa, dándole un empujón en el hombro.— no hables como si fueses un adulto.
—¡Oye, soy grande!
—Tienes 16 años Seth.— se burló.— todavía no eres mayor de edad.
Seth arrugó la nariz molesto con Jacob y su burla hacia el.
—Cállate.— refufuñó.— ya seré mayor.
Seth se encontraba observando con curiosidad a las vampiras del Amazonas, a su lado se encontraba Alexander también curioso por el don de una de ellas.
Por lo que había contado tenía un poder mental muy poderoso que podía hacer que veas cualquier cosa que ella quisiera.
La vampira, llamada Zafrina, miró a cada uno de los presentes e intentó usar su don con la mayoría, en donde les hizo ver una selva, pájaros salvajes típicos del lugar como si realmente estuvieras allí.
El corazón del lobo saltó en su lugar, latiendo acelerados de la emoción y del miedo que en un gesto inconsciente agarró la mano de Alexander como soporte. El vampiro notó la mano cálida del lobo sobre la suya, que hasta parecía temblar bajo su tacto, en donde la agarró bien fuerte para calmarlo, aunque el lobito estaba absorto en el paisaje en frente suyo.
—Es hermoso...— murmuró Seth con sus orbes brillando de emoción.
—Si.— susurró el vampiro mirando solamente al cachorro, ignorando por completo el paisaje en frente suyo.
Hasta que frunció el ceño molesto consigo mismo al comenzar a tener sentimientos demasiados raros con el lobo a su lado.
No podía sentir aquello.
No era correcto.
—Si no estuvieras sujetando mi mano.— habló el cobrizo, sacando de los pensamientos al vampiro.— juraría que esto es real.
—Yo no veo nada.— habló confundida la castaña, llamando la atención del lobo.
—¿Cómo es que no ves nada?— preguntó sorprendido el lobito.— ¡Allí arriba hay un mono!
Los vampiros se rieron al escucharlo decir aquello.
—Edward no me dijiste que tu esposa es un escudo.— habló otro vampiro, acercándose a ellos.
—Oh... desapareció la selva.— murmuró el lobito viendo los árboles de su hogar, hasta que se encontró con los orbes dorados del familiar de Alexander poniéndose nervioso al verlo sonreír discretamente hacia él. Seth frunció el ceño confundido ante esa sonrisa hasta que vio como esos ojos miraban a una sola dirección que obligó a sus ojos a seguirla, encontrándose su mano unida a la de Alexander.
Seth se puso rojo hasta las orejas y soltó la mano del vampiro con rapidez, escondiendola en su bolsillo.
—Lo siento.— susurró a Alex.
El vampiro negó con la cabeza y no dijo nada, la sonrisa divertida que se encontraba en sus labios lo decía todo.
—Que vergüenza.— pensó abochornado el lobo mirando hacia el suelo, sin atreverse a levantar la mirada.— y encima en frente del padre adoptivo de Alex...
Seth comenzó a tener demasiados pensamientos dudosos y aterrados de lo que podría llegar a pensar la familia de Alex sobre él, en donde Edward quiso hablar con el lobo para calmarlo y no se ahogue en un vaso de agua cuando su mujer volvió a hablar.
—¿Un escudo?
Edward hizo un anote mental en donde luego hablaría con el menor Clearwater y miró a su mujer.
—Eres diferente a los escudos que conozco.— le contestó.— por eso no podía leer tus pensamientos.
— Es una defensa.— habló Eleazar.— tienes un don muy poderoso.
De repente la mano de la Swan es sujetada fuertemente por la rubia de cabellos lacios que si recordaba bien el menor Clearwater, su nombre era Kate.
—Si... claro que es un escudo.— habló mirándola fijamente a la castaña, apareciendo detrás de ella, la otra rubia Tanya, la castaña Carmen y el doctor Cullen.— esto debería haberla tirado al suelo.
—O tu voltaje es muy débil.— se burló otro vampiro, apareciendo de la nada.
Si el lobo recordaba bien, era un testigo que había ido a buscar el vampiro gigante y la Barbie como la llamaba Jake. Los orbes negros del lobito miraron la figura masculina a su costado, de cabellos castaños oscuros despeinados, ojos rojizos y pálido como los demás.
—O solo funcionan con los débiles.— exclamó la rubia, ofreciendo su mano hacia el vampiro.
Seth miró curioso como el dedo índice del castaño se acercaba lentamente hacia la palma de la rubia.
—Garrett no te lo recomiendo.— habló con advertencia el doctor Cullen pero con una sonrisa en sus labios.
—¿Es muy doloso?— preguntó curioso el lobo.
—No lo creo.— se burló el vampiro hasta que apenas tocó la piel de la palma de la mano de la rubia, electricidad corrió por todo su cuerpo, causando que se cayera al suelo de rodillas.— bien.. lo admito, es doloroso y...
》Eres una mujer asombrosa.《
—Por supuesto que lo soy.— respondió con fanfarronería la vampira.
—¡Es increíble!— gritó emocionado el lobo llamando la atención de los presentes.— yo quiero intentar.
Ofreció su mano a la vampira en donde lo agarró por la muñeca el vampiro.
Los orbes oscuros de Seth miraron con curiosidad a Alexander que éste se encontraba serio, logrando intimidar al lobito.
—¿Por que querrías probar?— preguntó molesto.— si ya lo viste.
Seth abrió la boca y luego la cerró sin saber que decir, completamente avergonzado al notar que el vampiro tenía razón, en donde después Alexander soltó la cálida muñeca del lobo.
—Tranquilo Alexander.— habló Kate con una sonrisa burlona hacia su hermano.— no pensaba hacerlo.
》No quiero que me tires nieve y me dejes congelada allí.《
—¿Nieve?— preguntó curioso el lobo mirando a la rubia para luego mirar a Alexander como si fuera un partido de pin-pon.
—Si.— habló Eleazar con una sonrisa en sus labios al notar lo molesto que estaba el muchacho con la idea que se le había pasado por la cabeza al menor.— Alexander tiene un don muy poderoso.
—¿¡Tienes un superpoder!?— gritó emocionado.— ¿¡Qué es lo que puedes hacer Alex!?
—Anda, Alex.— habló burlona la vampira de rizos.— demuéstrale a tu lobo lo que puedes hacer.
Alexander quería matar a su hermana por hablar de aquella manera para luego dirigir principalmente su mirada hacia esos orbes oscuros que brillaban de emoción y que una vez más, derritió su corazón.
Su pecho se calentó como los rayos del sol.
Y suspiró.
Había caído una vez más ante esa mirada.
Alexander solo se quedó mirando al lobito, frente a frente, ignorando por completo a los demás. Seth se sintió nervioso al tener la mirada dorada fija en él sintiendo sus mejillas sonrojarse cuando se emocionó y se impactó como los orbes dorados de Alexander se volvían de un azul mezclado de blanco, casi celeste.
Como si fuese hielo.
Hasta que un pequeño, diminuto copo de nieve caía lentamente en frente de sus ojos, en donde levantó la cabeza al ver el cielo más nublado que antes y como pequeñas bolitas de nieve junto con los copos caían sobre sus cabezas.
—¡Es nieve!— gritó emocionado.— ¡Pero todavía no estamos...
Seth no pudo terminar de hablar al volver a poner atención a Alexander, encontrándose los dedos del vampiro llenos de escarcha que tocó el árbol a su costado, logrando que el hielo lo rodeara por completo.
—¡Eres como Jack Frost!— chilló emocionado el lobito acercándose al tronco en donde tocó la superficie helada, congelada del árbol.
—¡Yo diría como Elsa!— se burló Emmett desde la entrada.— ¡Libre soy! ¡Libre soy! ¡Oye!
Seth se rió a carcajadas al ver cómo el vampiro había recibido una bola de nieve en la cara. El lobo miró detrás suyo, encontrándose a Alexander con una sonrisa divertida en sus labios y agitando de arriba a abajo una bola de nieve, que en un movimiento rápido le volvió a lanzar otro al gigantón.
—¡Ya deja de tirarme bolas de nieve Elsa!— gritó el gigantón.— oh, oh...
Una gran cantidad de nieve cayó sobre Emmett, tapándolo por completo en donde les recordó a los presentes un gran muñeco de nieve.
—Ahora te voy a llamar Frost.— le habló el lobito a Alexander.— el rey de la nieve.
》¡No, no! ¡Ya se! El rey del invierno. ¿¡Que te parece!?《
Alexander rió al escucharlo y volvió a llevar su mano a los cabellos del lobo y los agitó con suavidad.
—Llámame como tu quieras Seth, para mí será perfecto.
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¡Tanto tiempo!
¿Que les pareció?
Amé escribirlo.
Seth es un bebé y Alex es un bombón.
Espero que les haya gustado.
Tengo una historia de Rosalie Hale nueva y una historia de Sesshomaru, pueden ir y darle amor??
Las amo con todo mi corazón.
Besitos.
~M.
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