Capítulo 15
—Vaya... realmente te ves para la mierda.
Amber no recibió respuesta.
Ni siquiera se había asustado ante su presencia que recién se dejaba ver ante su don.
La castaña arrugó el ceño y aplanó los labios disconforme al ver con sus propios orbes dorados mezclado con rojizo, siendo más profundo el segundo, a Alexander sentado en un sillón oscuro con la espalda pegada al respaldo, quieto como una estatua, mientras observaba el gran paisaje blanco que decoraba alrededor de su hogar.
La castaña bufó al verlo así y con cuidado, al notar que alrededor de éste había escarcha rodeando al vampiro, se sentó en el otro sillón, del lado izquierdo viendo con más exactitud lo pálido, más que antes, y las profundas ojeras debajo de éste. Hasta jadeó de sorpresa al ver los ojos oscuros y que gran parte de su rostro había pequeñas grietas en la piel.
—¡¿Qué demonios, Alexander?!— rugió indignada Amber.— ¿Hace cuánto no te alimentas? ¡Solo pasaron dos meses, ¿cómo es posible que te veas tan mal?!
—No grites.— gruñó, cerrando los ojos de cansancio.— Estoy a tu lado.
Amber quiso quejarse cuando se sorprende como el hielo incrementaba, donde grandes puntas señalaban hacia ella como si fuera el enemigo. Frunció el ceño para preguntar que diablos pasaba cuando muerde con fuerzas su lengua al ver cómo el hielo crecía en los brazos del castaño.
No.
No estaba sentado como una estatua porque él quería.
Parecía ser... que su don lo tenia pegado al sillón. El hielo rodeando la mitad de su cuerpo, congelando lo que queda del sillón, sus piernas, sus pies y todo a su alrededor, excepto su ubicación. Sin embargo, estaba segura que si no tenia cuidado con sus palabras provocaría que el hielo la atacara.
Tragó saliva al notar que Alexander, en este momento, era un peligro. No solo para ella, sino para el mismo también.
—¿Cómo me encontraste?
La pregunta asustó a la castaña pero al notar que la miraba una vez más, gentil, sonrió con tristeza y le respondió.
—Tu familia me dijo donde estabas.— susurró con suavidad.— Te alejaste de ellos también.
》Están preocupados por ti, Alexander.《
El castaño cerró los ojos de dolor y susurró con voz ahogada.
Completamente dolido.
Destrozado.
Cansado.
—Los ataqué.— respondió después de varios segundo, que para Amber fue una eternidad.— Cuando... Cuando nos fuimos de Forks y llegamos a casa, me encerré en mi cuarto.
》Y aunque sé...— se quejó de dolor como si cuchillas se clavaran en su piel.— Sé que... ellos me querían ayudar, perdí el control y el hielo los atacó.《
—Si... algo me contaron.— susurró, realmente preocupándose por el estado de su amigo.— Por eso te alejaste de ellos.
—Si... no quiero lastimarlos.— murmuró, donde la castaña notó como los orbes oscuros del vampiro brillaban de tristeza, como si realmente deseara llorar. Él si fuera humano, estaría llorando en este momento. — Tampoco... tampoco quise lastimarlo... pero lo hice.
Amber entendió de quién estaba hablando y se mantuvo callada, esperando a que su amigo se descargara. Realmente era una tonta. Sabía que la unión entre impronta y lobo era fuerte, pero no creyó que fuese a tal extremo.
¿Realmente ella pensó que Alexander estaría bien?
Sabia que su amigo sufriría, y ella tenia pensado hacerlo sufrir más. Darle algunos golpes por haber lastimado a Seth, pero viendo la situación en frente suyo... desistió inmediatamente. No creía que necesitara golpes suyos ni reproches porque lo que tenia ante sus ojos era más doloroso, muy doloroso.
Jamás esperó que fuese tan fuerte la situación, que hasta su propio don lo estaba atacando, lo estaba lastimando.
¿Era la primera vez?
¿Ya le había pasado?
—¿Por qué...— volvió a hablar después de varios segundos en silencio.— Por qué estas aquí?
—Bueno...— dudó jugando con sus dedos.— Es triste y hasta vergonzoso pero estoy aquí para que tu familia me ayude con la alimentación animal.
Alexander frunció el ceño al oír aquellas palabras pero al observar con más detalle los ojos de la castaña entendió.
—Comprendo... no es tan fácil.
Amber sonrió de tristeza y negó con la cabeza teniendo un nudo en su garganta.
—No tienes que sentirte avergonzada.— volvió a hablar Alexander a Amber que se notaba a kilómetros los sentimientos de angustia, vergüenza y dolor en la castaña.— Hiciste lo mejor que pudiste...
—Asesiné a un inocente.— susurró la castaña recordando aquel día.— Fuimos a cazar con Isabella, Nessi y Jacob...— negó con la cabeza y cerró sus orbes en un intento de olvidar los gritos de terror de la híbrida, los gruñidos de Isabella en un intento de proteger a su hija y los gruñidos de Jacob en un intento de salvar al humano.— Perdí por completo el control... lastimé a Jacob... lastimé al alfa y amigo de Leah, lastimé a Isabella que me ayudó bastante que hasta lo puedo considerar como una amiga, asusté a la niña y maté a un inocente hombre...
》No lo logré... no logré controlarme y... fue tan vergonzoso al darme cuenta después de lo que había hecho, ver a la cara a los Cullen que tan bien me recibieron, mirándome decepcionados, preocupados y amenazantes debido a la niña... No lo soporté.《
—¿Le explicaste la situación?
—Lo hice.— susurró.— Y lo entendieron, Esme y Carlisle y su hijo, Jasper Hale, fueron un gran soporte, me dijeron que no debía preocuparme pero... ¿Cómo no lo haría? Ese hombre debía haber tenido una familia... hijos o nietos y yo... se lo arrebaté...
—Deja de mortificarte, se que es horrible pensar eso pero también tienes que pensar en ti.— respondió Alexander con una mueca de dolor en sus labios.— Tú no deseaste ser lo que somos, te has estado alimentando de sangre humana...
—Si, pero en bolsas.— se justificó Amber llevando sus cabellos hacia atrás.— Me he estado alimentando en bolsas jamás... jamás había asesinado a alguien..
—En bolsas o personas... sigue siendo nuestra debilidad.— interrumpió Alexander.— Y más para alguien que se ha alimentado por años en sangre humana, solo en unos meses era obvio que no lograrías controlar tan bien la nueva alimentación... y más si era tu tua cantante.
—Odio, odio demasiado esa mierda.
—Lo se, yo también lo odio.— respondió Alexander.— Pero para nuestra desgracia existen.
Amber suspiró amargamente los dos quedando en un silencio menos tenso y más cómodo. Los dos vampiros miraron el paisaje blanco y helado que brindaba el paisaje cuando Alexander volvió a hablar.
—¿Y Leah? ¿Entendió lo que sucedió?
—Si... al principio no, pero después lo entendió, sino no estaría aquí.— comentó con burla pero la sonrisa en sus labios estaba llena de dolor.— Que no solo estoy aquí por mi alimentación y que agradezco a tu familia por aceptarme y ayudarme...
—¿Ah no?— preguntó mirándola de reojo.— ¿Entonces?
—Vine aquí para hablar contigo y de Seth.
Alexander gruñó y cerró los ojos.
—No-quiero... hablar de él.— respondió con dolor gracias a su don que volvió a lastimarlo.
—Alexander...
—No quise lastimarlo...— susurró con la voz rota.— No quise hablarle así, no quise herirlo de esa manera...
—Pero lo hiciste.
—Lo hice.
—No quiero decirte esto pero... te lo dije.— respondió Amber seriamente.— Te dije ese momento que estábamos viendo el álbum que ese cachorro no te veía de la misma manera que tu lo veías.
》O tu visión... ¿Cambió?《
Un silencio los rodeó donde Amber un poco más se come las uñas ante el silencio de su amigo, hasta que la palabra que salió del castaño causó que se mordiera el dedo.
—No cambió.
Amber dejó de morderse el dedo pulgar al haber escuchado aquello sin entender las emociones del castaño.
—Bueno... eso es... un poco...
—¿Un poco qué?— respondió con una sonrisa amarga en sus labios.— No es nada, Seth tiene que entender que los sentimientos que tiene por mí, esta mal.
》Joder, yo conozco desde que era un bebé, él me conoce desde que era un niño, prácticamente fui su niñero.《
—Conoce el antiguo Alexander.— interrumpió Amber.— El Alexander humano conoció a Seth Clearwater desde un bebé pero ese Alexander murió, eres Alexander Denali y un vampiro y el es Seth Clearwater, un metamorfo.
—Sigue siendo menor...
—Si pero...
—No hay ningún pero, esta mal.
Amber rodó los ojos.
—Bien, no voy a discutir más la situación.— respondió, levantándose de su lugar para ya irse de ahí.— Pero si debo decirte que la forma de haberlo rechazado no fue lo mejor...
》Debes hablar con él, al igual que tu... Seth está en depresión, sin salir de su cuarto.《
Y eso a Alexander le rompió el corazón en miles de pedazos como un cristal. Y el hielo una vez más lo atacó causando que una mueca de incomodidad saliera de los labios de Amber.
—Será mejor que te vayas.— susurró Alexander con dificultad.— no quiero lastimarte.
—Si, comprendo.— susurró la castaña, alejándose lentamente.— pero no creas que esto quedará así.
》 Te obligaré a que te alimentes y de hablar sobre él ¿Oíste?《
Alexander solo bufó y siguió observando el paisaje frío y blanquecino.
Los segundos pasaban.
Los minutos seguían.
Y las horas se volvían días.
Y los días volaban a meses.
Tres meses más pasaron, donde Alexander se estaba consumiendo en el dolor que estaba sintiendo su lobo, el dolor de su propio don y el dolor de estar recordando constantemente su muerte.
No solamente lo estaba recordando, lo estaba sintiendo.
Sentía gracias a su don como su piel se congelaba con el agua al haber caído al lago helado.
Como luchó por salir de ahí, la desesperación que sufrió por querer respirar, el dolor al sentir como el agua apuñalaba su piel y el dolor al sentir su cabeza ser golpeado por el hielo, muriendo lentamente allí.
Solo.
Y frío.
Mucho frío.
La repentina alarma de su celular le llegó a sus oídos provocando que abriera los ojos. Desde su lugar, sentado una vez más en el sillón, miró hacia la mesita a su lado, donde se encontraba allí su aparato, que le mostraba que era hora de alimentarse.
Con lentitud pero teniendo un poco más de fuerza, agarró el vaso oscuro con un sorbete, que se encontraba a su lado y comenzó a beber de allí. Sintiendo la sangre humana recorrer cada parte de su boca hasta ir hacia su esófago, alimentando su cuerpo.
No tenia sabor.
La sangre humana, realmente no le llamaba. Ni siquiera su aroma. Realmente no podía comprender porqué a Amber y a Garrett le costaba tanto no depender de una sangre tan sosa.
Sonrió al recordar que, cuando Eleazar y Carmen lo fueron a visitar, se sorprendieron al oírlo decir que la 》Sangre humana《 no le satisfacía, siendo la primera vez en su larga vida que escuchaban tales palabras.
Hasta dijeron... 》Vaya... tu si eres un vampiro vegetariano.《
Rió y negó con la cabeza, dándose cuenta una vez más, el silencio y la soledad que lo rodeaba lo seguía acompañando.
Frío.
Mucho frío.
El timbre de su teléfono lo volvió a llamar su atención. Dejó el vaso, ya vacío, al lado de su teléfono y lo agarró atendiendo la llamada.
—¿Te alimentaste?
—Si mamá.— susurró sonriendo suavemente.— Ya me alimenté.
—¡¿Mamá?! ¡¿Realmente quieres que me comporte como una madre?!— le respondió con un tono fuerte pero sabía que estaba jugando.— ¡Jovencito espero que te hayas alimentado o te juro que iré hasta allá y te quitaré tus videos juegos!
—¡No! ¡Todo menos mis video juegos!— le siguió la corriente.
—¡Mamá Amber si le quitas su video juegos... ¡¿Me lo das a mí?!
—¡Ni siquiera se te ocurra Garrett!— gritó fingiendo enojo.— ¡Kate si estas ahí dile algo!
—¡Aburrido!— se siguió burlando el castaño.
—¡Garrett compórtate!
—Si, cariño.
—¡Gobernado!— se burló Amber, causando que Alexander se riera.— Hey, ¿Eso fue una risa?
—Ya.
—Bien, me gustó oírla.— comentó suavemente la castaña.— De a poco, ¿No?
—Si, de a poco.— susurró soltando un quejido de dolor, causando que Amber suspirara.
—También llamo para saber como va sobre tu don pero... escucho que no tan bien.
Alexander soltó un suspiro y dijo.
—Aunque me esté alimentando... mi don sigue controlandome.
Amber chasqueó la lengua.
—Ya, que mierda.— comentó.— Deberás alimentarte aún más.
—Odio la sangre humana.
Amber bufó divertida.
—Me encantaría yo decir eso.
Alexander aplanó los labios y susurró apenado.
—Lo siento... ¿Cómo te va con la alimentación?
—Bien... con Garrett hacemos competencia.— comentó.— Eleazar cree que pronto podré estar rodeado de humanos de a poco.
—¿Crees que podrás volver a trabajar de tu profesión?
—Sinceramente, me encantaría.— habló un poco emocionada.— ¿Y tú? ¿Crees que pronto saldrás de tu cueva y salir a cazar como antes?
—No lo sé.— susurró, quedándose los dos en silencio.
Un silencio cómodo pero a la vez triste, sabiendo cada uno los demonios que estaban enfrentando y lo difícil que se volvía cada vez más, con lo días que pasaban.
—¿Sabes... algo de ellos?
Amber no iba a negar que el escuchar aquella pregunta le sorprendió. Que Alexander diera la iniciativa por saber de ellos, más específicamente sobre él, era un avance luego de tres meses más de estar alejados de sus lobos. Principalmente Alexander que desde que se habían ido, recién ahora, se interesaba por saber del menor Clearwater.
La realidad era que, Alexander siempre tuvo en mente a Seth pero pensar en él era un dolor inmenso en su frío corazón y su don se descontrolaba. Ahora, que se alimentaba el dolor aminoraba pero seguía allí y su don aún seguía teniendo el control.
—Bueno, sinceramente he estado mucho en contacto con Charlie.
—¿El padre de Bella?— preguntó sorprendido.
—Sipi.— respondió donde Alexander supo que Amber se encontraba sonriendo.— Ya sabes que le caí muy bien, mejor que tú.
—Ja, ja.
—Bueno, por lo que me contó mi futuro suegro... Leah... encontró un trabajo mejor.— respondió Amber.— Tiene su propio taller en Seattle y con ella trabaja Jacob y unos chicos más.
—¿Tiene su propio taller?
—Si y me encanta que haga algo que realmente le gusta.— continuó.— Me encantaría estar con ella ahí, llevarle su comida y acompañarla pero bueno...
—Ya podrás hacerlo.— la alentó al notar como el tono de voz bajaba.— Y... ¿Seth?
—Bueno... Seth... es otro tema.— comentó con pesar.— Ha estado yendo al instituto pero no sale con sus amigos, no sale a ningún lado, sus notas no son muy buenas y se encierra en su habitación luego de volver del instituto.
》A Charlie le preocupa que deje el instituto o mejor dicho que pierda su graduación debido a la depresión, que no se gradúe con sus amigos que siempre van a verlo.《
Silencio.
Y dolor.
Mucho dolor.
—¿Alexander?
—Es mi culpa.— susurró con voz rota, donde si pudiese llorar, lloraría.— Todo es mi culpa.
—Deja de culparte y recupérate.— le ordenó Amber.— Si tu te pones bien, Seth se pondrá bien.
》Si mejoras, podrías hablar con él.《
—Cuando creo que estoy mejorando... todo retrocede.
—¿A qué te refieres?
—He estado teniendo alucinaciones...— susurró cerrando los ojos, debido al dolor en su cuerpo debido a su don, que el hielo a su alrededor una vez más lo rodeó.— escucho a Seth, escucho su voz, lo veo a mi lado, veo su sonrisa, sus ojos negros... a veces... creo sentir su calidez.
》Y luego... cuando quiero hablarle, disculparme... desaparece.《
Amber no dijo nada, sin embargo, entendía las palabras de Alexander porque a ella también le pasaba lo mismo. Aunque la castaña no estaba en la misma gravedad de situación que Alexander, si había tenido alucinaciones de Leah como si hubiera estado con ella en ese instante.
Que, en vez, de ser un martirio, un pesar, ella lo tomaba como una motivación, inspiración para pelear contra su lado depredador y realmente poder adaptarse a la dieta animal.
—Entiendo...— volvió a hablar Amber.— es difícil.
—Si.— susurró, observando por la ventanilla, el gran paisaje del bosque que seguía cubierto de blanco debido a su don.
Sin embargo, Alexander dejó de oír a la castaña al ver entre los árboles, entre los arbustos, un movimiento. De repente, las ventanas se abrieron y una fuerte ráfaga de viento entró sobresaltando al vampiro debido a la calidez que lo estaba rodeando y más al oler el característico aroma a un metamorfo.
No era el olor de su Seth... pero era parecido.
De hecho, entre los árboles, se asomó una cabeza lobuna. Orejas puntiagudas de color arena, grande, de orbes mieles que miraban en su dirección que por un momento sintió que su muerto corazón saltaba dentro de su pecho y una sola palabra salió de sus labios.
— ¿Seth?— lo llamó, que al ver cómo el lobo desaparecía entre los árboles, la desesperación lo abordó.— Amber, debo colgar... hablemos después.
—¿Qué? ¿Alexander? ¿Que suce...
Alexander colgó y se levantó de su asiento sorprendiendole el hecho de poder levantarse de aquel sofá después de más de tres meses sentado atrapado por su don y de notar que el hielo a su alrededor había desaparecido por completo.
¿Cómo era posible eso?
¿Que estaba pasando?
Pero... No tenía tiempo.
Debía ir tras Seth.
Pero... ¿Era él?
Había algo diferente.
Y debía averiguarlo.
Al saltar por la ventana, su cuerpo lo traicionó y cayó de bruces al suelo. Se escucho el ruido de cristales rompiéndose que supuso que sus piernas se agrietaron debido a su situación de debilidad a pesar de haber estado alimentándose, que aún así, no era suficiente.
Inmediatamente se levantó y varias veces se cayó en un intento de correr y alcanzar al lobo, que gracias a la nieve, podía seguir el rastro de huellas que dejaba marcado sobre el colchón blanquecino.
No sabía cuanto había pasado.
No tenía idea cuanto había corrido.
Pero si sabía en donde estaba.
Sus orbes rojizos se abrieron de sorpresa al reconocer aquel lago gigantesco ahora congelado.
Era el mismo lago.
¿Por qué?
¿Por qué estaba allí?
Miró hacia abajo, notando que las pisadas del lobo habían desaparecido por completo.
Y eso lo asustó.
Le aterró.
—¡¿Seth?!— llamó, alejándose del árbol que se encontraba apoyado y miró hacia todos lados en búsqueda del lobo.— ¡SETH! ¡¿DÓNDE ESTA?!
Una risita divertida se escuchó a unos metros suyos, del lado izquierdo, y giró su rostro en aquella dirección. Sorprendiendole el encontrarse a un joven, de unos veintiocho años, cabellos negros, largos, piel rojiza y musculoso.
Se parecía a Seth... pero no lo era.
Tenía un olor parecido a su Seth... pero no lo era.
—¿Quién eres?
—Hola Alexander.— saludó el Quileute.— Me da gusto volver a verte, chico.
—¿Harry?
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¡Sorpresa! ¡Nuevo capítulo!
¿Qué les pareció?
¿Les gustó?
Prácticamente lloré escribiendo este capítulo y al siguiente mi corazón se destroza.
No puedo odiar a Alex.
Espero que les haya gustado.
¡Voten y comenten!
Cuídense.
Besitos.
~M.
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