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16. Control de maná

Jack tras marcharse en plena noche de la casa para ir al lugar donde entrenaría, debía de ver si sería posible hacerlo. Pues solo se le ocurrió un modo de lograr volverse tan fuerte en un solo mes, y para ello necesitaría ayuda.

- Jack: Kaiser, ¿Me recuerdas? Soy Jack.

Como la primera vez que se encontraron el híbrido vampiro colocó sus afiladas uñas pegadas al cuello mientras con la otra mano le sujetaba. Tras oír su voz le soltó para que pudieran hablar.

- Kaiser: siento mis modales, pero sigues con un olor muy fuerte a monstruo. Aunque por suerte los humanos no puedan detectarlo.

- Jack: discúlpame a mi, no debí venir sin avisar, pero hay algo que me gustaría pedirte.

- Kaiser: ¿Qué es esta vez? Ya sabes que no soy barato.

Jack se arrodilló en el suelo con aspecto algo desesperado para pedir su favor.

- Jack: ¡Ayúdame a ser más fuerte! ¡Necesito tener más poder!

- Kaiser: levántate y explicame la situación, así veré si puedo ayudarte.

- Jack: está bien.

Se puso de nuevo en pie y le explicó su aventura en el pueblo, que había pasado al llegar al gremio y como él y sus amigos habían llegado a la situación de retar al mejor aventurero del gremio, por lo que le necesitaba a él, ya que era el único que conocía su verdadera situación.

- Kaiser: por lo que me has contado, estáis en graves problemas.

- Jack: entonces... ¡¿Me ayudarás?!

- Kaiser: no tengo objetos que puedan volverte fuerte de repente, pero hay una manera de hacerlo, no será barato claro.

- Jack: haré lo que pueda. ¿Cuál es la manera?

- Kaiser: tengo botellas de sangre de varios monstruos, deberás beber de varias razas para ir aumentando tu maná progresivamente.

- Jack: ¿progresivamente?¿No se puede hacer algo más rápido?

- Kaiser: te explicaré de una forma sencilla, cuando comes monstruos extraes parte de su maná y lo haces propio, gracias a lo que te permite tu habilidad. Pero en caso de que intentes tomar un maná más concentrado del que pudieras soportar morirías.

- Jack: ¿moriría? He llegado a comerme un dragón.

- Kaiser: era un multicabezas, tiene mucho maná para poder regenerarse, pero no está concentrado en un cuerpo reducido, como podría ser tu o yo.

- Jack: entiendo, y que criatura sería buena para empezar?

- Kaiser: empieza por la mamba negra y un poco de sangre de minotauro que tengo aquí.

- Jack: ¿la mamba negra era poderosa, tampoco tiene un maná concentrado?

- Kaiser: ningún monstruo grande suele tener un maná concentrado a excepción de algún rey orco o dragón emperador. Suele ser más en criaturas como vampiros, demonios e incluso elfos, criaturas mágicas con cierto nivel de inteligencia y fuerza.

- Jack: entiendo, entonces ¿solo necesito subir mi maná?

- Kaiser: por lo que me has contado antes, no has visto que use ningún arma y tampoco sabes su habilidad por lo que debe ser muy fuerte. Vas a necesitar controlar el maná dentro de tu cuerpo, y aprender a luchar.

- Jack: no sé controlar el maná, pero ya se luchar. Soy muy bueno con la espada.

- Kaiser: ¿de verdad?, Atácame.

Jack desenvainó la espada y fue con intención de matar a Kaiser para poder ir con todo. Su oponente desvío la hoja mientras se posicionaba a su lado, y con una mano en el pecho de Jack y un pie en sus tobillos, lo tumbó sin esfuerzo y antes de que Jack pudiera reaccionar.

- Kaiser: estás acostumbrado a monstruos grandes, torpes y tontos. Y vas a luchar contra un aventurero con diez años de experiencia y más fuerte que tú. No importa si usas bien la espada, te la quitará o romperá para entrar en su terreno, el cuerpo a cuerpo. Y ahí te dará el momento más humillante de tu vida.

- Jack: a cada segundo que hablo contigo veo lo mucho que debo hacer y aprender en un solo mes. Gracias por ayudarme.

- Kaiser: gracias no, serán cinco litros diarios de tu sangre.

- Jack: cinco diarios sería... ¡¿Ciento cincuenta en total?!

- Kaiser: te voy a dar sangre de mi bodega, mi tiempo y sabiduría. La única razón para no pedir más es que acabaría siendo poco productivo en tu entrenamiento.

- Jack: tienes razón, muchas gracias.

- Kaiser: pues empecemos. Vas entrenar y  vivir de noche. Estoy dispuesto a usar de mi tiempo pero no hacerlo de día, es molesto.

- Jack: lo entiendo, empecemos.

- Kaiser: pues comencemos, comienza a comer. Y reparte durante el mes o tendrás que ir a buscar más monstruos en tus horas de sueño. Ahora traeré sangre de la bodega.

Jack sacó parte de la mamba, sabía el truco para no tener que sacar las cosas del todo y así podría repartirla sin problemas. Le trajo una botella con sangre y una etiqueta que ponía "minotauro gris", parecía que llevaba una organización minuciosa de la sangre. Tras comer y beber se sentía con fuerza y estaba listo para comenzar el entrenamiento.

- Kaiser: primero te explicaré las bases. El maná está en todos los seres vivos, y aquellos que tienen un maná mayor a los animales, plantas o humanos normales. Esa es la razón por la que el maná va creciendo poco a poco durante la vida. La otra es el entrenamiento de ella, al subir tu habilidad inicial, utilizar magia o runas, depende de la cultura y raza crece de maneras diferentes. Hasta aquí, ¿lo entiendes?

- Jack: si tranquilo, continúa.

- Kaiser: el maná fluye en tu interior por todo el cuerpo y es tu vitalidad, por ello a un mayor maná tienes mayores capacidades o vives más tiempo. Esta energía fluye hacia de núcleos repartidos por tu cuerpo y solo somos capaces de usar un porcentaje de ese maná interior.

- Jack: ¿Un porcentaje? No lo entiendo, ¿Por qué no se puede usar todo tu maná?

- Kaiser: el maná es tu vitalidad en estado puro, incluso puede reponerse, por ello depende de la raza tiene un porcentaje u otro, ya que superar ese porcentaje le restaría tiempo de vida. Por lo que respondiendo a tu pregunta, usar todo tu maná significa tu muerte.

- Jack: pero, ¿Hay formas de subir ese porcentaje aunque sea por un tiempo?

- Kaiser: existen magias prohibidas o artefactos antiguos que lo permiten, pero solo deben usarse en momentos de vida o muerte. Ya que te consumirá.

- Jack: ya veo. Entonces debo contarte algo. Eras capaz de detectar el nivel de maná de los demás verdad.

- Kaiser: en realidad detectó ese porcentaje que te he explicado, no todo el conjunto.

De su bolsa del Gremio sacó la espada de la mazmorra y al agarrarla sintió como su maná comenzaba a crecer a gran velocidad y Kaiser sorprendido dió un salto evasivo hacia atrás. Jack al ver su reacción la soltó en el suelo y volvió a su poder normal.

- Kaiser: ¿De donde la has sacado? Es una espada maldita, son casi imposibles de conseguir.

- Jack: estaba al final de la mazmorra, y cuando la cojo mi maná crece muy rápido.

- Kaiser: tu maná no crece, rompe las barreras provocando que tú porcentaje suba mucho más de lo normal. Pero es algo que desgasta tu cuerpo.

- Jack: yo no me siento mal. La he solo una vez para pelear contra la mamba.

- Kaiser: es extraño. Eres un humano capaz de extraer maná al comer monstruos por lo que es difícil saber cómo te afecta. Tu maná fluctúa de forma constante, pero es mejor que no la uses a menos que estés en verdadero peligro.

- Jack: de acuerdo, la guardaré. Sigamos con la clase.

La cogió de nuevo pero solo unos segundos, el tiempo de meterla de nuevo en la bolsa. Y siguieron con la clase.

- Kaiser: tras esta sorpresa, te explicaré cómo va a ser tu próximo mes.

- Jack: de acuerdo.

- Kaiser: te enseñaré técnicas de lucha y también a concentrar y sacar ese porcentaje para poder sacar tu verdadero poder a relucir. Te vas a alimentar con carne y sangre de monstruo para hacer crecer tu maná y cuando empiece a amanecer me darás los cinco litros de sangre diarios. ¿Alguna pregunta?

- Jack: dos. La principal es, ¿Cuándo luchaba no sacaba ese porcentaje?

- Kaiser: te has vuelto más fuerte pero exacto, el porcentaje que usabas está a la mitad aproximadamente. Necesitas potenciarlo para llegar a ese tope que puedes usar sin ser peligroso.

- Jack: vale, y la otra es, ¿Dónde duermo? Porque no veo que tengas demasiadas visitas y no sé si los vampiros híbridos tienen camas y esas cosas.

- Kaiser: tendrás que dormir colgado del techo.

- Jack: no me veo capaz...

El anfitrión suspira tras esa respuesta y le responde.

- Kaiser: hay camas arriba. Te puedo ayudar con la fuerza pero la inteligencia no veo solución. Empecemos ya.

- Jack: Venga, enséñame movimientos y técnicas.

Kaiser le dió una patada en el lateral de la cabeza que le hizo dar una voltereta antes de caer al suelo.

- Kaiser: levanta.

- Jack: espera, ¿no me vas a enseñar ninguna técnica antes de pelear?

- Kaiser: fíjate en mi, siente los golpes y aprende a reaccionar. Las mejor técnica de combate es saber cómo reaccionar a los golpes. Hay cientos o miles de técnicas y viendo que no puedes memorizar todas, aprende a improvisar.

- Jack: que mes más largo me espera.

Siguieron peleando durante una hora seguida. Gracias a las peticiones del gremio se acostumbró a los combates y ganó resistencia pero esos combates llegaban a un nivel indescriptible para él. La mitad del tiempo se trataba de luchar reduciendo la fuerza para no matarlo al entrenar, la otra mitad le enseñaba a canalizar el maná para poder sacarlo. Era mucho más complicado de lo que pensaba. Mientras pasaban los días Jack se acostumbraba más a la rutina pero era difícil a hacerlo del todo porque cada día Kaiser subía el nivel. Las semanas siguientes peleaban en el bosque para aprender a usar el entorno en combate, tanto con espada como con sin armas. Sus comidas cada vez iban más cargadas de maná usando sangre de monstruos como minotauros, licántropos y en la tercera semana le daba incluso sangre de demonio, al principio le daba miedo la última, pero confiaba en Kaiser por completo. Había conseguido sacar un veinte porciento de maná, el máximo de los humanos, además de aprender muchas técnicas de combate de los cuales no había podido ganar ninguno, cada vez que se le ocurría un nuevo plan contra Kaiser conseguía esquivarlo e ir un paso por delante. Y en la última semana llegó un momento especial.

- Jack: bueno K, ¿Cuál es el menú de hoy?

- Kaiser: te lo he dicho muchas veces, soy Kaiser no K.

- Jack: lo entiendo, lo siento K.

- Kaiser: hoy tocará sangre de demonio con un toque especial.

- Jack: ¿en qué sentido?

Kaiser cogió la botella y tras abrirla, se cortó la muñeca y vertió parte de su sangre en ella.

- Kaiser: tienes el nivel suficiente como para no morir al beberla. Aunque aún es pronto para no beberla muy diluida.

- Jack: es increíble, seguro que así sube mucho mi maná. ¡Gracias K!

- Kaiser: no te confíes, empezaré a usar un poco más de mi poder para esta última semana.

- Jack: no te he podido ganar ni una vez y ni estabas usando todo tú porcentaje, impresionante.

- Kaiser: tranquilo, para un humano como tú ya está muy bien.

Siguieron la última semana con un nivel mayor a las anteriores, con una intensidad tan grande que ni siquiera cogía la sangre de Jack al terminar. Parece que lo que había empezado como un negocio había acabado formándose una peculiar amistad entre aprendiz y maestro.

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