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Capítulo XXX

—¿Algo está mal contigo? —preguntó yendo detrás de JiMin mientras este caminaba hacia su habitación.

—No pasa nada —dijo el contrario, acostándose luego en su cama mientras tomaba su teléfono y empezaba a mover el dedo sobre la pantalla táctil.

YoonGi refunfuñó y cayó pesadamente sobre la cama a un costado de JiMin.

—¿Qué haces? —preguntó el castaño mientras fruncía el ceño y quitaba la mirada de su aparato para enfocarse en él.

—¿Estoy haciendo algo mal? —Apoyó los codos sobre la cama para tener mejor comodidad al hablar, ya que el contrario se sentó sobre el colchón.

—¿Por qué te acuestas en mi cama?

—¿Acaso no puedo hacerlo? —interrogó con el ceño fruncido.

—¡Deja de responderme con preguntas! —exclamó el contrario, tumbándose de un momento a otro.

—¿Estás molesto? —Se acercó un poco a JiMin para ver si había algún rastro de risa, pero no fue realmente así.

El castaño se giró en la cama para darle la espalda y la primera intención de YoonGi fue acercarse, pero conocía a JiMin y era mejor evitar cualquier tipo de acercamientos mientras estuviese enojado.

—JiMin —susurró.

—No me hables —dijo el otro sin siquiera voltearse.

—¿Por qué no quieres que te hable?

—Porque me siento celoso.

Se quedó un momento quieto para digerir lo que el otro dijo.

—¿Celoso? —cuestionó casi para sí mismo—. ¿Celoso de quién?

—Del raro —dijo el contrario ahogando sus palabras en la almohada en la que estaba apoyado.

—¿El raro? ¿HoSeok? —preguntó y acercó la cabeza para ver al otro, recibiendo un asentimiento lento mientras evitaba su mirada—. ¿Que te sientas celoso debería hacerme sentir bien?

—¿Qué? ¿Por qué? —JiMin se volteó a mirarlo, haciendo que sus rostros quedaran cerca.

—Porque... por alguna razón me hace sentir bien —susurró, sintiendo extraño de inmediato porque no era una satisfacción ante el enojo del otro, sino por saber que tenía interés en el.

Se sintió estúpido, pero quiso, así que sonriendo se acercó al contrario y lo besó. En un inicio solo bastó con una presión de labios, pero luego sus movimientos se volvieron más vehementes y terminó con la mano ajena sujetándose a su cintura para ser apegado al otro cuerpo.

El timbre se escuchó a lo lejos y YoonGi intentó alejarse, pero JiMin rápidamente volvió a atrapar sus labios. El timbre volvió a sonar.

—No vayas —le dijo el castaño mientras pasaba las manos por su pelo con toques ligeros.

—Tengo que ir. —Se levantó de la cama.

Cuando salió de la habitación sintió los pasos rápidos de JiMin seguirlo, quien lo tomó por la cintura y lo volvió a besar mientras caminaban de forma lenta y torpe hacia la puerta. El contrario lo apoyó cuidadosamente a un lado de la entrada del departamento mientras lo besaba hasta que se alejó para abrir la puerta con una sonrisa que inmediatamente borró.

—¿YoonGi?

Se volteó un poco asustado mientras empujaba levemente a JiMin por el pecho para alejarlo de la entrada y así tener una mejor visión del chico que estaba al otro lado de la pieza de madera, dándose cuenta entonces que se trataba de JungKook.

—Yo...

—¿Puedo... puedo pasar? —preguntó el recién llegado mordiéndose levemente el labio inferior por el nerviosismo. YoonGi vio de reojo como arrugaba entre los dedos un pedazo de hoja mal rasgada de algún cuaderno, ya un poco flácida por el sudor.

—Claro —murmuró y abrió la puerta para que el contrario pudiera entrar.

JungKook caminó hacia el sofá y se sentó mientras dejaba caer con pesadez la cabeza hacia adelante, haciendo que se diera cuenta de la sangre ya seca que se acumuló en una de las esquinas de su labio inferior.

—¿Cómo supiste que estaba aquí? —preguntó YoonGi y se sentó en el sofá de enfrente. Le dio una mirada a JiMin para que tomara asiento en el otro sofá.

—Estuve preguntando —dijo el otro sin más y levantó la mano donde estaba la hoja ya hecha una pequeña bolita deforme.

—¿Sucede algo? —preguntó con la mirada fija en el pelinegro.

—Yo... —El chico dirigió una rápida mirada hacia el castaño y luego lo miró a él.

—JiMin... —murmuró al entender y este asintió mientras se levantaba del sofá.

—¡Espera! —dijo el pelinegro, elevando una de sus manos hacia JiMin—. YoonGi, ¿tú...? ¿Qué este no es el chico que te odia?

—Yo...

—Te odia —dijo el otro, abriendo la boca levemente, como si se diese cuenta de algo—. ¡Y lo estabas besando!

—JungKook... —murmuró, regañándolo con la mirada.

—¡Maldicion, YoonGi! ¿Qué mierda haces? —JungKook lo miró con los ojos bien abiertos—. Es el chico que te golpea. —Apuntó el contrario hacia JiMin, todo sin quitarle la mirada de encima a YoonGi. El castaño agachó la cabeza mientras se metía las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones, claramente incómodo—. ¿Qué pensaría Tae?

—¡No metas a Tae! —exigió, sintiéndose repentinamente afectado, tanto por el nombramiento de su amigo como por el enjuiciamiento que le hacía el otro—. ¿Después de lo que hiciste eso es lo que más te preocupa? ¿No te sientes avergonzado? Ni siquiera piensas terminar con Jin.

—YoonGi, ya te lo expliqué... —JungKook negó con su cabeza, como si no pudiera creerlo—. Y yo...

—¿A qué vienes? —lo interrumpió con el rostro serio.

—Lo de Jin... —El chico suspiró antes de continuar—: ya se acabó.

—¿En serio? —El pelinegro asintió mientras dirigía su mirada hacia una de las grandes ventanas del departamento—. Pero JungKook, tú...

—¡El estúpido rubio me golpeó! —gritó de imprevisto, sorprendiéndolo ante la manera enfadada con la que apuntó su labio dañado.

—¡¿NamJoon te golpeó?! —preguntó totalmente sorprendido y sin quitar la mirada del labio perjudicado del pelinegro.

—¡Y le hizo sexo oral a Jin! —JungKook elevó los brazos en un gesto de molestia.

La estruendosa risa de JiMin hizo que los se voltearan a mirarlo, a lo que este se calló inmediatamente.

—Siéntate —murmuró y tiró de la mano del castaño para que se volviera a sentar en el sofá que estuvo antes.

—No sabía que NamJoon haría las cosas tan bien. Ese chico...

El comentario de JiMin fue interrumpido por la voz de JungKook—: ¿Conocen al rubio?

—JungKook... —habló con cuidado hacia el pelinegro y le dirigió una rápida e importante mirada a JiMin, quien asintió—, nosotros teníamos un plan.

—¿Un plan?

—Hicimos un trato con NamJoon para que "conquistara" a Jin —dijo cuidadosamente y se tomó el tiempo de recalcar las comillas con sus manos para que quedase claro su punto.

—¿El chico...? ¿NamJoon de verdad no quiere a Jin? —preguntó JungKook con la voz entrecortada y los ojos extrañamente llorosos.

—No. Todo fue un plan para que aprendieras la lección y... —Intentó explicarle, pero el chico lo interrumpió.

—¿Por mí? ¿Jin sufrirá otra vez por mí? —preguntó el pelinegro, sorprendiéndolo cuando vio como las lágrimas caían con desesperación—. Le confesé todo a Jin pensando que estaría bien con ese estúpido chico —murmuró y se pasó la mano con frustración por la cara—. ¿Acaso nunca pensaron en los sentimientos de Jin?

—Tiene razón —susurró JiMin, haciendo que YoonGi fijara la vista en él.

—Quizás podríamos hacer que NamJoon se quede unos cuantos días más con él, para que así...

—Conozco poco a Jin —JungKook se limpió las mejillas—, pero sé que ahora se aferrará al tipo ese y cuando este quiera irse de verdad lo destruirá.

—¿Qué hacemos? —preguntó despacio, sintiéndose incómodo sentado en el sofá. La culpa era suya, maldición, lo sabía.

—Hay que decirle a Jin —mencionó JiMin y YoonGi se sorprendió al verlo tan decidido.

—Si le decimos a Jin se sentirá aún peor —comentó el pelinegro entristecido.

—¿Entonces qué sugieres?

—Pueden decirle al chico que se aleje de él, aunque de a poco.

—¿Eso no sería lo mismo a que se aleje de una sola vez? —preguntó el castaño.

—¿Acaso tenemos otra opción? —cuestionó el pelinegro, dejando caer la cabeza sobre el respaldo del sofá, de seguro más abrumado que cuando llegó.

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