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Capítulo XXV

Se removió incómodo en la silla mientras veía de reojo como la chica se trasladaba de un lugar a otro, al parecer sin reconocerle. Volteó su vista para fijarse en JungKook y se dio cuenta que estaba muy decaído, cosa que le sorprendió bastante.

—Estoy engañando a Tae —dijo sin más, con la mirada puesta en la mesa.

No reaccionó de inmediato. De hecho, le costó bastante asimilar lo que dijo y no porque no lo supiera, sino porque le sorprendió que el otro lo soltase sin más.

—¿Qué dices?

—Estoy engañando a Tae —reiteró, esa vez mirándolo directo a los ojos.

—¿Desde cuándo? —preguntó, siguiéndole el juego. Se supone que él no sabia nada.

—Desde mucho antes que se fuera —se confesó el otro y jugó con la punta del mantel de color crema.

—¿Y ahora es cuando te vienes a sentir mal? —preguntó agrio, siendo un poco grosero con el contrario.

—Es que... Es tonto que te lo diga, pero realmente no sé con quien hablar. —El pelinegro tomó un poco de aire antes de continuar—: El chico con el que salgo ahora me está engañando.

—¡¿Jin te está engañando?! —preguntó sorprendido, sin contenerse de alzar ligera entre la voz.

El pelinegro se quedó observando un momento el mantel y luego levantó la cabeza para mirarlo con el ceño fruncido—. ¿Cómo sabes que se llama Jin?

—Yo... —Su frase quedó suspendida en el aire. No sabía qué decir.

—¿Lo sabías? —preguntó el otro apoyándose en la mesa, mirándolo serio.

—Yo... —De nuevo se calló y lo miró con atención.

—¿Y no me dijiste nada? —preguntó JungKook con tristeza, como si fuera a llorar.

—Pensé que lo tenías que resolver solo... Yo... —Se mantuvo callado, realmente no sabía qué decirle.

—¿Tae lo sabe? —preguntó el chico frunciendo el rostro, indicio de que empezaría a llorar.

—Yo... creo que por eso se fue —murmuró concentrado en la mesa, sin atreverse a mirar al otro.

Levantó la vista para ver como JungKook dejaba caer lentamente la cabeza contra la mesa y se sorprendió bastante cuando escuchó un sollozo que cada vez se hacía más sonoro.

—Si ibas a llorar no debimos venir aquí. —Se recargó en la silla, sintiéndose extrañamente molesto con el contrario.

Vio como el pelinegro levantaba la cabeza con los labios apretados y luego este se pasó con fuerza las manos por los pómulos para sacarse las lágrimas que cayeron.

—¿Qué debería hacer? —preguntó el chico al segundo en que la mesera se acercó hasta ellos para dejar su pedido. No le prestó atención y esperó a que se fuera para seguir con la conversación.

—¿Qué pasó exactamente con Jin? —preguntó tomando la taza de café entre sus manos.

—Se besó con otro chico —dijo JungKook y jugó con la pequeña cuchara que le entregaron.

—¿Con otro chico? —preguntó frunciendo el entrecejo—. ¿Cómo era?

—Uno muy alto y rubio —soltó entre dientes el contrario mientras hacía gestos con las manos.

—Rubio... —murmuró para sí mismo—. Rubio y alto... ¿Será...?

—¿Qué? —preguntó JungKook bruscamente, haciendo que saltara levemente en la silla y volviera a la realidad.

—Nada. Es solo que... —No supo qué decir y por suerte fue el otro quien terminó suspirando y continuó.

—Todo esto es mi culpa —dijo el pelinegro cubriéndose la cara con las manos—. Si tan solo no hubiera pensado en cosas estúpidas...

—¿Qué cosas estúpidas? —interrogó poniéndole sumo interés.

—Todo lo que empecé con Jin fue por culpa de TaeHyung —dijo bebiendo un poco de su café.

—Culpa de TaeHyung no fue. Pasara lo que pasara tú reaccionaste de esta forma —lo regaño y el otro solo suspiró cabizbajo—. De igual forma, ¿qué quieres decir? ¿Sucedió algo entre ustedes antes?

—Un día encontré a Tae con una chica, estaba abrazados, pero no me preocupé mucho. —JungKook miró un punto fijo por detrás de YoonGi—. Sin embargo, luego los vi otras veces, muchas veces, y cada vez estaban más juntos y cariñosos.

—¿Crees que Tae te engaña... con una chica? —preguntó sumamente asombrado.

—Es por eso que empecé a salir con Jin, quería causarle un poco de celos a Tae...

—¿Jin sabe que lo estás utilizando? —JungKook bajó con tristeza su mirada al suelo y luego negó con la cabeza.

—Pensé que Tae se marchó con la chica —músico el contrario cabizbajo, haciendo que él se sorprendiera un poco—. Al principio me sentí muy mal, pero luego pensé que todo era su culpa, así que me empecé a verme más veces con Jin.

—Por puro despecho —murmuró para sí mismo, comprendiendo el actuar de JungKook.

—Soy muy malo —dijo el otro y puso las manos en alto para cubrirse el rostro, volviendo a llorar.

—JungKook —lo llamó y el aludido se limpió las lágrimas con sus propias manos—, ¿por qué te sientes mal?

—Por Tae —murmuró—. Hice algo sumamente infantil sin saber siquiera qué hacía con esa chica.

—¿Y con Jin? —preguntó frunciendo el ceño—. ¿No te sientes mal por él?

—Claro que sí —dijo el contrario y volvió a tomar de su café. YoonGi aprovechó para tomar del suyo también—, pero me siento más mal por Tae.

—¿Dejarías a Jin por Tae? —preguntó cuestionando a su amigo y este asintió.

—Una y mil veces —dijo mirándole de manera decidida.

Le sorprendió la respuesta porque fue tan insensible y reconfortante a la vez. Insensible porque había otra persona involucrada, un 'otro' que tenía sentimientos y podía salir afectado con todo eso. Sin embargo, era reconfortante saber que JungKook no estuvo jugando con TaeHyung todo ese tiempo y que en realidad este sí tenía sentimientos por el otro.

—¿Terminarás con Jin? —preguntó antes de tomar de su café.

—¿Debería hacerlo? —cuestionó el contrario en voz baja mientras miraba el líquido de su taza.

—¿Acaso no quieres hacerlo?

—No sé cuándo volverá Tae y yo... no quiero estar solo —dijo mirándolo a los ojos.

—JungKook, creo que deberías terminar con esto y concentrarte en ti mismo. No puedes esperar que el amor venga únicamente de otros, siendo así dependerás siempre de alguien más —susurró con cuidado por miedo a ofenderlo y frunció ligeramente las cejas con preocupación.

—No quiero hacerlo, no quiero apartarlo —se lamentó el contrario y volvió a beber de su café, casi con enfado.

—¿Aún después de que se besara con otro chico?

—Es que... Yo...

—Piensa bien las cosas, Kookie —murmuró con suavidad y se levantó de la mesa—. Me iré ahora y pagaré por mis cosas. Habla conmigo cuando estés decidido.

No dejó que el pelinegro le contestara y solo caminó hasta la caja registradora para pagar sus cosas. Caminó lentamente por entre las tiendas para dirigirse al gran edificio que cada vez se hacía más claro por delante de él. Entró por la gran puerta de cristal y se acercó al ascensor, poniéndose a un al lado de todos los hombres que estaban vestidos elegantemente, cosa que lo hizo sentir sumamente extraño porque él seguía con el uniforme del colegio.

Cuando las puertas se abrieron inmediatamente entró y esperó pacientemente a un costado del ascensor, donde casi fue aplastado por todos los cuerpos que estaban ahí dentro. Para cuanto las puertas se volvieron a abrir salió con rapidez y caminó hacia el lugar que ya conocía. Se apoyó levemente en el alto escritorio de la recepcionista para llamar su atención.

—Vengo a ver a NamJoon —dijo incómodo y sonrió un poco, simple por cortesía.

—¿Quién eres? —preguntó ella con extrañeza y se pasó la mano por el pelo para moverlo y quitárselo del rostro.

—Yo...

—¿Qué haces aquí? —lo interrumpió una voz animada desde atrás.

—Vengo a verte. —Sonrió y se acercó al contrario para tirar de su corbata a modo de broma.

—No me desordenes —se quejó el rubio y volvió a acomodarse el trozo de género. YoonGi le sonrió ampliamente y luego lo abrazó, sobresaltando al contrario—. ¡Hey! ¿Qué te pasa?

—Estoy muy feliz —confesó y se separó de NamJoon.

—¿Soy el causante de tu felicidad?

No le contestó y solo tomó la mochila que tenía sobre el hombro, rebuscó dentro de ella y sacó la mugrienta libreta negra.

—¿Por qué me la pasa? —preguntó el otro extrañado cuando estiró la mano con el objeto.

—Tenemos un trato— dijo sin más, haciendo que el contrario tomara confundido la libreta.

—¿Eso significa que lo estoy haciendo bien? —se burló el hombre mientras le echaba una hojeada a las hojas—. ¡Escribiste!

—Así es. —Sonrió y luego se alejó solo un poco para acercarse al ascensor y apretar el botón. Cuando las puertas se abrieron entró y miró al rubio—. No sé si fue necesario que besaras a Jin —se mofó para luego ver las mejillas sonrojadas de NamJoon antes de que las puertas se cerraran.

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