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Capítulo XLI

—Esto es emocionante —confesó HoSeok mientras salían del adornado salón donde les dieron sus diplomas—. No pareces contento. ¿Sucede algo?

—JiMin... —espetó entre dientes y sin fijarse en un lugar en específico.

—¿Qué pasó? —El contrario se giró a mirarlo, pero él no se volteó su cabeza y solo observó por delante de él con enfado.

—Ayer lo hicimos todo el día por todo el departamento y de verdad estoy cansado. —Sin querer soltó aquello que le atosigaba.

Cuando estuvo consiente de lo que mencionó se detuvo al igual que HoSeok.

—Que explícito —silbó el pelinegro mientras abría ampliamente los ojos y YoonGi movió las manos en un intento de explicarse.

—No quise decir eso —murmuró, sonrojándose sutilmente.

—Está bien, idiota. Después de todo es tu novio. —El contrario pasó un brazo por sobre sus hombros—. Por cierto, ¿de verdad conseguiste a alguien que me acompañe esta noche a la fiesta? Como ya sabes, no conozco a mucha gente en la ciudad.

—Sí, no tienes que preocuparte. —Le sonrió y ambos volvieron a caminar.

—¡Chicos! —Se detuvo de inmediato cuando reconoció la voz a lo lejos.

En el momento en que se giró se dio cuenta que JiMin se acercaba. Se sorprendió por un instante, aunque solo por un breve lapso de tiempo porque luego el chico simplemente pasó por un lado de ellos y se acopló al otro gran grupo de personas que caminaban felizmente por delante de ellos.

—No te pongas triste... —susurró el pelinegro mientras le palmeaba el hombro con simpatía—. De seguro te felicitará cuando estén solos.

—De verdad me gustaría que todos supieran. De hecho, sería mucho mejor si ahora mismo pudiéramos tomarnos de la mano y besarnos. —Bajó la cabeza y se mordió levemente el labio inferior con impotencia.

—¿Qué tal si nosotros lo hacemos? —preguntó y YoonGi inmediatamente levantó la cabeza para mirarlo confundido—. Si me rompe la cara tú me cuidarás.

Dejó de lado el dedo acusativo del contrario y este luego pasó la túnica por sus brazos para sacársela. YoonGi miró atentamente al pelinegro mientras atrapaba en el aire el pedazo de tela que el contrario dejó caer. Sinceramente, no supo qué debería esperar, así que la curiosidad y los nervios le generaron un revoltijo en el estomago.

—¡JiMin! —gritó HoSeok, haciendo que el anterior nombrado se diera vuelta con el ceño fruncido hacia ellos.

Lamentablemente, no fue el único cautivado por la sonora voz del pelinegro, por lo que toda la masa de gente también se volteó curiosa. HoSeok dio unos pasos hacia el castaño y le dio un fuerte golpe en la mejilla, acción que provocó que JiMin cayera al suelo de culo. YoonGi se acercó corriendo hasta ellos y tomó al pelinegro del brazo. Entró en pánico cuando vio a toda esa gente rodeándolo.

—HoSeok, no sigas con esto. Solo vámonos —murmuró en su oído sin dejar de tirarlo de la manga de su chaqueta de jeans.

—¡Yo no me voy de aquí hasta que le parta la cara a este bastado!

YoonGi rodó los ojos ante la amenaza del pelinegro. De lo poco que llevaba conociendo a HoSeok aprendió que era sumamente bueno actuando y torciendo las cosas a su conveniencia.

—¿Qué mierda te pasa? —preguntó JiMin mientras se levantaba del suelo con el ceño fruncido y sin apartar la vista del pelinegro.

HoSeok se soltó del agarre de YoonGi y dio unos dos pequeños saltitos en el mismo lugar para después pegarle otra vez al castaño, provocando que este se fuera levemente hacia atrás, casi cayéndose. Por suerte, la gente que se amontonaba detrás de él lo ayudó a estabilizarse. YoonGi no apartó la mirada de JiMin hasta que sintió un fuerte golpe en la mejilla y como su culo tocó el frío suelo del instituto.

—¡¿Por qué lo metes a él?! —Su vista se fue directamente hacia JiMin, quien ya se sacó la incómoda túnica y apretaba los dientes con furia.

Volteó su mirada hacia el frente cuando sintió como un peso se posicionaba sobre su abdomen, haciendo que se asustara.

—JiMin, ¿qué pasa si lo beso?

YoonGi miró aterrorizado al pelinegro que estaba sobre él. El chico se acercó demasiado, haciendo que se pusiera nervioso, pero cuando vio a HoSeok guiñarle el ojo todo lo poco que aclaró en su mente se volvía a convertir en algo confuso.

Para su sorpresa, alguien empujó al pelinegro, ocasionando que este quedara prácticamente encima suyo.

—¡No toques a mi novio! —gritó JiMin, propinándole un empujón a HoSeok que lo alejó completamente de él.

Se quedó estático y los espectadores parecieron dar un grito ahogado a coro. Independientemente de eso, no pudo quitar la mirada del par de chicos que no paraban de empujarse.

—¿Qué? ¿Tu novio? —preguntó HoSeok, y hablando fuerte y claro—. Pero si soy yo quien se lo folla todos los días.

YoonGi cerró los ojos en un intento de contenerse cuando vio que JiMin le propinó otro empujón a HoSeok, causándole daño cuando este se golpeó con la expositora de los premios.

—¡Yo soy el único con quien se puede acostar! ¿Escuchaste, imbécil? —gritó el castaño y volvió a empujar a HoSeok.

—Para —murmuró YoonGi con agobio a la vez que cerraba los ojos.

Intentó controlar su respiración que cada vez se hacía más sonora. Se levantó de un salto y se sacó la túnica que tanto le incomodaba. Se acercó hasta JiMin y lo tomó por los hombros para alejarlo de su magullado amigo que no dejaba de respirar con dificultad, de seguro por los constantes golpes contra el mueble.

Se sintió agobiado al máximo, con la cabeza dándole vueltas de una forma y una vez que lo tuvo de frente lo golpeó lo más fuerte que pudo en la mejilla. Se quedé estático al ver el perfil de JiMin, aquel mismo perfil que tantas veces besó e incluso notó como se asomaban los pequeños chupetones que le dejó debajo de la barbilla la noche anterior.

Antes de que el castaño se diera vuelta quién era su agresor levantó el puño y YoonGi solo cerró los ojos asustado, esperando el golpe, pero únicamente sintió como un débil puño chocaba contra su mejilla y dejaba el rastro de un líquido espeso en ella, pareciendo más una caricia o incluso un jugueteo infantil.

—Lo siento. De verdad lamento mucho no decirlo antes.

Abrió los ojos para encontrarse con las cristalizadas pupilas del castaño. Apretó los labios y miró hacia otro lado. Pestañeó unas cuantas veces porque ya sentía como las lágrimas se avecinaban.

¿Por qué mierda no lo golpea?, escuchó murmurar desde el público y otra pregunta rondó por el lugar: ¿Son novios?

Sintió las manos de JiMin sobre sus mejillas y este lo tiró hacia él para luego besarlo en los labios, efectuando un beso largo y brusco. Cuando se separaron escuchó el asombro de todos y la sonora risa de HoSeok.

—¡Muy bien! Mi trabajo está hecho. —El pelinegro se levantó con dificultad mientras aplaudía unas cuantas veces, como si estuviera botando tierra de sus propias manos.

—¡Tú quédate ahí! —exigió JiMin, haciendo que el pelinegro se volteara a mirarlo asustado.

Con un poco de vergüenza, la mirada gacha y las mejillas sonrojadas, YoonGi tomó al castaño de la mano cuando este le tendió la extremidad.

—¿De verdad son novios? —murmuró una chica con tono ahogado desde el tumulto de gente.

—Sí —afirmó JiMin, pasando su brazo por sobre los hombros de YoonGi y apegándole a él—, somos novios.

Volvió a escuchar la risa de HoSeok y luego este se acercó hasta ellos sonriente.

—Idiota, ¿te sientes bien? Pareces algo atontado. —JiMin movió la mano por sobre su propio rostro.

—Estoy bien, estúpido. —HoSeok se posicionó al lado de YoonGi y le pasó un brazo por la espalda.

YoonGi sonrió nervioso y miró a la gente que estaba a su alrededor, quienes no dejaban de observarlos. Como él estaba al medio tuvo más facilidad para arrastrar a los dos chicos que se lanzaban manotazos por sobre su cabeza.

—¡Paren! —gritó de manera seria, deteniéndose cuando le llegó un manotazo en el ojo.

Los dos chicos inmediatamente le obedecieron y se pusieron rígidos ante su mirada amenazante. Los empujó un poco de los costados para que volvieran a retomar el rumbo.

—Se nos quedaron las túnicas —comentó HoSeok luego de un rato en silencio, sonando melancólico.

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