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Capítulo X

—No, gracias. —Se volteó y empezó a caminar para alejarse, pero sintió una mano en su hombro que lo hizo girarse—. ¡Te dije que no...!

—¿Ese no es tu amigo? —JiMin no tenía su mirada puesta en él, sino que apuntaba hacia el otro lado de la calle.

Con el ceño fruncido fijó la vista donde el contrario señaló, encontrándose con un chico alto que le sonreía a otro, este último estando de espaldas a ellos. El más alto se acercó al contrario y le dio un beso en los labios, haciendo que ambos se voltearan ligeramente.

—Mierda —murmuró YoonGi sin poder apartar la vista de los otros chicos.

—¿Hacia dónde vas? —Ni siquiera se percató que empezó a caminar en dirección hacia su amigo.

Se detuvo y luego dio un paso hacia atrás sin dejar de ver a los dos chicos, provocando que la mano de JiMin cayera a su costado. Se afirmó de un árbol cercano simplemente para mantener el equilibrio.

—JiMin —lo llamó aleteando con una mano—, ¿me ayudas? Siento que voy a...

De una forma extraña su visual pareció irse a negro y su cuerpo aumentó en peso, cayendo al suelo aún apoyado en el árbol. Supuso que los autos pasaban a su lado, pero extrañamente no logró escuchar nada.

Fijó la vista hacia el frente al sentir algo cálido abrazarle las mejillas. JiMin estaba delante de él y le hablaba, aunque solo parecía mover los labios, ya que aún no podía escuchar lo que decía.

—JiMin —lo llamó otra vez y en aquella ocasión escuchó su propia voz.

—¿Estás bien? —Logró oír del chico y recién entonces se dio cuenta este no dejaba de mirarlo y que sus manos le apretaban sin fuerza la cara.

Asintió y puso las manos sobre las de JiMin para alejarlas de su rostro. Se levantó con cuidado aún afirmándome del árbol y de los brazos del contrario.

—¿Lo conoces? —Su vista se fue hacia el otro lado de la calle, donde los dos chicos comían de un estúpido helado.

—Sí. ¿Pero qué tal si vamos a mi departamento? No te ves muy bien.

Pestañeó unas cuantas veces para despejar la mirada de las otras personas y se fijó en el chico que estaba a su lado.

—Está bien. —Se soltó de JiMin y empezaron a caminar a la par.

Solo en ese momento se dio cuenta que estaban de pie a unos metros del gran edificio que era el hogar de JiMin. Entraron al lugar y caminaron hasta el ascenso, donde recordó aquella vez que golpeó al otro chico y huyó, momento en el que el contrario se excusó estúpidamente con que eran novios.

Negó con la cabeza en un intento de espantar el recuerdo, pero también se sintió divertido al respecto. Vio que los números cambiaban y después el ascensor se movió levemente avisando que se detuvo en algún piso. Las puertas se abrieron y JiMin salió del ascensor, así que él caminó detrás del otro. El contrario avanzó hacia una de las puertas y la abrió, para luego hacerle un ademán con la cabeza con la intención de que ingresara al departamento, así que lo siguió y de inmediato se sacó los zapatos a un lado de la puerta, al igual que el otro.

El lugar era bonito. Sencillamente se podría definir a JiMin como un niño rico con solo ver ese departamento.

—¿Quieres algo para tomar? —le preguntó el contrario mientras apuntaba hacia uno de los sofás para que se sentara.

—Vine hasta aquí porque me dijiste que conocías al chico con el que JungKook se besaba. —Se sentó en el sofá que el contrario le indicó.

—Solo sé que trabaja en la tienda de enfrente. —El chico se sentó en el sofá que estaba frente a él y se escogió de hombros—. Por lo que recuerdo de su etiqueta deduzco que se llama Jin, SeokJin. —JiMin asintió y luego suspiró—. Lo ví unas cuantas veces con tu amigo, pero solo ahora comprobé que no solo son, pues... amigos.

Echó la cabeza hacia atrás en el sofá y pasó las manos por su cara con frustración. ¿Por esto Tae se fue?, se preguntó al recordar a su amigo y darse cuenta de aquella aparente infidelidad por parte de JungKook.

—Sé que no debería meterme en las relaciones de los demás, pero necesito separarlos si quiero que Tae regrese. —Se enderezó en el sofá para mirar a JiMin—. Al menos necesito hacer que JungKook le cuente la verdad.

—¿Pero JungKook no está soltero? Pensé que terminó con tu otro amigo.

—Lo engañó todo este tiempo. —Se detuve a reflexionar por un momento—. ¡Es una mierda!

—Tranquilízate. —JiMin crispó los labios—. Te ayudaré.

—¿Qué hacemos entonces? —Aferró ambas manos a sus rodillas para controlarse.

—Podríamos hacer que a Jin le guste otra persona. —JiMin se escogió de hombros, como si la idea no fuera muy buena.

—Podríamos hacerlo, ¿no?

—¿Y a quién esperas llevar para que conquiste a Jin? —soltó el otro un poco irónico, como si lo anteriormente dicho solo fuera una broma—. ¿Tú? ¿Yo?

Frunció el ceño. JiMin tenía razón, no podía ir él, especialmente porque ya conocía de sobra a JungKook y si este se llegaba a enterar lo odiaría. Aunque después de la farsa que espesaba montar no podía suponer cómo saldría todo.

—¿Y tú? —Miró a JiMin, pero este hizo una mueca de asco.

—Te dije que conozco al chico. Me ha visto e incluso hablamos un poco, lo normal. Sería extraño que fuera y de repente me gustara. Además, no quiero salir con él.

Asintió en acuerdo con el contrario.

Su círculo de amigos no era grande, para nada, así que las opciones solo se centraban en las últimas personas con las que se relacionó, o sea, absolutamente nadie.

—¿NamJoon está saliendo con alguien? —Sintió una leve esperanza al acordarse del chico rubio.

—¡Estás loco! —JiMin hizo que diera un pequeño salto—. NamJoon es una persona ocupada y se comporta como un viejo. No jugará contigo, YoonGi —dijo con burla—. Además, no es gay.

—Podríamos intentarlo. —Miró a su alrededor en un intento de buscar algo que lo ayudara.

Sabía que esa era la única manera que Tae volviera, al menos de entrada porque si aún no volvía era porque JungKook no se lo ha pedido directamente. Sí, puede resultar estúpido, pero notó que sus amigos funcionaban así.

—Acompáñame. —Se levantó del sofá y tomó a JiMin de la manga de su camiseta para que también se pusiera de pie.

YoonGi lo arrastró hasta la puerta rápidamente mientras se ponía los zapatos y el contrario lo miró sin hacer nada.

—¿Qué harás?

—Vamos a la oficina de NamJoon. —Abrió la puerta, pero las manos de JiMin lo detuvieron.

—¿Acaso no escuchas? Te acabo de decir que NamJoon no aceptará. —JiMin estaba demasiado cerca, tanto así que lo asustó, pero al parecer el chico no se percató de ninguna de las dos cosas.

—¿Qué perdemos? Vamos y ya. —Abrió la puerta y salió del departamento con el chico refunfuñando por detrás.

Al parecer NamJoon trabajaba en el mismo edificio que el padre de JiMin, lo que significaba que su padre también podría estar ahí. Pero no se preocupó mucho por eso, estaba demasiado ansioso por ver a NamJoon, el cual parecía más ocupado de lo que esperó.

Además, había otra cosa que lo tenía extrañamente alterado; JiMin no dejaba de hablar con una chica de pelo bonito que cargaba unos cuantos papeles, al parecer trabajaba para el padre de su compañero y se conocían desde antes. Por ello el chico ni siquiera se dio cuenta que la secretaria de NamJoon los llamó para que pasaran a la oficina, así que con un poco de molestia lo dejó con la chica sin avisarle que se iba.

Lo sintió injusto. Se suponía que el chico lo estaba acompañando a él.

Entró a la espaciosa y elegante oficina del rubio, encontrándose a este revolviendo unos cuantos papeles sentado del otro lado del escritorio.

—¡YoonGi! —NamJoon se levantó de su gran silla giratoria para acercarse a él con una sonrisa—, ¿qué haces aquí?

—Quiero pedirte un favor sumamente importante. —Sonrió con nerviosismo. Por lo que le dijo JiMin era muy poco probable que el otro aceptara.

NamJoon se volvió a sentar por detrás del escritorio y aún sonriendo le hizo un ademán con la mano para que tomara asiento en la silla que estaba delante de él.

—¿Qué necesitas? —Su rostro se enserió ligeramente, pero aun así pareció contento.

—Pues... —No. En realidad no sabía cómo explicarse, para nada. Piensa, YoonGi. Vamos...—. Hay un chico que me gusta, pero tiene pareja. —El contrario frunció el ceño—. En realidad lo quiero mucho, así que... quería tu ayuda para... para que... quizás... ayudarme con su novio.

—Eres un poco cruel —soltó NamJoon suavemente y le sonrió—. Quizás los dos se gusten mutuamente y tú solo intervendrás en su relación.

—Por favor. —Juntó las manos e hizo un puchero.

—No estoy muy seguro. —El contrario giró un poco en su silla mientras miraba hacia la ventana.

—Eres el único que me puede ayudar. —Con desgano dejó caer la espalda sobre el respaldo de la silla.

—Está bien. —Le sonrió el otro, por lo que YoonGi se apresuró en imitar su gesto—. Pero tengo una condición.

—¿Una condición? —Aun así, con condición y todo, su sonrisa no se borró—. ¿Qué tengo que hacer?

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