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from the start

y de nuevo, ahí estaban solos, en el cuarto del mayor, después de una pequeña juntada con el resto de sus amigos, con ese silencio incómodo que ponía sus pelos de puntas por los nervios. hyunjin veía a jeongin a un lado suyo, preguntándose si no se daba cuenta que siempre pasaba esto cuando quedaban a solas: hyunjin dejaba de hablar y se ponía tímido, jugueteando con sus dedos y encogiéndose un poco.

entonces jeongin le devolvió la mirada al sentirla tan insistente sobre él y hyunjin quiso morir. veía en esos ojos algo que no descifraba y no estaba seguro si le gustaba. sentía que era su amigo recordándole que no le correspondía sus sentimientos y eso lo destrozaba. aunque era una idea a descartar, pues hyunjin nunca se le había declarado realmente, pero era difícil sacarse esa sensación.

— tengo algo que contarte. —rompió por fin ese silencio asfixiante el menor, regresando su vista al frente y a la nada.

— dime, innie.

— yo… conocí a alguien, y pienso que es mi alma gemela. —terminó de hablar, un poco emocionado, incluso poniéndose algo tímido pensando en ese misterioso alguien.

hyunjin sintió su corazón romperse en mil pedazos. otra vez. porque jeongin siempre conocía a su alma gemela y nunca era él.

— ¿de nuevo? —su voz sonó más tosca y sarcástica de lo que hubiera deseado, pero fue inevitable. jeongin solo lo ignoró.

— te juro que esta vez es de verdad, no sabes lo perfecta que es esta chica. se llama minjeong, está en el curso de al lado, y es tan linda y dulce. —empezó a relatar emocionado el chico.

pero hyunjin simplemente escuchaba mucho “blah, blah, blah”. quería irse de ahí. sentía un dolor ardiente y punzante en el pecho, la sensación de que su corazón se prendía fuego y quedaban cenizas mientras seguía escuchando el parloteo del menor a su lado. incluso sus ojos comenzaron a picar un poco, sintiendo el nudo en su garganta formarse enorme. apenas se podía contener de desmoronarse en ese instante.

el alto solo lo miraba, no realmente escuchando, su mente en otro lado, imaginando cómo sería que sus sentimientos fueran correspondidos. la imagen de jeongin despertando un día de la nada, corriendo hacia sus brazos para confesarle que también lo amaba con locura.

quisiera que se callara, aunque sea un segundo, y lo dejara decir lo mucho que estaba enamorado de él, que cada vez que habla con él, inmediatamente cupido entra al lugar, disparándole una flecha directamente en su corazón. y hyunjin empezaba a sentirse un loco al pensar que jeongin también sentía ese flechazo.

cuando jeongin se fue a su casa y hyunjin quedó solo, se acostó en su cama, mirando el alto techo de su cuarto. estaba cansado, totalmente deprimido. a veces quisiera dejar de tener sentimientos por su amigo, o tal vez dejar de ser un cobarde y decirle cómo se siente, pero era demasiado aterrador pensar en el rechazo, lo mortificaba. el amor no correspondido era su mayor miedo.

pero estaba llegando a un límite, sin darse cuenta su vista estaba nublada y las lágrimas salían sin parar, mojando su almohada. sentía que se rompía recordando todas las veces que jeongin se enamoró de otras personas, pensando en que él jamás será una de ellas. y por más que amara a jeongin con toda su alma, se estaba haciendo daño. le estaba haciendo daño. tenerlo de amigo nunca será suficiente como ha estado tratando de engañar a su cerebro durante años.

entre suspiros rotos y lágrimas, se decidió a decirle a su amigo sobre sus sentimientos.

al llegar la noche, hyunjin le mandó un mensaje de texto pidiéndole que vaya al día siguiente nuevamente a su departamento porque quería hablar con él. jeongin dio a entender su confusión por mensaje, pero terminó aceptando.

y así fue.

hyunjin estuvo toda la mañana nervioso, impaciente, pensando cómo le diría a su amigo sobre sus sentimientos sin espantarlo de más. ayer fue un poco impulsivo, pero realmente no se arrepiente de su decisión… no del todo.

cuando el timbre de su departamento sonó, el corazón de hyunjin se saltó un latido. inhaló y exhaló, preparándose mentalmente para lo qje se venía. con su mano un poco temblorosa, abrió la puerta, encontrándose con jeongin esperando al otro lado, quien le dio una sonrisita, una de esas que había enamorado a hyunjin, desestabilizandolo unos segundos.

— ¿puedo? —preguntó jeongin, sacando del trance al mayor, quien asintió.

— pasa. —cedió hyunjin, haciéndose a un lado, dándole paso al menor dentro de su hogar.

jeongin así lo hizo y, cuando hyunjin cerró la puerta y se dio la vuelta hacia él, ambos quedaron parados en medio de la pequeña sala. otra vez ese silencio incómodo, asfixiante, mientras se veían. sus ojos conectados en un caos total.

— ¿qué querías decirme, hyun? —otra vez jeongin rompió el silencio. siempre es él.

hyunjin nuevamente inhaló y exhaló.

— yo… —empezó— te seré sincero jeongin: me gustas- no. estoy enamorado de ti. cada vez que hablo contigo estoy tan seguro de ver a cupido pasar y flecharme, directo y sin piedad a mi corazón. y a veces me siento un completo idiota por pensar que tú también lo ves, que también lo sientes. ¿estoy loco, verdad? lo siento. pero mis latidos se descontrolan con el simple hecho de compartir el mismo aire que tú. tu sonrisa me desestabiliza por completo y tu risa es mi melodía favorita. no sé qué me hiciste, yang jeongin, pero te amo. solo con pensarte, incluso viéndote ahora, puedo asegurarte y confesarte que te amo, y lo he hecho desde el comienzo.

hyunjin terminó su vómito de palabras, sin ser capaz de ver directamente a los ojos a jeongin. sus manos apretadas en un puño en cada lado, sus palmas sudando y sus hombros temblando. el silencio era abrumador, y las lágrimas rebeldes inevitables.

— hyunjin, hey… mírame. —escuchó la suave voz de jeongin llamarlo.

el nombrado negó con su cabeza, tenía miedo. pero sintió las delicadas manos del contrario agarrar su rostro, limpiando unas cuantas lágrimas y obligándolo gentilmente a que lo mirara. temeroso, cedió.

y lo miró, directamente a los ojos, sintiendo sus rodillas fallar, casi cayendo al suelo. ¿y cómo no? si lo que vio lo paralizó.

jeongin… jeongin era realmente hermoso, pero ahora mirándolo con una tímida sonrisa y sus mejillas sonrojadas sentía que era irreal, una alucinación.

las palabras estuvieron de más cuando sintió los finos y suaves labios de jeongin contra los suyos. un beso tan lento y tan cargado de miles de emociones, mezclado con el sabor salado de las lágrimas que no paraban de salirle a hyunjin. sus belfos formando una danza tierna y dolorosa a la vez.

cuando hyunjin recuperó la movilidad en sus extremidades, se aferró a la cintura del menor, aún no creyendo del todo la situación.

— no estás loco. yo también lo veo, yo también lo siento. —habló jeongin apenas separándose del contrario, sus labios rozandose al igual que sus narices, viéndose fijamente el uno al otro— yo también te amo, hyunjin, desde el incio. pero tenía tanto miedo y quise olvidarte, quise enamorarme de otras personas, sentir con alguien más lo que tú provocas en mí, pero fue imposible. —acabó su corto discurso escondiéndose en el cuello ajeno, ahora formando un cálido abrazo.

y hyunjin sonrió, apretujando al menor entre sus brazos y sorbiendo su nariz. porque hyunjin lo entendía perfectamente, ese miedo, esa espina. y estaba feliz de por fin haberla podido cortar de su bella rosa.

porque hyunjin y jeongin se han amado desde el comienzo, y lo harán por toda la eternidad.

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