No sé muy bien que pasó luego, pro antes de darme cuenta, estaba en una roca besando a un chico totalmente desconocido. Eso alarmó bastante a todas las personas que me conocían y que pensaban que a mí ni siquiera me gustaban los hombres.

Nos despedimos en la playa, con una promesa, volvernos a ver en un año, justo en la misma fecha y debíamos llevar una sudadera color verde. El acuerdo consistía en que cada uno podía hacer su vida durante ese tiempo, pero una vez cada verano éramos el uno para el otro.

Nos encontramos dos años seguidos después de ese día, y milagrosamente, ninguno había tenido pareja desde entonces, pero luego pasé tres veranos sin ir, pues hice la Prepa en un internado en Viena. Antes de ir dejé una nota con mi hermanita, una nota informándole que en tres veranos nos veríamos en la misma mesa del bar.

Pero mi plan falló, avisé a mi hermana de que debía llevarlo a la playa un día antes diciéndole, mañana debes llevarle mi nota a Cris, pero la diferencia horaria hizo que mi mañana fuera su hoy dentro de unas horas.

No sé cómo no nos percatamos antes, pero como era de esperar él no apareció.

Aún me quedaba la esperanza de encontrarle el cuarto verano después de conocernos y sin embargo, estuve esperando horas en el lugar acordado y nada.

—Hola. ¿puedo ayudarte en algo? —dijo el chico del bar.

—No, espero a alguien.

—Es curioso, el año pasado y el anterior a ese un muchacho me dijo lo mismo pero nadie apareció, la segunda vez vino con un amigo y por lo que escuché, le convenció de no venir más.

Así volví a casa y seguí intentado dos veranos más, pero Cris nunca volvió. Lo busqué en las redes, pero, fue imposible hay un montón de Cris y además puede escribirse Chris o llamarse Cristopher o Cristian, quien sabe.