Hay osas inevitables en la vida, no lo sé, pero si las hay definitivamente esta sería una de ellas. Lo que se suponía que debía ser una noche tranquila, para dormir, se convirtió en algo más complejo y todo, por una taza de café.

Me encanta el café así que salí a buscar alguno, había preparado un expreso en la cafetería de al lado, una de estas de sírvase usted que pertenecía a la dueña del motel. Podías ver la humarada saliendo de su interior, pensé en tomarle una foto, de estas clásicas que subes a Facebook o Instagram de la taza en un plato con una cucharilla y así esperaba a que se enfriase. Lo tenía todo listo, pero el fondo no era muy lindo así que decidí llevarlo a la mesa de la habitación, y la propietaria aceptó.

Caminé hasta la habitación de nosotros, tomé las escaleras del costado del edificio que daban a la cafetería, y me fui a nuestra habitación justo al final del pasillo. Logré abrir con algo de dificultad la puerta y justo al entrar tropecé con él.

Estaba hirviendo, lo sentí en todo mi pecho, quemaba muchísimo, corrí quitándome el pullover hacia el baño, no podía permitir que se arruinara. El corrió detrás de mí y me ayudó a lavarlo y antes de que me diese cuenta me estaba bañando como si fuese una niña pequeña.

Sus manos recorrían mi cuerpo enjabonado, no solo en las partes en las que él café había caído, sino en su totalidad. Primero solo fue eso, pero él se quitó la ropa también. Yo solo podía pensar en la frase de Ann, se repetía en mi cabeza una y otra vez, sobretodo esa palabra, sufrir.

Al ver mi expresión solo preguntó si podía bañarse junto a mí, para ahorrar agua. A quién le importaría el ahorro o el planeta en una situación así, al parecer a mí, pues estas palabras me impactaron o por lo menos, interrumpieron mis pensamientos.

Secó mi cuerpo, cada pedazo, suave y delicadamente. Me llevó a la cama en brazo aún desnuda y allí pasó de ser un caballero a ser una bestia... sus movimientos me hicieron ver las estrellas, hasta que estallamos como supernovas que colisionan. Luego, volvió a sr tierno y me abrazó toda la noche e incluso me preparó el desayuno.

Entonces Ann me llamó protestando mientras él estaba en el baño, pues le había dicho a mi madre que dormiría en su casa. Ella por suerte reaccionó rápido y me cubrió. Entonces recuerdo que preguntó si habíamos pasado la noche juntos, no podía ocultárselo y entonces su respuesta me ensordeció. Él tiene pareja Jessi y no la ama, pero no la va a dejar jamás porque ella le va a sacar de aquí. No importa cuánto te enamores, en aquel país hay muchas muchachas bellas y ese siempre ha sido su sueño, triunfar en Estados Unidos. Lo siento.

Mi corazón se hizo pedazos, no podía creer que eso fuese a pasar, entonces le pedí a mi amiga, un gran favor que estoy segura que ella consideraba muy difícil.

-Ayúdame, ayúdame a conquistarlo de tal forma que quiera quedarse. Siento no haberte hecho caso, pero ya no hay vuelta atrás. Ayúdame.

-Intentémoslo -dijo a pesar de creerlo difícil, porque ella es mi amiga.

En ese punto Jessi se detuvo, me miró, como agradecida y dijo:

-Por ahora dejémoslo aquí.

Invitamos a Izzy a quedarse, era algo tarde y temíamos que pudiese sucederle algo. Su madre no estaba en casa, así que aceptó, nadie notaría su ausencia.