Día 4: madrugada
Ann
Creo que todos hemos sentido esa incomodidad que te impide dormir y esos pensamientos sobre arreglar tu vida durante la madrugada.

A mí particularmente no me sucedía desde hace bastante, pero después de muchas vueltas y virar mucho la almohada para sentir el lado frío, seguía sin poder dormir.

Había algo en mi cabeza que no me dejaba en paz. ¿Qué había pasado realmente? No estaba segura de nada de lo que había pasado en aquellos días. Han pasado varios años desde aquellos sucesos. Incluso llevo par de años sin verle. ¿Qué será de su vida?

Sólo había un lugar donde podía saber sobre él. Así que lo busqué en Facebook. Allí estaba, su cara tan dulce como siempre. No estaba solo, había alguien más, y me alegró ver que tenía alguien que lo amara como yo lo hice alguna vez.

Creo que nunca se debe subestimar la curiosidad de una mujer. Pero en ese momento, cometí el error de subestimar a mis nuevas compañeras, quienes ante la luz de mi teléfono se levantaron de sus camas y me asaltaron con preguntas como:

—¿Quién es el?

—¿Es ese?

—¿Es lindo?

Llovían tantas preguntas sobre mí que apenas podía distinguir quién estaba preguntando. Apagué la pantalla inmediatamente y les dije:

—Estas no son horas para estar espiando a la gente. Mañana quizás os explique.

Otra vez todo quedó en silencio. Se sentían algunos ruidos, Jessi golpeaba el cabecero de la cama Ali tarareaba una preciosa canción con su melodiosa voz y Chelsea y Mel hacían sonidos con sus bocas. Aquello parecía una canción de Pentatonix, pero más allá de eso, era una manera de quejarse y obligarme a que siguiera contando la historia.

—Vamos Ann, termina de contar la historia, no debe quedar mucho —insistió Jessi mientras colgaba boca abajo de la parte superior de la litera con cara de gatito mojado.

—Está bien, pero les advierto que esta es la parte que no les va a agradar —dije y comencé a contar el final dela historia.

Pasó el tiempo, cada vez éramos más lejanos. Él se buscó otra mejor amiga y yo otro mejor amigo en cuanto a amigos hombres me refiero, porque sé de una personita que ya iba a interrumpir.

En ese tiempo pasaron muchas cosas. Me enamoré de otras personas y conocí al chico que amo con todas mis fuerzas. También escuché rumores sobre él, sobre qué había negado que fuimos novios y eso dolió aunque realmente nunca lo fuimos. Escuché otras cosas, pero no las creí hasta aquel día.

Ese día estaba lloviendo, y salí de casa más tarde. Por el camino lo ví, estaba besándose con alguien, tenía a otra persona, a un chico. Me enojé, pero no porque fuera un chico, eso no importaba. Lo que dolía es que después de tanto tiempo de amistad, no hubiese confiado en mí.

Quizás pensó que me dolería saber que definitivamente lo nuestro pasaba a ser imposible y por eso me calmé. Solo me hubiese gustado saberlo de otra forma. Sin embargo, tenía que entenderlo y fui a su lado y le dije a su chico:

—Soy algo así como tu cuñada, me llamo Ann —entonces miré a Ariel y le dije sonriente- es lindo, tienes buen gusto, aunque claro eso ya lo sabía.

En su cara se podía notar que estaba feliz y eso me hizo muy feliz. No deseaba nada más. Poco tiempo después se mudó a una ciudad muy lejana quien sabe donde y perdimos contacto, pero la historia sigue en mi corazón a pesar de que no todo fue rosa.

—¿Recientemente has sabido de él? —preguntó Mel

—No —contesté algo triste- pero vi en Facebook que pronto se casará

—¿Te gustaría ir? —preguntó Chelsea

—Claro, pero no me ha invitado.

Me acosté sobre el suelo, solo me dejé caer hacia atrás sobre los cojines, miré al techo, y estaba igual que siempre, era yo quien se sentía diferente. En ese momento, la historia de lo que pasó con Ariel no parecía tan triste.

—Vamos a dormir que mañana es mi turno, y busquen pañuelos que mi más bella historia, también es triste —anunció Ali.