Cuando sus labios se apartaron de mi cara... salí caminando sin decirle nada. Él me siguió a una distancia de menos de tres pasos justo hasta donde estaban los chicos.

Esa noche no pude dormir. Me parecía tan hermoso, y además el beso había sido tan dulce que apenas podía sacarlo de mi cabeza.

—¿Qué pasa? —pregunté inmediatamente se detuvo— ¿estás cansada?

—Sí —dijo mientras se acomodaba entre los cojines, pues a ella como a mí le gustaba más dormir en el suelo lleno de cojines.

Al día siguiente nos levantamos todas temprano, cumplimos con nuestras tareas diarias y organizamos todos los cojines y los aperitivos para poder empezar con la historia, todas deseábamos saber que pasó después. Una vez todo listo, no sentamos en el suelo en como de costumbre y Ali comenzó a contar el resto de la historia.

La mañana siguiente podría parecer que estaba dormida por haber llegado tan tarde, pero no era eso, eso nunca me distraía de mis clases, era por culpa de ese chico, por culpa de ese beso. Entonces comencé a enamorarme de aquel hermoso chico.

Le comenté a Lou lo sucedido y no pareció sorprenderse ni un poco. Al contrario, parecía muy interesado en saber si me gustaba o estaba molesta con él y supuse que se lo había contado. Quizás aquel chico, estaba interesado en mí. Sin embargo yo, en aquel momento no estaba segura de lo que sentía.

Mi profesora de lengua me pidió que fuera a hacerle unos recados fuera de la universidad, nada complejo solo entregar unos papeles. Recordé en ese momento lo que había sucedido la noche anterior y decidí que haría una visita a aquel lugar donde todo había sucedido, no sé por qué solo creí que podría verle.

—y lo lograste —preguntó Chelsea

—yo no soy Ann —respondió sonriendo- yo no tengo tanta suerte, pero si tengo un poco

—Continúa entonces —le dijo Mel

Resulta ser que un hombre, al parecer el dueño del lugar, me dijo que le dijera a mi novio que le avisara cuando terminara de ensayar, además de darme unas llaves e indicarme como llegar a la habitación donde estaban ensayando. Ni siquiera lo negué, quizás porque quería serlo en ese momento, tampoco supe nunca por qué pensó que yo era su novia, ¿habría visto el beso desde algunas de las ventanas que dan al callejón? Supuse que eso no lo sabría nunca y sigo sin saberlo. Tomé las llaves y caminé hasta la puerta.

Cuando estuve allí, justo delante de la pequeña puerta blanca, me dio miedo entrar. Puse la llave en la cerradura con la mano temblorosa y sudada y me quedé unos segundos de pie antes de abrirla.

La abrí finalmente, y al hacerlo pude observar un hermoso chico sin camisa de espaldas a mí, estaba cantando, sonaba como él, pero su pelo no estaba verde y además lo tenía recogido en una gran coleta bastante alta con un pequeño mechón detrás de su oreja. Me di cuenta que tenía en la espalda el mismo tatuaje de Lou, y pensé esto lo explica todo si son tan amigos como para hacerse un tatuaje en pareja seguro él le contó lo sucedido, por eso Lou no se asombró.

—La música se detuvo, y yo les dije nerviosa— hola, dice el dueño del local que le avisen cuando terminen. Vengo a ver a... -y me quedé en blanco, no sabía su nombre

—Esa voz... A mí, viene a verme a mí. —dijo sin darse la vuelta

—¿Midori esa es tu novia? —preguntó uno de los chicos

—Eso espero —respondió mientras tomaba agua dándome la espalda

Pensé que no podía llamarse Midori, pues no era japonés así que seguro era solo un apodo por su color de pelo, color aparentemente de spray. Creí que no se daba la vuelta porque estaba sonrojado, me pareció tierno, muy tierno. O quizás no fuese tan hermoso sin todo ese cabello sobre su cara. Tenía que averiguarlo.

Me dijo que lo esperase fuera, que tenía que cambiarse de ropa y arreglarse el cabello antes de salir, por suerte solo tardó 2 o tres minutos en hacerlo, soy de las que se desesperan rápido. Bueno eso ustedes lo saben chicas.

Cuando estuvo finalmente frente a mí, no sabía si besarle, agradecerle por su ayuda o preguntarle por qué lo había hecho. A pesar de todo eso simplemente decidí cerrar los ojos y suspirar.

De alguna manera él supo que yo quería un segundo beso y me besó apasionadamente. Tenía una mano por detrás de mi nuca y otra en mi cintura. Yo suavemente puse las manos sobre su rostro para apartar su cabello del roce de nuestros labios, y sosteniéndolo tras sus orejas, abrí los ojos y lentamente alejé mis labios de los suyos.

Entonces, vi algo muy inesperado bajo aquel cabello ya no verde.

—¿Tenía alguna cicatriz, o no era tan atractivo? —preguntó Jessi

—No habían cicatrices y guapo, definitivamente era muy hermoso, pero resulta ser que nunca había notado esa belleza.

—¿Notado? —pregunté.

—Sí, detrás todo ese cabello, de todos esos piercings, de ese sobrenombre tan lindo y de esa hermosa voz, había una cara de alguien a quien yo conocía, desde mucho antes de aquel concierto.