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Symphony From Eden.

HOLAAAAAAAAA, se preguntarán por qué he vuelto y qué es esto que he encontrado en borradores xD

Pues es un epílogo alternativo o "lo que sucedió después, tal vez" de ésta historia. La escribí hace mucho, MUCHÍSIMO (más de un año), me inspiré en el vídeo que está arriba, se llama Symphony de Clean Bandit, es muy lindo el vídeo *cries*

No quise subirlo en From Eden antes porque después de tanto, encontré que cada quién debía imaginarse lo que pasó con Jimin, Yoongi y Jungkook, pero aun asi este es uno de los finales que mi mente se inventó, uno muy triste.

Ya les advierto que será triste, no me vengan con cosas de que no les advertí :'v

Si siguen leyendo, tomen *les da una caja de pañuelos extra suaves*

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"Querida e inigualable Abuela Park:

He decidido escribirte esta carta porque estoy preocupado. Sé que ha pasado tiempo desde que nos vimos, (¿Hace tres meses?) o de que te he enviado una carta o postal. Pero nada bueno ha pasado y si escribo esto es porque quiero hacerte saber la gravedad de lo que quiero decirte... Nada está bien desde que papá Jimin se fue, mejor dicho, no ha hecho más que empeorar.

Pensé que papá Yoongi ya lo había superado (o por lo menos lo intentaba como todos), pero ha vuelto a encerrarse en la habitación y sacar las cosas de papá Jimin del ático. La psicóloga dijo que eran normales estas recaídas, pero estoy asustado. Pasa rompiendo cosas, no duerme, no come casi nada, llora todos los días y ya ni siquiera me habla. Ha sido así cada dos semanas. Cae, se levanta, vuelve a caer y... Me da miedo que no pueda levantarse ya. Ha estado demasiado tiempo así, totalmente perdido.

Solo falta una semana para el recital de piano de papá Yoongi y quiero... quiero poder ayudarlo. Quiero que vuelva a tocar el piano como siempre, porque no lo ha hecho. No ha hecho ni una sola composición, no escucha música y ni siquiera ha ensayado para este recital.

Este recital es importante, yo lo sé. Si papá Yoongi no va al recital, si ya no puede tocar... ¿Entonces en quién se ha convertido? Estoy asustado de perderlo, porque ya perdí a papá Jimin y a mis padres biológicos. Estoy tan asustado que ya ni siquiera salgo de casa para vigilar que no haga nada raro.

Esto es tan difícil, porque yo estoy tratando de seguir a pesar de que todos los días son tan dolorosos sin papá Jimin aquí. Entiendo su dolor, lo entiendo, pero de verdad deseo que él no nos deje y menos por decisión propia. Papá Jimin nunca quiso abandonarnos, fue un accidente, pero papá Yoongi no deja de llorar echándose la culpa.

Estoy tan asustado, abuela Park.

Pero seré fuerte, seré fuerte porque así le gustaría papá Jimin que yo fuera. A él le gustaría que yo cuidara a su persona más importante, así que no te preocupes, abuela. Quería desahogarme con alguien que me entendiera. ¿El abuelo aun sigue enojado con papá Yoongi, verdad? Estoy seguro que es porque le duele tanto perder a su hijo como a papá Yoongi y no sabe a quién echarle la culpa.

No es culpa de nadie, ni siquiera del conductor.

Te quiero mucho y no te preocupes por mí. Sacaré a papá Yoongi adelante. Y te envío la invitación para el recital, me haría muy feliz el que fueras junto a mi tío y el abuelo (aunque sé que se negara, pero estaría bien intentarlo). Te envío besos y abrazos, saludos a todos.

Attent. Min Park Jungkook.

PD: Te diré un secreto, ¡nadie lo sabe así que no lo menciones, abuela!, ¿Estás leyendo esto con atención? Bien, pues aquí va... ¡Yo cantaré en el recital de papá Yoongi! La canción se llama First Love y papá Yoongi la tocara en piano.

Espero poder hacerlo bien. Espero que papá Jimin me vea donde quiera que esté y así poder decirle cuanto le quiero, y cuanto lo extraña papá Yoongi con toda su alma. Espero que papá Jimin logre llegar a él, a través de las sinfonías que ambos compartían y que, estoy seguro, jamás olvidaron cuando estaban juntos."

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En 1885 se crea el primer vehículo automóvil por motor de combustión interna con gasolina, llegando esta idea a todos los lugares más recónditos del mundo. Ha sido uno de los avances tecnológicos del mundo más grandes e importantes de la historia de la humanidad. En Corea, Seúl, se está plagado de ellos. Eso puede comprobarse al ver la avenida más concurrida de Seúl donde la gente hace su vida, donde los autos van y vienen en un ruido estrepitoso del motor o en un silbido del viento. Este invento ha traído grandes ventajas; como llegar a cumpleaños, fiestas o nacimientos a tiempo, a transportarse con comodidad, a juntar personas desde otras partes del mundo y a darle sustento a varias familias.

Pero también están las desventajas; como las huidas, los robos, el daño al medio ambiente y a la capa de ozono, la sobrecarga de automóviles, la perdida de tiempo por los estanques, los accidentes automovilísticos y sobre todo... la muerte de la persona más importante de tu vida.

...

Park Jimin, bailarín del alma desde los quince años y maestro de baile y coreografías en su pequeño taller en el centro de Seúl, se mira en las paredes de los espejos y deja salir un suspiro cansado, demasiado fatigado, en donde su energía apenas le alcanza para caminar hacia su bolso en una de las esquinas y tomar su celular.

Ha marcado el número que se sabe de memoria, incluso más que el propio y mira la foto de la pantalla con cariño y una pequeña sonrisa. El timbre del celular suena dos veces, para luego oír a la persona que siempre llama cada vez que sale de sus clases, sólo para sentirse más motivado y cargar las energías perdidas en un día ajetreado y lleno de estrés.

- Mochi, ¡que bueno que llamas! No sabes lo que ha pasado ahora mismo, de verdad. -la voz alegre y un poco ronca de Min Yoongi, músico y compositor y, además, su esposo, al otro lado de la línea le hacen reír en un resoplido.

- ¿Qué ha pasado que ni siquiera me saludas? Te escucho tan enérgico, es tan raro... -le preguntó Park Jimin, sonriendo olvidándose ya de su cansancio y sentándose en el piso reluciente del salón, apoyado en la pared de espejo.

- Sí, bebé, ya sé que he estado muy irritable estos días, pero la productora no me deja en paz, ni siquiera saben lo que implica componer una canción. -refunfuña él. Park Jimin puede verlo hacer pucheros tiernos y termina por relamerse los labios.

- Sí, lo sé, ¿Entonces qué ha pasado?, ¡Vamos, dime, que me estoy haciendo viejo aquí! -le exige, divertido.

- Bien, bien, te diré. -le oyó decir, emocionado-. Pero prepárate porque te caerás de culo y no quiero que te duela el culo para esta noche, ¿Estás preparado, mochi, amor de mi vida?

Park Jimin se larga a reír en una carcajada sonora y se sonroja, porque aun con todos esos años juntos él aun no puede acostumbrarse a lo directo (o indirecto) que puede ser su esposo la mayoría del tiempo y lo que siempre termina enamorándole otra vez al final del día.

- Estoy preparado, tonto. Hasta me senté en el piso.

- ¡Pues aquí va!, ¡Suenan tambores, suenan tambores!, ¡Bom, bom, bom, bom! -emitió el sonido de un tambor con su boca y Park Jimin no puede evitar seguirle el juego hasta que le escucha detenerse para tomar aire.

- ¡Ya, dilo rápido, Yoongi!

- ¡Aceptaron mi canción y tendré un recital en tres meses más! -chilló su esposo rápidamente, y Park Jimin no puedo evitar chillar también, gratamente feliz pero no sorprendido.

- ¡Lo sabía, Park Jimin de Min lo sabía! Todo lo que compone mi esposo es arte. -fanfarronea, escuchando la risa de él por el auricular-. Mereces esto y más. Estoy tan feliz por ti, cariño.

- Gracias... pero esto no sería posible sin ti. -le oye decir, seriamente-. ¿Lo sabes, verdad? Estás en cada nota que compongo, en cada sinfonía de mi vida.

Park Jimin se sonroja más de lo debido y no puede evitar sonreír en plenitud, además de bromear al oír como su esposo hablaba tan serio.

- ¿Entonces quieres que tome crédito por ello? Puedo demandarte, si quieres.

- Bien, demándame por amarte tanto, ¡Te reto a hacerlo!

- ¡Pues lo haré!, ¡Demando a Min Yoongi por usarme como una de sus musas y no precisamente de forma pura!

- Estás chiflado, Park. -le escucha reír cariñosamente y suspirar-. Guapo, amable, chiflado, condenadamente sexy y tierno, ¿Puedo ser más afortunado?

- Ya, basta... -balbucea Park, avergonzado-. Eres un bobo, uno muy lindo.

- Sí, lo soy. Todos estos años y creo que estoy cada vez peor por tu culpa.

- Yo estoy igual, lo sabes... -suspiró, incapaz de contener su cansancio.

- Jiminnie, te escucho cansado, cariño. ¿Cómo va todo?, ¿Estás bien? -le oyó mencionar, preocupado.

Park Jimin parece despabilar, así que se aclara la voz, porque no quiere preocupar a su esposo. Pero de todas formas decide desahogarse un rato con él.

- Estoy preocupado, estos niños de la primera clase no lo están haciendo muy bien, les cuesta mucho memorizarse los pasos y se deprimen. -confesó, cabizbaja y desanimado-. ¿Te acuerdas el cómo me deprimía yo? Sólo estoy un poco triste por ellos, eso es todo, no es tan impor-

- Jiminnie, está bien deprimirse un poquito, porque si importa. -le interrumpió, tanto así como su sentimiento de derrota-. Puedes con ello, siempre lo haces, y estoy seguro que sólo falta un poco más y esos mocosos irritantes serán como tú, memorizando coreografías de forma rápida y bailando como unos jodidos profesionales, ¡los alumnos superando al maestro, ya verás! Pero falta mucho para eso, mochi. No estés triste por eso, las cosas nunca se logran de un día para otro y tú lo sabes perfectamente. ¿Te acuerdas el cómo nos tomó meses y meses inscribir a Jungkook como nuestro hijo?, ¿O los años que te tomó a ti dar una voltereta perfecta en el aire? Hay que tomarse las cosas con calma, día a día, no te desesperes.

- Sí, yo... ya lo recuerdo. -Park Jimin sonrió, conmovido por sus palabras e increíblemente más positivo-. Gracias Yoongi, ¿Si sabes que te amo mucho?

- Por supuesto, pero yo te amo más. -su voz sonó melodiosa en la línea y Park Jimin empezó a ponerse ansioso con llegar cuanto antes a casa-. Yo haré la cena, ¿entendido?, ¡Y no quiero quejas de que está muy pegajoso el arroz!

- Está bien, gruñón. ¡Oh, y quiero carne! Me gusta cuando preparas la carne.

- Bien, pero antes, preferiría irte a buscar, ¿Aún sigues en el taller, verdad?

- Sí, pero vine con la bicicleta, no es necesario que vengas.

- No me gusta que andes en bicicleta, es peligroso. ¿Llevas el casco y el chaleco reflector?

- Sí, hyung. Los llevo.

- ...

- ¿Yoongi?, ¿Estás ahí?

- Oye, Park Jimin, deja de provocarme cuando no estás en casa.

- ¡Nos vemos en quince minutos, Min! -dijo riéndose, disponiéndose a colgar, cuando escucho la voz suave de su esposo al otro lado.

- ¡Jiminnie!

- ¿Sí, Yoongi?

- ...

- ...

- No olvides que te amo.

- No olvides que te amo más.

...


A veces la vida nos toma por sorpresa, sin ninguna razón que podamos comprender. Puede pasar que, sin habértelo imaginado, ocurra algo que cambie para siempre tu vida en sólo un segundo o en cada partícula de momentos. El tiempo es relativo, el presente veloz como la luz, el pasado tortuoso y el futuro cruelmente incierto.

Park Jimin había guardado todas sus cosas, feliz y renovado al escuchar la voz de la persona que siempre le hace reír o, de la misma forma, llorar. Sale del taller, cerrándolo con llave todas las puertas y va a la cerca del frente donde tiene encadenada su bicicleta. Saca su chaleco reflector del bolso y se lo coloca rápidamente, al igual que su casco. Está listo, así que se sube a la bicicleta y se pone a pedalear con apuro, pensando en Yoongi y en cuanto extraña su comida y sus besos.

No piensa en nada más. Todo está bien, tranquilo y en calma, y se siente fresco con el viento gélido acariciarle las mejillas sonrojadas. Ahora sonríe, a pesar de lo cansado que está y se dispone a cruzar la intersección Gang avenida Hongdae, escuchando todo el tráfico a lo lejos y desvía la mirada hacia una pareja caminando frente a él.

Park Jimin sonríe, pero deja de hacerlo cuando un auto aparece de la nada y golpea su bicicleta con una fuerza imparable, haciéndolo rodar por todo el pavimento y creando daños irreparables en su cráneo y cuello.

Park Jimin siempre sonríe al pensar en Min Yoongi, a pesar de ya no poder hacerlo más.

...

La habitación está vacía y silenciosa. Min Yoongi tiembla, pero no precisamente porque siente frío en todo su cuerpo. Las lágrimas no tardan en llenar sus ojos tristes y melancólicos, haciendo su pecho oprimirse dolorosamente.

Min Yoongi ya no piensa que los días buenos existan. Ya no piensa en que las cosas mejoraran.

En lo único que puede pensar es en él.

Y llora desgarradoramente, sentado en una esquina de la habitación, porque es lo único que siente que es capaz de hacer al volverse alguien defectuoso otra vez.

...

- Oye, Min, despierta, se te hará tarde para la audición.

Min Yoongi siente que lo zarandean despacio, para luego oír una voz suave y melodiosa contra su oído. Sonríe aún soñoliento, pero no abre los ojos por el simple placer de hacer esperar a la persona que está tratando de despertarlo.

Es en ese instante cuando siente un roce en su nariz y una presión en su mejilla. Sabe que le están picando con el dedo, así que en un movimiento rápido abre los ojos y se gira, poniéndose a horcadas encima del chico que estaba acostado segundos atrás encima de su pecho desnudo.

- Señor Park de Min, ¿Cuántas veces le he advertido que no despierte a su esposo de esa forma? -musita, mirando ceñudo a los preciosos ojos oscuros de su chico.

- Hm... tal vez unas tres veces, no puedo recordarlo ahora, tu cuerpo me está distrayendo.

- Tú no cambias... -exclama melosamente, para inclinarse sobre Park Jimin y besarle profundamente, sintiendo su lengua húmeda, sus dientes morder sus labios y el sabor de su existencia.

- Tú sí has cambiado -hace un puchero, falsamente molesto-. Antes te despertabas temprano sólo para tener una ronda de sexo matutina.

- Estoy volviéndome viejo, no puedes culparme. -se defiende, sentándose en la cama al lado del chico que le mira semi desnudo.

- ¡Sólo tienes treinta y nueve años, no seas exagerado!

- Y ya voy para los cuarenta, Park. -dice excusándose y admira como se ve Park Jimin con el cabello desordenado, sus preciosos ojos hinchados y su definido y glorioso cuerpo.

Min Yoongi aprovecha que Park Jimin se sienta en la cama y se pone detrás de él, atrayendo su espalda a su pecho y abrazándolo por la cintura.

- ¿Qué estás haciendo? Llegarás tarde a la audición, Yoongi -se queja, contrario a lo que hace, que es acomodarse en su pecho como un minino y bosteza, un poco adormilado.

- ¿Te imaginas y tengo mi propio recital? Todo un grupo de personas tocando mis canciones, cantándolas y sintiéndolas -musitó en el oído del contrario, con aire soñador, mientras tomaba suavemente sus manos y las elevaba, como si estuviera tocando un piano invisible.

Park Jimin se rió y sonrió como siempre lo hacía, con una total confianza y felicidad y observando sus manos unidas tocando aquel piano invisible. Min Yoongi besó su cuello con dulzura y creyó fielmente lo que Park Jimin aseguraba, porque él jamás le mentía.

- Amarán tus canciones, tanto como yo las amo. Estoy totalmente seguro de eso. Sabes que te casaste con el hombre más juicioso del mundo.

- Y terco, también. Eso me hace amarte más cada día.

...


Min Yoongi lloraba y lloraba, como si las lágrimas fueran interminables como un río. Odiaba el silencio de la habitación, odiaba no escuchar esos pasos apresurados, esa voz y risa melodiosa, ese canto de ángel en la bañera. Odiaba todo, odiaba vivir así y odiaba llorar por algo que jamás tendría retorno.

...

- Eres tan bonito, Jiminnie, tan bonito. ¡Ven aquí!

- ¡N-no, no, Min Yoongi, d-deja de hacerme cosquillas!, ¡Yah~! ¡V-vas a llegar tarde a la audición, Yoongi~!

Min Yoongi abrazó a Park Jimin en la cama, besándole todo el rostro mientras le hacía cosquillas en el abdomen.
Le observa reírse, pensando que era el ser más hermoso del mundo. Pensando que quería congelar ese momento para siempre.

Pero incluso en ese momento, sabía que tenía que dejarlo ir.

...

El árbol del trueno.

Así se conocía comúnmente, aquel árbol gigante en medio del parque central de Hongdae de Seúl. Hace años atrás, un rayo impacto justo en la raíz, acabando con él y dejándolo inerte en el suelo. Antes, aquel árbol era un refugio de ardillas, nidos de pájaros y algunas lagartijas, en cambio ahora es juguete de los chicos que lo escalaban o de personas que suelen sentarse debajo de las grandes y tortuosas ramas, ocultándose del sofocante sol.

Min Yoongi y Park Jimin eran una de las tantas parejas que solían frecuentarlo, corriendo debajo de su tronco corroído como lugar de meta.

- Recuérdame porque te estoy acompañando -gruñó, apoyando la mano en el tronco mientras recuperaba el aliento. Park Jimin se detuvo a su lado, apenas exhalando en un suspiro y en mejor estado que él.

- Porque si no engordarás tanto, pero tanto, que ni siquiera podrás salir de casa y cuando hagamos el amor, morirás a los cinco segundos de un ataque cardíaco y yo moriré aplastado por tu culpa -explicó con una sonrisa socarrona mientras el contrario se encogía de hombros con indiferencia.

- Creo que estaría bien si muero luego del sexo, al menos serás lo último que vea.

Park Jimin soltó una carcajada divertida, juntando las cejas mientras tapaba su boca.

- ¿Puedes dejar de ser asquerosamente romántico? -luego negó con la cabeza, incrédulo a la par de divertido-. Dios, no, eso ni siquiera fue romántico, Yoongi.

Él se acercó al contrario, pasando sus manos por debajo de la camiseta sudorosa de Park Jimin, quien tenía las mejillas sonrojadas aunque no se sabía si era por la cercanía de su pareja o por el evidente esfuerzo físico.

- No, Yoongi no quiere -negó él, haciendo un puchero exagerado mientras Jimin seguía riéndose-, Yoongi quiere un beso porque sino se va a desmayar o va a correr en dirección contraria solamente para comprarse un churro.

- Hagamos una carrera, quien llegue primero a la intersección le compra un churro al otro.

- Creo que eso va en contra del porqué estamos corriendo.

- ¡Un, dos, tres, fuera!

- ¡Ven aquí! -exclamó Min Yoongi, deteniéndole de las caderas cuando el contrario iba a correr. Lo atrae hacia si, depositando un profundo beso en sus labios-. Eres mucho mejor que un simple churro.

- Por tu culpa terminaremos gordos.

- Y felices.

- Felizmente gordos -añadió riéndose, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.

- Si estás conmigo ese es el mejor panorama de la vida.

...

Min Yoongi no quería saber nada de nadie. El dolor de la pérdida lo estaba cegando de tal forma que cada vez que se miraba al espejo ya no se reconocía así mismo. Era como ver un maniquí donde el vacío se llena de tristeza y nostalgia, deseando tener un cuerpo con vida que pudiera volver a sonreír o que, al menos, pudiera sentir que tiene un corazón que pueda latir otra vez. Pero eso no pasaría porque la principal razón de que pudiera sentirse vivo ya no estaba a su lado.

- Necesitas salir, papá -lo escucho tras la puerta.

Min Yoongi vio el desastre en su habitación, la basura, los vidrios rotos, su ropa desperdigada por el suelo. Él roto en pedazos.

El desastre de Park Jimin, lo llamaba.

- Déjame -murmuró-. Déjame en paz, Jungkook.

- No te vayas. No quiero perderte a ti también.

Parte de él sabía que el desastre lo estaba convirtiendo en una ruina. En ese momento, volvió a llorar al igual que lo hacía el chico tras la puerta. Salió al exterior porque no quería convertir a nadie más en lo que él se había convertido.

...

Park Jimin se encontraba sudado y eufórico por el esfuerzo del baile. La música se había detenido dejando que su respiración agitada fuera lo único que se oyera. Por el espejo, vio a la persona que no quitaba la vista de él haciéndole sentir como un cuadro en vida.

Se volteó, encontrándose con su mirada.

- ¿Quieres bailar una pieza de mi coreografía conmigo? -preguntó.

- ¿Cuánto vas a pagarme?

Rió. A pesar de su vaga respuesta Min Yoongi se levantó perezosamente aproximándose a él.

- La paga será buena, créeme.

- Bien, presenciarás como baila la pareja del mejor bailarín del mundo -exclamó burlón, tomando las manos de Jimin y atrayéndolo hacia si hasta que sus torsos se tocaron-. Considérate afortunado.

Antes de que Park Jimin pudiera decir algo, estaba siendo lieralmente arrastrado por el contrario por toda la vacía sala de practicas.

- Así no es, Yoongi -exclamó mordiendose el labio para no reír , sin lograrlo. Estalló en carcajadas mientras Yoongi lo movia de un lado a otro como un muñeco de trapo-. ¡Yoongi, que así no es!

Se detuvo, esta vez haciendo los movimientos más lentos y fluidos entre ellos, dos piezas de puzzle encajando a la perfección.

- Pensé que éste era nuestro baile -se defendió Min Yoongi, bromeando.

Jimin rió, besando su mejilla.

- Eres tan lindo.

...

Min Yoongi y Min Park Jungkook se encontraban mirando, lado a lado bajo la lluvia, aquella bicicleta favorita de color amarillo como el sol en una de las esquinas de Hongdae.

- ¿Crees que le guste? -preguntó Min Yoongi, aunque sabía la respuesta.

- Creo que lo ama -respondió Jungkook.

- ¿Y si le hubiera pegado stickers de One Piece?

- Se hubiera enojado. Ya tiene suficiente con la colección de mangas que le compraste, creo que no durmió por días para leerlo.

- Yo tampoco -negó Yoongi. Jungkook rió-. Siempre quería mi opinión de todo lo que nos diéramos. Lloré en varias partes.

- Yo también.

Silencio. Un silencio agradable. El sonido de las ruedas de los autos y la brisa los rodeaba.

- Siempre odié esta maldita bicicleta -confesó Min Yoongi.

- ¿En serio? -pregunto extrañado-. Pensé que te gustaba.

Negó. Un nudo en su pecho le hizo suspirar.

- No, la odié desde que la compró.

- La odiabas solamente porque papá Jimin te obligaba a andar en bicicleta con él por las mañanas, ¿No?

Sonrió con nostalgia.

- Sabía que odiaba andar en bicicleta y que odio levantarme temprano... pero me gustaba lo feliz que se veía cuando la usaba. Por eso no me negaba jamás.

Silencio. Y luego una risa.

- Papá Jimin era malévolo.

- Lo era, por eso me casé con él.

...

Min Yoongi se encontraba asando la carne en la pequeña parilla de la cocina, midiendo el tiempo en que llegaría él y le ayudaría a poner los cubietos en la mesa. Siempre lo hacían los fines de semana o cuando uno de los dos estaba demasiado cansado de comer fideos. Jungkook estaba en el baño esperando al igual que él.

De repente, el timbre de la casa sonó. Min Yoongi no se sorprendió, camino hacia la puerta y antes de abrir exclamó:

- ¡Jiminnie!, ¡Ya llevas tres veces en las que olvidas las llaves, serás tor-!

Se detuvo. Frente a él no había ningún Park Jimin, sólo un oficial de Policía iluminado por su coche detrás de él.

- ¿Es esta la casa de Park Jimin?

- Sí, lo es -asintió Yoongi, receloso, limpiándose la mano en el pantalón por inercia y estrechándola con él-. Yo soy Min Yoongi, su esposo, ¿Qué pasa con el?

Inescrutable. El hombre definía esa palabra.

- Lamento mucho venir a su casa a estas horas, tratamos de llamar, pero no respondía. Ha ocurrido un accidente con su esposo, Señor Min.

Debió haber sospechado que su alma se quebraba entonces.

- ¿Qué?, ¿Cómo que accidente?

Trago saliva. No quería escucharlo, pero a la vez sí.

- Park Jimin tuvo un accidente automovilístico esta tarde en la intersección Gang de la avenida Hongdae.

Un sonido parecido al quiebre de un vidrio.

- Y está bien, ¿Verdad? Mi Jimin, él... está...

Justo en ese instante, Jungkook apareció perdido detrás de él.

- Papá Yoongi, ¿Qué pasa?

- Lo lamento, Señor Min. Pero Park Jimin falleció.

...


Sentado frente al piano de la sala trató de tocar, en vano, porque no había nada más doloroso hacer algo que te recordaba lo feliz que eras y que ya no eres. Una tristeza con tinte infinito.

Aporreo las teclas como si el piano pudiera expresar cuán enojado, lastimado y perdido estaba. Un grito de misericordia que no podía expresar.

- ¿Dónde estás, Jimin? -sollozo, incansable, por más qué sabía que nadie le respondería. Él siempre lo hacía-. Por favor, por favor... déjame sentirte por última vez, ¿Dónde estás?

...

Sentado en medio de la sala vacía con botes de pintura a su alrededor y una pizza para dos, cervezas y un sillón cama, Min Yoongi silbo satisfecho.

- Esta casa es un asco, pero me gusta.

- Cuando terminemos de remodelarla, quedará como las revistas que lee mi madre -rió Jimin, mirando alrededor. Con ellos en ella, la casa vacía se sentía cálida.

- ¿No es genial? -exclamó Yoongi emocionado- Es nuestra casa y de Jungkookie, ¿Crees que le guste?

- Claro que sí, ahora es todo un adolescente, tiene la edad de cuando le conocimos.

Min Yoongi dejó de comer, limpiando sus manos con una servilleta y apoyando la espalda en la pared. Cuando Park Jimin termino su cerveza, descanso su cabeza en el regazo de Yoongi.

- ¿Recuerdas tus votos? -pregunto Yoongi con una sonrisa mientras acariciaba el sedoso cabello de Park-. El que escribiste para mí en una servilleta de comida japonesa.

- Lo recuerdo -asintió Jimin, casi adormilado por las caricias-. Aún tengo la hoja de composición donde escribiste el tuyo.

- En esa servilleta escribiste que no importa dónde estuviéramos, no importa si nos perdiéramos o si yo me perdiera, porque tú serías mi hogar y me encontrarías. Lo juraste.

Park Jimin se sentó, girándose hacía Min Yoongi que lo observaba con una expresión de añoranza y melancolía a la vez.

- Lo hice -declaró con seriedad-. Y tú juraste que crearías de nosotros la mejor sinfonía de nuestras vidas.

Ambos se acercaron, respirando el mismo aire y rozando sus narices. Min Yoongi temblaba con sus manos alrededor del rostro de Jimin.

- Si te vas de mi lado alguna vez, ¿Podrías, al menos, decirme dónde estarás y si estás bien?

- ¿De qué hablas? -pregunto extrañado-. Nunca me iré de tu lado.

- Eso no lo sabes.

- Lo sé -aseguro con determinación mirándole a los ojos-, lo prometí en nuestros votos, sabes que jamás lo haría a consciencia. Me escapé contigo, te seguí porque quería y jamás seré yo quien le de la espalda al otro...Dices esas cosas porque estás triste por el funeral de tu padre, ¿Verdad?

Yoongi sonrió triste. De esas sonrisas tristes que contagian por su falsedad.

- Mi padre era un idiota, pero realmente le quise mucho cuando no lo era.

- Lo sé. Estoy seguro que él lo sabe también -se detuvo. Suspiró, tocando el triste rostro de Yoongi con sus dedos tibios-. Yoongi, si alguna vez me voy de tu lado, no necesitarás que yo te diga dónde estoy, porque siempre estaré junto a ti. Y lo sabrás.

...

- Tienes que hacerlo, papá Yoongi. Naciste para esto, es lo mejor que sabes hacer. Haznos sentir orgullosos, ¿Si? Te amo.

Min Yoongi asintió. Fue hasta el centro del escenario, vestido con su mejor traje y oliendo a colonia cara y zapatos lustrados. Respiro profundamente y miro a la gente en las butacas, buscando a alguien que no estaba. Se dijo así mismo que no importaba, porque ahí estaba su hermano mayor y la familia de Jimin observando. Hizo una reverencia, empezando el show y se dio la vuelta hacia el piano. El gran imponente piano. Su primer gran amor que quedó totalmente desplazado por un chico de labios carnosos y risa angelical.

Empezó a tocar y todo se detuvo. El dolor ya no quemaba dentro de su cuerpo, sino que salía en forma de notas a través del piano que parecía ser un órgano de su propio ser.

...

- Si uno de los dos muere primero -dijo Jimin, desnudo bajo las sábanas abrazando a Yoongi que respiraba plácidamente con los ojos cerrados pero no daba señales de estar dormido por el movimiento de sus dedos acariciando la espalda desnuda de Park Jimin de arriba hacia abajo-, ¿Qué será del otro?

- Estaré tan triste que no podré dormir -respondió Yoongi adormilado-. Y tú no podrás comer.

- Si yo muero, no quiero que detengas tu vida por mí.

- Posiblemente me compre esos parlantes gigantes que no te gustan para quedarme sordo. Si no existe tu voz para mí, ¿Entonces qué?

- Quisiera... un lindo funeral con música agradable y deliciosa comida.

- Yo quisiera que me cremaran y plantaran un cactus en mis cenizas.

- Si algún día muero, ¿Prometes cuidar a Jungkookie?

En ese momento Min Yoongi abrió los ojos, viendo como Jimin le daba una mirada preocupada apoyado desde su pecho. Acaricio su rostro con ternura y sonrió.

- Si algún día muero, ¿Prometes cuidarte a mismo?

Como toda buena respuesta, Park Jimin lo besó. 


...



Min Yoongi sabe que cada persona en el mundo tiene su método para lidiar con las pérdidas. 

La de él fue encerrarse en su habitación, romper cosas, no dormir, no comer, creando en él una avalancha autodestructiva que estaba matandolo, porque en ese momento no se le ocurrio ninguna mas, hasta que recordó que tenía que tocar la siguiente canción.

First love. La canción que le había dedicado al chico de su vida había comenzado y, sin esperarlo, es Jungkook quien aparece en el escenario. Yoongi se sorprende, pero encuentra una calma agradable con él allí, cantando su canción. Cantando para la persona que fue más importante para ellos.

Y todo es tan perfecto. Min Yoongi ya no es un desastre.

No lo es desde que sentado en medio de la gente lo ve, y sabe que nadie más puede verlo. Sólo él. 

Y las lágrimas no tardan en llegar cuando lo ve modular esas dos simples y a la vez importantes palabras.

Park jimin estaba ahí. Y Yoongi recordó que por más que no volviera a verlo ni a sentir su piel, él siempre estaría a su lado como todas las sinfonías que creo para él. 


....






Si no lloraron no me culpen, yo soy muy sensible :(

Gracias por leer ♡♡♡ lxs amo♡♡

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