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Segunda parte.

  Bebé, hay algo horrible sobre esto.
Algo tan precioso sobre esto.
¡Oh, qué pecado, dónde empezar!

Bebé, hay algo roto sobre esto,
Pero podría ser abierto acerca de esto.
¡Oh, qué pecado!

Para la cadena de un plan de picnic para ti y para mí.
Una cuerda en la mano para tu otro hombre para colgar de un árbol. 

🌼

Arrugó el entrecejo al sentir el calor del sol sobre su piel. Le quemaba, sudando cada vez más, y lo odiaba. Odiaba sentirse sudado, y ya había pasado dos días sin tomarse una ducha.

Estiró la brazos por encima de su cabeza; tampoco le gustaba el hecho de irse sentado tanto tiempo detrás del auto, ya había probado todas las posiciones y ninguna era cómoda. Además, para su mala suerte el auto se había quedado sin gasolina; había sido un error haber asaltado la tienda primero en vez de llenar el tanque, por lo tanto lo único que podían hacer era esconder el auto detrás de un arbusto e irse caminando por la carretera. Había calculado que llegar a su destino a pie llevaría 2 horas, el doble de lo que llegarían en auto.

Yoongi se había dado cuenta que besar a Jimin lo hacía volverse un estúpido impulsivo.

De repente, escuchó unas pequeñas pisadas detrás de él, para luego sentir un peso en su pierna izquierda.

Gruñó al sentir los pequeños dientes de Jungkook traspasar la tela de su pantalón roto.

- Grr. -rugió Jungkook, arrugando la nariz-. ¡Soy un león!

- ¿Qué estás haciendo, pequeño sanguijuela? -exclamó Yoongi, apretando la nariz de Jungkook. Éste estornudó, limpiándose en los pantalones de Yoongi-. ¡Ah, no te limpies en mis pantalones! -se quejó, sacando un pedazo de papel higiénico para sonar la nariz del pequeño, que aun seguía abrazando su pierna como si fuera un poste.

- Yoongi, ¿Qué tanto haces? -gritó Jimin desde la ventana del auto.

- Limpiando la nariz de este león.

- ¿Qué león? -Jimin lo miró sin entender-. ¡Empuja el auto, que tenemos que llegar antes de que anochezca!

- Síii. -alargó la palabra, bostezando-. Kookie, suelta mi pierna.

- ¡Dime la contraseña! -se rió Jungkook, apretando más su agarre.

- Jiminnie tiene el culo más grande del mundo. -exclamó, riéndose. Jungkook negó con la cabeza.

- Esa no es.

Yoongi bufo, zarandeando su pierna para que él pequeño lo soltase. Tuvo que sujetar sus pantalones para que no se le cayeran. Suspiró, cansado y empezó hacerle cosquillas en las axilas a Jungkook, quien empezó a chillar y a retorcerse en el piso, soltando su pierna.

 - ¡Eso fue trampa! -gritó, entre risas, sentándose en el piso para luego hacer un puchero.

- No sé de qué hablas, Kookie. -dijo Yoongi, haciéndose el desentendido mientras se ponía detrás del auto y empezaba a empujar, mientras Jimin le daba al motor.

Pero por más que empujase, el auto apenas se movía. Jimin resopló dentro del auto y, apagando el motor, abrió la puerta y salio de él, viendo como Yoongi seguía empujando el auto con tanto esfuerzo que su cara parecía un tomate. ¿En qué momento creyó que los bracitos de su amigo podrían mover su auto?  Negó con la cabeza para sí mismo, asimilando su error.

- ¡Ah!, ¿Qué haces parado allí? -gruño Yoongi, aun empujando. Empujaba con la espalda, luego con el hombro, luego con las manos, pero nada funcionaba-. Mira, ya se está empezando a mover.

- No, yo no veo que se mueva. -exclamó Jimin, sin expresión.

- Mira Papá Jimin, una rueda de paja, como en las películas. -señaló Jungkook con el dedo hacia la rueda de paja que pasó por al lado de ellos. Jimin la miró y luego volvió la vista hacia un Yoongi jadeante y sudoroso recostado contra el auto.

- Hasta esa rueda se mueve más rápido que tú.

- Haré... -jadeo con la boca entreabierta-... como que no escuché eso. 

Le señaló Yoongi con el dedo anular, mirándolo disgustado mientras se pasaba la lengua por dentro de la mejilla. Dio un pequeño estornudo y caminó hacia el asiento del copiloto.

- Lo que pasa Jiminnie, es que no he desayunado. Sin desayuno Min Yoongi no funciona, sin desayuno Min Yoongi no es Hulk. -dijo, asintiendo con la cabeza para luego mirar a Jungkook-. ¿Cierto, Kookie?

- ¿Hmm? No sé. -musitó Jungkook, mirando a Yoongi detrás del auto, con unos ojos grandes y redondos, intercambiando miradas con Jimin.

- ¿Lo ves? Jungkookie está conmigo.

- Yoongi, te comiste dos platos de Kimchi está mañana, luego dos sándwich, tres tacos y dos burritos, que, por cierto, pagué yo. -exclamó Jimin, levantando una ceja por el descaro del pálido, quien se encontraba sentado dentro del auto frente al volante.

- Sí,  como sea ¿No vas a mover el auto ya? -exclamó sin mirarle mientras encendía el motor.

Jimin rodó los ojos, murmurando-. Cara de culo de pingüino.

- ¿Acabas de decir algo?

- Que te quiero mucho.

Jungkook se rió fuerte al escucharlo, encontrándose con la mirada divertida de Jimin, quien se puso detrás del auto y con la espalda empezó a empujar. Jungkook también quería ayudar, así que se puso al lado de Jimin y empezó a empujar fuertemente con sus delgados brazos.

- ¡Eso, así se hace Kookie! -celebró Jimin, al ver que el auto por fin empezaba a moverse. Los ojos del pequeño brillaron con emoción mientras seguía empujando y el auto empezaba andar, hasta por fin acabar detrás del gran arbusto-. Ah, ¡Jungkookie es muy fuerte!

Jimin y Jungkook aplaudieron contentos, chocando los cinco. Yoongi apagó el motor, saliendo del auto y cerrando las puertas con seguro tras sacar el gran bolso negro que estaba debajo del asiento y colgárselo al hombro.

Camino hacia Jimin y Jungkook, que se encontraban correteando a una lagartija asustada detrás de unas piedras. No pudo evitar reírse cuando el pequeño tomó la cola de la lagartija con los dedos y se la mostró a Jimin, quien arrugó el rostro con asco y ahogó un chillido.

- ¡Le pondré Taehyung! -dijo Jungkook, sonriendo de oreja a oreja al ver como la lagartija se revolvía entre sus dedos.

- Deja esa cosa, Kookie. -exclamó el mayor, tomando a la lagartija de una pata y tirándola entre los arbustos. Esta se revolcó en el piso y salió corriendo despavorida. 

Tomó la mano del pequeño, para luego tomar la del pelinegro que aun seguía teniendo escalofríos por el reptil. 

- Oh, ya vinieron por nosotros. -dijo Jimin, con una mueca falsa de disgusto, mientras entrelazaba sus dedos con los de Yoongi para reposar juguetonamente su mentón en el hombro del mayor.

- Papá Yoongi, tuve una lagartija, ¡Una lagartija! Nunca había visto una lagartija, tenía una cola tan grande y unos ojos gigantes. -habló emocionado el pequeño, mientras daba pequeños saltos. Yoongi se agachó hasta la altura del pequeño y, soltando la mano de Jimin, se tapó la boca para susurrarle al oído.

- ¿Sabes? Yo tengo una lagartija.

- ¿Dónde?, ¿Dónde? -balbuceó emocionado Jungkook, mirando hacia todas partes.

- ¡Aquí! -gritó Yoongi para luego atacar al pequeño con cosquillas y levantarlo para ponerlo encima de su hombro-. ¡Tengo muchas feas lagartijas!

- ¡Aaaaah! -chilló mientras reía y daba vueltas y vueltas y vueltas junto al mayor.

A Yoongi le gustaba hacer reír al pequeño, era casi como su nuevo pasatiempo favorito.

- ¡Déjalo, hyung, va a vomitar! -advirtió Jimin, sonriendo con ternura.

La risa de ambos chicos era tan contagiosa que Jimin no podía evitar reír también. Su corazón se estrechó de una forma que no supo el porqué, tal vez era felicidad o... Jimin no lo sabía, sólo podía percibir un sentimiento conmovedor en el centro de su pecho al ver la sonrisa de Yoongi. Esa sonrisa que era tan difícil de ver, incluso con él.
Incluso con Jimin, Yoongi nunca reía de esa forma tan plena, tan despreocupada, tan ingenua y tan feliz.

Jungkook lo había hecho.
Jungkook los estaba haciendo tan felices, de una forma que Jimin jamás podría explicar.

🌼


Yoongi estaba sentado en el último peldaño de la escalera, mirando fijamente cuan rotas estaban sus zapatillas Jordan, esas que sus padres le regalaron para navidad.

Un vaso roto, unas cuantas maldiciones y él corriendo escalera abajo. Incluso antes del estruendoso ruido él podía escuchar todo.

- ¿Crees que no sé qué haces cuando no estás en casa?, ¡No soy una estúpida, Min!, ¡Sé que te vas con ella, maldito estúpido!

Y ahí estaba Yoongi otra vez, agarrando a su madre de la cintura y evitando que mate a su padre.

Ahí estaba otra vez, entre ellos dos, escuchando sus excusas. Mediando entre dos personas que se odiaban pero que, por alguna razón que Yoongi no podía entender, seguían juntos.

- ¡Sabes que no fue mi culpa! -escuchó la dura y odiosa voz de su padre. Había estado bebiendo, lo sabía por su olor-. ¡Tú ni siquiera intentas que lo nuestro funcione, cómo quieres que yo no esté con alguien más!, ¡Y no creas que no te vi coquetearle al vecino ayer!

- ¡Eres un hijo de pu-!

- ¡Mamá!

- ¡Yoongi no te metas! -le gritó su madre. Sus ojos estaban tan furiosos y fuera de sí que ahora Yoongi no sólo le temía a su padre, sino que a ella.

A sus padres ni siquiera les importaba que Yoongi escuchara todo. ¿Por qué él tenía que cargar con sus problemas matrimoniales?, ¿Por qué siempre tenía que separarlos cuando su madre se daba cuenta de su infidelidad y quería hacerlo papilla?, ¿O cuando su padre venía a casa más borracho que ahora para puro gritarle ofensas en medio de la noche y tenía que intervenir porque su madre siempre terminaba más lastimada de lo que ya estaba?

Pensó en su hermano, en como al ser mayor de edad se largó con su novia a su apartamento, dejándole solo con aquel cacharro viejo de cuatro ruedas que, si bien sabía manejar, aun no tenía el permiso para hacerlo. De todas formas, le importaba un comino, quería largarse de allí también.

Pero sólo fue después de dos horas, una hora en la cual tuvo que quedarse viendo como sus padres se decían cosas hirientes. Incluso oyó como su padre maldecía haberlos tenido y haberse casado con ella, para luego cerrar la puerta tras su espalda.
Y otra hora más, para consolar a su madre, para aguantar su llanto descontrolado y arroparla en la cama.

Si en la escuela decían que Yoongi era un amargado insensible, pues se equivocaban. Se equivocaban porque, sentado contra el asiento del copiloto, mirando fijamente a su padre salir de aquel bar con aquella mujer colgada del brazo, le hacía ser la persona más débil y triste del mundo.

Se preguntó así mismo, mientras veía su rostro rojo por las lágrimas y la ira a través del espejo retrovisor, el porqué no prendía el motor y se iba de allí, fuera de la ciudad, si ya había hecho las maletas.

Sacó su celular del bolsillo, como queriendo buscar respuestas que ya sabía, cuando un mensaje de su vecino y mejor amigo apareció.

Mi estúpido pastel de arroz.

¿Vienes a salvarme?

...

Me dejaron atrapado en el baño de la escuela.

lo que dirás.

Sé que no es hora para seguir con la práctica, ya sé.

...

No es mi culpa que su novia se haya fijado en , ¿Lo sabes, no?

Tengo demasiados encantos.

...

Bien, no tantos.

...

Tengo ganas de hacer del dos y no hay papel higiénico. ¿Me traes un poco?

...

¡Contéstame o juro que me haré! No tengo nada para sobornar tu feo trasero.

...

¿Salida al cine el sábado?

...

Necesito papel higiénico, ¡Hyung, por favor, respondeeeeee!

¡Salva mi trasero, Hulk!

Yoongi se secó las lágrimas con las mangas de su chaleco, carcajeándose sin poder evitarlo.

Tenía una salida ahora, así que tal vez su viaje tardaría un poco.

🌼


- Kookie, vamos, mueve las caderas. -dijo Jimin, mientras tomaba las manos de Jungkook y hacia que se diera una vuelta en el mismo lugar. Desde la vieja radio de la casa podía escucharse Touch My Body de Sistar, acompañadas por la risa de ambos bailarines, que se movían de un lado a otro en medio del salón, arrugando la vieja alfombra bajo sus pies.

-  ¡Ja, ja, soy Kookie el bailarín! -se carcajeó, mientras movía el trasero de un lado a otro.

- Oye tú, trasero loco, ven por tu Ramen. -señalo Yoongi a Jungkook, mientras aparecía detrás de la puerta de la cocina con un Ramen y palillos en la mano. Luego, señaló a Jimin-. Y tú, trasero enojado, anda a bañarte, hasta acá puedo oler tu existencia.

- ¡Touch my body, oh, everybody! -siguió canturreando Jimin, mientras movía las caderas de un lado a otro. Jungkook dejó de bailar para ir corriendo hacia la mesa del viejo comedor, donde Yoongi dejó el Ramen-. Ah, Jungkookie me ha abandonado por un Ramen.

- ¡No! -negó Jungkook, mientras esperaba con ansias que Yoongi le quitara la tapa al Ramen para poder comer-. Kookie necesita comer para ser buen bailarín.

- Kookie, está caliente. -le advirtió Yoongi, pasándole los palillos y sirviéndole jugo en un vaso de plástico-. Jimin, sé un buen chico y ve a bañarte.

- Ah, cállate, suenas como mi madre. -comentó Jimin, arrugando la nariz, sin dejar de bailar-.¿Quién es la madre ahora?

Yoongi levantó la mirada hacia Jimin, desafiante-. ¿Me estás callando?

- No, sólo digo que te verías más bonito con la boca cerrada.

- ¡Ven aquí, mocoso! -exclamó Yoongi, agudizando la voz como si fuera una señora. Jimin se dobló de la risa, tratando de alejarse inútilmente de Yoongi, que lo tomo de la cintura para  cargarlo en su hombro con fuerza.

- ¡Yah, bájame, bájame!, ¡Sé donde queda el baño, hyung! -pataleó Jimin de cabeza, viendo como Jungkook sorbía sus fideos con una sonrisa-. Yoongi hyung, suéltame, vas a quebrarte si me tienes encima tuyo, ¡Hyung!

- No, éste niño se ha portado muy mal. -negó Yoongi, palmeando el trasero de Jimin mientras caminaba hacia el baño. 

- ¡No me nalguees!

Yoongi ignorando sus suplicas pateó la puerta y, bajando con cuidado a Jimin agarrando su cintura para que no escapara, abrió el grifo de la ducha, salpicando agua para todas partes.

- ¡Aaah, no, no!, ¡Tengo que quitarme la ropa primero, hyung! -chilló Jimin, tratando de escabullirse de los brazos de Yoongi.

- Oye, si mojas tu ropa entonces andarás desnudo. Mejor para mí. -sonrió ladinamente Yoongi, mientras veía como el cabello de Jimin empezaba a mojarse.

- ¡No bromees así, voy a resfriarme! -exclamó Jimin, para luego tomar el grifo de la ducha y salpicar a Yoongi con el agua, mojando sus pantalones y esbozando una sonrisa-. Ahora no seré el único desnudo.

- ¡Oye, estos de verdad eran mis únicos pantalones! -se quejó Yoongi, sacudiéndolos.

- ¡Jungkookie también quiere bañarse con ropa! -y ambos vieron, como de la puerta del baño aparecía Jungkook, corriendo hacia ellos y metiéndose a la ducha.

- ¡No, Kookie!, ¡No es con ropa, te vas a resfriar!

- Ah, Jungkookie está tan sucio, tan sucio. -dijo Yoongi, mojándolo completamente mientras se metía a la ducha, con ropa y todo. Ahora era Jimin quien, fuera de la bañera, se quedaba mirándolos con la boca entreabierta.

- Hyung, de verdad, si pescamos un resfriado será tu culpa.

- No seas aguafiestas, Jiminnie. -exclamó Yoongi, vertiendo shampoo de bolsita en la cabeza a Jungkook, para luego quitarse la polera y colgarla en el tubo de la cortina de baño-. Entonces, quitémonos todo. Kookie, ahora será sin ropa.

Jimin vio como Yoongi se iba a quitar el pantalón y, sonrojado, se dio la vuelta-. ¡Hyung, no seas idiota, no podemos bañarnos todos juntos!

- ¿Cómo que no? -le escuchó decir, para luego sentir unas manos heladas envolverle la cintura y jalarlo dentro de la ducha.

- ¡Yah, hyung! -gritó Jimin, sintiendo el agua chorrer ahora toda su ropa. Jungkook cogió la espuma del shampoo de su cabeza y empezó a manchar la cara de Jimin con ella.

- ¡No, Kookie, basta! -pidió Jimin, Jungkook se rió el doble-. ¡Ah, está en mi boca, sabe feooo!

- ¡Eso, Kookie, tortúralo por ser un pastel de arroz cochino! -exclamó Yoongi entre risas, abrazando a Jimin quien se removía en sus brazos, todo para mantenerlo en la bañera.

🌼

Yoongi sentía el césped húmedo entre sus dedos, picando su nuca y sus brazos desnudos. Miró el cielo con sus nubes blancas como algodón, siendo teñidas con los rayos del sol en el atardecer. No hacia frío ni calor. Era un intermedio acogedor, y podía sentir la respiración relaja de la persona a su lado.

Giró el rostro y encontró a Jungkook dormido a su lado, el cual en un segundo apresó su brazo con sus manos como si fuera una almohada.

Sonrió para sus adentros y se sentó, con cierta dificultad, para mover despacio la cabeza de Jungkook y reposarla en su regazo. Éste se movió inquieto, frunciendo el ceño, para luego volver a quedar inerte en su regazo y empezar a chuparse el dedo gordo.

Yoongi pensó que de verdad era el chico más tierno que había visto, exceptuando a Jimin. Pero Jimin no contaba porque era 50% tierno y 50% sensual, lo que lo dejaba en desventaja del pequeño en su regazo.

Vio hacia todas partes, buscando a su mejor amigo y lo vio venir hacia él con una bolsa llena de sándwich, una manta celeste y un termo con vasos de plástico. Estaban ahí porque a Jungkook se le había ocurrido tener un picnic en el parque, que iba a ser divertido porque cerca de allí festejarían el Hallyu* y tirarían fuegos artificiales.

Jimin sonreía, sonreía tan contento que Yoongi se preguntaba si de verdad estaban huyendo o si se trataban de unas vacaciones.

- Pareces una mamá, Jimin. -dijo Yoongi, viendo como Jimin se acuclillaba a su lado, dejaba las cosas en el césped y estiraba la manta.

Jimin le dirigió una mirada de soslayo, para luego mirar dentro de su sudadera y encogerse de hombros.

- ¿A quién llamas mamá? No veo tetas por aquí.

- Ya, es que se fueron a tu trasero.

Jimin se acuclillo a su lado, pegándole un manotazo en el hombro y Yoongi, aprovechando la cercanía, tomó la muñeca de Jimin, deteniéndolo y haciendo que se arrodillara a su lado.

- ¿Qué pasa? -preguntó Jimin, al ver la expresión seria de Yoongi y sus ojos mirándole fijamente.

- ¿Somos amigos, Park? -musitó Yoongi, ante un Jimin que lo miraba confundido.

- Claro que lo somos, hyung. ¿Por qué...?

Yoongi suspiró, mirando a Jungkook aun dormido en su regazo.

- Sé que le tiras al otro bando, Park.

Jimin abrió los ojos impactado, para luego reírse nerviosamente. Su rostro se volvió tan rojo que Yoongi creyó que Jimin se desmayaría.

- E-es por lo que dijo Kookie, ¿Verdad? Cuando dijo que haríamos buena pareja juntos... -susurró cabizbajo.

Se veía tan tímido que Yoongi tuvo ganas de reír; Jimin casi nunca era tímido. La mayoría de las veces, al menos con él, con el tiempo se había vuelto confianzudo y desafiante.

La timidez se le había quitado cuando Yoongi y él se emborracharon en la fiesta de Jung Hoseok, amigo del mayor, y tuvieron que compartir una tina porque no hallaron mejor lugar para dormir por si le daban arcadas y tenían que abalanzarse al inodoro para vomitar.

Fue la primera vez que tuvo que mentir a alguien que no fueran sus padres para proteger a alguien. Los padres de Jimin habían sido un dolor en el culo esa vez y, siempre que el menor salía, tenía que cuidarlo. Desde entonces los padres de Jimin lo habían nombrado como su niñera y, si no fuera porque el menor de verdad le agradaba -y compartían gustos como la música-, los abría ignorado.

Yoongi, viendo a Jimin tan tímido frente a él, fue como volver en el tiempo y acordarse de todas esas veces en las que quiso ignorar al menor pero no pudo. La vida siempre los unía, ya sea como vecinos o hyung y dongsaeng de la misma escuela. Y ni siquiera importaban los años, hasta habían veces que Yoongi olvidaba que Jimin era menor que él por lo maduro que era a la hora de cumplir sus metas.

Ambos eran igual de apasionados en sus metas y tal vez por eso, Yoongi podía considerarlo su mejor amigo, porque además siempre que estaba triste, de alguna forma misteriosa, Jimin siempre aparecía frente a él para hacerle reír.

Yoongi estaba seguro que eso implicaba tener un mejor amigo.
Pero a veces, como ahora mismo, dudaba.

Dudaba porque, al ver a Jimin de esa forma frente a él; tan expuesto, sentía su corazón palpitar como loco. Todas esas pequeñas veces en las que ve a Jimin bailar con todas sus fuerzas, o cuando le sonríe y le abraza llamándolo hyung con su voz melodiosa, cuando le escucha cantar o cuando lo ve llorar y tiene ganas de estrecharle contra sí y susurrarle cosas bonitas al oído.

Últimamente, tenía ganas de besarlo.

Yoongi no supo en qué momento se le ocurrió la idea tan descabellada de besarlo, no supo si fueron las palabras de Jungkook o si fue mucho antes, cuando vio a Jimin tan desprotegido al pelear con sus padres e irse de casa junto con él.

Nunca vio a Jimin tan mal. Tal vez por eso besó sus mejillas, tal vez por eso su cuerpo rogaba por tenerlo cerca.

Tal vez por eso...

Yoongi nunca se había limitado a chicas.

- Park, he estado pensando en algo estos días... -retomó el habla Yoongi, acariciando la muñeca de Jimin con su pulgar y mirándole con seriedad-. De verdad que quiero disfrutar de nuestra amistad, por eso nunca jamás diré que te quiero, que me gustas más que un amigo y que espero que siempre estés a mi lado porque odiaría tener que encerrarte en mi habitación.

Jimin levantó la mirada hacia Yoongi, con la boca entreabierta cuando, segundos después, el mayor se llevó una mano a la cabeza, consternado.

- Oh, mierda, ya lo dije.

Y Yoongi no tuvo ni siquiera la oportunidad para volver a retomar el aliento cuando sintió los carnosos labios de Jimin en los suyos.

Para entonces, Jungkook aun seguía con la cabeza en el regazo de Yoongi, soñando con sus dos nuevos padres, soñando con que no quería volver a perderles otra vez.

🌼

Yoongi salió del baño, secándose el cabello con una toalla. Estaba descalzo caminando hacia el salón, viendo como Jimin estaba sentado en la alfombra, también con el cabello mojado, secando el cabello a Jungkook quien solo traía una polera de Yoongi que le quedaba grande. Estaba sentado entre las piernas de Jimin, mientras seguía comiéndose el Ramen que había dejado a medias sólo para meterse a la ducha.

Yoongi dejó su toalla encima de la cabeza de Jimin, para luego dirigirse a la habitación continua y acostarse en aquella cama apolillada pero cómoda.

Cerró los ojos, escuchando la música lejana de la radio envolverle, cuando sintió unos pasos acercarse a él con sigilo y luego un peso encima de su regazo.

Abrió los ojos, encontrándose con el retrato más bonito que haya visto en su vida.

Ahora que se había dado cuenta de sus sentimientos, ver a Jimin como el chiquillo molesto se había vuelto como si estuviera viendo un ángel emerger de sus sueños. Le hacía sentir de una forma que lo hacía sentirse tan vivo, podía sentir como cada célula en su cuerpo bailaba sin control. Porque si no fuera así, ¿Cómo explicaba aquel cosquilleo en todas las partes de su cuerpo cuando Jimin le tocaba? Se había vuelto tan consciente de él que podía escuchar a todas sus células gritar Park Jimin.

Alzó la mano, tocando la suave y regordeta mejilla de Jimin.

- Quiero morder tus mejillas. -confesó, mirando cada recodo de su rostro. Éste sonrió agachando la mirada, cohibido.

- Eso debería perturbarme. -rió Jimin, mientras pasaba su mano por el brazo desnudo de Yoongi-. Pero me parece raramente encantador.

- Estás igual de loco que yo, ¿Sabes? -Yoongi se sentó en la cama, atrayendo aun más a Jimin de la cintura, quedando frente a frente.

- Claro que sí, si no, ¿Cómo podríamos estar juntos? Aunque sospecho que pusiste algo en mi bebida cuando fuimos a la fiesta de Hoseok hyung.

Yoongi se carcajeó, rozando su nariz con la de Jimin, quien se mordía el labio inferior con unas ganas desgarradoras de abalanzarse contra el mayor.

- ¿Por qué sospechas eso? -preguntó, para luego depositar un corto beso en los labios del menor.

- Porque tengo la pequeña certeza de que, desde entonces, ya me gustabas.

Murmuró Jimin, cerrando los ojos, para luego sentir por completo el cuerpo de Yoongi; en sus labios, en su pecho, entre sus piernas, entre sus brazos. Su calor lo abrazaba tan acogedor y de una forma tan perfecta que Jimin no pudo evitar soltar un pequeño gemido de placer entre el beso que encendió al mayor.

- Te quiero.

Y Yoongi no supo si era él quien lo decía, o aquel chico entre sus brazos.

🌼

Jungkook terminó sus fideos, dejando el envase de Ramen en el suelo y levantándose, para buscar a sus nuevos padres por la habitación. Tenía más hambre de la que creía, y aunque quería servirse el Ramen solo, le daba miedo quemarse con el agua del termo. Caminó hacia unas voces provenientes de la habitación continua pero antes de llegar a ella, pudo ver por el reflejo de un espejo roto en el salón, que Jimin estaba sentado en el regazo de Yoongi.

Jungkook sintió como sus orejas se ponían rojas porque, si bien sabía que sus nuevos padres se querían, jamás los había visto besarse de esa forma. Le daba un poco de asco, era normal. Pero por otra parte, se sentía feliz que demostraran lo que sentían. Sentía su amor envolverle también y para Jungkook, eso era tan gratificante como comer su platillo favorito.

Y debatiéndose internamente si interrumpirlos o no, porque su estómago aun seguía gruñendo, escuchó el ruido de una sirena de policía a lo lejos. Jungkook odiaba con todo su corazón ese ruido, así que espantado corrió hacia la habitación. Jimin y Yoongi se habían separado, escuchando el ruido también, y Jungkook aprovechó para esconder su cara en las piernas de Jimin.

- Hyung, ¿Crees qué...?

Jungkook podía sentir como el ambiente se ponía tenso, y el ruido se acercaba cada vez más. Sintió como las manos de Jimin lo levantaban y abrazó su cuello, envolviendo sus piernas en su cintura. El aroma de Jimin lo calmaba, más aun cuando sentía sus manos acariciar su cabello.

- Voy a ver si hay puerta trasera. -habló Yoongi, y Jungkook pudo ver como fruncía el entrecejo, preocupado-. Escondete aquí, agachate y no hagas ningún ruido, ¿Está bien?

Jungkook no sabía a quién le hablaba Yoongi, porque su mirada iba desde Jimin hacia él. Así que obedeciéndole, Jimin se agachó contra la pared, aún con Jungkook en sus brazos.

Yoongi caminó agachado fuera de la habitación, cuando se escuchó un fuerte golpe en la puerta. Y luego, una voz gruesa que hizo que los vellos de Jungkook se erizaran.

- Abran ahora o vamos a tirar la puerta.

Jungkook se fijó en la bolsa negra que Yoongi había escondido bajo el sillón.

A Jungkook no le importaba el dinero.

Jungkook sólo quería estar en esa casa con ellos para siempre.

🌼

*Ola coreana, neologismo que hace referencia al aumento de popularidad cultural coreana.










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