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Capítulo 2: Hija del Diablo

El ambiente estaba iluminado por luces de colores, abarrotado de gente bailando al ritmo de la banda Third Six. El alcohol se mezclaba con el humo de cigarro. Era demasiada estimulación para mí. Sin embargo, era acogedor y me agradaba. Y no solo se debía al hecho de que arriba, en la tarima, Ellius tocaba la guitarra como los súbditos de papá; en realidad me hacía sentir bien estar entre mortales.

-¿Qué estás bebiendo Freia?- Le grité, pues la música estaba demasiado alta

- Esto es la bebida de los dioses Ania, ¡CERVEZA!- Exclamó mientras se daba un trago de la bebida.-Te sentirás como en el paraíso añadió, pero es tan buena como tan mala, sacará la una mujer atrevida que hay dentro de ti. Tan atrevida como para decirle a tu amigo que está...

- ¿Te lo presento? La interrumpí antes de escuchar lo "bueno" que estaba Nix.

Busqué a Nix entre la multitud y agarré a ambos por los brazos. Me detuve en una zona menos concurrida de la fiesta. Ya había notado sus miradas hace rato. Al principio pensaba que Nix me había puesto sobre aviso porque Freia me haría daño o algo así. Quería acabar ya con el asunto de las miradas lascivas, así que decidí presentarlos de una vez.

-¿Qué sucede Ania? ¿Qué hacemos aquí?- Preguntó Nix, tratando de disimular que conocía perfectamente mis intenciones.

-Quiero presentarte a Freia, una chica que recién conocí. Creo que...

No había terminado de hablar cuando Freia me interrumpió:

-Hola, soy Freia. Te vi hace rato y me llamaste la atención.

Nix no habló, pero se aventó hacia los labios de Freia.

-Aunque no me conoces, ya yo te conocí. Te vi por primera vez en una visión que tuve mientras hacia una poción de hongos de espora.

-¿Ya me conocías? Quiere decir que la atracción que siento hacia a ti no es por el alcohol. ¿Verdad?- Preguntó Freia riéndose como lo borracha que estaba.

- Al parecer, no. Creo que es uno de los juegos de Hades. Al menos a ustedes se los hizo más fácil- dije con pesar. Ellas dos no me estaban prestando atención.

Pretendía alejarme, pero Godric se acercaba a zancadas hacia nosotras.

-El show se ha acabado, así que vamos para nuestra casa- Dijo Godric mientras apagaba su cigarrillo.

-¿Cuál "nuestra casa"?- Preguntó Freia.

Godric me miró fijamente y posteriormente todos me miraban. Fue entonces cuando recordé la llave que me había dado papá.

-Oh, sí, creo que es tiempo de sacar esta llave- La saqué de adentro de mi camisa, pues el collar era largo.

-No puede ser. Ania, esta es la llave de la mansión del bosque. En la que jugábamos de niños. Papá dijo que la iba a heredar, pero no me imaginaba que sería tan rápido.

-Si es tuya, es de nosotros también, ¿no? Así que vámonos de excursión al bosque- gritó Godric.

Posteriormente llamó a Ellius. Él se acercó y no pude dar ni un suspiro porque al Godric cerrar los ojos, un humo negro comenzó a rodearnos. Posteriormente una luz cegadora deslumbró por todos lados. Al instante aparecimos todos frente a un portón enorme; los metales formaban una letra L en el medio de este. Tras nosotros había un camino con árboles secos a los lados. Freia abrió la reja y todos comenzamos a caminar hasta la entrada de la mansión.

-Es medianoche, es temprano aun; ¿Quién quiere ir a la piscina?- Preguntó Godric mientras movía sus manos en forma de espiral. Al instante teníamos todos bañadores puestos.

Nos dirigimos a la parte trasera de la casa. En todo el trayecto no dejaba de mirar a Ellius. Se notaba que era producto de los mismísimos dioses del Olimpo.

-Ania, ¿sabes lo que me dijo Godric?- Me susurró Freia al oído, siendo cautelosa ya que Ellius, estaba a unos pies delante de nosotras.

-¿Qué te dijo?- Pregunté sin disimular mi escandalosa curiosidad.

-Me dijo que Ellius le mencionó que estaba muy intrigado, que sabía que él tenía otra hermana, pero que no sabía que fuera tan hermosa.

Me sonrojé un poco y sonreí. Después de tanto tiempo, aun le provocaba algo. Aunque solo fuera curiosidad; eso era mejor que nada.

Llegamos al área de la piscina y nos sentamos en una esquina. Ellius y Godric ya se habían zambullido y estaban haciendo piruetas en el agua. Veía la escena como si fuera una película. Me dispuse a observarlos a todos. Ahora sabía los poderes de cada cual. Godric tenía el poder de escucharlo todo; tenía una audición aguda. También podía hacer aparecer cosas, como yo y también puede tele trasportarse. Creo que es más poderoso de lo que él mismo cree. Nix es un experto en pociones y de repente tiene visiones de un futuro próximo. Freia tiene la capacidad de hipnotizar y de la persuasión; logra obtener lo que quiera en cualquier momento...Y, por último, está Ellius. Él tiene el poder del fuego y la telequinesis. Fueron regalos de los mismos dioses.

A los pocos minutos unos aplausos retumbaron en mis oídos.

-Vaya, vaya, al fin llegaron. Ya me estaba aburriendo aquí, no encontraba más mujeres para satisfacerme así que tuve que decirle al viejo Hades que se apiadara. Y miren lo que me mandó a esta hora-dijo un chico mientras servía tres tragos de Whiskey.

Se veía muy pálido de seguro era un vampiro o algo por el estilo; tenía el cabello largo y el mismo tatuaje que Godric: el de la familia Lausell.

-Hijo de...- gritó Godric mientras corría hacia él.

-Pensé que estabas muerto Zataney- dijo Freia mientras alzaba una copa de vino que tenía en las manos.

Fue entonces cuando recordé quien era él. Se trataba del primo que teníamos en común. También tenía entendido que había muerto en la guerra

-Al parecer Hades quería hacer una reunión familiar. Conque el viejo Zataney estaba vivo, ¿eh?- Dijo Godric mientras le pasaba los hombros por encima y lo arrastraba más cerca de la piscina.

-Vamos, que solo tengo 117 años y parezco de 20. Además, ¿quién creerías que iba a cuidar la vieja mansión?- Dijo Zataney.

-¿Cómo hiciste para volver a la vida? Te declararon muerto en la guerra- pregunté impulsada por la curiosidad.

-Verás, sólo tuve que hacer un trato con Hades cuando morí, yo le entregaría ciertas almas y el me devolvería la vida. Escogí ser un vampiro, ya somosseres poderosos, y lo mejor, las chicas de hoy día están obsesionadas con los vampiros- me dijo tirándome un guiño

-¿Y te habrás recordado de tu primo favorito? ¿Guardaste, aunque sea una para mí? De preferencia virgen- Preguntó Godric.

-¿Sabes? ya no hay tantas vírgenes como en los años veinte; es más difícil conseguirlas de lo que crees. Pero si me acompañas te llevaré donde tu damisel.- finalizó Zataney.

Godric sonrió y se fue con Zataney. Nix y Freia estaban cansados y se retiraron también. Ellius y yo nos quedamos solos. Al principio se hizo un incómodo silencio, pero ninguno de los dos parecía animado a retirarse. Desoues de unos pocos minutos, me armé de valor y rompí el silencio del que estábamos siendo presos.

-¿Quieres caminar por el patio?- Le pregunté dudosa y con el corazón a mil.

-Me encantaría- me contestó Ellius.

Caminamos hasta un pequeño balcón que había más adelante. En el trayecto moría por agarrarle la mano, así como en aquellos tiempos en los que caminábamos a cualquier parte con nuestras manos entrelazadas. Pero no, tenía que controlar mis impulsos. Para él era solo una desconocida. Nos sentamos uno al lado del otro. La luz de la Luna nos cubría. El tono de su piel bajo esta se veía perfecto, terso y suave. También moría de ganas por acariciar su rostro y posteriormente reposar mi cabeza sobre su pecho. Pero tampoco podía hacer eso. Esto era como una especie de tortura cruel y despiadada. El frio de la madrugada nos azotaba, así que con mis manos encendí una hoguera para apaciguarlo.

-¿Sabes? Desde que te vi sentí una tremenda curiosidad por ti. No lo tomes a mal, pero, aunque sé que eres una desconocida, es como si te hubiera visto en algún lado. Es como si ya hubiera conocido esa hermosa sonrisa que llevas en el rostro.

-¿Qué harías si te digo que el destino nos tiene el uno para el otro? - Le pregunté arriesgándome.

-Sería un bonito destino si fueras parte de él.

Al escuchar esas palabras sentí el impulso de decirle todo. Pero una voz dentro de mi cabeza me detuvo.

Ania, recuerda que tiene que ser con calma, no querrás asustarlo...recuerda que su memoria fue borrada por completo. No pensarás que te creerá... Eres la hija del diablo.

Era la voz de Zelene, sin duda. Odiaba darle la razón, pero algo me decía que debía esperar. Así que en vez de confesarme dije:

- Ellius... creo que debemos acostarnos ya, es muy tarde y debes estar cansado- le dije mientras me ponía de pie.

-Al menos déjame llevarte hasta tu habitación- ofreció amablemente.

Ambos caminamos hacia la casa, Ellius me llevó hasta mi cuarto y le señalé la habitación de alfrente donde podía acostarse a dormir. Ellius sonrió y entró a mi habitación. Estaba muy nerviosa, pero dejé que pasara lo que fuera a pasar. Yo seguí hacia el baño. Cuando comencé a ducharme escuché que Ellius había entrado a el baño.

- ¿Te molestaría si te hago compañía?- Me preguntó cuando me asomé por la cortina.

- No hay problema, entra.

Algo me decía que así no era como las cosas se tomaban con calma. Pero no podía resistirme. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que sus manos tocaron mi cuerpo... Nos besamos casi por instinto y después de eso, ninguno de los dos tuvo el valor de frenar la pasión que nos envolvía. No es como si quisiéramos hacerlo de todos modos; era demasiado embriagante como para detenerla. Y esa noche, no nos detuvimos hasta que nuestros cuerpos estuvieron saciados. No por completo, porque yo siempre iba a querer más de él, pero al menos por esa noche, fue suficiente.

Multimedia: Ellius

Holaaaaa cuentenme que tal.???

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