¡Maldición! ¿Por qué no podemos desvanecer en un lugar lleno de flores o algo bonito? Siempre aparecemos en bosques embrujados, cementerios o como me acaba de pasar, ¡en un pantano! Mi padre y su creatividad. Estoy entripada, llena de tierra y de suciedad. Mientras observaba mi cuerpo mugriento, intentaba buscar algo con que taparme. En ese preciso momento pasó una hombre de espalda ancha, de cabello azabache y vestía ropa de ejercicios. Me moví para hacer ruido y así captar la atención del desconocido

—¿Hola? ¿Te encuentras bien? ¿Por qué te escondes?— salió de la garganta del desconocido.

—Hola, soy Ania. Necesito su ayuda ¿Podrías acercarte? —le dije avergonzada debido a mi incómoda situación.

—Claro chiquilla. ¿Estás desnuda?—Inquirió lleno de asombro. Supongo que tuvo que pensar que me había pasado algo terrible. Una violación o algo así.

Me limité a tapar mi cuerpo con las manos y procedí a preguntarle si tenía algo de ropa en la mochila que llevaba en la espalda. No sé si fue Dios o mi padre el que puso en mi camino a este hombre, pero fue mi salvación, pues andaba con ropa extra. El chico rebuscó en su saco negro y me entregó una sudadera ancha y unos shorts de ejercicio. Le agradecí un sinnúmero de veces. Mientras me vestía, él esperaba mirando hacia otro lado. Quería romper el silencio.

—¿Cuál es tu nombre?— Le pregunté logrando mi objetivo.

—Mi nombre es Nix —contestó.

—¿Nix?— Pregunté frunciendo el ceño. —¿Conoces a Hades?

—Bueno...—comenzó dudoso.— Sí, él me envió para que estuviera contigo--- dijo ya seguro.

Respiré profundo.

—No me dijo que eras tan hermosa, eres una mujer encantadora.— añadió Nix mirándome muy fijamente.

Debía de habérmelo imaginado; Hades siempre se sale con la suya. Miré a mi alrededor y me encogí de hombros resignada. Con mi padre no se puede discutir.

—Bueno, vámonos de aquí. Quiero darme un baño—demandé.

Nix condujo hasta que llegamos a un edificio imponente color crema y marrón. Eran apartamentos lujosos. Esto es cortesía de Hades, eso ni dudarlo.

—Gracias por tu ayuda Nix. Honestamente no sé qué hubiese hecho, no conozco mucho de aquí. —le dije mientras caminábamos hacia el apartamento.

—No es como si tuviera otra opción, pero bueno es un placer tenerte como compañía.

—Este cuarto está vacío; puedes quedarte aquí —me dijo una vez llegamos al apartamento. —Ahora, te llevaré al jacuzzi para que te relajes un rato.

Llegamos al cuarto del jacuzzi. Nix se despojó de su ropa y entró. Tengo que aceptar que me sorprendí, pues se desnudó con mucha confianza ante una persona que apenas acavaba de conocer.... La verdad, ante mis ojos tenía un cuerpo hermoso.

—Vamos, no seas tímida, el agua está perfecta.

—Déjame primero entrar a la ducha para quitarme la mugre y así no ensuciar el agua del jacuzzi.

—Vale.

Después de una rápida ducha, entre al baño caliente junto a Nix. Fue agradable sentir la calidez del agua contra mi piel.

Cerré mis ojos e intenté disfrutar el momento.

—Ellius, ¿eh? Es un gran chico. Está en mi misma universidad--- dijo Nix sacándome de concentración, sonrió divertidamente mientras servía dos copas de vino.

—¿Lo conoces? Quiero verlo— dije casi gritando, pues no me imaginaba que sería tan fácil encontrarlo.

—Bueno, hoy en la noche hay una fiesta de la universidad, de seguro él estará ahí, pues su banda va a tocar. No planeaba ir, pero te haré el favor si me haces uno a mí.

—Claro, ¡lo que sea!— Contesté sin ocultar mi emoción.

—Perfecto, no tienes que hacer nada difícil, solo mantente alerta si ves una chica con cabello de colores, ella te reconocerá de inmediato.

Nix me llevó a una boutique que había cerca de el complejo de apartamentos, claro, era un área de dinero. Se ofreció a comprarme una ropa sensual, dijo que era para captivar la atención de Ellius. No estaba segura de si iba con mi personalidad, pero me hacía sentir hermosa y poderosa.

Arribamos a la fiesta a eso de las nueve de la noche. Había un gran gentío, mesas con comida y bebida de toda clase. El ambiente se avivaba con luces de colores y música movida. Al lado de la piscina se encontraba un escenario grande justo. Nos dirigimos directamente hasta el escenario. No estaba dispuesta a perder el tiempo cuando tenía en mente una sola cosa: Ellius. Allí se encontraban cinco chicos montando el equipo para su espectáculo. Uno de ellos llamó mi atención, llevaba uno vaqueros negros rotos, los brazos y el pecho tatuados; alto, de brazos fuertes y cabello negro.

—Si sacas una fotografía te dura más— me dijo un chico mientras me daba una palmada en la espalda.

Me volteé de inmediato para saber de quién se trataba.

Abrí los ojos como platos cuando lo reconocí.

—¡Godric! ¿Qué rayos haces aquí?— Exclamé exaltada.

—Soy el vocalista de la banda. ¿Qué más voy a hacer aquí? Nada que tenga que ver con Hades, no, nada que ver—dijo Godric sarcásticamente.

—¿Esto en una reunión familiar o qué?—Preguntó una chica delgada con cabellos de colores y ojos color miel los cuales llamaban mucho la atención.

Inmediatamente pensé que se trataba de la chica de la que Nix me había advertido.

—Hola Freia. Llegas tarde, como siempre—dijo Godric.

—Está confundida, Godric, mírala—dijo la multicolor mientras me señalaba.

—Lo más probable es que vayas a hacer una idiotez. Así que era obvio que el viejo Hades nos iba a avisar que venías a divertirte con los chicos grandes—comentó Godric mientras prendía un cigarrillo.

—Soy tu hermana, querida, no te recuerdas de mí porque nunca estuve en casa. Papá me dio a escoger entre el inframundo y la Tierra. Y pues, demás está decir que escogí estar acá —Dijo Freia mientras me daba un abrazo.

—¡Ellius! Ven, quiero que conozcas a mi hermanita—Gritó Godric.

Mi corazón se saltó dos o tres latidos, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y sentí como mi cara se enrojecía. Él se acercaba a nosotros y yo sentía como si fuera desmayarme en ese momento.

—Hola —me saludó Ellius mientras me miraba fijamente a los ojos y botaba el humo de su cigarro.

Sentí como si hubiese sido la primera vez que lo veía, en ese momento pasaron por mi memoria todos los hermosos recuerdos junto a él. Quería abrazarlo, pero sería algo totalmente extraño. Solo me limité a sonreírle.

Multimedia: Ania
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