Adrien
—Estás fuera.
Harry abrió la boca indignado.
—¿Qué? —soltó incrédulo por las palabras de Grace.
Luego de que Harry dijera lo que para él fueron aquellas "motivadoras" palabras, los chicos lo habían sacado del salón prácticamente a patadas para "discutir" su plan. Él se había quedado esperando, recostado de los casilleros, pensando en lo que se estaba metiendo hasta que Grace salió (con los demás viendo desde la ventana de la puerta del salón) para decirle que ya no pertenecía más al club.
—Mira, Harry... —ella deshizo una de las dos trenzas que tenía para volverla a hacer. —Nos sorprende tu... decisión, ¿de acuerdo? Pero esos chicos no están para juegos, de verdad les rompieron el corazón al dejarlos como amigos, y este club es para pasar un buen rato y saber que no está mal quedar como amigos.
—A mi también me dejaron en la FriendZone—comentó Harry con fastidio... y sintiendo su corazón chiquito. —Y entiendo por lo que están pasando.
—Oh, ¿fue Sykler? Lo siento mucho.
—Sí, como sea—rodó los ojos. —El punto es que lo que dije sobre hacer algo para que esos idiotas besen sus traseros... lo decía muy en serio.
—Lo siento—hizo una mueca y le dio una breve caricia al brazo del rizado. —Pero los chicos no quieren arriesgarse a que los lastimen con otro rechazo.
Harry suspiró.
—De todas maneras, no parecían del tipo de grupo que se arriesgan.
—¡Oye! —el ojiverde rodó los ojos al ver como los demás caían por haber estado recostados de la puerta y abrirla para gritarle aquello.
—Adiós—Grace hizo una pequeña mueca y ondeó la mano en su dirección.
El chico sacó el celular de su bolsillo cuando estaba saliendo de las instalaciones de la institución y marcó el número de su mejor amigo. Éste en cuanto contestó, comenzó a reírse.
—Voy a patearte el trasero en cuanto te vea.
—Pero Harry, ¡si ya sabes que no estás solo en el mundo! —bufó intentando disimular una sonrisa.
Chase era un idiota.
Al día siguiente, estaba en su casa, desayunando un poco de cereal antes de irse al colegio.
—Harry, tu papá y yo estuvimos conversando.
—¿Acerca de qué? —entrecerró los ojos en su dirección, masticando su cereal.
La última vez que le habían dicho eso, había tenido que podar el césped del frente de su casa como por un mes entero.
—Campeón, si te esfuerzas lo suficiente con tus notas, te regalaremos un auto para final de año.
Escupió la leche intentando no ahogarse.
—¡Mamá! —exclamó su hermana menor mirando su sándwich ahora lleno de la saliva y comida masticada de su hermano.
—¡Edward!
—¡¿Me darás un auto?!
—Solo si me demuestras que lo mereces, Harry Styles—lo señaló su padre severo para después sonreírle.
—¡Yo solo recibí un par de patines!
—Todavía eres muy pequeña, Gemma.
—Si sigues el ejemplo de tu hermano, prometo regalarte uno cuando seas mayor—el rizado sonrió con arrogancia.
Para nadie era un secreto lo buen estudiante que era, en realidad, se le hacía sencillo estudiar. Mucho más que las relaciones por lo visto...
—Si, bueno, aunque no seguiré su ejemplo en lo que al amor se refiere—Harry achicó los ojos por segunda vez ese día.
—¿Gem? ¿Por qué no nos haces un favor y te callas?
—Edward—lo señaló su madre. —Sin groserías.
—¿Recuerdan a Skyler?
—Gemma...
—Claro, la amiga por la que Harry babea.
—¡Mamá!
—¿Qué? Hasta tu padre se da cuenta—el aludido asintió dándole un sorbo a su café. —¿Qué pasa con ella, cariño?
—Nada, no pasa nada.
—Harry se le declaró y ella lo rechazó—comenzó a reír. —¡Te dejaron en la FriendZone, Harry!
El rizado abrió su boca indignado al ver como sus padres trataban de ocultar sus risas.
—¡No es divertido! —chilló levantándose de la silla.
—Hijo, no hagas drama—sacudió su mano. —Además, ¿cuántas veces te he dicho que debes cortarte ese cabello? Las chicas no quieren a un chico con cabello de vago.
—¡Mamá!
—Lo que yo creo que pasó es que Harry no ha madurado por completo su voz, ¿escucharon ese chillido? Parecía Fiona cuando mata a los pobre pajaritos en el nido.
Todos rieron... menos Harry por supuesto.
—¡Papá!
"Suficiente", pensó avergonzado recogiendo su bolso para marcharse.
—¡No te irás sin darle un beso a tu madre, Edward Styles!—él refunfuñó, pero se regresó para plantar un beso en la mejilla de su progenitora.
En cuanto estuvo a punto de cerrar la puerta pudo escuchar las risas de todos sus familiares.
—¡Son una mala familia! ¡Mala, mala! —gritó sin poder evitarlo dando un portazo al salir.
—Cállate la puta boca, Chase.
—¡Hubiera pagado una fortuna por haber visto tu cara! —volvió a reír con fuerzas.
—¿Esa era tu ayuda? ¿En serio?
—Oh, vamos—tranquilizó su risa. Siempre se reía de su amigo. —¿Acaso no te ayudó saber que no eras al único que habían dejado en la FriendZone?
Estaba dispuesto a responder con un comentario sarcástico, hasta que escuchó la voz de la única persona que trataba de ignorar a diario.
—¡Harry! —se congeló en su puesto viendo como Skyler se abría paso entre la multitud para alcanzarlo.
—No quiero hablar con ella—miró suplicante a su amigo. —Seguro me saldrá con alguna mierda de mejores amigos por siempre y sinceramente, no quiero lidiar con eso ahora mismo.
—Lo tengo—Chase sacudió su cabeza de arriba a abajo. —Tú huye que yo la detengo.
—¡Harry! —gritó de nuevo caminando un poco más rápido. Él recibió un asentimiento por parte de su amigo y se dio la vuelta para irse en la dirección opuesta.
—¡Por la amistad!
Harry ya se había ido, así que no pudo ver como Chase se abalanzaba sobre Skyler y ambos caían sobre el suelo para luego él aferrarse a ella, y así darle tiempo a su amigo para que huyera.
El rizado caminó lejos, hasta los retirados salones del laboratorio de biología y se dejó caer en el suelo soltando un bufido.
"Soy tan maduro".
Resopló sabiendo que, tarde o temprano, tendría que hablar con su amiga.
—Pssst.
Frunció el ceño al escuchar el siseo.
—Pssst, ricitos.
—Harry—gruñó él buscando con la mirada quién era la persona que lo llamaba.
—Aquí—frunció el ceño viendo a una chica considerablemente alta saliendo de la esquina del final del pasillo donde él se encontraba. —Eres Harry, ¿verdad?
—¿Y tú eres...? —se levantó con curiosidad acercándose a ella.
—Adrien—murmuró colocando un mechón de cabello detrás de su oreja en cuanto Harry estuvo frente a ella. —Soy parte... Mhm... Del club de los friendzonados.
Harry rodó los ojos.
—Sí, claro, no te vi ayer ahí.
—No pude ir, tenía algo que hacer.
—Ya—se cruzó de brazos y ella se mantuvo mirando al suelo. —Entonces...
—Me preguntaba... —se mordió el labio con nerviosismo. —¿Quieres ayudarme?
Él alzó las cejas sin esperarse aquella petición.
—¿A qué te refieres exactamente?
—Hoy nos reunimos todos, antes de entrar a clases quiero decir, y los chicos nos hablaron sobre ti y el por qué te echaron.
—Si, bueno, en ese caso no veo como te pueda ayudar.
—En realidad—tomó la manga de su camisa antes de que Harry se pudiera dar la vuelta por completo. —Yo sí creo que puedes a ayudarnos a hacer algo, después de todo... es mejor intentarlo que resignarse, ¿no?
—No sé—rascó su nuca inseguro. —De todas maneras, ¿cómo quieres que te ayude?
—Lo que tenías en mente era... —agitó su mano instándole a responder.
—Un plan—se encogió de hombros. —En la guerra y en el amor todo se vale, pero ¿qué es una guerra sin estrategias?
—¿Quieres ayudarnos a que nos acepten, cierto? —sonrió radiante haciendo sentir más confiado a Harry.
Bueno, si alguien quería su ayuda, ¿por qué negársela?
—¿Ayudarnos? —alzó una ceja. —¿Quieren que vuelva al club? —ella asintió.
—Quiero... Queremos intentar hacer algo diferente.
—De acuerdo—acomodó los rizos que tapaban su vista y asintió sonriente. —Los ayudaré.
—Muy bien este es el plan—tomó el marcador negro y escribió cuatro palabras sobre el pizarrón. —Gusta, disgusta, razón y ataque—los señaló. —No quiero verlos distraídos.
—Esto es una pérdida de tiempo—resopló Ian (otro de los chicos que formaban el grupo), sentado en la parte más alejada del grupo con el espaldar hacia el frente.
—Muy bien, Harry—comentó Grace ignorando a su compañero. —Dinos, ¿en qué consiste?
—Primero, cero distracciones.
Agarró un balde gris y se acercó a cada uno.
—Celular—le arrebató el aparato de las manos a Lauren.
—¡Oye! ¡Me salvaste de romper la regla uno de Dua Lipa, pero no es justo! —él la ignoró y continuó.
—Libros fuera—tumbó el libro que Elizabeth leía en esos momentos dentro del balde, asustándola porque no se lo esperaba.
—¡Es un edición limitada! —Harry rodó los ojos.
—Adiós, donas—se la arrancó de la boca a Ruth dejándola pestañeando.
—Más te vale que me la devuelvas al final.
—Que asco—acotó Lauren acercándose al borde de su silla para verla. —Ya está sucia por estar dentro de ese balde.
—Existe la regla de los 60 minutos.
—¿No es de los 5 segundos? —repuso Grace confundida.
—Ambas aplican—se encogió de hombros haciendo que Harry resoplara y continuara con el próximo.
—Wesley, deja tu pelota de básquet—el chico la dejó dentro del balde sin rechistar. —Tú... ahm, ¿cómo me dijiste que te llamabas?
—Bárbara.
El cabello plateado hacia que resaltaran sus hermosos ojos azules, y si no fuera porque Harry estaba perdidamente loco por su mejor amiga, seguramente hubiera caído ante los pies de aquella chica.
—Muy bien, tu cámara, por favor.
—No pienso colocarla ahí—él suspiró al ver como la chica se aferraba a su objeto.
—Me has estado tomando fotos desde que llegaste—murmuró un poco molesto y otro tanto halagado por ese hecho.
—¡Son para el periódico escolar! —argumentó. —Eres como el segundo al mando en este grupo después de Grace, todos deben enterarse de ello—hizo una mueca no muy contento con que todos supieran aquello.
Pero si lo pensaba bien, ¿qué mas daba? La chica que quería no lo quería como él quería así que...
Agitó su cabeza.
—Cero distracciones, todos han cedido así que...
Ella suspiró, quitando la correa que tenía sujeta a su cuello, que servía para dejar guindando la cámara.
—Solo... Ten cuidado—él asintió y ella colocó el objeto dentro.
Harry se dirigió hacia Adrien, pero ella solo tenía un cuaderno y un lápiz mientras lo observaba emocionada. Él le devolvió la sonrisa.
—¿Para anotar lo que diré? —asintió eufórica provocando que riera. —Bien...
Le echó una rápida ojeada a Ian quien parecía estar viendo algo en su celular, pero como éste lo intimidaba mucho decidió no decirle nada y volver frente al pizarrón junto a Grace.
—Bien, chicos, veremos cuál es la propuesta de Harry, hacemos una votación y si la mayoría gana, se queda y ayudamos con su plan. Aun falta Johanna, pero somos mayoría, así que lo que decidamos se lo haremos saber luego, ¿está bien?
Todos asintieron menos Ian, quien realmente, no parecía querer prestar mucha atención.
—Gracias, Grace—le comentó en cuanto ella se sentó y lo dejó a cargo, ella simplemente le sonrió. —Cuatro palabras, cuatro estrategias.
Señaló lo que anteriormente había escrito, una palabra al lado de la otra.
—Necesito que me digan todo para así ver que podemos hacer con la información recolectada. Por ejemplo, Adrien.
—¿Sí?
—Como tu fuiste quien me hizo volver, y la que quiere que realmente la ayude, empezaremos contigo.
—Espera, ¿qué? Yo... Yo no quiero ser la primera.
—Pues lo serás, ahora ven aquí—todos aplaudieron a lo que Harry rodó los ojos.
A ese paso quedaría tuerto.
—¿Cómo se llama tu, ahm...? —volteó a ver al grupo. —¿Cómo le dicen?
—Objetivo—respondieron al unísono, él asintió y volvió a ver a la chica frente a él.
—Bien, ¿cómo se llama?
—Daniel.
—Muy bien, ahora, ¿cuáles son las cosas que tú sepas y, estés segura, que le gustan mucho?
Las mejillas de la chica se colorearon y empezó a nombrar una infinidad de cosas las cuales, Harry estaba seguro, no entrarían en el pizarrón.
—¿Por qué no me dices solo las cuatro que consideres más importantes?
—Bueno... Daniel ama la biología, sobretodo la biología marina, esa es la clase que compartimos, incluso hacemos trabajos juntos. También le fascinan los animales y ama el sushi, y su pasatiempo favorito es ver películas.
—Listo—en cuanto terminó de anotarlas pasó al siguiente renglón. —Me dirás otras cuatro cosas relevantes que le disgusten, ¿de acuerdo? —ella asintió y luego de pensar por unos instantes se las dijo. —Ahora, la razón—subrayó la palabra. —Aquí todos deben ser sinceros—los observó con una mirada severa. —Así podré saber por qué los rechazaron y cómo hacerlos cambiar de opinión, ¿Adrien?
Ella se mordió el labio, Harry comenzaba a pensar que era un tic nervioso.
—Solo me dijo que era mejor que siguiéramos siendo amigos de... laboratorio.
—Esa es la NerdZone—murmuró Ruth lo suficientemente alto como para que sus amigos la miraran mal. —¿Qué? Solo decía, no sean mamitas.
—Siempre podemos considerar que los dejaron en la FriendZone porque no sabían cómo reaccionar, ¿de acuerdo?—ellos asintieron un tanto esperanzados. —Ha pasado una considerable cantidad de días, así que esta segunda oportunidad iremos con todo. Impresionarán, si los rechazan por segunda vez... Lo siento chicos, pero ahí no hay nada que hacer—murmuraron en voz baja algo apesadumbrados para después, sin remedio, asentir. —Ahora, la gran estrategia... —el rizado colocó un gran signo de interrogación debajo de donde decía "ataque" sin estar seguro de qué hacer.
Él era un chico, seguro podía ayudarlas, pero no se le ocurría muy bien cómo.
—¿Eso es todo?
—Me pueden ayudar a pensar—Harry bufó. Encerró en un círculo las cosas que le gustaban al chico de Adrien. —Debemos encontrar una manera de que todas estas cosas se unan, por lo menos la mayoría. Mostrarle lo mucho que significa para Adrien y que pueden darse una oportunidad.
Eli alzó la mano y Harry asintió en su dirección.
—¿Y si le regalas un libro marino? —el grupo exclamó un "ugh..." —¡¿Ah sí?! ¡Pues yo quiero escuchar sus sugerencias inadaptados!
—A mi no se me ocurre nada—Wes se encogió de hombros llevando un chicle a su boca.
—¡Cómprale una pecera! —chilló Lauren.
—Tiene un estanque enorme en su casa.
—¿Y si le compras sushi con formas de tiburón? Ya sabes lo que dicen: barriga llena, corazón contento y sales del friendzoneo.
—¿Puedes dejar de cambiar los refranes, Ruth?
—Solo estás envidiosa, soy más original que esos libros que lees—Elizabeth abrió su boca indignada y comenzaron una pelea.
Harry rodó los ojos... como por enésima vez ese día.
—¿Harry? —giró hacia la voz de Grace. —¿Qué tal que tengan una cita en el parque marino?
—Oh, eso podría gustarle mucho—intervino Adrien contenta. —Me dijo que con tantas tareas no ha podido ir.
—Al fin alguien que piensa—comentó el ojiverde divertido guiñándole un ojo. Grace rió. Luego de anotarlo en la pizarra se le ocurrió otro idea. —¿Qué tal si después lo invitas a comer sushi?
—¡Ladrón de ideas! —Harry ignoró a Ruth anotando ese otro detalle.
—Mi primo trabaja en el parque marino—comentó Wes recostando su cabeza sobre la palma de su mano. —Puedo pedirle que les permita conversar con los biólogos que hay ahí, es una buena idea, supongo.
—¡Muchas gracias!—Adrien se acercó para abrazarlo y su amigo rió.
Harry sonrió ampliamente.
—Arruinemos estas amistades.
Y así fue como decidieron comenzar a armar un plan infalible para salir de la FriendZone.
—Harry, tus rizos no me dejan ver—Ruth aplacó los rizos del chico con su mano y éste la apartó de un manotazo.
—Ya, por Dios, que insoportable.
—Huele a pescado aquí—comentó Lauren arrugando la nariz.
—¿Será porque estamos en un parque marino?—Eli puso los ojos en blanco.
—Chicas, ya cálmense.
Cuatro días después de organizar todo, y Grace, Wes, Eli, Lauren, Ruth, y Harry (Barbara e Ian no habían podido acompañarlos) se encontraban frente al hábitat de los pingüinos siguiendo con la mirada a Adrien y a Daniel los cuales estaban un poco más adelante observando a las nutrias.
Llevaban más de tres horas ahí, donde la pareja ya había hablado con algunos biólogos y visitado otro par de hábitats.
—Me recuerdan, ¿por qué debemos seguirlos?—preguntó Wesley ajustando los lentes oscuros. Lentes que todos tenían.
—Así pasaremos desapercibidos—había dicho Harry.
—Por si algo sale mal. Ad nos dará la señal y lo arreglaremos—explicó Grace a lo que los demás asintieron.
—¿Y si lo que quiere el chico es estar lejos de ella?
—¡Ruth!—gritaron a coro.
—Ya, bueno—rodó los ojos y continuó comiendo su manzana acaramelada.
Luego de estar por otro rato siguiéndolos a una distancia prudente, Adrien elevó el pulgar detrás de la espalda. Esa era la señal para saber que irían a comer sushi, y después... rezar para que saliera bien su intento de declaración número dos.
—Esto terminará en desastre, ¿y si le cae mal el sushi?
—Siento que estoy leyendo una de mis tantas historias, pero en vivo.
—Eso no tiene sentido.
—¡¿Pueden callarse?!—exclamó Harry tratando de no elevar mucho la voz. Todos estaban sentados en una mesa, lo más apartados posible de la pareja.—Ustedes no pueden trabajar como espías, Jesús—resopló acomodando la gorra negra que ahora todos compartían.
—Una vez leí esta historia donde el chico...
—A nadie le importa—dijo Lauren haciendo explotar su goma de mascar.
—Eres una estúpida.
—Eres una estúpida—repitió burlona logrando que las mejillas de Elizabeth se hincharan y sonrojaran.
—¿Es mucho pedir que se comporten?—Harry jadeó fastidiado. —La próxima vez nos dividiremos en dos grupos, uno los vigilará en la primera salida y el otro en la segunda.
—Que mandón—se burló Ruth para después alzar la mano intentando captar la atención de algún mesonero. —¡Oiga! ¡Tenemos hambre! ¡¿Puede alguien venir a atendernos?!
—No vinimos a comer.
—También tengo hambre—Wes chocó manos con la pelinegra.
—¡Chicos!—exclamó Grace sacudiendo las manos para que todos la vieran. —¡Llegó el momento!
Activaron el micrófono que habían colocado escondido en una de las copas, que curiosamente era de madera, y repartieron los audífonos los cuales tenían unidos a un aparato que los permitiría escuchar.
—Dan, yo... Quería hablar contigo sobre algo.
—Está bien, pero antes de lo que tengas para decir, quería darte las gracias por esta salida tan genial. Nunca nadie había hecho algo así por mi, eres la mejor Adrien.
—¿Cómo debemos interpretar eso?—murmuró Ruth. —Es como, "eres la mejor y quiero cogerte" o más tipo, "eres la mejor, pero no me provocas ni un mal pensamiento".
—Ruth, solo...—Harry puso los ojos en blanco.
—Bueno, lo siento.
—Muchas gracias, pero yo... Mhm... ¿Recuerdas lo que te dije hace unas semanas atrás? Que yo..., Bueno, que yo...
—¿Que te gustaba? —vieron como el chico rascaba su nuca.
Lauren se acercó más al centro de la mesa.
—No es buena señal que se rasque, ¿qué si tiene piojos? No sería lindo que Adrien tuviera un novio con piojos.
—Se rasca porque está nervioso, cabeza de...
—Wesley... —intervino Grace.
—Cabeza de arándano.
—Me gusta el arándano—ella asintió y volvió a su puesto.
—Sé lo que me dijiste, y aprecio que me veas como una buena amiga—ella sonrió y le dio una rápida mirada a su grupo de amigos. —Pero yo estaba pensando... En que tal vez, podríamos intentarlo. En verdad, creo que podría irnos muy bien.
Los minutos transcurrieron y el chico no parecía saber qué responder.
—Esta incertidumbre me dio más hambre.
—¡Cállate!—exclamaron en un susurro sus amigos.
—¿Sabes? Sinceramente, he estado pensando acerca de nosotros desde que me dijiste lo que sentías por mí—él tomó su mano provocando su sonrojo.—Y la verdad es que...
—¿Desean más limonada?
Un gemido agónico grupal abarcó la mesa de los chicos.
—¡¿Es en serio?!—gritó Ruth moviendo su servilleta en el aire mientras que Lauren abucheaba en su dirección a la par que Wes y Eli reían.
—Esto es una locura—le comentó Grace a Harry entretenida. Él asintió sonriente.
—Es muy divertido, en rea... ¡Espere, no llene esa copa!
Sus amigos se abalanzaron sobre él devolviéndolo a la silla y colocando los menús en sus caras para evitar que la parejita los pillaran.
—¡Vas a arruinar el plan, Harry!—chilló Lauren.
El rizado abofeteó todas las manos que estaban sobre su cara para poder hablar.
—¡Llenó la copa de limonada donde estaba el micrófono! ¡Ya no podremos escuchar nada!
—Ohh...—respondieron en coro alejándose de él y bajando los menús.
Sin embargo, luego de unos pocos minutos de espera, vieron cómo Daniel se colocaba de pie y abrazaba a una llorosa Adrien. Ella miró a sus amigos completamente sonriente y les hizo un corazón con sus dos manos. Esa era la señal para hacerles saber que había aceptado.
¡Ya no estaba en la FriendZone!
Sin poder contenerlo se levantaron de la mesa y corearon un escandaloso:
—¡¡Sí!!
Todas las personas voltearon a verlos, incluidos Dan y Adrien. Esta última tenía los ojos abiertos como platos.
"Piensa, piensa, piensa..." se repetía Harry intentando salir de aquel momento.
—¡Nos ganamos la lotería!—alzó un puño al aire y luego lo bajó para darle énfasis a su celebración. —¡Sí!—sus amigos lo miraban sin entender hasta que él los miró como si fuera a matarlos con sus ojos. —La lotería, chicos...—dijo con los dientes apretados. Los demás mordieron el anzuelo.
—¡Sí! ¡Nos ganamos la lotería, nos iremos a otro lado a comer!—secundó Grace aun hablando en voz alta.
—¡Seh, aquí apesta a pescado crudo! —Ruth se levantó tirando la servilleta sobre la mesa.
—¡Y los mesoneros no están tan buenos tampoco! —argumentó Wesley y rápidamente decidieron irse de ahí antes de que los echaran.
Cuando estuvieron todos dentro de la lujosa camioneta (de seis puestos) de Lauren, pudieron respirar con calma para luego comenzar a reír a carcajadas.
—¡Eso estuvo genial!
—¡¿Qué opinan, eh?! ¡FriendZone al Ataque: Uno, los Friendzonados: Cero!
—¡Ehhhh...! —gritó Wesley inclinándose a un lado con las manos levantadas (tanto como el techo de la camioneta se lo permitía, claro).
—¡Ohhhh...! —gritaron los demás alzando también las manos inclinándose al lado contrario.
Harry, quien estaba en los últimos dos puestos junto a Grace, sonrió en su dirección.
—¿Qué dices? ¿Soy parte del club ahora?
—El club tendrá un nuevo nombre, y es todo gracias a ti—lo abrazó por el cuello sorprendiéndolo, pero él le devolvió el gesto. —Gracias, Harry.
El rizado sonrió ampliamente.
—De nada.
—¡Vamos, Grace, Ricitos!—los animó Wes desde los puestos de adelante. —¡Ehhhh...!
—¡Ohhh...!
Y ese solo sería el comienzo de un nuevo grupo dispuesto a todo.
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