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Capítulo 2:


DREW:

Las clases del lunes no son más que introducciones. Al mediodía ya he terminado con ellas. Para el almuerzo me dirijo a una de las cafeterías de mi facultad, al mismo sitio al que siempre voy, porque aún no quiero volver al desastre que es mi fraternidad después de la fiesta de ayer. Cuando salí había cuerpos borrachos desparramados sobre la alfombra. Desconozco el paradero de Romeo y Josh. No sé si terminaron desmayados sobre el techo de nuevo. A Liam lo vi acostado bajo Mirian y Hannah en la entrada, todos ellos sobre Tifanny. Su ojo estaba morado e hinchado. En vez de él darle una paliza a Rafe por acostarse con su ex, Rafe se la dio a él por interrumpirlo.

Mientras atravieso el patio me siento el blanco de un montón de miradas. Ni siquiera me pregunto la razón. Sé que es por haberme colado en el sótano con Lydia. No sería un escándalo si lo hubiera hecho con cualquier otra chica. Tocarla a ella, la infame hija del Senador Fisher que es famosa por sí sola, es otro asunto. Ser el único vínculo afectivo conocido de un político te pone en una situación dónde inevitablemente eres el centro de atención. Todos la ven esperando sacar provecho de sus acciones para hacer comentarios que eventualmente tratarán sobre su padre. No justifico su comportamiento con eso, es solo el inicio de la explicación que le doy a su manera de ser, porque no se sometió al escrutinio como sería usual: haciendo desastre como cualquier hijo rebelde que intenta llamar la atención o actuando como un ángel. En su lugar logró controlar lo que cada persona podría pensar o decir de ella transformando Chapel Hill en su pequeño imperio romano.

Este maldito trozo de universo gira alrededor de sus tetas.

No es broma.

Lydia fue la primera chica que se convirtió en presidenta de Triangle desde primero, apoderándose de su ejército de unas trescientas asociadas activas, con solo diecisiete. Todo el mundo habla de ello. Estudia leyes y no solo se mantiene a trote, también es el mejor promedio. Ha sido nuestra campeona de arco por tres concursos consecutivos. Su cara siempre sale impresa en el maldito periódico de la universidad. La razón por la que no está en Harvard o en Columbia es un misterio. Suenan más como Lydia y su padre que la UNC.

Como si eso no fuera suficiente, también es hermosa. Esos ojos entre marrón y verde. Esa mirada audaz. El cabello largo y negro. Sus curvas. Su estrecha cintura. Posee la clase de belleza que puede ser considerada un arma. Sigo sin entender por qué Romeo la rechaza. Cualquiera estaría matando por tener su lugar. Yo no estoy en la lista por razones obvias, pero admito que es atractiva e interesante. Supongo que simplemente no está listo para atarse o sabe un sucio secreto sobre ella que los demás desconocemos. Quizás es la prometida de un jefe de la mafia. Tal vez tiene problemas mentales. Mal aliento no puede ser. Ya lo sabría. Sus besos son todo menos malos.

Si es así, debe ser algo tan feo que opaque su atractivo, pero lo dudo.

Lydia no es el tipo de chica que se esconde.

Me siento en una de las mesas de Michíes, el paraíso de las hamburguesas, preguntándome si este loco plan dará frutos. Lo único que me importa es conseguir a Em. Sé que no es correcto, que estoy siendo un maldito egoísta al respecto al intuir que su parte no funcionará y no decirlo, pero hasta ahora este es el único paso que he dado en su dirección en mucho tiempo. Su relación es estrecha. Sé que con su ayuda podré lograrlo. Lo difícil será saber si ella me estará usando sin dar nada a cambio. No es de las personas que ayudan porque sí. Después de todo estoy haciendo lo mismo.

Decaigo.

¿Qué esperanza me da eso? Si yo, el jodido ángel Drew, estoy usándola, ¿ella no lo estará haciendo también? ¿Qué si pasa completamente lo opuesto a lo que estoy pensando y Romeo termina derritiéndose en un charco de amor con sus iniciales? ¿Y si después de obtenerlo Lydia no hace su magia de regreso? Suspiro. No quiero tener que pasar por toda la mierda de ser su amante secreto-no tan secreto por nada. No he tratado con Rom desde ayer, pero por la mirada de cinco segundos que me dio antes de volverse hacia Megan puedo determinar que le molestó vernos salir del sótano. No entiendo sus sentimientos por ella. ¿Qué pasará si jodo nuestra amistad por eso?

¿No debería simplemente alejarme antes de que se ponga peor?

Mi amigo el destino me envía una señal cuando la campanilla del restaurant suena. Alzo la vista de mi triple carne con doble queso, mis papilas gustativas en medio de un orgasmo arrasador, para encontrarme con una versión no pagada por lucir tan sexy de Satanico Pandemonium. Lo que no logro determinar es si esa señal es un sí, sigue adelante o un no, da media vuelta y acelera.

─Drew ─susurra mi nombre envolviéndolo en su lengua.

─Hey. ─Le señalo el asiento vacío frente a mí. Lydia lo llena con su precioso trasero después de eliminar las bacterias sobre él con un vistazo. Deja su abrigo y bolso de diseñador colgando del espaldar. Sin él puedo ver el jean de cintura alta y el crop top que deja parte de su abdomen a la vista. Es una pequeña franja de piel pálida. Realmente debería ser un detalle insignificante, pero es malditamente ardiente. Mi voz suena ronca cuando hablo─. ¿Cómo estuvieron las clases hoy? ─Rueda los ojos como si supiera lo que estoy pensando y le hace señas al chico que me atendió─. ¿Cómo va todo? ¿Nuevos profesores?

En vez de contestar le sonríe al tipo. Él babea sobre mi hamburguesa.

─Hola, ¿podrías traerme una taza de café amargo?

Como su alma, casi añado.

Él asiente con las mejillas sonrojadas antes de ir a la barra y volver con la taza de porcelana sobre un plato. Sus manos están temblando mientras lo deposita en nuestra mesa.

Ni siquiera pregunta si quiere algo más. Huye tras echarle un rápido vistazo.

Me pregunto si así de patético me veré con Emma.

─Drew, tenemos que hablar ─pregunta, su voz sacándome de mi mente de nuevo.

La veo en silencio antes de responder. No quiero hacer el ridículo de nuevo. Borro la expresión amable de mi rostro y decido jugar el juego del desinterés. La vida no ha dejado de enseñarme que siendo el bueno solo consigues ser tratado como una mierda por personas como ella. Si Lydia solo puede tomar en serio al Drew malo, al Drewstuctor, lo tendrá. Seguro que comparten el mismo idioma. Después de todo vienen del mismo lado de la luna.

─¿Sobre qué?

Su mano se cierra tan fuerte sobre el mango que creo que va a explotar.

─Tú sabes sobre qué.

Le doy una mordida a mi hamburguesa.

─No. No lo sé.

Su mirada me hace saber que está a punto de saltar sobre mí. Espero su agresión con anticipación. Comúnmente nada la detiene de ser una gatita salvaje. Los rumores sobre sus ataques de ira van desde agredir a porristas por una mala mirada a lanzarse sobre tipos rudos, como el capitán del equipo de boxeo, por un coqueteo que salió mal. Pero no soy ellos. No soy jodidamente indispensable.

A último minuto parece acordarse.

Fuerza su cuerpo a relajarse y se obliga a sonreír.

─Todo el campus está interesado sobre nuestra relación. Haberte besado una vez... ─Niega como si besarme hubiera fue el error más grande que cometió en la vida o, al contrario, lo mejor─. Pero hacerlo dos veces...

Se sonroja. Como es Lydia no sé si es real o producto de una buena actuación. Sé lo que quiere decir antes de que lo haga. Besarme una vez llamó la atención. Besarme dos veces los sacó de juego por lo cuidadosa que es acerca de su vida amorosa. Ha tenido aventuras y cortejos, como Aideen, pero ninguna relación. Los chicos realmente nunca hablan al respecto, si quiera lo admiten en voz alta una vez su tiempo acabó, y las muestras de afecto de ella hacia ellos en público son escasas. Ellos, por otro lado, siempre andan detrás declarándose y pintando corazones en las paredes en su nombre. Esa es la razón principal por la que hablan tanto de ello. En un par de días lo olvidarán, tampoco somos la pareja presidencial, pero el chisme aún está caliente.

Para los demás soy el primero que sale su sucia mazmorra.

─¿Debo decir que solo follamos?

─Oh, no. Nada de eso. ─Bebe otro sorbo de su café. Ni siquiera le echó azúcar. Me estremezco─. Eres más. ─Su pie roza mi rodilla por debajo de la mesa. Lydia lo monta sobre mi muslo, el tacón de su zapato aterrizando en mi ingle, con una sonrisa maliciosa. Mi cerebro se bloquea tan fuerte que no me doy cuenta de que se ha extendido, besado mi mejilla y sacado su iPhone para fotografiarnos hasta que el flash me trae de regreso. Se aleja con indiferencia después. La veo teclear con sus pequeños pulgares─. Somos novios, Drew. Eres mío. Ahora todos lo saben.

Me enseña su página de Instagram. Jadeo al verme con expresión de idiota en su última publicación. Mierda. No estoy enamorado de Lydia, pero la foto grita que sí y la forma en la que sus ojos se cierran, sus espesas pestañas contra la piel de su rostro, al besar mi mejilla no ayuda a pensar lo contrario. Parecemos flechados. Leo la leyenda. Manténgase lejos de mi chico más un emoji de dos corazones rosas. La parte anti-Em se deleita con su falsa posesividad. La empujo y saco mi propio celular para vernos. No me es difícil encontrar la publicación. La bruja me etiquetó. Curioso. No pensé que me siguiera o que supiera mi nombre de usuario en lo absoluto. La sigo de regreso.

A tan solo unos segundos los comentarios y favoritos han empezado a llover. Identifico a varias personas. Incluso el decano de la facultad de ciencias envió una cara sorprendida. Leo lo que dicen por encima. Paro cuando me doy cuenta de que la mayoría de los comentarios tratan sobre lo golosa y selectiva que es. Creen que me escogió por el Drewstuctor entre mis piernas. No están lejos de la verdad. Ella me quiere para hacerle saber a alguien más que está en ese terreno conmigo. Reviso las notificaciones de mis amigos para saber si Em ya la vio. Me siento enfermo cuando veo que sí. También comentó un Felicitaciones con un emoji sonriendo. Mis manos tiemblan. Sé lo que significa ese emoji.

Em no está contenta al respecto.

Cualquier duda que hubiera tenido sobre el plan se esfuma. Selecciono la cámara de la aplicación, la pongo en modo de vídeo y enfoco a Lydia mientras levanto una patata con mi otra mano.

─Lydi, nena, ¿quieres darle un mordisco? Están buenas.

Hace un puchero.

─Engordaré si lo hago.

Entiendo la indirecta.

─No. No lo harás. Eres perfecta.

─Drew...

─Lydia...

Sus labios tiemblan. Creerán que es porque se está conteniendo de reír. Solo yo sabré que es porque está tratando de retener un montón de insultos. Debo admitir que esto me gusta. Quiero jodidamente reír como un idiota. La chica más fría e inalcanzable de Chapel Hill literalmente está a punto de comer de mi mano. ¿Cuándo llegué a esta posición? La sigo sosteniendo para ella mientras, con la misma emoción llena de adrenalina brillando en las profundidades de sus ojos, la toma de de mis dedos con su boca. Enfoco sus ojos en el proceso y, después de verlo una y otra vez y asegurarme de que no se ve demasiado grotesco, lo subo.

El primer jodido favorito es de Em. Me siento asqueroso.

Me siento malditamente asqueroso.

Asqueroso porque me gusta la idea de ella sufriendo por mí.

─Esto es una locura. ─Niego aceptando el montón de solicitudes que me han enviado desde que Lydia publicó su foto. Los comentarios en mi video no son más que una segunda parte de reverencias hacia Drewstructor. A este paso el ego de mi pene crecerá tanto que desarrollará patas y brazos y se irá lejos de mí por no ser suficientemente bueno para él. Me inclino hacia ella colocando mis codos sobre la mesa─. ¿Cómo es que todas estas personas están interesadas en lo que haces?

Se encoge de hombros. Veo el fantasma de una sonrisa en su rostro.

─Sus vidas son así de miserables.

Lo más triste del asunto es que no puedo quitarle la razón. Termino con mi hamburguesa poco después del show mediático. He puesto mi teléfono en silencio. Intenté ponerlo en vibrador, pero no paraba de sacudirse con notificaciones. Después de todo le dejo diez dólares de propina al chico porque me recordó a mí antes de convertirme en el sujeto más codiciado del campus. A mi yo del viernes. Lydia le deja veinte. Es más de lo que habría gastado comprando ocho cafés, pero no digo nada al respecto. Tomo su mano cuando me la ofrece. Es mucho más pequeña que la mía. Al salir del restaurant vuelvo a sentirme observado desde todos los ángulos existentes. Lydia aprovecha la atención para ponerse de puntillas, no es que fuera necesario, y limpiar los residuos de su labial de mi rostro. Después de la demostración de afecto, una más para el historial, seguimos caminando.

Nos detengo en el estacionamiento. Junto a la caseta de vigilancia me deshago de su agarre y meto las manos en los bolsillos de mi capri. No hay ninguna piedra cerca que pueda patear. Por lo tanto, ¿qué se supone que haga con este incómodo silencio?

¿Esperar qué me de otra orden?

¿Quitarme la camisa y mostrar el tatuaje en mi pecho con su nombre?

─Eh, ¿supongo que nos veremos por ahí?

Despega la vista de la pantalla de su celular. Sus cejas se alzan.

─¿Te molesto?

Arrugo la frente.

─¿No tienes que ir a otro lugar?

─Sí. Tengo que ir contigo ─dicta─. A tu habitación.

Mi garganta se seca.

─¿Por qué?

Su mandíbula se tensa. Me mira como si fuera un niño estúpido

─Ya te lo dije, Drew. Eres mío. ─Se dirige hacia mi Ranger Rover. Está aparcado al fondo bajo la sombra de un árbol. Hace un gesto impaciente hacia la manija del copiloto. Le quito el seguro con el botón de la llave y se monta. La sigo soltando una sarta de maldiciones. Apropiarse de mi camioneta, de mi vida, no estaba en el contrato─. ¿Qué haremos? Tengo que estar de vuelta a la facultad a las cinco. Podemos ver una película.

Estoy a dos segundos de preguntarle por qué mierda quiere ver una película conmigo cuando me doy cuenta de que seguramente planea hacer Snapchats. Espero que no me obligue a usar filtros.

Dejo caer mi frente contra el volante.

─¿Al menos no será una mierda romántica?

─¿Crepúsculo?

Vuelvo a maldecir.

****

Media hora más tarde estamos acostados en mi cama con un tazón de palomitas entre nosotros. De camino a la fraternidad me obligó a detenerme en una dulcería para conseguir gomitas, Nutella y galletas. Era eso o seguir soportando sus comentarios acerca de que a Em no le gustaban los tacaños. Estuve a punto de ser un mezquino y decirle que engordaría, recordando el episodio de la papa, pero gracias a Dios no fui tan lejos. No estoy seguro de cómo se habría comportado Lydia después de eso.

─¿Por qué todos lucen con estreñimiento? ─pregunto.

Los hermanos Cullen entrando en la nueva escuela de Bella son tan expresivos como una zanahoria. Nunca vi que contrataran tantos actores con parálisis facial. Lo mismo aplica a Bella. Ella y Edward definitivamente son el uno para el otro. Ambos podrían adoptar rocas y criarlas a su imagen y semejanza.

Lydia me sorprende riendo.

─No sé, pero se parecen a ti. Eres muy serio.

Me enseña mi expresión plana una y otra vez en las fotos que ha tomado y subido a Snap. En todas está trepando sobre mí, abrazándome o dándome besos. Decido ser más expresivo a partir de aquí. Luego van a pensar que ella es la que está loca por mí. No sé cómo le sentaría eso a su reputación. Robo el iPhone de su mano y en la siguiente que sube estoy acariciando la piel de su espalda baja. Es tan suave.

─Tú no te quedas atrás.

Hace una mueca.

─No. No soy tan seria como tú.

─Solo piensas que soy así porque siempre estoy rodeado de imbéciles. ─Subo y dejo caer mis hombros─. Es imposible no notar la diferencia entre ellos y yo. Si fueran personas normales no pensarías lo mismo.

Señala la biblioteca llena de consolas frente a nosotros.

─¿Eso es normal?

─Romeo ayer bailó ballet, ¿eso es lo que quieres comparar con mis juguetes para establecer una definición de normalidad? ─Meto mi dedo índice en el frasco de Nutella y lo llevo a mi boca. Sus grandes ojos siguen mi movimiento con... ¿interés?─. Creo que sería un interesante debate.

─Mejor no.

─¿No quieres discutir sobre tu novio falso y tu amor platónico?

Niega.

─No. No quiero unirlos en una misma oración.

Alzo las cejas. ¿No todas las chicas tienen la fantasía de dos hombres tras ella?

─Bien ─digo─. ¿Qué opinan en tu fraternidad?

Su expresión se vuelve seria antes de que consiga sentarse a horcajadas sobre mí, su entrepierna cómodamente puesta sobre la mía, mirándome directamente a los ojos con una fina línea formándose en sus labios. Le doy la bienvenida al dolor cuando sus uñas raspan a través de mi cuero cabelludo. Me estoy acostumbrando a esto tan rápido que asusta.

No. Lo que realmente asusta es que me guste.

─¿Tienes interés en alguna de ellas a parte de Em?

¿Qué?

─No.

─Bien ─responde secamente y, a continuación, se acerca tanto a mí que su perfume se convierte en lo único que huelo─. Porque eres mío, Drew, te lo he dicho tantas veces hoy como he podido. Te tomaré a ti hasta que Romeo no me lleve con él o hasta que Em ponga sus santurronas garras en ti. ─Sonríe. Sus manos ya están acariciando mi cuello. Ella tiene un serio problema con la asfixia─. Pero veo que no me has tomado en serio. No te culpo. Sé cuán difícil para ti es ser el centro de atención de un día para otro. ─Su mirada se vuelve sombría─. Eres guapo. Tienes un buen cuerpo y un lindo cabello, Dios, incluso tus ojos azules son lindos. Lástima que seas tan tímido y bueno, noble... ¿qué chica quiere eso? Las cosas han cambiado de un par de siglos para acá. Buscamos pasión. Aventura. No malditos besos en la mejilla. Me sorprende que no me hayas pedido matrimonio antes de poder tocar mis tetas ayer. ─Ladea su cabeza. Su cabello sigue el movimiento como una cascada cambiando de dirección─. Han pasado dos meses desde que nos besamos. Fue un simple beso caliente frente a todos. Solo eso, pero... ¿me puedes negar que no te has vuelto a sentir invisible desde entonces? ¿Que tu vida no ha dado un giro de ciento ochenta grados?

Tiene tanta jodida razón que no hago más que estremecerme con rabia.

No entiendo la razón por la que al parecer puedo hablar normalmente con ella. Puedo decirle cualquier cosa. Mostrarme tal cual soy porque algo en sus ojos me dice que a esta altura conoce más de mis sucios secretos que yo. Es como si ya me diera igual compartir cualquier cosa. También se trata de que entre nosotros es quién lleva las riendas, no yo, por lo que no me debo preocupar por cagarla. La responsabilidad no será mía si esta farsa se va a la mierda. Ella es la que está al mando.

Su maldito control me hace libre. Saberlo me enoja.

La observo con impotencia.

Ella no puede estarme obligando a admitirlo en voz alta.

Pero lo hace.

─No. No puedo ─suelto cuando es obvio que no seguirá adelante sin una respuesta.

Suspira. No puedo descifrar la emoción en sus ojos, pero sé que se debe tratar de algo similar a la lástima. Sus manos están de vuelta a mi cabello y ya no son rudas o crueles. Me acarician. Me siento como un paciente con síndrome de estocolmo mientras disfruto de ello en silencio. Estoy comportándome como un gato masoquista, pero me vale mierda. Ahora mismo necesito ser sostenido. No es fácil decirle a alguien, mucho menos a alguien que apenas conoces, que no eras nada antes de que se involucrara en tu vida. Algo que he estado guardando para mí mismo es lo bien que me he sentido desde que volví y nadie me preguntó si soy malditamente gay o asexual solo porque soy torpe y no estoy acostumbrado a hacer movimientos. Era un rito de todos los días.

Aideen incluso me llamó retrasado una vez.

Maldición. Tiene razón. Ni siquiera puedo conseguir a Em por mí mismo, recurriendo a Lydia y sus juegos sucios para hacerlo. Incluso involucré el corazón de mejor amigo en esto. Sé que puede convertirse en un asunto que nunca me perdonará, pero jodánse.

Estoy siendo abiertamente egoísta por primera vez en mi vida.

─Ahora es diferente, Drew ─dice contra mí─. Todas te desean a ti. No a ellos. Cuando cierran los ojos se imaginan contigo sosteniendo su mano. Ha llegado tu momento de brillar. Eres sorprendentemente dulce y eso juega a tu favor. ─Hace una mueca─. Olvida lo que dije. Aún hay chicas inocentes y estúpidas caminando sobre la tierra. Por más que me cueste admitirlo... eres encantador y definitivamente ellas se mueren por ti. Eres del tipo de Em, ¿sabes? ─Asiento. Lo que he visto en la fraternidad me hace dudar que haya más como ella, pero Emma es inocente. Merece ser tratada bien y aunque ahora esté siendo un idiota, eso es todo lo que tengo preparado para ella. Tratarla bien y cuidarla tanto como me lo permita─. Solo necesitas aprender a confiar en ti mismo. Espero que esta sobredosis de autoestima ayude a forjar tu frágil ego. ─Sus irises se oscurecen de nuevo─. Cumpliré mi parte del plan. Mis palabras son hechos. Si lo que tengo que hacer para juntarte con Emma es... hacerte un hombre, lo haré. Cueste lo que cueste. Lo único que te pido a cambio es que me ayudes con Romeo y no me dejes en ridículo. A ojos ajenos eres mío. ─Sus labios viajan a mi cuello. Los deja caer sobre una marca causada por sus uñas ayer y me aparta. Se levanta de mí y de mi cama de un salto. Cuando está de pie empieza a abotonar su abrigo. Ahora entiendo a lo que se refiere cuando me dice que le pertenezco. No quiere que sea visto con alguien más, probablemente por su padre. Lo entiendo. Es algo que puedo evitar. No es que tenga una lista con números de amantes bajo mi almohada─. Me iré ahora. Estuve pensándolo y quiero pasar un rato en la biblioteca antes de ir a clase.

La imito. Las malditas llaves están en mi mano antes de que si quiera pueda pensar en tomarlas.

─Yo te llevo.

Una lenta sonrisa se extiende por su rostro

─Por supuesto que sí, ¿qué más podrías hacer?

Rindiéndome a la idea de ella siendo humana y linda, tomo una chaqueta de mi armario y nos llevo a través de la casa. Afortunadamente no nos topamos con nadie realmente relevante de camino al garaje. Dentro del Ranger enciendo la radio. El ghetto se desata dentro de mí cuando escucho Purple Lamborghini de Skrillex y Rick Ro$$. Lydia está ocupada con su teléfono, probablemente respondiendo comentarios y mensajes sobre nuestra relación, por lo que no me abstengo de gesticular con la boca y mover los hombros al ritmo de la canción. También soy un chico malo acelerando unos kilómetros por encima del límite. Llegamos a su facultad antes de que la canción termine.

─Salgo a las ocho ─dice con la respiración entrecortada.

Se ve azul.

Estoy a medio camino de preguntarle qué le sucede cuando la puerta del lado copiloto se cierra. Gruño. Decido no moverme del lugar hasta que la veo desaparecer en el edificio sin haberse desmayado en el camino. Antes de volver a casa saco mi celular y voy hacia el número de Em. Le escribo un mensaje.

[3:15:24 p.m.] Drew: Tengo un nuevo libro. Es genial. ¿Paso por ti?

Su respuesta llega en cuestión de segundos.

[3:15:54 p.m.] Em: Ven. Ya estoy deseando echarle un vistazo :)

Mis labios se curvan en una sonrisa. Arranco y me dirijo a su fraternidad. Estoy tan absorto en la idea de verla después de tanto tiempo que no pienso en las consecuencias de lo que estoy a punto de hacer hasta que es demasiado tarde. Lo único que quiero ver es su precioso rostro ardiendo en celos.

Jodida carita psicópata.

****

Emma no está en lo absoluto celosa.

O, si lo está, lo cubre bien.

Estoy en la cocina de Triangle. Es blanca, limpia y mucho más grande que la de nuestra casa. Mis dedos viajan por el borde de la mesa mientras la veo repasar las páginas del nuevo manual de fórmulas que compré antes de las vacaciones navideñas. Su cabello rubio y corto está suelto en un montón de rizos que enmaran su rostro. Sus pómulos son marcados. Tiene nariz de botón y un montón de pecas esparcidas por sus mejillas. Siempre me gustaron sus labios. Le dan una forma abstracta de corazón a su boca. El inferior es más gordo y pequeño en longitud que el superior. Es lindo. El rasgo se vería graciosa en otra persona que no fuera Em. Ella mide poco más de medio metro y todo en ella se ve tierno.

─Está muy bueno. Me gustaría sacar algunas copias. ¿Podrías dejarlo? Pasaría a llevártelo mañana a primera hora. ─Guarda sus manos en las mangas de su suéter demasiado ancho. Eso solo me hace querer abrazarla más─. Lo prometo.

─Sé que lo harás. ─Sonrío─. Pero preferiría pasar por ti y darte un aventón, ¿a qué hora tienes clases? Seguro coincidimos.

─A las ocho.

─Bien. Tengo mi primera hora a las nueve. Puedo pasar por ti sin problema.

Sus labios se aprietan.

─Pero...

─Es un hecho.

─¿Lydia no se molestará?

La mención de su nombre hace que primero me tense y luego busque en su cara cualquier signo que me indique que está molesta. Es la primera vez que hace mención a nuestra relación. El resto de la tarde el tema ha estado ahí, como un enorme elefante en la habitación, pero ninguno se atrevió a dar el paso. Lo único que veo en sus ojos negros, sin embargo, es genuina preocupación sobre herir los sentimientos de su mejor amiga.

Es tan dulce.

¿Cómo es que Em terminó tan unida a ese trozo de infierno?

─No. No creo que lo haga ─digo.

─¿No? ─Bufa Patience, otra amiga de Em, que se supone que está sentada y leyendo su novela junto a nosotros, no malditamente metiéndose en mi vida. Empuja sus lentes de montura a la cima de su nariz─. Lydi nos matará a todos si descubre que estás saliendo con su mejor amiga. No la culpo. ─Echa un rápido vistazo a nuestras manos casi rozándose. Las echo hacia atrás. Em hace lo mismo. Mis mejillas se están ruborizando. Las suya también─. Se la pasan juntos todo el tiempo, Emma, obviamente Lydia tendrá razones para sospechar.

Estrecho los ojos en su dirección.

─¿Por qué tendría que tenerlas? Somos amigos ─intento tranquilizar a Emma.

Estoy haciendo esto con Lydia para acercarla, no para alejarla más.

Patience sonríe. Su sonrisa es un eco de la de Lydia.

No tan mala y cruel, pero similar.

─Yo las tendría.

Dejando caer el peso muerto sobre nosotros, se levanta y se marcha en silencio. No me cae bien. Parece más del lado de Lydia que del de Em. Toma todo de mí no lanzarme sobre ella y tranquilizarla. No es justo que esté en esta posición por mi culpa. No hay nada que pueda decir sin sonar hipócrita. Permanezco en silencio y la veo calmarse a sí misma conteniendo las malditas ganas de abrazarla. Cuando habla suena verdaderamente herida.

─¿Por qué te metiste con mi mejor amiga sin decirme que salían? Creí que confiabas en mí. ─Sus ojos se llenan de lágrimas─. Te habría apoyado, Drew. Los habría apoyado a ambos. ─Hipa─. Lydia tampoco me dijo nada. Tuve que enterarme por otros. No sabes lo mal que me siento ahora.

Intento alcanzar su mano. La aleja.

Esa acción es una daga clavándose en mi corazón.

─Em...

─No, Drew, no está bien lo que hicieron.

─Lo sé.

─¡No había ninguna razón para ocultarlo!

─Lo siento.

─No quiero perderte como amigo ─susurra─. Tengo el presentimiento de que esto terminará separándonos. Te quiero mucho, Drew. No podría soportar perderte.

Te quiero mucho, Drew, guardo esas palabras en mi mente para más tarde.

─No me perderás por esto ─le prometo.

«Nos unirá más», me abstengo de decir.

─¿Cómo puedes saberlo?

─Hablaré con Lydia. Si nos quiere deberá confiar en nosotros. Ella no se molestará porque hablemos. ─Hago una mueca. No estoy segura de eso. Por suerte Em no la ve y me deja sujetar su mano. Sus dedos tiemblan─. Lo arreglaré.

Sorbe por su nariz. Ahora se ve avergonzada.

─Siento el drama.

Dejo de contenerme y la halo en un abrazo. Huele a dulce de leche. Es un aroma que recuerdo perfectamente. Me he estado embriagando de él desde que tengo memoria. Mis manos tiemblan. Mis piernas también lo hacen. Estoy siendo malditamente débil otra vez. Lo único que quiero es fundir sus labios con los míos. Besarla intensamente. Joderla. No reconfortarla.

Pero en su lugar la abrazo más fuerte y beso su frente.

Un oso de peluche tiene más acción que yo.

─Me alegra saber que Em y tú se llevan bien.

Em se aleja antes de que me dé cuenta de lo que está sucediendo. Luce en pánico mientras sus ojos van de Lydia a mí. Quiero protegerla de las dagas que lanza hacia nosotros. La expresión de su rostro es escalofriante. Imagino que es el motivo por el que es tan temida. Súmale un temperamento de mierda y un papi poderoso y estos son los resultados.

─Lydia, hola, Drew y yo...

─Emma, ¿puedes dejarme a solas con Drew? ─Se cruza de brazos dando un par de pasos hacia nosotros─. A menos, claro, que sea un inconveniente para ti. Veo que estabas muy entretenida en sus brazos.

Si Em no captó la señal, yo sí.

Mejor amiga o no, Lydia no toleraría una traición. Emma no sabe que esto es una broma de mal gusto. Cualquier movimiento hacia mí a sus espaldas sería considerado como tal.

─Em, nos vemos mañana. ─Vuelvo a posar mis labios en su frente─. Te llamaré.

─Está bien. ─Cierra los ojos antes de dirigirlos a su amiga─. Lydia...

─Hablaremos más tarde.

Traga.

─Te espero en tu habitación.

Lydia asiente y Emma se va luciendo enferma. A penas estamos a solas ella se abalanza contra mí atacándome con todo lo que tiene. Empieza haciéndome sentir culpable por abrazar a la chica con la que se supone que me comprometeré un día.

─Te dije que la conseguiría para ti, Drew. ─Tiene el lindo gesto de sonar molesta y herida─. Lo único que te pedí a cambio fue no avergonzarme.

Me cruzo de brazos.

─También pediste que te entregara a mi mejor amigo en bandeja de plata.

─Estoy intentando ser buena ─susurra como si yo no hubiera dicho nada─. De verdad que lo estoy haciendo. ─Sujeta mi camisa en sus puños─. Esta es la última vez que lo digo. Eres mío, ¿lo entiendes? Mientras dure esto... ─Juntó su frente con la mía─. Eres mío. De nadie más. Ninguna otra zorra te puede tocar o estará muerta. Ni siquiera Em.

─No soy un juguete ─protesto sin saber si realmente quiero hacerlo.

Algo en mí hace cortocircuito cuando dice esas dos palabras.

─Debiste haberlo pensado mejor antes de involucrarte conmigo. Sabías en lo que te metías cuando aceptaste el reto de Liam, ¿no? ─Me congelo. No tenía idea de que supiera. Sonríe como si eso no fuera otra prueba más de quién está al mando de la situación─. Conocías mi reputación. Sabías quién soy. Manipulo. Uso. Juego sucio. Nunca lo he negado. No soy hipócrita.

Aprieto la mandíbula.

─Nunca pensé que llegaríamos a esta situación.

─Pero aquí estamos. ─Se encoje de hombros─. Estamos juntos en esto, enloqueciendo a dos personas que no dan ni mierda por nosotros, porque estamos cansados de esperar por ellos. ─Relame sus labios. Parte de su labial ha desaparecido. Puedo apreciar que su color original es un rosa suave─. No solo es una reputación. Sé que lo sabes. Mi vida no me pertenece, pero he trabajado mucho para tener el poco control que tengo sobre ella. No arruinaré eso por nadie. Ni siquiera por Romeo. ─Le creo cada palabra─. Si vas a ser una maldita amenaza sobre eso poniendo tus manos sobre cada chica que se acerque a ti porque no puedes controlarte a ti mismo en la nueva posición en la que estás, sería bueno que me lo digas ahora y terminemos con esto.

Inhalo y exhalo.

De nuevo tiene la razón.

─Perdóname, Lydia. No volverá a suceder.

Presiona sus párpados juntos antes de volverlos a abrir.

─Incluso Emma es una amenaza para mí. No quiero comentarios acerca de mi novio engañándome. No lo toleraré. Si llegas a ir en contra de lo que te estoy pidiendo... ─De nuevo vi el miedo a ser traicionada pasar por sus ojos. Eso me hizo comprender por qué tardó tanto en aceptar cuando le vendí a Romeo a cambio de Em─. Sé tan discreto que ni siquiera yo me entere.

Bien. Al menos no me está alejando de ella.

─Lo tendré en cuenta.

Todo su cuerpo se relaja contra mí.

─Nos vemos mañana.

─¿Mañana?

Afirma.

─Sí. Tengo clase a las siete. Ya que no pude llamarte cuando salí antes y no fuiste a buscarme, me tienes que compensar haciéndolo mañana temprano o haré un berrinche sobre el mal novio que eres frente a Em. ─Aprieto mis labios entre sí. Jodidamente no puedo creer que me esté obligando a levantarme temprano para ir a buscarla. Asiento─. Buen chico ─susurra contra mi mejilla antes darse vuelta hacia la salida de la cocina─. Ah. ─Se detiene. Su sonrisa maliciosa me hace temblar─. Le diré personalmente a Emma que no podrás ir con ella.

─Lydia... ─advierto.

Ríe.

─Tranquilo. Seré buena.

****

Son las once de la noche cuando Rafe baja de su cama de un salto. El idiota se cree Spiderman. En vez de bajar usando las escaleras opta por romperse un par de huesos.

─Joder, Drew, hombre. Eres viral.

No entiendo lo que está queriendo decir hasta que me adapto a la luz que emite su teléfono frente a mí. Mi furia contra Lydia crece cuando me observo a mí mismo cantando y bailando como un poseso mientras conduzco. Lentamente mi mirada desciende a la leyenda. Lydia solo usó un chimpancé tapándose los ojos y un montón de corazones. Los comentarios son un poco de todo. Empujo a Rafe fuera de mi cama cuando comienza a reír como si no hubiera mañana. Temo que se haga pis en ella.

Tomando mi propio celular, lo desbloqueo y abro mi directo en Instagram.

Lydia me mandó un mensaje con el vídeo adjunto.

Eres mío.

Me dejo caer sobre el colchón con una mano tapando mis ojos.

Este, sin duda, es mi castigo. 


Hola! Como habrán notado, la portada volvió, aunque quiero cambiarla :(

Capítulo dedicado a ividsc . Contestando a sus preguntas, sí, estoy resubiendo, pero a partir de los últimos capítulos voy a cambiar unas cositas, así que les recomiendo releer esta versión.

ESCUCHEN LA CANCIÓN 

Las amo, próximo a la que comente más <3


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