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Capítulo 18:

DREW:

Mi pene duele de maneras que ni siquiera sabía que podían doler. No ahí abajo. No en cada centímetro de mi intimidad. ¿Los inflables con forma de palo, cuyo nombre no recuerdo, que colocan fuera de los negocios para llamar la atención? ¿La manera en la que intentan elevarse, pero caen exhaustos hacia abajo, curvándose sobre sí mismos? Así se siente Drewtructor la mañana siguiente del cumpleaños de Lydia. Sin dudas, he sido usado. Presionado hasta que no quedó nada más para romper.

Vejado tantas veces que ni siquiera las puedo recordar.

Y ella logró que me gustara cada una de ellas.

Que olvidara la culpa de estarme follando a la mejor amiga de Emma, puesto que cuando me miró con sus grandes ojos dorados tristes, desolada, y me besó como si realmente me quisiera, no pude hacer otra cosa salvo olvidar que estoy enamorado de alguien más y continuar así hasta hacerla genuinamente sonreír el día de su cumpleaños, siendo su esclavo y entregándole hasta la última gota de mi semen como si lo necesitara para realizar un ritual satánico o para usarlo de mascarilla.

Jadeo cuando me muevo, sobre su cama, y siento una punzada en mi entrepierna adormecida. Lydia, entre mis brazos, suelta un gruñido antes de abrazarme todavía más fuerte. Nuestras extremidades inferiores están entrelazadas. Su cabeza reposa contra mi pecho. Después de que jodimos por quinta o sexta vez, creo que incluso lloré durante el proceso, prácticamente nos desmayamos el uno junto al otro. Terminamos como dos moscas agitándose, casi muertas, sobre el parabrisas de un automóvil que va a más de ciento sesenta kilómetros por hora por la carretera.

Fue increíble.

Es increíble.

Por primera vez en mi vida, me pregunto si la manera en la que me siento ahora, satisfecho, casi saciado, se repetirá. Si Emma, aunque me guste más allá de la comprensión, me hará sentir algún día de esta manera. Si lo pasaré por alto ahora que sé lo bien que se siente pasar una noche con alguien que no teme explotarte. Lydia no es el amor de mi vida, pero hace que extrañas sensaciones inunden mi cuerpo. Deseo. Pasión. Desenfreno. No voy a negar que será difícil decirle adiós, aunque será necesario, cuando todo esto entre nosotros termine. Por gratitud, no solo al hecho de que continúe ayudándome con Emma, sino también a que me esté ayudando a conocerme mejor a mí mismo, haré todo lo posible para que no se conforme con cualquier idiota, como Romeo, cuando acabemos.

Es por ello que sucumbo al impulso de presionar mis labios contra su hombro desnudo, me aseguro de que una almohada tome mi lugar, para no despertarla, y me levanto con cuidado. Es por ello. Por ello a pesar de que no está despierta para verlo. Por ello, porque si reconozco el atisbo de duda que se ha instalado en mí, las cosas serían aún más complicadas. Complicadas de una manera que las matemáticas no resolverán con facilidad, así que debo concentrarme en obtener el resultado sencillo.

Mi destino es Em, pero Lydia debe terminar con alguien mejor que Romeo.

Mi manera de ver nuestro destino ha cambiado. Aunque al final del día sea su decisión con quién termina, trabajaré tan duro como pueda en alentarla a estar con alguien que malditamente sepa qué hacer si la ve llorar.

*****

En la cocina, busco un tutorial del desayudo perfecto de al día siguiente y lo observo mientras cojeo en calzoncillos hacia el refrigerador en búsqueda de los ingredientes. El Drew de antes estaría avergonzado de estar así, pero el Drew de ahora sabe que no hay nada peor que ser escuchado mientras le ruegas a tu novia que deje de usarte, lo que estoy seguro que todos oyeron porque sucedió cuando la música finalmente se apagó, puesto que la policía llegó para poner fin a la fiesta. Varias chicas se han quedado para darme ánimos o simplemente observar cómo cocino para su presidenta, pero no he dejado que ninguna de ellas se involucre en mi trabajo. Solo he aceptado sugerencias con respecto a cómo a Lydia le gustan los huevos.

Revueltos, bien cocidos, y con vegetales.

No me sorprende.

Cuando termino con ellos, me doy cuenta de que quizás así luce mi pene ahora.

─¿Drew? ¿Qué haces?

─Oh, hola, Emma ─le sonrío tras darle un rápido abrazo, concentrado en que el tocino que estoy preparando quede crujiente, pero no achicharrado─. ¿Cómo va todo?

Su pequeña nariz está llena de barro, al igual que todo su cuerpo.

─Bien. Ya terminamos de limpiar el patio. ─Suspira─. Estamos haciendo algo de jardinería. Como moraleja, no es bueno poner universitarios borrachos junto a las flores.

Hago una mueca.

─Sí, sobre eso... lo siento.

Se encoje de hombros.

─No te preocupes. Fue una gran fiesta. ─Lo fue. Aunque Lydia y yo pasamos la mitad del tiempo resolviendo su fobia, cuyo recuerdo aún oprime mi pecho, y follando, nos divertimos. Los ojos oliva de Emma se estrechan en dirección a mi tocino, pero se vuelven aún más pequeños cuando me ve preparar todo en una bandeja de madera con una margarita falsa que tomé de un florero en el pasillo adornándola. Sin ella solo sería un desayuno promedio─. ¿Eso es para ti y para Lydia? Eso es tan... dulce de tu parte. ─Sus labios tiemblan mientras intenta sonreír cuando asiento─. ¿El hecho de que no puedas parar de hacer cosas lindas por ella significa que ya están juntos de nuevo?

Niego.

─Aún no.

Con mirada confusa, Emma afirma.

─Bueno, Lydia puede ser sorprendentemente difícil, pero al final del día valdrá la pena. Creo que... que puedo animarla a ir a tus partidos. Empiezan esta semana, ¿no?

Afirmo, deseando que Emma por fin sucumba a sus celos, a lo que sea que siente por mí, y se quiebre pidiéndome que nos demos una oportunidad, pero a la vez no.

No he terminado con Lydia aún, una nueva misión que sé que debo cumplir.

─Mañana es el primero.

Por fin algo de emoción y vibra positiva se apodera de ella.

─También podemos invitarla a la convención. Haré que Lydia haga cosplay.

Tengo que obligarme a mí mismo a sonreír tras escucharla. No porque se supone que eso sería algo que nosotros haríamos juntos, sin nadie más, sino porque acabo de darme cuenta de que lo había jodidamente olvidado por completo.

De repente incómodo, tomo la bandeja antes de huir.

De Emma y de lo extraño que me siento.

Quizás es solo resaca.

─Sí, por supuesto.

*****

Esta es la primera vez que gasto tanto en una chica, así que a pesar de mis explicaciones y del hecho de que mi madre lo aprobó, no me sorprendo cuando, el lunes a primera hora, mi familia se aparece en el campus sin avisar hasta que ya están aquí, por lo que falto a mis clases de la mañana. Esta semana es el inicio de la temporada deportiva. No vienen solo a conocer a mi falsa novia, sino a verme jugar en mi primer partido ya que hoy empiezan las eliminatorias del campeonato nacional universitario de baloncesto. Lydia, mañana, también compite en tiro con arco. No supe que estaría buscando un puesto para competir en Las Olimpiadas hasta que vi su post en Instagram ayer por la noche, lo cual es malditamente sorprendente. Increíble, en realidad. Estaré ahí. Sé que ella estará en el partido. Usaré una camiseta con su nombre al igual que sé que ella usará una con el mío. Me pregunto si el senador Fisher estará ahí, como mi familia está aquí para mí, pero sospecho que no.

─Mamá. ─Me levanto de mi asiento frente a la mesa en el restaurante de su hotel, lo más caro en Chapel Hill, y la fuertemente entre mis brazos. Su cabello castaño trae a mi nariz un aroma familiar, una mezcla entre rosas y vainilla, que ha estado siempre presente en mi vida. Hilary Baker es dura, pero mátenme si no es la primera persona la que llamaría si algo malo sucediera, incluso por encima de mi padre. Está usando un vestido azul marino y zapatos para navegar. Papá lleva un polo del mismo color y bermudas. Roset utiliza un suéter rosa demasiado corto y ajustado y vaqueros, la reluciente cadena dorada de su bolso colgando de su hombro─. ¿Cómo estás?

Nuestra casa no está tan lejos de la universidad, tan solo a unas cuantas horas de carretera de distancia, así que pudieron haber hecho planes para venir e irse el mismo día, pero mamá fue insistente sobre ver a Lydia competir mañana. Aunque no se ha metido en ninguna de mis relaciones anteriores, consciente de que me gusta Emma, algo en ella parece genuinamente interesada en la hija del senador. Supongo que también se debe al hecho de que ninguna de las chicas con las que he salido antes ha requerido su aprobación al banco para el uso de mi extensión de su tarjeta de crédito.

─Bien, Drew, cielos. Luces diferente ─exclama presionando sus manos contra mi rostro─. Te ves... más apuesto. ¿Acaso los hombres que no llaman a su madre son más atractivos? ─gruñe─. Porque has dejado de llamarme como prometiste que harías.

Pongo los ojos en blanco antes de acercarme a papá.

─Tenía nueve años cuando prometí eso.

Se cruza de brazos mientras mi padre, una versión atractiva, madura y con barba de mí, pero rubio, me estrecha fuertemente entre sus brazos con la misma expresión que tengo. Roset y yo sacamos el color de cabello de mamá, pero sus ojos grises con destellos de verde y azul. A veces más verde que azul, a veces más azul que verde. Los de mamá son café. Café a la luz del sol, pero casi negros en la oscuridad.

─¿Eso hace tu promesa menos valiosa?

─Tu madre tiene razón, hijo, te ves bien. ─Alza sus cejas─. Supongo que debemos agradecérselo a tu nueva novia. ─Al igual que mamá, Blake Baker luce emocionado al respecto, pero de una manera diferente: positiva. Demasiado emocionado. Sus ojos se achican mientras gira la cabeza de un lado a otro buscando a Lydia─. ¿Dónde está? Roset no ha hecho nada más que hablar de ella durante el camino. Es su fan y... creo que yo también. ¿Realmente hace todas las cosas que publica en Instagram?

Ignorando el bufido de mamá, quién ha ocupado asiento, así que todos hacemos lo mismo, me inclino y beso la cima de la cabeza de mi hermana pequeña antes de responder. Juro que se ve mucho más adulta que la última vez que la vi. Pensar que un día estaremos comiendo mientras discutimos su vida amorosa revuelve mi estómago. Aún la recuerdo llorando hasta hacer que le diera mi merienda. Sus berrinches. La manera en la que compraba mis autos con cheques falsos que hizo que mis padres tomaran la decisión de mudarse de Nueva York. No es una chica inocente, eso lo sé, pero no es como Lydia y si ella no es capaz de ver a idiotas como Romeo como lo que verdaderamente son, unos imbéciles, no estoy seguro de que Roset pueda.

─Sí ─respondo mientras alejo la mirada de mi hermana, quién me mira con el ceño fruncido: ella no entiende mi breve episodio de nostalgia─. Es la presidenta de su hermandad. Estudia derecho. Ayuda a su padre. También es tan buena con el arco que podría ir a Las Olimpiadas y tiene casi medio millón de seguidores en Instagram, los cuales ahora me acosan, pero entiendo que estén tan deslumbrados por ella que ni siquiera les interese cómo eso ha afectado mi vida personal.

Como esperé que sucediera, se quedan en la parte de medio millón de seguidores.

─¿Medio millón? Impresionante ─dice papá.

─Es increíble ─susurra Roset─. Tengo una cuñada famosa.

─No será tu cuñada hasta que se haya casado con Drew y eso aún está lejos de pasar, además de que él recientemente estaba enamorado de Emma. No puede declarar su amor a alguien más tan pronto, ¿no es así, bebé? ─pregunta mamá mientras se pone una servilleta sobre las piernas, su mirada oscura atemorizante─. ¿No es así? ─insiste.

Extiendo mi mano para alcanzar el vaso con agua y tomar un sorbo.

─Es así.

El matrimonio está a miles de kilómetros de distancia, pero el amor no.

Mis padres se conocieron y enamoraron en la universidad.

Llevan veinte años juntos y todavía se ven como dos personas que se aman.

Aunque no soy tan atractivo y divertido como él, quién fue una mezcla del físico de Romeo, el carisma de Aideen y mi inteligencia en su época, quiero lo mismo para mí.

*****

Lydia no pudo suspender su entrenamiento para mañana, así que no nos vemos hasta que la hora del partido llega. Como ambas prometieron, ella y Emma se encuentran al final de las gradas usando mi camisa. La rubia, que conoce a mi familia, le hace señas a mis padres y a Roset para que se sienten junto a ellas. Mamá la besa en la mejilla y le ofrece fría, pero cortésmente, su mano a Lydia, lo que trae un fruncimiento de cejas a mi rostro. No entiendo por qué se muestra tan reacia con ella cuando son tan similares.

Ambas dominantes feministas hijas de puta, sin ofender a mi abuela, pero ofendiendo sin problema a la madre de Lydia, ya que es la única manera de expresarlo.

No puedo evitar sonreír, el balón en mis manos, cuando mi falsa novia opta por ignorarla, confusión en sus ojos dorados, mientras me anima con mi camisa y pequeños pantalones vaqueros, shorts, apenas cubriendo sus delgados muslos.

Drewtructor se despierta, lo cual hace el partido incómodo.

─Mierda, Drew, mastúrbate más ─dice el entrenador durante el receso, lo cual atraer la atención de todos los integrantes del equipo a mi entrepierna─. ¡Vamos, equipo!

A pesar de sus bromas mientras me lanzan el balón para que lo ataje, ganamos.

Ganamos cincuenta y tres a ochenta.

Cuando Lydia corre hacia mis brazos después de que celebramos entre nosotros y la alzo, las personas mirándonos y fotografiándonos, se siente como si ya tuviera en mis brazos el trofeo del campeonato nacional. Emma me mira. Todos los hombres en la habitación, exceptuando mi padre, me envidian por tenerla y eso malditamente me gusta, pero no lo suficiente para sentirme cómodo con la idea de ellos masturbándose con la visión de su trasero. Cuando me doy cuenta de que alcé su ropa, marcándolo, la devuelvo al suelo. Sonrío cuando Lydia me da un rápido beso en los labios. Sus labios están llenos de brillo rosado que se queda en los míos, pero no me lo quito.

Romeo no deja de vernos.

Estamos haciendo un puto espectáculo.

─Tu madre me odia ─murmura─. Pensé que nos llevaríamos bien.

Me encojo de hombros.

─No te odia. Solo necesita acostumbrarse a compartir la atención ─respondo con mis manos sobre sus mejillas, mi autoestima creciendo con la atención─. Pero de ser así, ¿acaso nuestro ego no se alimenta de odio y envidia? Creí que teníamos eso en común.

Lydia arruga la frente, pero eventualmente sonríe.

─Cierto.

*****

Mi madre odia a Lydia.

Dejo de intentar minimizarlo u ocultarlo cuando nos reunimos para cenar después del partido. Aunque es lunes, tras salir del restaurante italiano a las afueras del campus, las chicas y yo, porque Emma también vino, invitada por mis padres, iremos a una fiesta en el gimnasio para celebrar el inicio de la temporada. Mi garganta se seca cuando la comida, pizza, llega a nuestra mesa y mamá nos sirve a todos, menos a Lydia, una porción. Mi novia falsa pone los ojos en blanco y la toma por sí misma. Papá se limita a reír mientras le pasa el orégano, pero no es malditamente gracioso. Si ella de verdad me gustara, estaría ofendido con su conducta.

Bueno, mierda, de verdad lo estoy.

A Emma no le he importado en lo absoluto a lo largo de los años y ella ha sido la testigo principal de ello. Ahora lloriquea a mi alrededor porque estoy con Lydia, pero mi pene seguiría atado a su mano si no hubiera montado esto con su mejor amiga, quién es la primera chica a parte de la rubia que me hace sentir cosas, solo que esas cosas no tienen nada que ver con el amor, sí con la lujuria, pero cosas lo suficientemente fuertes como para que pueda olvidar lo que he sentido todos estos años por alguien más. Si estuviera buscando una manera de superarla, lo que una persona normal haría, Lydia sería la indicada. Mamá debería entenderlo y apoyarme por ser lo mejor para mí.

─Entonces, Lydia, ¿estás a favor de la iniciativa de tu padre de desmejorar el sistema educativo para convertir las escuelas en cárceles?

No la estoy viendo directamente a los ojos, mis mejillas están sonrojadas y mi mirada está enfocada en mi madre, no en Lydia, mientras intento descifrar qué le sucede, pero sé perfectamente la magnitud de la incomodidad que su pregunta le ha generado.

─Mi padre antepone la seguridad a todo lo demás ─responde Lydia, decepcionándome, puesto que sé que eso no es lo que ella piensa al respeto, pero haciéndome sentir orgulloso debido a que esta no es más que otra muestra de lealtad hacia su padre─. Espero que obtenga los resultados que desee. Equivocarse en la política es catastrófico, pero por fortuna él rara vez lo hace. Es un hombre muy listo.

Mamá chasquea con la lengua antes de negar, revolviendo el contenido de su copa de vino con la mano para luego tomar un trago.

─No, cariño, equivocarse en la política, en la posición de tu padre, significa que las vidas de millones de personas saldrán afectadas negativamente debido a ello. No es tan simple como lo que dices ─responde con un toque de furia que no entiendo─. Conozco a Kenneth. Éramos del mismo barrio en Connecticut. Conozco su manera de trabajar. He ayudado a financia las campañas de cada uno de sus oponentes republicanos para evitar que esté en el senado debido a lo manipulador que es. A su capacidad de jugar con la vida de las personas solo para obtener el poder y prestigio.

En lugar de intimidarse ante mi madre, algo que yo haría, Lydia alza el mentón.

─Gracias a ese poder, mi padre puede estar en una posición que le permite ayudar a mucha gente ─responde con frialdad, pero a la vez con tacto.

Algo me dice que si no se tratara de mi madre, Lydia ya la habría enviado a la mierda.

─¿A costa de mentiras?

─Todo está justificado si tus intenciones son nobles.

Mi sonrojo crece, puesto que su dialogo ha empezado a sonar como lo que ella y yo estamos haciendo. Ahora entiendo cómo es que se le ocurrió. Mamá me mira, decepción en sus ojos a pesar de que no tiene ni idea de lo que estamos haciendo.

Roset, Emma y mi padre, quién frunce el ceño, solamente nos observan en silencio.

─Es por este tipo de ambiente tóxico tu padre y yo nos mudamos de Nueva York. Relacionándote con una Fisher, de entre todas las chicas que pudiste haber escogido, has enviado a la basura todo lo que hemos intentado inculcarte ─dice con voz plana, ignorando el hecho de que no estamos solos─. Las personas deberían ser capaces de tomar sus propias decisiones sin verse influenciadas por hombres como Kenneth.

Nunca le he alzado la voz a mi madre, estoy seguro de que nunca lo haré, pero al ver a Lydia y notar que sus palabras le afectan, no puedo quedarme callado.

─Estoy seguro de que el senador Fisher es lo último que pasa por mi mente cuando miro a Lydia ─le digo, mis ojos puestos en la chica de peluca castaña y ojos dorados─. Ya que cuando la miro lo único en lo que puedo pensar es en lo vivo que me siento a su alrededor. En las cosas que continuamente descubro de mí mismo a su lado. En cómo es el verdadero yo, un chico que un día será lo suficientemente fuerte y astuto para hacerse cargo de los negocios de la familia, pero que no olvidará los buenos principios que heredó de sus padres. ─Papá hace un sonido con su garganta al que no le pongo atención. Mamá es quién me interesa justo ahora─. Quizás la manera en la que me siento ahora mismo no es amor, pero es cómo mejor me he sentido desde que tengo memoria y me parece incorrecto de tu parte, madre, que no consideres a Lydia como una persona única solo porque su padre te ganó una y otra vez al ganar las elecciones.

La expresión dura de mamá finalmente se suaviza antes mis palabras.

─Drew, pero ya la oíste hablar. Justifica a su padre, así que no puede ser muy diferente a él ─dice con un tono de voz mucho más calmado.

Mi mandíbula se aprieta.

Conozco a mi madre lo suficientemente bien como para saber que no cambiará de opinión. No así. Ya que no traje a Lydia aquí para hacerla sentir mal, que no me esforcé tanto durante el fin de semana para nuevamente ponerla triste, me levanto.

─Mamá, Roset, papá. Gracias por venir a verme. ─Afirmo hacia ellos, mi porción de pizza solo mordida una vez─. Que pasen buenas noches. ─Miro a Lydia y a Em─. Vámonos. Comeremos en alguna otra parte dónde no sea incómodo.

Los ojos cafés de mamá se abren en par en par.

─Drew, no te puedes ir, ¿qué diablos haces? ─Al ver que me estoy levantando de la mesa, mira a papá─. Blake, detenlo. Drew no nos puede faltar el respeto así.

Papá, por primera vez desde que tengo memoria, contradice a mamá frente a Roset y a mí. A lo largo de mi crianza he notado cuando están en desacuerdo con algo, pero siempre se han esforzado por mantenerlo oculto de nosotros.

─No ─dice, sonriéndome─. Tu hijo es el hombre que queríamos que fuera. Toma sus jodidas propias decisiones, así que no lo castigaré por complacernos.

Sorprendida con la respuesta de su marido, mamá me imita y se levanta.

Se marcha primero que nosotros, así que al final no tenemos que irnos.

Me siento de nuevo, contrariado con lo que acaba de pasar.

He discutido con mamá.

He discutido con mamá por Lydia.

─Lo siento por el drama ─dice Roset mientras mira a Lydia con adoración, su voz trayéndome de regreso a la mesa─. ¿Qué se siente ser tan fabulosa? De verdad me gustaría mucho ser como tú, pero en lo único que soy buena es sacando buenas notas y maquillándome. Nunca he destacado en ninguna actividad extracurricular, pero mi promedio es el mejor de la clase. Entraré en la escuela de medicina en unos años.

Lydia pone una genuina sonrisa en su rostro para ella, lo que me relaja.

─Hablas de tus metas como hechos. No como suposiciones ─le dice Lydia─. Creo que eso es suficiente para ser fabulosa, Roset.

Los ojos grises de mi hermana se iluminan mientras ve de ella a Em.

─¿Crees que alguna hermandad como la suya me aceptaría? No vendré a la UNC. Aunque eso destroce el corazón de mamá, creo que aplicaré a algo en Nueva York para estar cerca de Drew cuando se gradúe. ─Papá la mira con sorpresa. También con algo parecido a la tristeza. Siempre ha sido muy protector con ella─. Después de obtener un vistazo en redes sociales a todo lo que hacen, a cómo se divierten, quiero vivir la misma experiencia que ustedes. Me encanta el canal de YouTube de Liam. ─Si esto fuera una caricatura, sus ojos serían corazones─. ¿Creen que me aceptarían? ─repite la pregunta.

Lydia ríe, mirándome fugazmente por encima de su lata de refresco antes de contestar.

─Yo lo haría.

*****

Papá y Roset se despiden de nosotros en el estacionamiento. A pesar de la conducta de mamá, los planes de ir a ver a Lydia competir mañana no han cambiado. Tampoco los nuestros de ir a la fiesta de inicio de temporada. Vamos directamente al gimnasio, el cual los chicos han climatizado con luces y mesas con aperitivos y bebidas alcohólicas, al regresar al campus. Emma se escabulle lejos de nosotros apenas llegamos.

─No es como mi fiesta de cumpleaños, pero se ve bien ─dice Lydia mientras toma un par de cervezas para nosotros, a lo que alzo las cejas mientras tomo la mía de sus manos con una linda manicura rosa suave.

─¿Puedes ingerir bebidas alcohólicas?

Se encoje de hombros.

─No contienen esteroides. Siempre y cuando nos vayamos a la media noche, todo estará bien ─responde sentándose a mi lado en las gradas.

No es una fiesta estruendosa, la música que pusieron de fondo es suave, así que podemos hablar sin tener que alzar mucho la voz. Los chicos, Liam, Romeo y Josh, están en el centro de una aglomeración de chicas que intentan llamar su atención y la de otros miembros del equipo, así que ni siquiera considero acercarme a ellos. Estoy cansado. El fin de semana ha sido rudo. Hoy también. Ni siquiera he tenido tiempo para cambiarme. Sigo usando el uniforme y mi piel huele a sudor, lo que no sé si le moleste.

─Lamento haberte llevado a cenar con mis padres. Si hubiera sabido que mamá actuaría así, como los periodistas de Washington, no te habría llevado.

Lydia se inclina hacia adelante para poder verme, puesto que estamos sentados uno junto al otro. Me habría gustado ir a casa y dormir, pero ni siquiera yo puedo decir no. Esta pequeña reunión es una tradición de años. Es algo así como parte del código.

─Drew, creo que no hay nada que puedas hacer que no te pueda perdonar. ─Sus labios se curvan suavemente hacia arriba─. Aunque no es tu culpa y tu madre tiene algo de razón, te perdono. ─Tras levantarse, me tiende la mano─. ¿Bailamos?

Alguien subió el sonido de la música. Las parejas han empezado a juntarse sobre el piso en que derrotamos a nuestros adversarios esta noche. No es la primera vez que bailo con Lydia y mi cuerpo, por alguna razón, se siente cómodo entrelazándose con el suyo, así que le doy un último largo y profundo trago a mi lata de cerveza antes de aceptar. La canción es lenta y agradable, lo que diferencia esta vez de todas las demás ya que en lugar de frotarse contra mí a un ritmo determinado, Lydia se presiona contra mí. Su mejilla está presionada contra mi hombro, sus brazos a mi alrededor de la misma forma que los míos están alrededor de su delicado y delgado cuerpo de ninfa perversa y sádica.

Un cuerpo dentro del que ya he estado varias veces.

Intentando dejar de lado la manera en la que el aire abandona mis pulmones debido a ello, me esfuerzo por prestar atención a sus palabras cuando me habla.

─Me gusta mucho esa canción, ¿sabes cómo se llama?

Niego, pero busco mi celular dentro de mi bolsillo y me aseguro de grabarla para encontrarla más tarde ya que a mí también me gusta.

*****

Toda mi familia viene a ver a Lydia competir al día siguiente. No puedo evitar sonreír cuando veo a mamá aparecer en el campo de tiro oculta bajo la sombra de un gran sombrero negro y gafas oscuras. A pesar de nuestra discusión del día anterior, permite que me acerque a abrazarla a pesar de que no me devuelve el gesto y ocupa asiento en el improvisado puesto que he creado para nosotros. A diferencia de los demás complejos deportivos de la universidad, el equipo de arquería no cuenta con gradas. Tanto los espectadores como los jueces están tras una cinta que establece una distancia prudente de la línea de tiro. Identifico a varias de las chicas de la hermandad aquí. Rafe, Josh y Romeo también vinieron, así que las sillas que conseguí en Wal-Mart están llenas. Por lo que Lydia me explicó ayer, la UNC está siendo sede de un importante campeonato que recogerá a los tres primeros lugares y les dará puntos para competir por una clasificación en las próximas Olimpiadas, así que eso explica por qué el sitio está lleno de periodistas y atletas con equipo profesional. El equipo de Lydia, en cambio, se limita a un chico pelirrojo y pecoso que le tiende las piezas con entusiasmo.

─Bueno, mierda, pensé que me iba aburrir ─dice Rafe cuando las parejas empiezan a competir entre sí, momento en el que Lydia finalmente comienza a su primer set contra una chica de rasgos asiáticos que proviene de Virginia.

─Yo también ─confiesa papá mientras se echa hacia atrás en su silla, abriendo una cerveza y en lo absoluto comportándose como el tipo refinado que me crió─. Pero esta mierda me está haciendo cuestionar mi tiempo en la universidad. Esos moratones jugando al fútbol no valieron en lo absoluto la pena en comparación a lo caliente que pude haberme visto sosteniendo un arco. No crees, ¿cariño?

Mamá sonríe por primera vez en el día.

─Gracias al fútbol llamaste mi atención, Blake.

Papá me mira.

─Tu madre amaba cuidar de mí después de todos los partidos. ─Roset hace un sonido de asco que me hace reír. Papá se inclina sobre mí con su tercera cerveza en la mano. Se ha quitado la parte superior de su traje y hay varias chicas jóvenes mirando hacia nosotras por él, pero todas apartan la vista cuando mamá les sonríe escalofriantemente antes de murmurar cosas en el oído de papá que lo hacen reír─. Hacerlas sentir como si las necesitaran es el truco ─susurra antes de volver a echarse hacia atrás ante el pellizco de mamá, inmediatamente saltando en su puesto para celebrar el triple diez en el centro de Lydia: mi chica está destrozando a la asiática de Virginia.

Y papá tiene razón.

Me está calentando verla sostener el arco y apuntar, en especial por su atuendo de shorts extremadamente ajustados y sostén deportivo, para dar en el centro.


Hola, perdón por la tardanza, es que tuve una semana muy complicada:(

Amo al padre de Drew jajaja

Que opinan de su madre?

Capítulo dedicado a sharithe por sus comentarios

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Love u <3

No olviden darle amor al cap si quieren que actualice pronto

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