Capítulo 17:
LYDIA:
Aunque el viaje no sirvió para que mi amistad con Emma volviera a florecer, sí me relajé. Durante las primeras sesiones, individuales, libero gran parte de la tensión y la carga acumulada sobre mis hombros desde que supe que papá estaba en el hospital. Cierro los ojos y mantengo mi cuerpo relajado mientras las chicas del spa trabajan tanto en mi rostro como en el resto. Solamente estoy despierta durante la exfoliación con polvo de cáscara de naranja. He estudiado tanto para mi examen del sábado, en lugar de descansar, que mis parpados se cierran como autómatas hasta que una de las masajistas me despierta sacudiéndome con gentileza. Con voz suave me indica que es hora de tomar un baño, dónde me reuniré con Emma y el amigo de Drew.
No estoy segura sobre querer estar en la misma habitación que ella por demasiado tiempo, pero de todas maneras acepto. Me parece desagradable no sacarle el máximo provecho a esto. Cuando llegamos al conjunto de chozas en medio de la nada, rodeada de florecitas y cascadas artificiales, tuve un vistazo de la lista de precios en la recepción. Drew gastó miles de dólares para que estuviéramos aquí. Nuevamente el hecho de que no alardee de ello o si quiera lo haya mencionado me hace sentir cálida con respecto a él. También enfurecida. No he terminado de entender cómo casi nadie nota lo genial que es. En especial Emma.
Ella está arrastrándolo todo por el piso por celos.
Siento sus ojos en mí mientras me acerco. Cuando me quito la bata para sumergirme en la tina de lodo hirviendo entre la de ella y Josh, este silba ante la visión de mi cuerpo desnudo mientras se acomoda dentro de la sustancia pegajosa y marrón. Me estremezco. Mi piel intenta adaptarse al calor. No es tan fuerte como pensé que sería, pero aún así es difícil acostumbrarse y eso, viniendo de mí, acostumbrada a tratamientos a recibir de belleza, cortesía de la asesora de imagen de mi padre, es bastante.
Espero estar reluciente cuando salga de aquí.
─¿Cómo les está yendo?
Mi pregunta va dirigida a ambos. Josh fue el que más habló durante todo el trayecto hacia acá, puesto que Emma y yo hemos estado evitándonos mutuamente, así que él es quién responde primero mientras saca un pie del lodo y lo observa. Está rojizo.
Quizás nos estamos quemando vivos.
─De maravilla. ¿Creen que Drew tenga una vena gay?
Suelto una risita mientras pienso en Drewstructor.
Él es todo menos gay. Aunque Drew no acaba de sucumbir a mis encantos, su pene ya está más que encantado con ellos.
─Absolutamente no.
Josh suelta un suspiro, negando.
─Qué mal. ─Gira la cabeza para mirarme con una ceja alzada─. ¿Le darás una oportunidad por esto? Yo creo que la merece ─susurra─. Ambos sabemos que el resto de los chicos, exceptuándome, son verdaderos idiotas. Nada de lo que haya hecho puede ser peor a lo que ellos hacen. ─Su frente se arruga─. Por cierto, pres, ¿qué fue lo que hizo para que no quisieras volver con él? Hasta hace unos días lloriqueabas en su puerta.
Nada.
El único error que ha cometido Drew estos días ha sido acostarse con mi mejor amiga, pero eso es algo que no diré en voz alta. Debido al sonido afligido que suelta Emma, sé que estamos pensando lo mismo. Ella cree que fue quién nos separó, supongo.
No podría estar más equivocada.
Drew se alejó de mí porque abrí una grieta en su corazón.
Inicié la destrucción de sus ilusiones.
Sus falsas expectativas.
─Tengo que pensarlo ─respondo, recordando que la siguiente fase del plan consiste en que Emma lo ayude a reconquistarme, por lo que no puedo permitir que esta crea que la esperanza está completamente extinta─. No quiero volver con él porque lo atrapé haciendo algo que no debía, así que fui malvada. Nos separamos. Intenté pedirle disculpas y no las aceptó, porque lo que yo hice fue peor a lo que él hizo, así que ahora que ha entrado en razón y se ha dado cuenta de lo se perderá... no le seguiré la corriente tan fácil. ─Al igual que Josh, saco uno de mis pies de la tina para echarle un vistazo. El lodo escurre por ella más lentamente que el agua─. ¿Crees que hago lo correcto, Emma? ¿O debería ser un poco más... comprensiva debido a las circunstancias?
Saliendo de su ensoñación, ella traga, sus mejillas rosadas.
Se siente culpable.
─Creo que lo estás haciendo perfecto ─contesta antes de hundirse hasta que solamente sus ojos son visibles.
Teniendo una idea de lo difícil que debe ser esto para ella, intento no pensar en Emma como una cobarde.
*****
Después de un día entero de tratamientos de spa, una linda cena con velas aromáticas esparcidas por doquier y comida ligera nos espera. Todas las personas en el restaurante de lujo del spa están comiendo mariscos y pescado, así que se vieron forzados a improvisar para nosotros. Decoraron un área entre los árboles con luces de navidad colgado de ellos para que los olores no me causaran malestar. Además, modificaron el menú para que tuviéramos varias opciones, como pavo y pechuga de pollo, que tomar. Cuando Emma, consciente de mi alergia, se da cuenta de ello, no puede evitar hacer un comentario al respecto.
─Dios, Lydia ─susurra a la vez que baja aún más las mangas de su suéter─. Drew prácticamente sabe todo de ti.
Es la única persona además de ella y de mi padre a la que le he hablado del día que mi madre me dejó, ni siquiera se lo he contado a Romeo, así que no puedo contradecirla.
─Sí ─respondo vagamente, aunque la calidez y la opresión nuevamente han regresado a mi pecho, mientras tomo asiento dedicándole una sonrisa amable a Josh, puesto que sacó las sillas de ambas─. Nuestro tiempo juntos ha sido intenso.
Al pensar en ello, descubro que no es una mentira. Besé a Drew sin conocerlo. Intenté seducirlo con sexo mientras ponía celoso a Romeo. Mis exs le rompieron un diente. Hemos viajado juntos dos veces. Ha estado para mí aún más. Ha sido el mejor amigo masculino que he tenido en la vida. Incluso sabe cómo me gusta guardar mis cosas. Cuando llega nuestro pedido, todos optamos por en ensalada, tiras de pechuga de pollo y papas horneadas, Emma me saca de mis pensamientos deteniendo su charla con Josh para mirarme fijamente. A lo largo de toda la tarde ha bebido champagne, así que sus palabras no me sorprenden.
─Lamento haberme acostado con Drew cuando aún eran novios.
Josh se atraganta con su vino.
Alzo las cejas.
─¿En serio? ¿Eso es lo único que lamentas?
Sus ojos oliva se llenan de lágrimas.
─También lamento haberte traicionado. Haber roto tu confianza.
Quiero gritarle, zarandearla, que se dé cuenta de que el mundo real, si te acuestas con el novio de tu mejor amiga, falso o no, lo que ella ni siquiera sabía, estás cometiendo un terrible error, pero en vez de saltar sobre ella o insultarla llamándola puta, zorra o por cualquier otro sobrenombre, me limito a encogerme de hombros.
─Está bien. ─Aunque ya no tengo hambre, tomo un bocado. Dejarle saber lo mucho que esto me afectó sería un error. Emma debe creer que Drew y yo podemos tener algo─. Drew dijo que no fue nada importante, que solo te hacía un favor, así que le creo. ─Alzo mi copa de vino─. Por los errores.
Josh nuevamente se atraganta. Le doy golpecitos en la espalda cuando empieza a toser. Al calmarse, nos mira fijamente a ambas.
─Drew no me advirtió que me enviaría al festival de las perras.
Sonrío.
─Drew se guarda más cosas para sí mismo de las que crees.
Y eso es algo que amo de él.
*****
Josh quedó traumado con nuestra cena, pues no dice casi nada de regreso al campus. Una vez llegamos a él, luce aliviado de tenderme las llaves de mi auto cuando lo dejo en su fraternidad tras dejar a Emma en Triangle. Voy tarde a mi examen, así que ni siquiera entro a cambiarme. Ante las cejas alzadas de mi profesor, presento mi prueba en albornoz y pantuflas del spa. A pesar que me di una ducha esta mañana, quería continuar disfrutando de la visión de mi nombre grabado en la tela y de su suavidad. Pensé que tendría tiempo de ponerme algo más cuando llegáramos, pero Josh fue increíblemente lento. Recorrió la misma distancia que ayer, con el mismo tráfico, en el doble de tiempo.
─Espero que su padre esté mejor, señorita Fisher ─murmura el hombre de canas cuando le entrego mi prueba terminada─. Es un gran hombre con excelentes ideas para nuestro país. Debes sentirte muy orgullosa de él. Si se postulara como presidente, tendría mi voto y el de muchas personas que conozco.
Leyes como las que piden que personal de la educación, como tú, sean despedidos para aumentar el presupuesto en materia de seguridad, me contengo de decir, sonriendo ampliamente.
─Todo está bien. Gracias por preguntar. Hasta la siguiente clase.
A pesar de que me he dado la vuelta para salir, escucho su voz, así que me detengo con la mano en la manija de la puerta.
─Ah, y señorita Fisher, feliz cumpleaños.
Giro la cabeza para verlo.
─Gracias ─murmuro.
No es la primera persona que me felicita, esa fue Emma, a pesar de nuestra situación actual, ni la única que lo ha hecho, puesto que mis redes sociales están colmadas de ellas y ya he recibido una llamada de mi padre, pero sé que a pesar de lo mucho que estudié difícilmente obtendré un sobresaliente, mi puntuación habitual.
Todos mis cumpleaños quiero desaparecer.
Cada felicitación, cada regalo, cada detalle o sonrisa, todo, absolutamente todo, me recuerda a mi madre. Al hecho de que no soy lo suficientemente importante para ella para que al menos se tome la molestia de enviarme una tarjeta de felicitaciones de un dólar. Siempre he entendido que quisiera separarse de papá, las personas a veces dejan de amarse, pero yo soy su hija.
Nunca deberías dejar de amar al tuyo.
Intentando huir de mi carga más pesada, me dirijo a una tienda deportiva para comprar algo y así poder ingresar al campo de tiro.
*****
Triangle está extrañamente silenciosa cuando llego al final de la tarde. Normalmente las chicas se encuentran revoloteando de un lado para otro con resaca del viernes o planes para la noche, pero al único al que veo cuando cruzo el umbral de la puerta es a Liam dormitando en el sofá del salón principal. Tiene puesto un disfraz de príncipe que, probablemente, se debe a alguna broma o algún papel que tuvo que interpretar para su canal de YouTube.
─Pres ─susurra con ojos amplios cuando paso por su lado, incorporándose abruptamente─. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? Se supone que debía esperarte, pero me quedé dormido. Jill estudia hasta las tres de la madrugada con la luz encendida. Si le digo que la apague, me tortura sexualmente. ─Sus mejillas de playboy se encienden cuando alzo las cejas─. Mierda, lo siento, siempre olvido que aquí son reacias a escuchar detalles de mi vida sexual.
No puedo evitar reír. Liam no me ha felicitado y eso está bien.
─No te preocupes. No le diré a Jill que lo hiciste.
Se pone de pie con una amplia sonrisa.
─Gracias. ─Realmente luce aliviado por ello, así que no puedo evitar preguntarme con qué cosas lo tortura Jill. Hago lo mismo con Drew, pero estoy segura de que a él le gusta. Liam, en cambio, se ve genuinamente mortificado─. ¿Me acompañas un momento? Necesito enseñarte algo. Las chicas me lo pidieron.
Ya que está siendo más amable de lo que alguna vez ha sido, acepto encajar mi brazo en el suyo y que me guíe a dónde desee. Mi frente se arruga cuando llegamos a las puertas del patio trasero. Están decoradas con papel dorado, así que no puedo ver lo que hay del otro lado. Intuyéndolo, intento retroceder, pero Liam abre las puertas con su brazo libre y me empuja hacia adelante.
─¡Sorpresa! ─gritan los cientos de personas del otro lado antes de que la música, Don't Start Now de Dua Lipa, estalle y lo que parecen millones de globos dorados desciendan del cielo, junto con papelillo del mismo tono metalico.
Cuando mis ojos escarban en la multitud, inmediatamente se topan con los de Drew. Está usando un traje dorado con una camisa blanca debajo, cuyos primeros botones están desabrochados, que claramente grita que él ha sido quién ha organizado todo esto. Emma está a su lado en un vestido blanco que compró para ella. Sin poner un paso dentro a pesar de las personas que se están acercando para felicitarme, posiblemente abrazarme, retrocedo y corro hacia el exterior. Me detengo cuando llego a la calle para tomar hondas bocanadas de aire mientras me inclino con las manos apoyadas en las rodillas. Por más linda que sea la decoración allá atrás, no puedo creer que haya visto una hilera de globos gigantes con mi nombre. Drew, el único con los recursos para contratar a un Dj que debería estar en Ibiza y no en el patio de nuestra hermandad, tomó todo lo que le conté y lo retorció.
─¿Lydia? ─pregunta Romeo mientras se estaciona junto a mí al mismo tiempo que Drew aparece en el pórtico con una mirada preocupada en el rostro─. ¿Todo va bien? ¿Necesitas un aventón?
Esta vez no me niego.
─Sí, por favor.
Con sus ojos grises en mí, abro la puerta del auto de Romeo y entro mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas. Si perdí a mi madre por una estúpida fiesta de cumpleaños, esto podría significar que estoy a punto de perderlo absolutamente todo.
*****
Cuando llegamos a uno de los tantos parques de Chapel Hill y ocupamos dos columpios, puesto que también hay niños viviendo aquí, no puedo evitar hurgar en mi bolsillo y llamar a mi padre a pesar de la presencia de Romeo, quién hace una mueca al oír su voz. No le pongo mucha atención a su gesto. Quiero a mi papá.
Estoy cumpliendo veintiún años y quiero a mi papá.
─¿Papi? ─pregunto con un hilo de voz cuando responde.
─¿Lydia? ─pregunta de regreso con tono perezoso, pero alarmado, debido a que ha identificado la ansiedad en mi pregunta, lo que me extraña ya que papá no es de tomar siestas durante la tarde o antes de su hora de dormir habitual─. ¿Todo está bien, cariño? ¿Pasó algo? ¿Necesitas que vaya? Tengo un compromiso este fin de semana, pero puedo aplazarlo si es necesario.
Si es necesario.
Niego a pesar de que no puede verme.
─¿Todavía me quieres?
Acostumbrado a que le pregunte lo mismo todos los años, suelta un suspiro triste. Lleva un par o dos sin hacerlo, desde que empecé la universidad, pero claramente no ha sido superado.
─Claro que sí, Lydia ─susurra─. Sería un imbécil no lo hiciera.
─Bien. ─Sorbo por mi nariz─. Adiós, papá.
─Adiós, cariño. ─Hace una pausa─. No permitas que esto siga arruinando tu cumpleaños, Lydia. Yo ya no lo hago.
Aunque alentarme a ello debería darme ánimos para hacerlo, consigo justo lo contrario. Las lágrimas continúan deslizándose sin control por mi rostro debido a que a pesar de lo que digan, nadie en este momento entiende lo que se siente estar incompleta. Lloro tan fuerte mientras me mezo, a pesar de las palabras de aliento y preocupación de Romeo, que este termina poniéndose de pie y alejándose para poder realizar una llamada. Está usando una sencilla camisa negra y vaqueros blancos con mocasines a juego. Es el chico que se supone que debería impresionar. En cambio, lo estoy salpicando con mocos y babas cada vez que me ahogo con mi propia respiración. Mi corazón termina de romperse cuando se acerca con gesto incómodo unos minutos después, Drew tras él.
─Lo siento, Lydia, no sabía qué más hacer.
Me encojo.
─Déjanos, Rom, yo me encargo a partir de aquí ─susurra Drew mientras se acerca lentamente─. Nos vemos en la hermandad.
─¿Estás seguro?
Drew asiente.
─Sí. Vete.
─Bien. ─Me mira─. Lo siento, Lydia. Siento cualquier cosa que haya podido pasarte para que llores así.
Mi barbilla tiembla en respuesta. No puedo dejar de pensar en una estúpida niña aguardando por días, puliendo una estúpida corona de plástico, a que su madre regrese por ella. No puedo dejar de temer que mi padre deje estar ahí para mí, que un día se sienta tan decepcionado que deje de amarme. Drew suspira de la misma forma que Kenneth Fisher lo hizo por teléfono: como si entendiera.
Pero no lo hace.
De repente mi tristeza se convierte en rabia.
Drew nota la manera en la que aprieto con demasiada fuerza las cadenas del columpio y le dedica una mirada a romeo.
─Vete, por favor.
Luciendo algo inseguro al respecto, este asiente y se da la vuelta para irse. No es hasta que escucho su Camaro alejándose que enfrento a mi ex de mentira. Este parpadea un par de veces mientras me levanto y me acerco a él.
─Lydia...
─No ─gruño, envolviendo su camisa en mis manos─. No hables.
─Yo...
─¡Confíe en ti! ─grito─. ¡Te conté algo que solamente le he dicho a dos personas más, Drew, a dos personas más! ¡Y lo arruinaste por completo! Cada vez que alguien se acerca a mí hoy, que me dice feliz cumpleaños, lo único que hago es preguntarme por qué mi madre no se quedó. Por qué no me llevó con ella. ─Lo suelto mientras retrocedo, consciente de que no es del todo su culpa, pero furiosa de que haya decidido hacer algo así sin consultármelo antes. Emma, si tuvo algo que ver, también es culpable─. Has hecho algo difícil para mí prácticamente difícil de sobrellevar.
Para cuando termino estoy hiperventilando, casi de la misma manera que lo hace Drew durante sus ataques de asma, y realmente estoy cerca de creer que me estoy quedando sin oxígeno, por lo que me dejo hacer cuando pasa un brazo por debajo de mis rodillas y otro alrededor de mi cintura para alzarme.
─Lo siento, Lydia ─dice suavemente─. Pero no por tu madre, sino porque te hayas perdido la mitad de la sorpresa.
*****
No puedo evitar cerrar fuertemente mis ojos cuando llegamos a la hermandad, tampoco cubrir mis oídos para bloquear la mano de Drew, quién vuelve a tomarme en brazos, pero deshago cualquier bloqueo de mis sentidos cuando percibo el cese de la vibración de los parlantes. Tras escuchar el sonido de la puerta cerrándose tras nosotros, él nos encierra en la lavandería, la cual se ha convertido en una especie de estudio de grabación musical, pues reconozco los paneles al estilo cartón de huevos en las paredes. La decoración del pequeño espacio es escasa. Solo hay globos, una porción de pastel de frambuesa y velas por doquier. Una manta con cojines dorados sobre ella, una tablet con Netflix y palomitas en un cuenco en el centro, ocupa la mayoría del espacio. Arthur está durmiendo en su jaula en una esquina con un sombrerito sobre su cabeza, pero además de Drew y yo... no hay nadie más.
─Pensé que algo como lo que pasó podría suceder ─explica─. Así que le pedí un par de favores a un amigo de papá que tiene una disquera. Él me los prestó. ─Se encoje de hombros, nuevamente restándole importancia a algo absolutamente importante─. Puedes pasar tu cumpleaños aquí si quieres. Nadie te molestará.
Libero una honda bocanada de aire antes de conseguir mi voz de regreso. Ahora me siento absolutamente culpable por haberle gritado. También por huir como lo hice. A pesar de que sé que si lo intento puedo hablar, descubro que no tengo palabras para esto, así que recorro la distancia que nos separa y coloco mis manos en sus mejillas, atrayendo sus labios a los míos. Drew no lucha contra ello. Al igual que sucedió durante nuestra estadía en Washington, me devuelve el beso como si estuviera acostumbrado a ello.
Rodeo su cuello con mis manos y él hace lo mismo con mi cintura. Poco a poco, despacio, nos vamos agachando hasta que terminamos enredados entre los cojines, yo sobre él.
─Lydia... ─murmura cuando nos separamos.
─Por favor, Drew, no lo arruines diciendo que no quieres hacerlo.
Él niega mientras ríe.
─No. Por primera vez estoy de acuerdo con hacerlo ─dice, llenándome de un sentimiento de alivio difícil de explicar─. Pero Arthur no deja de vernos. Me hace sentir incómodo.
Cuando giro la cabeza y veo a mi hámster pegado a la reja de su jaula, expectante, echo la cabeza hacia atrás y suelto una risita.
─No te preocupes por él ─murmuro contra sus labios─. Es bueno manteniendo secretos. Como has visto, no habla mucho.
Vuelvo a juntar sus labios con los míos, pero tras unos minutos de besuqueo sigue sin poder concentrarse, así que me ajusto sobre él, ya acostado, y me quito la camisa y los pantalones de deporte para ponerlos sobre la jaula de Arthur. Una vez este ya no se encuentra husmeando en los asuntos de mami, el efecto es inmediato. Drew me arroja sobre mi espalda y se cierne sobre mí con una mirada hambrienta en el rostro. Sigo en ropa interior y él continúa vestido, pero eso no le impide hurgar en sus pantalones y entre mi lencería para adentrarse en mí después de que saca un condón de su bolsillo trasero y se lo pone. Clavo mis uñas en su espalda cuando lo siento llenándome al máximo, apoderándose de cada dolido e inseguro rincón de mí para llenarlo con placer.
─Lydia ─gime junto a mi oído─. Me gusta mucho estar dentro de ti.
Por alguna razón sus palabras, inocentes en comparación a lo que muchos chicos han susurrado con anterioridad en mi oído, aumentan mi excitación al punto en el que estoy casi lista para dejarme ir. Tomando una de sus manos, la guío a mi clítoris.
─Tócame, Drew ─susurro─. Por favor.
Él lo hace. Mientras jadea, traza circulitos con su pulgar sobre mi nudo de terminaciones nerviosas. Mientras mis muslos tiemblan y el calor consume mi vientre, Drew gruñe y hace sus embestidas más profundas, pero lentas, mientras acaba con el rostro enterrado en mi cuello, mi piel amortiguando sus sonidos de placer.
Una vez ambos hemos terminado nuestro orgasmo, se deja caer junto a mí soltando un suspiro exhausto. Ambos miramos el techo con una sonrisa en el rostro. Ladeamos la cabeza casi al mismo tiempo para vernos. Aunque acaba de obtener lo que todos los chicos quieren, Drew continúa viéndome como si quisiera seguir formando parte de mi vida. Como si no hubiera preparado todo esto para meterse en mis pantalones, sino porque genuinamente me aprecia, de lo que estoy completamente segura.
─Pensaba que sufrías de un trastorno que te impedía acabar.
Drew ríe.
─No, solo soy un poco paranoico durante el sexo. Normalmente empiezo a pensar en todo salvo en ello cuando estoy con una chica que me gusta, excepto cuando... ─Se corta a sí mismo con rubor en sus mejillas─. Por eso nunca podía hablarle a Emma. Era ese problema multiplicado por diez, pero ahora es más fácil.
Decido ignorar la mención de Emma.
─¿Excepto cuando qué?
Drew mira nuevamente el techo.
─A veces, cuando haces volar mi cabeza, solo pienso en lo sexy que eres ─murmura─. Hasta que me siento culpable y me obligo a mí mismo a no tener un orgasmo para castigarme por desearte.
Arrugo la frente.
─Drew, eso es retorcido.
Nuevamente me mira. Ya no está solo sin aliento, sino que se ve tan vulnerable y expuesto como yo me sentí cuando le conté sobre mi madre. De cierta manera, eso lo convierte en alguien que me entiende. Separo los labios para decirle que no debería castigar a sus testículos a sí por Emma, pero el sonido de la puerta siendo golpeada nos interrumpe. Al parecer los paneles no lo absorben.
─Mierda, seguro están preguntando por nosotros, pero no sé por qué ─Se queja mientras yo me extiendo para tomar mi ropa y vestirme. Arthur me ve con acusación. Parece un adolescente al que le han borrado la pornografía del teléfono. Al parecer ya tiene dieciséis en años hámster─. Le dije a Josh que mantuvieran a todos lejos. ─Suelta un gruñido cuando la abre, permitiendo que la música entre, pero esta vez no me siento agobiada cuando la escucho─. ¿Qué quieren, chicas? Lydia está indispuesta. Se siente mal. Creo que le ha venido el periodo. No va a...
─No te preocupes, Drew ─lo corto depositando un beso en su mejilla─. Tranquilas. En un rato me uno a ustedes. Solo necesito cambiarme primero. ─Tomo su mano para subir las escaleras. Heidi. Jill. Emma. El resto. Ninguna aparta sus ojos de mi cuello. Cuando llego a mi habitación y me miro al espejo, descubro por qué─. ¡Drew! ─lo arrojo a la cama y me posiciono sobre él─. Mira lo que me hiciste ─me quejo con un gemido que oscurece sus ojos cuando los pone sobre el chupetón en mi piel.
─Lydia...
─Déjame ponernos a la par.
Con sus manos en mi cintura, desciendo mi boca a su cuello y succiono. Aunque acabamos de hacerlo, inmediatamente reconozco a Drewstructor debajo de mí. Me desvisto antes de tomarlo rápido y duro con un condón que saco de mi mesita de noche. Drew acaba antes que yo, así que tengo su boca besándome ahí abajo para compensarse, mis manos haciendo puños en mis sábanas mientras alzo mis caderas para empujar mi vagina en su boca. Es bueno en ello. Le gusta hacerlo.
El mejor maldito regalo de cumpleaños.
*****
Uso un vestido blanco con detalles dorados con manga en un solo hombro que me llega a la mitad de los muslos y tacones de tiras. Dejo mi peluca castaña suelta en mechones ondulados en las puntas. Aunque deberíamos actuar como si estuviéramos peleados, Drew y yo bailamos toda la noche. Ni siquiera pruebo cómo se siente estar en los brazos de otro chico. Incluso nos montamos juntos en el carrusel que hizo traer para mí, junto al montón de atracciones y juegos por puesto. Nuevamente consigue una erección mientras me ve montar el pony, puesto que muevo mis caderas al ritmo de la música, algo de Drake, a propósito, pero esta vez no conseguimos nada de acción hasta que nos escondemos en el baño después de picar un pastel de frambuesa lo suficientemente grande para alimentar a todos los universitarios que vinieron a celebrar mi cumpleaños o por la cerveza gratis. Una vez salimos de él, acalorados, me guía a la entrada de la hermandad con una sonrisa traviesa en sus labios.
─Feliz cumpleaños, Lydia.
─Dios, feliz cumpleaños, nunca imaginé que Drew fuera así.
─Es tan detallista, pres, ¡me alegro por ti!
Esos son algunos de los comentarios que sueltan las chicas a medida que nos aproximamos a la calle, la cual se ha llenado de más personas celebrando mi cumpleaños. Incluso hay algunos que ni siquiera estoy segura de que sean de Chapel Hill. No puedo evitar cubrirme la boca con la mano y esconder mi rostro en su pecho, sin dejar de sonreír, mi corazón acelerado, cuando veo la Range Rover blanca, idéntica a la suya, estacionada junto a esta, solo que con un brillante lazo rojo en la parte superior.
─Drew, ¡no puedo creerlo! ─grito mientras pego saltos de emoción y tomo las llaves de su mano, arrastrándolo luego a la camioneta─. Esto es demasiado ─digo cuando ya nos encontramos dentro, las personas grabándonos, así que estoy a punto de convertirme en una de esas chicas de Instagram que reciben costosas sorpresas de sus novios que siempre he repudiado, pero secretamente envidiado y añorado ser una de ellas─. Drew... ─Tomo aire─. No puedo aceptarlo. De verdad lo aprecio, pero es demasiado.
─Pruébala, Lydi. Luego hablaremos de ello.
Lo hago. Enciendo el motor y me deleito con su rugido. Lentamente, con cuidado de no atropellar a nadie a pesar de que Drew ha logrado que me sienta drogada sin estarlo, logro salir de nuestra calle abarrotada de gente y tomar la carretera que conduce a nuestra cafetería de batidos de frambuesa. Cuando me estaciono en ella, nuevamente dirijo mis ojos a los suyos.
Y, nuevamente, Drew luce como si quisiera comerme.
─Es mucho ─digo.
─Se supone que eres la chica que quiero conquistar. Sabes, mejor que nadie, hasta donde estoy dispuesto a llegar para tener lo que quiero. No fingiré a medias ─responde con un tono de voz ronco─. Además, ¿recuerdas cada maldita cosa que has dicho de mí creyéndome superior a los demás, pero escondiéndolo jodidamente bien? ─No me sorprendo cuando echa hacia atrás el asiento, inclinándome, y de alguna manera se acomoda sobre mí. Lo envuelvo con mis piernas. En la radio está sonando Fetish de Selena Gómez. Mi ropa interior se humedece, ensuciándose más, sin importar lo manchada que ya está de nuestro mutuo deseo a lo largo de la noche─. Sucede que eres la persona que mejor me conoce, al igual que al parecer yo soy la persona que más te conoce, y en verdad me gusta ver cómo todos esos imbéciles se dan cuenta de lo duro que tienen que trabajar para tenerte, Lydi. ─Separo aún más mis piernas cuando se frota contra mí. No tengo un condón, así que ruego que él sí─. Me gusta la idea de que después de que esto haya terminado, falso o no, tus expectativas sean tan altas que ninguno de ellos logre alcanzarlas.
─Drew...
─Entonces aceptarás cada uno de mis regalos ─dice mientras hunde nuevamente el rostro en mi cuello y, gracias a Dios, dirige una mano al mágico bolsillo trasero de sus pantalones─. Porque nadie puede tenerte si no te merece una mierda.
Tiene un condón, celebro.
Y con respecto a la Range, no me considero una persona sumamente materialista, sé que hay cosas que valen más que el dinero, como la dignidad, pero Drew, sin saberlo, me sacó una espina que tenía clavada en el pecho, sin saber por qué me afecta tanto, desde hace semanas. Específicamente desde New York. ¿A quién le importa una colección de vestidos cuando te preparan una fiesta, un escape de la fiesta, debido a que tu chico te conoce, te dan el mejor sexo que has tenido en un tiempo con un lindo y enorme pene de por medio, pero una carita que puede ser inocente y diabólica, dos en uno, y te regalan un vehículo último modelo?
¿A quién le importa el abandono de una madre?
Llámenme frívola, pero a mí, por lo menos ahora, en este momento, no. Me acabo de dar cuenta de todo lo que me he estado perdiendo estos años. Del placer. De la felicidad. De la diversión. Todo siendo suplantado, por década y media, de sufrimiento y dolor sin sentido, puesto que a ella no le importa.
Gracias a Drew.
Sin importar cuánto dinero haya gastado hoy o lo bueno que sea con su boca, lo grande que sea su pene, ese es el verdadero mejor regalo que sé que recibiré en toda mi vida.
De alguna manera, me ha liberado.
Este es uno de mis capítulos favoritos ;-;
¿El tuyo también?
Dedicación de capítulo a: MariaParraDiaz
Siguiente a la que + comente, recuerden darle amor a la historia. No todo se trata de amenazarme con quemar mi casa si no actualizo ;-;
Próximamente, después del 18, mi cumple, probablemente esté haciendo maratón de FAPV. No lo hago antes porque esta semana estaré full. Quiero entrar a unos concursos y tengo que inscribirme en la U, así que es mentira que tendré tiempo y los caps de FAPV son largos. Mientras los de Arlette son todos de 3000 palabras, los de FAPV son de 5000.
Love u
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