Capítulo 14:
DREW:
No puedo evitar sentirme como un cliché borracho mientras continúo con la ardua tarea de levantarme de la cama, cada hueso de mi cuerpo crujiendo en protesta. Tengo que tomarme un momento para sostener mi cabeza cuando lo consigo, mi cerebro retomando su posición dentro de mi cráneo. Estoy desnudo, así que busco mi ropa antes de hacer cualquier movimiento. La hallo en el baño. Intento no hacer ruido, pero fallo miserablemente. De alguna forma causo que la jabonera de cristal sobre el lavado caiga al suelo y se haga añicos. Salgo de nuevo con mi rostro sintiéndose caliente. Esta es la primera que llevo a cabo la marcha de la vergüenza. Por fortuna para mí, la chica con la que creo que me acosté sigue dormida. Es alta y rubia, pero no consigo un vistazo de su rostro debido a que duerme boca abajo.
Mi pecho se oprime mientras me pregunto si tendrá una ETS.
Debo ir al médico lo antes posible.
─¿Drewstructor?
Justo cuando mi mano se encuentra con el pomo, ella despierta. Genial. Dejo caer los hombros, forzándome a relajarme, antes de darme la vuelta y enfrentarla. Su rostro es redondo, pero sus facciones son marcadas, en especial sus pómulos. Me recuerda a Miley Cyrus. No es mi tipo, pero tampoco puedo decir que sea fea.
¿Quizás bohemia?
─Ese no es mi nombre ─digo.
Sus cejas se juntan.
─Es el que me diste cuando te pregunté. Te acercaste diciéndome que te masturbabas viendo Hannah Montana. Fue gracioso y... extraño.
Mierda.
Así que la culpa de todo esto la tiene mi oscuro, sumamente perverso, alter ego.
─Solamente Drew está bien. ─A pesar de que estaba a punto de irme como si esto no hubiera significado nada para mí, no soy esa clase de idiota. Ahora ella está despierta y lo último que quiero hacer es hacerla sentir incómoda por haberle permitido a Drewstructor entrar en su cuerpo. Tampoco digo que esa haya sido una decisión inteligente de su parte, pero es mi deber, buena decisión o no, responsabilizarme por las acciones de mi pene─. ¿Me recuerdas cuál es el tuyo?
─Me llamo Miley.
A pesar de que mi mundo está jodido, no puedo evitar sonreír. Ella parece saber por qué me río, puesto que arroja una almohada en mi dirección con expresión molesta.
La esquivo, pero no puedo controlar mis labios.
Al poco tiempo estoy soltando una carcajada que al parecer hace desaparecer su enojo, pues Miley termina riéndose conmigo. Está cubriendo su cuerpo con las sábanas, así que solo puedo distinguir el contorno de su figura. Lo que veo luce bien, pero no debería estar viéndolo, así que cuando me atrapa mirando, me sonrojo.
Ahora es Miley quién sonríe.
─Drew, hay un café que hace excelentes panqueques a unos diez minutos del campus, ¿qué tal si le pido las llaves de tu camioneta a Sara y desayunamos mientras charlamos sobre la noche que ninguno de los dos recuerda?
No sé quién mierda es Sara, tampoco por qué le di las llaves de mi camioneta, así que afirmo. Estoy seguro de que no habrá una forma menos incómoda de recuperarlas.
****
Como dijo, el pequeño café queda a exactamente a unos diez minutos del campus, pero su casa no se encuentra precisamente en él, sino a las afueras. Miley vive en un sencillo condómino en el que comparte una pequeña casa de dos habitaciones con un par de hermanas. Pido una montaña de panqueques con miel cuando entramos en la cabina y la mesera toma nuestro pedido. No puedo evitar sentirme paranoico con respecto a las personas que pasan junto a nosotros, preguntándome si alguno de ellos pertenece a nuestra universidad e iniciará el rumor de que estoy engañando a Lydia. Me fuerzo a mí mismo a relajarme cuando recuerdo el motivo por el que estoy aquí.
La imagen de Emma besando a Aideen se siente como ácido sobre mis sesos.
Aprieto el mango de mi taza con café con tanta fuerza que Miley se percata de ello. Está usando un vestido holgado color mostaza y aretes largos que encuentro aberrantes. Si Lydia los viera, probablemente vomitaría y cagaría sobre ellos.
Mi mandíbula se vuelve de piedra.
No se supone que deba pensar en ella.
─¿Estás bien?
─No.
A pesar que Miley me acaba de conocer, es genuina preocupación lo que noto en sus ojos marrones. Eso o es una cazafortunas interpretando su papel bastante bien. Papá, a escondidas de mamá, me advirtió sobre ellas, pero soy tan diferente a como él lo era, ciertamente menos atractivo, que ninguna se ha presentado hasta ahora. Al parecer ser rico de cuna no es importante si eres poco agraciado. Nunca he tenido que esforzarme para pasar desapercibido. Hasta que conocí a Lydia, siempre había tenido que luchar por las chicas si alguna me gustaba. Ellas nunca venían a mí.
─Anoche... creo recordar que me dijiste que acababas de terminar con tu novia.
─Es verdad.
Novia falsa, pero mátenme si no se siente como una ruptura real. Incluso me hallo a momentos pensando en mí mismo como un infiel, preguntándome qué pensaría Lydia si se enterara que estuve con Miley y temiendo su reacción. Estoy seguro de sería la única persona en no reírse cuando le dijera que me acosté con alguien con el fin de saciar el fetish de mi pene por Hannah Montana y resultó llamándose Miley.
─¿Fue un corte limpio?
─No ─gruño, mi mente de vuelta a Emma y Aideen─. Ella me lastimó.
Miley hace un puchero que dura hasta que la comida llega.
─¿Por qué? He estado contigo una hora y he pasado de querer follarte a querer abrazarte y hacer caras de bebé. Eres adorable, para nada un idiota.
Siento mi rostro volverse rojo de nuevo.
─Gracias.
Se encoje de hombros.
─No hay de qué. ─Me patea por debajo de la mesa para llamar mi atención a pesar de que ya la tiene─. Dime, Drew, ¿qué hizo tu ex para que un chico bueno como tú, que acepta una invitación a desayunar de una chica cualquiera como yo después de que ya consiguió lo que quería, se drogara, emborrachara y cediera a la lujuria descontrolada?
A pesar de que debería estar incómodo con ella metiéndose en mi vida cuando no la conozco, ni la he visto jamás, no puedo evitar sonreír y desear seguir hablando. No importa si el tema de conversación es mi desagradable vida amorosa. Es graciosa.
─Ella hizo algo frío y egoísta, sin importarle mis sentimientos, por venganza.
La sonrisa de Miley desaparece.
─Está claro que no quieres decirme qué, pero... ¿ella lo hizo con la intención de lastimarte? ─pregunta antes de llevar un bocado de panqueques a su boca.
Esa es la cuestión. Anoche, cuando sucedió, pensaba que no. Que solo estaba siendo una zorra en busca de venganza superficial por su ego herido, dañándome al no pensar en las consecuencias de sus actos. Ahora no estoy tan seguro. Recuerdo haber visto destellos de verdadero dolor en sus ojos a lo largo de toda la noche. También tengo la seguridad de que estos eran debido a que Emma pasó sobre ella cuando se acostó conmigo, lo que Lydia ya sabía. Por un momento me arrepiento de mis palabras, de la forma en la que me alejé y del desastre que vino después. Luego recuerdo la oscuridad brillando en los irises de sus ojos y reconsidero la sensación de culpabilidad que se asienta en mi nuca. Lydia pudo hablar conmigo al respecto, pero no lo hizo. Además, fue Emma quién la traicionó. Es ella quién le debe lealtad de amigas, por lo que no tenía ningún motivo lo suficientemente fuerte o válido para actuar conmigo como lo hizo. Para jugar con mis sentimientos. Por más que no quiera que le pase nada malo a Emma, si hubiera sido al revés habría jodido a Romeo, no a ella. A fin de cuentas, Lydia estaría haciendo lo que su corazón le pide.
Justo como yo lo hice.
─No lo sé.
Miley hace una mueca.
─Bueno, después de lo que hiciste a anoche podrían volver y estarían a mano.
─¿Tú crees?
Mueve la cabeza de arriba abajo, afirmando.
─Sí. Si la perdonas y le dices lo que hiciste y ella te perdona, podrían tener una segunda oportunidad. Eso sí, siempre y cuando la ames. ─Toma otro bocado─. ¿La amas, Drew? No importa si te acostaste conmigo. Olvidemos eso. Fue un error.
¿Amo a Lydia? No.
Pero amo la idea de apresurar el proceso de tener a la persona que amo gracias a ella. He amado cada momento de nuestro plan desde que empezó y es una maldita lástima que haya terminado. En unos años, cuando recuerde mi época de universitario, probablemente estos sean los meses vengan a mi mente. Lydia y su actitud superficial, pero profunda al mismo tiempo. Lydia y la manera en la que todos la llaman bruja con el corazón frío, pero es a la primera a la que acuden cuando surge un problema. Lydia y su gusto por la dominación en cada aspecto de su vida, pero que no se esfuerza por esconder las ansias que tiene de que alguien cuide de ella.
Lydia y lo mucho que he aprendido de mí mismo a su lado.
─Sí ─me respondo más a mí mismo que a ella─. La amo.
Aún puedo estar malditamente enojado con ella, tanto que ni siquiera puedo soportar la idea de verla, pero no diré que no extrañaré su presencia.
─Entonces creo que deberías intentarlo ─dice con la boca llena de panqueques, lo que me recuerda que no he tomado ni un bocado de mi plato.
A partir de ahí comemos en silencio hasta que terminamos. Su rostro está cubierto de chocolate y miel, así que le hago una seña con la servilleta para que se limpie. Miley rueda los ojos, pero me hace caso. Es una chica agradable. Si no estuviera enamorado de Emma y enganchado a Lydia, la invitaría a salir. Mientras hacemos la fila para pagar, me cuenta que estudia arte y descubro que conoce a Rafe. Al parecer han estado en varios proyectos juntos. Vive fuera del campus porque así es más fácil para ella trabajar en sus esculturas. Ya que ninguna hermandad la aceptó, no se iba a conformar con el pequeño espacio que ofrecen los edificios residenciales.
─Dios, no sabes lo increíblemente selectivas que son esas perras. Lydia Fisher, por ejemplo, la presidenta de la hermandad de la fiesta en la que me conociste, es una maldita zorra sin corazón. Se resguarda en el hecho de ser la hijita del senador y en lo difícil que ha sido su vida para actuar como tal. Ni siquiera consideró mi solicitud, pero conozco a una chica que entró y fue expulsada debido a que se quejó porque pintaron su cabello en los rituales de iniciación ─gruñe cuando estamos llegando a su calle, prácticamente frente a su puerta.
Hago una mueca, deteniendo la camioneta.
─No deberías verla así. ─Niego, inconforme con sus palabras─. Tal vez es solo una presidenta que se toma muy en serio su trabajo. Pertenecer a Triangle te abre muchas puertas. Prácticamente estás en la lista del orden mundial una vez sales. ¿Crees que alguien que no puede soportar una estúpida broma podría ser lo suficientemente fuerte para representar a la hermandad cuando esté fuera de ella? Si su reputación se viene abajo, dejarán de invertir en la casa y, por lo tanto, se irá por el desagüe. No la puedes culpar por exigir nada más que excelencia cuando todas ahí se esfuerzan bastante para mantener el puesto y obtener el futuro que desean, en especial Lydia. Cuando nadie ve, ella es como la segunda mamá de esas chicas. Además, tengo entendido que este año los requisitos para entrar han sido menos estrictos a los niveles económicos y sociales, aumentando la exigencia académica.
Miley gira para mirarme con la boca abierta.
─No puedo creer que te pongas de su lado.
Me encojo de hombros, una sonrisa tirando de mis labios.
─Es solo cabello.
─¿Es solo cabello? ¿Por qué no vas y pintas el cabello de Lydia color rosa, arruinándolo de por vida, y luego le dices a ella que es solo cabello?
Me trago mi respuesta a ello, decirle que Lydia renunció a él para complacer a una pequeña niña con cáncer como si para ella no valiera nada, y en su lugar solamente intento pasar del tema y despedirme de ella para regresar a casa y dormir. Lydia no ha dejado de usar pelucas desde que llegamos. Su sacrificio es demasiado personal. Aunque en un principio la critiqué por no querer enseñárselo al mundo, ahora la valoro por ocultarlo. Significa que no lo hizo para que todos hablen de lo buena que es.
─Bien, como sea, ha sido un placer desayunar contigo.
Miley me mira con una ceja alzada, optando por no bajarse, probablemente confundida con mi repentino cambio de actitud.
─Drew, ¿por qué defiendes tan fuertemente a Lydia cuando todos saben cómo es?
De todos modos se enterará si se toma la molestia de buscarme en redes sociales, así que no le veo sentido a mentir. Suelto un largo suspiro mientras me inclino sobre ella para abrir la puerta. No, no todos saben cómo es. Pretenden saberlo, pero no es así.
Lydia es fuerte, inteligente y discretamente empática a pesar de todos sus defectos.
Como, por ejemplo, volverse una perra cuando ha sido lastimada.
─Lydia es mi ex, Miley, y si en verdad sabes cómo es, lo mejor que puedes hacer en este momento es bajarte de mi camioneta y olvidar que me conociste o a Drewstructor, especialmente a él. Ella ama más a mi pene que a mí.
No tengo que repetirlo dos veces.
LYDIA:
Durante los siguientes días intento contactar a Drew para disculparme, pero mis llamadas son enviadas al buzón de voz y mis mensajes quedan sin respuesta. Incluso voy a su hermandad un par de veces. Lo hago durante la noche porque soy consciente de que mientras los demás salen a citas, fiestas o se divierten, él nunca lo hace. En cambio por las mañanas y tardes, siempre está en algún sitio del campus.
En ambas ocasiones su compañero de habitación se niega a dejarme entrar.
Drew no quiere saber nada de mí.
No puedo culparlo.
Cuando empujé a Emma a los brazos de Aideen, pensé que la amargura rodeando mi corazón se iría, pero solo lo empeoré. Antes tenía a Drew para compartir el escozor de mi amor no correspondido. Tenía a mi mejor amiga. Ahora los he perdido a ambos a cambio de nada. Romeo sigue sin comprometerse. Quiere mis besos, mi cuerpo, pero no la responsabilidad que tenerlos conlleva. Em ni siquiera puede mirarme a los ojos debido a que sabe que conozco su pequeño secreto. Drew ha desaparecido de mi vida como si nunca hubiera estado en ella, llevándose más que a un aliado.
Se llevó a mi amigo en el banquillo de la friendzone.
Admitirlo es duro, pero lo extraño.
Lo extraño y me siento tan mal por lo que le hice, por la devastación en sus ojos de múltiples colores, que no he dejado de pensar en una manera de compensarlo desde que puso un pie fuera de mi habitación. He considerado un millón de cosas que podrían hacerlo feliz, pero ninguna me parece lo suficientemente buena como para arreglar un corazón roto. No creo que su enamoramiento por Emma haya terminado debido a lo que vio, sin embargo, así que hay una carta que puedo jugar si no encuentro nada más, ofrecerle directamente empujarla a sus brazos, pero algo dentro de mí se niega a hacerlo. Creo que es que si me voy por ese camino, estaría nuevamente jugando con él y sus emociones y no quiero hacerlo.
No quiero herirlo otra vez.
─Drew, por favor, ábreme ─imploro mientras llamo a su puerta, siendo esta la tercera vez que me someto voluntariamente a la posibilidad de ser rechazada.
Como ha sucedido anteriormente, la puerta se abre después de un par de minutos y Rafe, un artista con una cabellera envidiable, se apoya en el umbral usando nada más que calzoncillos. Su torso está desnudo, cubierto solo por pintura. Sus manos también están manchadas. Lo que sea que esté haciendo, le ha tomado días porque cada vez que he venido me ha recibido de la misma forma.
─Hola, encanto, ¿hay algo que pueda hacer por ti?
Siento mis dientes presionar más fuertemente los unos contra los otros mientras fuerzo una brillante sonrisa en mi rostro. Él sabe perfectamente por qué estoy aquí. Mira la cesta entre mis manos con ambas cejas alzadas.
─Vengo a ver a Drew.
Las comisuras de sus labios se curvan hacia abajo con desdén.
─No está.
Arrugo la frente.
─Su camioneta está estacionada afuera.
Rafe alza y deja caer sus anchos hombros.
Es apuesto. Cuerpo de dios y una cara que definitivamente valdría la pena retratar. Si no estuviera tan preocupada por Drew o si no estuviera cansada ya de estar con chicos al azar para suplantar a Romeo, lo invitaría a beber algo.
─No está en la habitación. Búscalo en el resto de la casa.
Mi pie impide que la puerta se cierre del todo. Cansada ya de las evasivas de Drew, lo empujo para abrirme paso dentro. Mi pecho se desinfla con decepción cuando veo su cama vacía y la silla de su escritorio sin ocupar. Le echo un vistazo al baño. Nada.
A menos que esté ocultándose de mí bajo la cama, Drew no está aquí.
─Te lo dije. Él no está aquí.
Me doy la vuelta para mirarlo. Su rostro tiene una mirada de suficiencia que me hace querer golpearlo. Drew no está aquí, pero estoy segura de que él sabe dónde está. En este momento lo que más me gustaría sería que mi ex novio falso o novio falso, no sé en qué punto se encuentra nuestra falsedad ahora, usara un poco más sus redes sociales. Si hubiera actualizado sus historias de Instagram recientemente, probablemente sería más fácil ubicarlo, pero su última foto publicada es una que yo subí un par de días antes de nuestra falsa ruptura, cuando aún estábamos juntos.
Dejo escapar un suspiro, visiblemente agotada.
Nunca me esforzado tanto en pedirle disculpas a alguien. Podría darme la vuelta y simplemente irme, pero entonces, cuando terminara mis deberes y me encontrara sobre mi cama, su mirada devastada vendría a mi mente y no me dejaría dormir.
No puedo simplemente dejarlo ir.
─¿Las otras dos veces también decías la verdad?
Por primera vez desde que me vio, Rafe me muestra una sonrisa genuina.
─No.
Me acerco a él, mi pecho lleno de ira.
─¿Drew te pidió que mintieras por él?
Su frente se arruga con preocupación, como si pensara que estoy a punto de saltar sobre él o de ponerme violenta de alguna manera. Para su fortuna, fui criada bajo un estricto código de diplomacia que me impide ser agresiva como primera opción.
─No ─responde mientras otra voz se le suma.
─Sí.
Giro tan solo unos cuantos grados la cabeza para enfrentarme a los ojos verde azulados con motitas grises de Drew. Aunque han pasado días desde la fiesta, se ve desecho. Hay una ligera barba adornando sus mejillas y mandíbula. Bolsas bajo sus ojos. Sus hombros permanecen bajos, pero su cuerpo tenso, mientras entra. Está usando una sencilla camiseta de Mario Bross y vaqueros, lo cual solo me dice que está tan molesto conmigo que decidió volver a su viejo estilo descuidado.
─Drew, lo siento. No estaba pensando con claridad.
Aunque evita mis ojos, su mirada se enfoca en mí. Específicamente, en la cesta con videojuegos y golosinas que pasé la noche haciendo para él. Sus mejillas se ruborizan por un momento, devolviéndole la vida a su demacrado rostro, pero luego sus facciones se fruncen con resentimiento y dolor.
─Me hiciste ver a la chica que amo besándose con otro, ¿y crees que te perdonaré solo porque me regalas algo? ─Bufa─. No haces más que insultarme e insultar nuestra relación, si es que alguna vez fue importante para ti, apareciéndote aquí así.
Trago el nudo en mi garganta.
Esta era exactamente la reacción que temía.
─Lo siento.
Él niega, sus mechones castaños agitándose en el aire. Necesita un corte de cabello. Afeitarse. Vestirse mejor. Si no estoy allí para decírselo, ¿quién lo hará?
Él me necesita tanto como yo lo necesito.
─No es suficiente, Lydia.
Sé que no, pero no hay nada más que pueda hacer sin involucrar sus sentimientos y los de Emma, no importa lo molesta que aún me sienta con ella. Aunque toda mi vida haya sido así, no quiero ser vista por ellos como la perra sin corazón de Chapel Hill ya que sus opiniones verdaderamente me importan.
─Drew... fuiste por ella sin tomar en cuenta que se supone que estamos juntos. ─Mis mejillas se sonrojan debido a mi falta de moral─. Emma es mi única amiga. No quería lastimarte. Me sentí traicionada. Lo único que quería era que tú te sintieras igual.
Él alza una ceja.
─Lydia, por Dios. ─Niega de nuevo, consternado, antes de avanzar un par de pasos en mi dirección mientras señala el suelo con la mano─. Me estás diciendo que si Romeo se acerca a ti con la intención de follar, ¿no lo dejarías?
Mi sonrojo pasa a otro nivel. Me está mirando directamente esta vez, así que desvío la mirada a la ventana. Cuando era pequeña, mi padre ya era un político. Pasaba tanto tiempo en su despacho que a veces podía escuchar todas las conversaciones que mantenía en un día. Cómo les mentía a unos, cómo les decía la verdad a otros, cómo les decía la verdad, a medias, a algunos. Nunca noté ninguna diferencia o irregularidad en su tono de voz, así que un día le pedí que me enseñara a decir mentiras sin ser descubierta. Fue la primera vez que lo vi sonreír de verdad desde que mamá nos dejó. Pasó días explicándome sus tácticas. La más sencilla de ellas, dar una respuesta verdadera con un significado diferente al de la pregunta, pero que las demás personas puedan interpretar como tal. Nunca he estado tan agradecida por esa habilidad como ahora. Si no fuera por ello, no sabría cómo contestar sin terminar contándole que me acosté con Romeo en mi despacho mientras él tonteaba con Em. Cuando crecí un poco más, le pedí que me mostrara cómo no sentirme mal por mentir. Él solo dijo que mientras mis intenciones fueran buenas, todo estaría bien. Que si soy una buena persona y mi objetivo es noble, lo que haga para lograrlo está justificado.
Así que tomo aire y hago uso de la crianza del senador Fisher.
La pregunta de Drew está formulada en presente. Si Romeo, en este momento, se acercara a mí con la intención de follar, le diría que no. Sin dudar, me negaría por dos simples motivos. Uno, ahora que sé lo mal que se siente saber que a tu mejor amiga no le importa acostarse con tu novio, no le haría lo mismo. Dos, él sigue siendo un completo idiota. A pesar de que me pidió que dejara a Drew, sigue sin ponerse su par de pantalones de niño grande y aceptar que si decide tomar mi mano en público, muchos aspectos de su vida, desde cómo habla hasta cómo come, deberán cambiar.
Tampoco debería sentirme mal por mentirle.
Estoy haciendo lo mejor para Drew. Haciéndolo un mejor partido cada minuto que paso con él. Cuando terminemos, podrá tener a la chica que quiera en un chasquear de dedos. Será seguro y capaz de cualquier cosa. El rey del campus.
Es lo que él merece. Lo que quiero para él.
Quiero que todos lo miren y se den cuenta de lo increíble que es, lo que tristemente no logrará con su guardarropa de Nintendo y apariencia derrotada causada por una chica que nunca estará interesada románticamente en él. Cuando estoy más que convencida de que no puedo hacerlo mejor, lo miro.
─No.
Sus hombros caen.
Pasan unos cuantos segundos hasta que por fin obtengo una respuesta de su parte.
─En ese caso... también lo siento. Sabía que quizás te lastimaría que estuviera con Em, no por mí, sino por ella, y aún así lo hice. ─Mi caja torácica se oprime cuando su expresión se llena de arrepentimiento─. Me equivoqué. ¿Me perdonas?
Me doy la vuelta para dejar la cesta sobre su cama. Cuando vuelvo a mirarlo, sus cejas gruesas están adorablemente fruncidas con confusión. Sin poder evitarlo, me arrojo a sus brazos y hundo mi cara en su pecho. Este tiempo sin Drew, casi una semana, ha sido mortalmente aburrido. Prácticamente hemos estado juntos cada día desde que empezaron las clases. No tenía nadie a quién molestar cuando terminaba con mis obligaciones. Nadie que escuchara cada una de mis palabras con atención.
─Te perdono, Drew.
Sonrío cuando me estrecha más fuerte.
Nuestro abrazo, que está durando más de lo que debería, se ve interrumpido por el sonido de la voz de Rafe, lo que me recuerda que también está en la habitación.
─Mierda, no entiendo nada de lo que acaba de pasar, ¿están en una relación abierta?
Drew y yo intercambiamos una mirada de complicidad.
─En algo más complicado que las matemáticas. No te torturaré explicándotelo.
Su compañero, ofendido por su comentario, agita la mano con desdén mientras se da la vuelta para continuar con el lienzo frente a él. Drew ríe antes de enfocar su atención nuevamente en mí, sus ojos levemente pequeños debido a su sonrisa.
─¿Quieres un batido de arándanos y una hamburguesa?
Estoy hambrienta. He estado entrenando como loca. No solamente con el arco, sino también en el gimnasio. Tras las nacionales, en una semana, sabré si puedo clasificar para Las Olimpiadas de este año. Papá me ofreció un pase seguro a ellas, pero lo rechacé. Amo mi vida como su hija al punto de estar entusiasmada de cumplir cada uno de sus sueños para mí; ser abogada, formar parte de un buen bufet, montar uno propio y tal vez, algún día, ser senadora y aportar un grano de arena para cambiar el mundo en el que vivimos, pero esto es algo que quiero ganar por mí misma. Cuando mis hijos me pregunten cómo lo logré, no tendré que mentirles, a pesar de mis buenas intenciones, diciéndoles que con mucho esfuerzo.
Habrá sido así.
─Por favor ─respondo.
Toma las llaves antes de ir por mi mano y guiarme fuera. Cuando estamos en su camioneta, What About Us de P!ink sonando de fondo, Drew se gira hacia mí antes de arrancar. Su expresión, mortalmente seria, me recuerda que no soy la única con expectativas y sueños grandes. En unos años, si aprende bien aquí, será un dios de los negocios. Probablemente veré su rostro en las portadas de revistas como Forbes y me reiré pensando en cómo el chico que conocí se convirtió en un hombre exitoso.
─Lydia, antes de que regresemos a este estúpido juego de mierda necesito que, por favor, me prometas que si te vuelvo a lastimar, lo cual yo te prometo que intentaré con todas mis fuerzas no volver a hacer, hablarás conmigo antes de decidir ser malvada y cruel.
Miro mis manos sobre mi regazo, el frente de su hermandad, las personas transitando por la calla, cualquier cosa, todo, antes de enfrentarme de nuevo a sus ojos y mantenerle la mirada con la barbilla en alto, mi actitud de costumbre de vuelta.
─Si mantienes tu promesa, yo mantendré la mía.
Drew se extiende y aprieta mi mano antes de arrancar.
─Hecho.
****
Con facilidad, volvimos a sentirnos cómodos uno al lado del otro y optamos por pasar la mañana haciendo lo que toda pareja del siglo veintiuno hace: comer mientras ponemos al día nuestras redes sociales en el restaurant a las afueras del campus que ya se está convirtiendo en nuestro lugar. Estoy feliz, casi flotando, porque Drew ha accedido a usar los filtros de Instagram conmigo y no dejo de reírme con las expresiones de su cara cada vez que coloco uno nuevo. Estamos intercambiando rostros cuando una llamada interrumpe la elaboración de nuestro GIF.
Papá.
─Ya vuelvo ─le digo mientras me levanto y tomo mi batido de arándanos para continuar bebiéndolo mientras hablo por teléfono en la calle. Contesto cuando me encuentro lo suficientemente lejos del sonido de las cacerolas de la cocina y el bullicio de los clientes─. Hola, papá, ¿cómo está todo?
─Señorita Lydia ─responde una voz, definitivamente no mi padre, probablemente uno de los escoltas de su equipo de seguridad─. Lo lamento, el senador Fisher ha sufrido un infarto. Estamos en la capital. En la ambulancia él... me pidió que la llamara. Un jet la estará esperando para despegar de inmediato en el aeropuerto más cercano.
Mi garganta se cierra abruptamente, impidiendo el paso de aire. No sé en qué momento pasó, pero dejé caer mi batido y mis piernas y torso están cubiertos de la pegostosa y dulce sustancia que hace unos segundos disfrutaba, pero ya no tolero. Mis ojos se llenan de lágrimas que ni siquiera soy capaz de sentir. Me tambaleo cuando intento caminar hacia adentro para decirle a Drew que necesito un aventón, pero un par de fuerte brazos me sostienen cuando estoy a punto de caer. Al alzar la mirada, hay la más profunda preocupación en su rostro, sus cejas fruncidas mientras lleva sus manos al mío.
─¿Qué sucede, Lydi?
No me llames Lydi, quiero gritar, pero consigo contenerme.
Este no es momento para eso. No puedo desperdiciar mis palabras, las cuales están a punto de desaparecer y ser suplantadas por sollozos, diciéndole eso.
─Mi padre ─consigo decir─. Está en el hospital, en Washington, ha sufrido un infarto y... y... ─Me ahogo contra su pecho, mis lágrimas deslizándose por el puño en alto de Mario─. Si muere, seré la única Fisher que queda, Drew. Él es lo único que tengo.
A pesar de que soy un desastre, Drew me sostiene y toma el teléfono de mi mano cuando se da cuenta de que continúan hablando del otro lado. A partir de allí, todo en mí se vuelve mecánico. Mi piel se siente fría. El único punto cálido es mi mano, la cual se encuentra enlazada a la de Drew todo el camino al aeropuerto.
También todo el camino a Washington.
Holaaaa, espero que les haya gustado el capítulo <3
¿Cuál fue tu parte favorita?
No olviden comentar, votar y darle amor al cap. A lo mejor publico a inicios de la semana que viene, no las puedo dejar así jaja yo también soy lectora y las entiendo
PD: Siguiente dedicación a la predicción más acertada de cómo terminará el libro (faltan como 10/15 caps) y a la que comente + (daré la dedicación de este y del siguiente capítulo)
Las quiero, bai
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