Fred estaba devastado y no podia creer lo que escuchaba, su tristeza fue tan grande, su depresión fue tan notable, que ya no comía. Sus días de clases fueron grises, su desempeño y conducta cambio rotundamente, de ser el alegre chico de ojos azules paso a ser un chico callado y solitario a quien le brotaban lágrimas de los ojos, algo en estaba roto, y jamas volveria a ser igual.
Pasaron unos meses en los que Fred se sentía solitario, aunque sus padres contrataron una nana para que lo cuidase mientas ellos no estuvieran con su hijo, ésta, una mujer anciana llamada Mary de setenta y cinco años, no cumplía con su deber, dejando al pobre muchachito con hambre y frustrado porque eso no reemplazaba el amor de su abuelo Alfred T. Burton.