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Parte Única.

Dices que sólo somos amigos, pero los amigos no saben la forma en la que sabes.

Hay tres cosas de las que estoy completamente seguro.

Número uno: Mi orientación sexual.
Número dos: Estoy enamorado de mi mejor amigo.
Número tres: Le conquistaré, así sea lo último que haga.

Toda mi vida había sido un chico solitario, eso, hasta hace cinco años, cuando me mudé de la ciudad de Seúl, Corea del Sur a la ciudad de Miami Florida, Estados Unidos. Esto gracias al empleo de mamá que trabaja en una casa de subastas, a quién su jefe le había enviado a trabajar en una de las sucursales de Miami, mamá aceptó dicha oferta ya que le parecía que con ella trabajando en Miami, nuestra pequeña familia de dos llevaría una vida mejor, y es exactamente lo que necesitábamos, al ser sus pagos en dólares, tendríamos una mejor estabilidad económica.

Al principio había sido difícil adaptarme, pues toda mi familia habitaba en Sur Corea, mis primos, tíos y abuelos, les habíamos dejado atrás con éste cambio. A eso, sumándole que yo casi no entendía el inglés, es decir, sabía lo básico, pero no podía mantener una conversación en ese idioma. Aún así, agradecí que mamá hubiese tomado aquella decisión, pues si no fuese por aquello, probablemente no hubiese conocido nunca al chico que logró conquistar mi corazón incluso sin darse cuenta; Jeon Jungkook, un estudiante de música que había venido a Miami desde chico con sus padres a estudiar y salir adelante para cumplir su sueño; ser un cantante.

Jeon Jungkook, al haber migrado hacia Florida desde pequeño, podía comunicarse perfectamente en inglés, sumando a esto, su perfecta pronunciación del Coreano, que era su lengua natal.

Aún recuerdo mi primer día de clases; fue complicado, demasiado a decir verdad, pues era realmente difícil para mi comunicarme en inglés u ir al corriente con las clases, para el final de la jornada, la maestra de Literatura, Miss Henderson, asesora del grupo en el que me habían integrado, me hizo acercarme a señas, pues ella tampoco hablaba mi idioma natal. Llamó a uno de los últimos chicos que quedaban en el aula, Jeon Jungkook, un castañito de ojos brillantes, sus rasgos me hicieron caer en cuenta de que él, al igual que yo era asiático, lo cual me hizo albergar una pequeña esperanza de que éste chico tuviera la misma nacionalidad que yo, la maestra le dijo algunas cosas que no pude comprender, él asintió con suavidad y sonrió mientras me dirigía la palabra.

- Mi nombre es Jeon Jungkook, vivo aquí en Miami desde pequeño, pero soy de Corea del Sur al igual que tú, para mí será un placer enseñarte a dominar el inglés. -me dijo, con un Coreano a la perfección.

Y así fue como inició todo.

Con el paso del tiempo aquel castañito se volvió parte de mí, de mí vida y de mí corazón.

Hoy en día, con 22 y 23 años de edad respectivamente, Jungkook y yo somos mejores amigos, aunque en el fondo de mí corazón deseo que seamos algo más. ¿La vida es tan injusta no? Peor aún el hecho de haberme enamorado como un tonto de aquel pequeño al que hacía llamar mi mejor amigo, pero a quién mi corazón amaba con todas sus fuerzas, y mucho peor aún el hecho de que él ni siquiera sabe lo loco de amor que me tiene por él. Lo mucho que le amo y le deseo.

Jeon Jungkook, ¿por qué tuviste que encajarte tan profundo en mi corazón?

- ¿Pero qué mierda se supone que haré sí me rechaza? Carajo Taehyung, sabes lo loco que estoy por ella, pero siento que me rechazará y lo temo, no quiero que me rompa el corazón aún sin ser novios. - y ahí estaba, el chico que me gusta, sufriendo por el amor de alguien que no soy yo. Duele, duele como el infierno.

- ¿Quién podría rechazarte bebé? Tú ya lo eres todo, guapo, adorable, carismático, gracioso e inteligente además. Créeme, quién conquiste tu corazón lo tendrá todo con sólo verte sonreír. - sonrío con timidez mientras acaricio sus mejillas con suavidad.

Y es verdad, joder, cada que Jungkook me sonríe, siento como si me estuviese regalando un pedacito de cielo. Porque Jungkook es un ángel caído del cielo, y con su sonrisa regala pedacitos del cielo, trae calma y felicidad a quién él dirija su sonrisa, es por eso, que aún cuando estoy realmente desilusionado porque él no logra darse cuenta de todo lo que estaría dispuesto a dar por su atención y amor, logra hacerme feliz con su simple existencia.

- Taehyung... - canturreó avergonzado, sus mejillas volviéndose tan rojas como un tomate.

Sonreí mientras levantaba mis manos y pellizcaba sus mejillas con suavidad.

- Pero... Taehyung, ¿que haré si Jisoo me rechaza? - su puchero había vuelto y maldije internamente a aquella chica. Desde el momento en que supe que mi bebé gustaba de ella, la odie.

- Si esa chica te rechaza, estará cometiendo el peor error de su vida.

Jungkook me dirigió la mirada, sus ojitos observándome con confusión.

- Además bebé, sí esa chica te rechaza, sabes que aquí estaré yo. -le dediqué una de mis características sonrisas cuadradas.

- Hyung, sabes que no le doy a ese bando. - hizo un puchero, arrugando su nariz mientras me miraba.

Y yo simplemente le miré en silencio y fingí no haberle escuchado.

Por la tarde, Jungkook me arrastró a sus planes de ir a la fiesta de cumpleaños de Jackson, donde estaría toda la escuela.

Le había dicho que no quería ir, pues me imaginaba que me dejaría sólo durante todo el transcurso de ésta.

Aún así, y después de que él me hiciera un berrinche y casi se pusiera a llorar de la frustración, acepté. No podía permitirme hacerle llorar, él era mi todo, hacerle eso significaría herirle, yo no quería hacerle eso a mi bebé. Así que terminé soltando un suspiro mientras le prometía que iría por él una vez que estuviese listo.

A las ocho en punto, me coloqué el casco y subí a mi motocicleta, conduje hacia la casa de Jungkook y el bajó luego de echar un vistazo por la ventana y mirarme.

Llevaba unos jeans ajustados, camisa de botones y zapatos negros. Se veía hermoso.

Yo, a diferencia de él, llevaba unos jeans azules a la medida, camisa blanca, chaqueta de cuero y botas timberland.

Él se subió a la motocicleta, colocándose el casco que le tendí, se abrazó luego a mi espalda, rodeando mi cintura con sus manos.

- ¿Listo? - pregunté, temiendo que mi voz fuera a titubear, pues la cercanía me ponía nervioso en demasía.

- Listo. - afirmó él, apoyando su cabeza contra mi espalda.

Conduje a través de la ciudad hacia la casa de Jackson, estuvimos ahí en menos de veinte minutos.

Luego de aparcar, me bajé de la motocicleta después de que Jungkook bajó y nos adentramos a aquella fiesta. Apenas puse un pie en aquella casa, quise salir corriendo, pues sabía que Jungkook se iría a declarársele a Jisoo mientras yo me quedaba sentado, de brazos cruzados, y con mi corazón rompiéndose en mil pedacitos mientras Jungkook posiblemente se estaría besando con Jisoo en algún rincón.

- Deséeme suerte, hyung.

Oh Jungkook, yo ya te deseo. ¿No puedes conformarte con eso?

- Suerte pequeño.

Y entonces Jungkook soltó un suspiro, mordisqueó su labio con suavidad y se encaminó hacia su felicidad.

Veinte minutos más tarde, Jungkook volvió hecho un desastre, sus mejillas empapadas de lágrimas, mientras más y más pequeñas gotas cristalinas caían como pequeñas cascadas desde sus preciosos ojitos. Al mirarlo así, mi corazón punzó de dolor.

Corrí hacia él y le envolví en mis brazos, tratando de darle consuelo.

- H-hyung quiero irme de aquí...

Y eso fue suficiente, puesto que yo quería largarme de aquel lugar apenas llegamos.

Nos dirigimos hacia mi motocicleta, él se colocó el casco y me rodeó en un abrazo de oso, como de costumbre.

Yo pise el acelerador, mientras nos alejábamos cada vez más y más de aquél lugar.

Conduje sin rumbo fijo, la noche había caído, junto con el cielo estrellado y la luna que alumbraba el cielo y nos guiaba hacia nuestro destino.

Tenía planeado llevar a Jungkook a cualquier otro lugar, con tal de hacerle olvidar lo que sea que hubiese pasado con aquella chica.

Pisé el freno al cambiar el semáforo a rojo y una vez cambió, volví a ponerme en marcha. No tenía idea de adónde nos dirigía, pero esperaba poder cambiar el ánimo de Jungkook, que lloraba y sollozaba contra mi espalda, sus lágrimas empapando mi chaqueta.

Lo tenía, la feria. Seguro pasar un buen rato en los juegos mecánicos le haría sentir bien y olvidar -aunque sea por un momento- a aquella chica.

Giré hacia la izquierda, pisando el acelerador, pero pronto pequeños pitidos se colaron por mis oídos. Maldije mientras observaba el medidor de combustible de la motocicleta, estaba por agotarse.

Aparqué en el estacionamiento de un hotel cercano, esperando poder conseguir ayuda.

- Bebé, nos estamos quedando sin gasolina... -Mordisqueé mi labio mientras le miraba.

Pronto, comenzaron a caer pequeñas gotas de lluvia.

- Quedémonos aquí hyung, ya no tengo ganas de hacer nada, además ha comenzado a llover y no quiero que volvamos así a casa. - respondió Jungkook con la voz entrecortada. Se me oprimió el corazón por el simple hecho de verle así, tan desanimado, tan indefenso, frágil y triste.

Kim Jisoo, no sé que le hayas hecho a mi bebé, pero si ya te odiaba, ahora lo hago más...

Suspiré mientras asentía y tomé su mano, encaminándonos hacia el hotelito, dentro, el recepcionista pellizcaba un pan y llevaba pedacitos a su boca, se limpió las migajas del pantalón al vernos entrar.

- Queremos reservar dos habita-

- Una habitación por favor. - Interrumpió Jungkook mientras tomaba mi mano y limpiaba los restos de sus lágrimas de su rostro.

El recepcionista asintió con una sonrisa y nos entregó una tarjeta luego de que pagamos el hospedaje por una noche.

Nos dirigimos hacia el ascensor y marcamos el piso correspondiente, la planta 3. Una vez estuvimos ahí, buscamos nuestra habitación con la mirada, al encontrarla pasamos la tarjeta por la ranura y dimos vuelta a la manija.

Jungkook entró y yo le seguí por detrás, sus zapatos rechinaban debido a la lluvia que los había empapado.

Cerré la puerta de la habitación mientras me encaminaba hacia donde él se encontraba.

Se quitó los zapatos, los tiró al suelo y se sentó en la cama, no tardó en romper en llanto.

- Bebé... - Susurré, un nudo formándose en mi garganta. ¿Podemos hablar acerca de lo que sucedió?... - Interrogué, luchando internamente por poder mostrarme fuerte, aunque luchara también por reprimir el deseo de tomarle entre mis brazos, llenarle de besitos, consolarle.

- En realidad no hyung... - su tono de voz había bajado considerablemente, yo sabía que él luchaba por no romper a llorar. - S-solo quiero... - Y sin más, rompió en llanto.

Mi corazón latió desesperado, debía hacer algo, no quería cruzarme de brazos y verle llorar, necesitaba hacer algo... pero ¿qué?

Sin detenerme a pensarlo, me senté a su lado, lo tomé por el mentón y ataqué sus labios, atrapándolos en un beso. Él se quedó estático y pronto me arrepentí de haber actuado por impulso, me separé sintiendo cómo los colores invadían mi rostro.

Abrí la boca para disculparme, pero las palabras se ahogaron en mi garganta cuando Jungkook volvió a besarme, sin darme cuenta, ya me encontraba bajo su cuerpo, mientras el beso perdía toda inocencia y se volvía más y más lascivo.

Bajé mis labios a su mandíbula, haciendo un camino de éstos hasta su cuello, el cuál besé, mordisqueé, y marqué con suavidad. Nuestras respiraciones se mezclaron, ambas entrecortadas debido a las miles de sensaciones que sentíamos.

Retiré su camisa, mientras saboreaba su cuello con mi lengua, besé sus pequeños botoncitos rosados, jugueteando con ellos, mordisqueándolos, besándolos y empapándolos con mi saliva.

Pronto, Jungkook se había convertido en un desastre de gemidos, sólo por y para mí.

Desabroché su pantalón, mientras acariciaba su miembro erecto por sobre la tela.

Retiré la delicada tela, dejándola caer al suelo y me incorporé, deshaciéndome de mis propias ropas.

Jungkook me miraba desde la cama, sus ojos brillantes de lujuria.

Me coloqué sobre él y volví a besar sus dulces labios, bajando nuevamente a su cuello, atrapé el lóbulo de su oreja y tiré de éste, escuchando los suaves gemidos del contrario.

Recorrí el cuerpo desnudo del contrario con mis manos, encajaba a la perfección en éstas.

Mi cabeza comenzó a martillear, "sólo somos amigos, Taehyung" se repetían una y otra vez aquellas palabras que Jungkook me había dicho alguna vez.

Joder, ¿por qué algo que estaba prohibido tenía que sentirse tan bien?

Me levanté, restregando mis manos contra mi rostro ¿Qué locura estaba por cometer?

Tomé mi ropa del suelo, dispuesto a volver a vestirme.

- ¿Q-qué haces? - cuestionó Jungkook con la voz entrecortada.

- Esto es una locura... Jungkook, eres mi mejor amigo.

- E-eso no importa. - Relamió su labio mientras se levantaba.

- Claro que importa, dices que sólo somos amigos... Pero, los amigos no saben la forma en la que sabes. Esto no está bien.

- Lo está, porque sé que ambos lo queremos Tae... - Mordisqueó su labio, y entonces se lanzó a mis brazos, mi corazón se volvió loco, pues sus labios ya se encontraban sobre los míos, y sus manos, acariciando mi torso desnudo. - Te deseo, y t-te amo...

Y mis oídos no dieron crédito a lo que escuchaban, estuve a punto de cuestionarle, pero él fue mucho más rápido, tiró de mí y caímos nuevamente al colchón, mi miembro erecto chocó contra el suyo y solté un gruñido.

- ¿E-estás seguro de esto? Porque si no lo estás y-

Me mandó a callar con un beso, mientras movía sus caderas buscando darnos placer. Un profundo gemido brotó desde lo más profundo de mi garganta.

Volvió a besarme, un beso cargado de lujuria, nuestros labios danzaban sincronizados al mismo compás.

Tus labios me desnudan, estoy enganchado en tu lengua.

Amor, tu beso es mortal, por favor no te detengas.

Relamo mis labios, llevo dos de mis dedos hacia mi boca, lubricándolos y, luego de separar las piernas del contrario, introduzco éstos en la estrecha y rosada entrada de éste, el cuál gime ante la intromisión. Comienzo a mover mis dígitos en círculos y luego de adentro hacia afuera, buscando dilatarle.

- Hyung... Te necesito a-ahora.

- Pero bebé tengo qué...

- Olvida esa mierda hyung, ¡te necesito ahora! - levantó la voz, su pecho subía y bajaba debido a su respiración acelerada, mientras un sonoro gemido brotaba de sus labios, los cuales besé con suavidad.

- Tus deseos son órdenes. - Y tal cómo me lo pidió, saqué mis dedos de su interior y los sustituí por mi miembro, introduciendo primero el glande. El contrario, era un desastre de gemidos, y sonreí al arrancar otro fuerte gemido de sus labios al entrar en su interior de una estocada.

Le penetré con lentitud, mientras me sentía desfallecer dentro de aquellas apretadas y deliciosas paredes que rodeaban tan malditamente delicioso mi falo.

Una estocada tras otra, me sentía más y más satisfecho, pero al mismo tiempo tan necesitado de más.

Pronto, el orgasmo llegó y me liberé dentro del castañito, quién chillaba y jadeaba del placer que sentía.

Salí de su interior mientras intentaba recuperar la respiración, besé sus labios castamente y me tumbé a su lado sobre la cama.

Sonreí satisfecho, sin embargo mi sonrisa desapareció al observar como el contrario me daba la espalda, sus sollozos volvían a llenar el silencio apenas re instalado.

- Bebé... ¿Qué sucede?

Mordí mi labio mientras me sentía como un idiota, quizá el no quería esto realmente, y joder, temía el posible hecho de haber arruinado nuestra amistad.

- Mierda Jungkook, háblame

Silencio.

Tan ruidoso e incómodo.

Después de unos minutos, el castaño habló:

- Hyung... ¿Puedo decirte algo?

- Claro bebé...

Silencio nuevamente.

- Bebé, me estás preocupándo...

Jungkook soltó un gran suspiro, como si tratará de relajarse.

- Jungkook... Mierda lo siento, soy un estúpido, dices que somos amigos, pero los amigos no saben a lo que sabes, y el día que te conocí, joder, ese día en Miami el aire estaba caliente por la lluvia de verano, tu cabello se movía con el viento, tus ojitos brillaban mientras me contabas todo sobre ti, tu historia de vida, tus sueños. Estabas feliz por conocerme. Y yo no podía desviar mi mirada de ti, el sudor goteando de mi, aquél día quedé enamorado de ti, incluso antes de saber tu nombre. Te instalaste en lo más profundo de mi corazón y has estado ahí desde entonces, y te amo, cielos te amo con toda mi alma que incluso duele, pero sé que no gano nada de esto más que dejar salir todo lo que siento por ti, Jeon Jungkook, me tienes a tus pies, tan incondicional e irrevocablemente enamorado de ti, y me odio, me odio porque sé que después de saber esto no querrás volver a verme. Pero entiende que tenía que sacar esto de mi pecho, es algo que vivirá atormentándome, el hecho de perder a la persona que más amo en el mundo simplemente por haberme enamorado de ella... Yo... Mierda lo siento... - Y sin caer en cuenta, las lágrimas ya resbalaban por mis mejillas.

Me incorporé, tomando mi ropa y vistiéndome lo más rápido que pude, necesitaba irme, dejar atrás estos sentimientos que por años me tenían atrapado y ridículamente enamorado de quién fue mi mejor amigo.

Jungkook me miró sin decir palabra.

- Te amo Jeon, quiero que siempre lo recuerdes, pero no puedo permitirme seguir cayendo. - Y sonreí tristemente, mientras depositaba un pequeño y último beso en sus labios. - Joder, desearía poder fingir que no te necesito. Pero cada beso me desviste, estoy enganchado a tu lengua, y tú estás enganchado a mi alma... Y no puedo permitirme seguir cayendo de amor por ti, necesito alejarme, por el bien de ambos.

Mordí mi labio con fuerza, mientras las lágrimas brotaban por mis mejillas.

Me coloqué mi chaqueta y me encaminé hacia la puerta sin mirar atrás.

Una mano me detuvo.

- Joder, ¿no pensarás dejarme así como así, verdad? - antes de que pudiese responder, ya tenía los labios contrarios sobre los míos.

- Te amo Taehyung. -susurró Jungkook, luego de alejarse unos cuantos milímetros. - ¿Qué parte de eso no comprendiste?

No respondí.

- También me gustas, siempre lo hiciste, Jisoo fue una excusa, simplemente trataba de olvidarme de lo que sentía por ti, pero creo que es hora de dejarlo salir, y ya que tú también te confesaste, no veo porque no podemos amarnos sin obstáculos.

- Pero tú dijiste que no eras de mi-

- Mentí, siempre te he amado, pero tenía miedo, tenía miedo porque jamás había tenido un novio, jamás había amado tan intensamente, y el hecho de que fueses mi mejor amigo lo hacía aún más malditamente complicado, pero ésta noche fuimos uno, bajo la luz de la luna, y jamás me sentí tan amado, jamás me sentí tan vivo, porque contigo todos mis miedos se disiparon, así que ésta noche me entrego a tí, quiero que tomes mi cuerpo, mi mente y mi alma también y las cuides y ames con todo el amor que sientes por mí. Te amo y es una promesa, una promesa de que a pesar de todas las dificultades siempre buscaremos la forma de salir adelante, juntos.

- Bebé... - unas pequeñas lágrimas salieron sin permiso, abracé al contrario entre mis brazos mientras dejaba besitos por todo su precioso rostro angelical, mi corazón latía desbocado ante todo el remolino de sentimientos. - Creo que es algo cursi y quizá tonto preguntarlo, pero, Jeon Jungkook ¿Quieres ser mi novio?

- Sabes que sí cariño. - sonrió, aquella sonrisa reluciente se dejaba ver, radiante de felicidad, Jungkook se echó a mis brazos y me besó, un beso que me transmitía todo el amor que sentía por mí, uno de esos besos que te dejan sin aliento.

Tus labios me desvisten, estoy enganchado a tu lengua, pero también estoy enganchado a tu mente, tu cuerpo, tu alma y tu corazón.

Deseaba poder fingir que no te necesitaba, pero cariño, me tienes loco por tí. Y aunque sé que hay cosas que nunca cambian, también sé que nunca volveré a ser el mismo.

Y sé también, que, los amigos no saben la forma en la que sabes.

Espero que esto haya sido de su agrado 💕

shameless-devil

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