TÚ.
Capitulo 13.
Ayer había sido realmente raro y a la vez estresante. Preferí olvidar el asunto de Jonathan con aquella mujer, él no tenía la culpa de lo sucedido y eso me constaba, así que rápidamente lo olvidamos y lo dejamos atrás.
Eran las 19:35 de la tarde e íbamos tarde a la empresa, las horas se nos pasaban volando cuando estamos juntos.
—Tengo que ir a casa a buscar mi ropa —subí al auto en el asiento del copiloto.
—Vamos para allá —encendió el motor y nos pusimos en marcha, la velocidad que llevaba Jon era bastante alta, daba miedo preguntar. Me concentré en la hora. Aún no entrenaba y tenía una lucha de cuatro esquinas para esta noche, eso es lo que pasa cuando trato de buscar problemas y hablo de más. Pero no me arrepiento de haberles inyectado un poco de la verdad en sus venas—. Aún no me has contando como te fue ayer... —me miró cortos segundos.
—Bien —sonreí. Rayos, se sintió como una apuñalada.
—Eso ya lo sé —bufó—, quería saber de que hablaron.
—Bueno... —empecé a divagar— Me tenían un futuro lleno de lujos y privilegios, pero no era lo que yo quería —miré por la ventana.
—Entiendo.
Pero eres nueva en todo esto y te irá bien, no trates de ser lo que ellos quieren.
—¿Quién dijo que yo quería eso? Aquí llegó la verdadera revolución a infringir miedo en las mentes humanas, Oh yeah.
—Esa es Violett Hardy —puso una cara intimidante. Se adentró al lunático que tenía dentro— ¡Vamos a patear traseros esta noche! —ladró.
—¡Así se habla, Moxley!
—¿Qué quiere decir eso? —Me miró serio juntando sus manos formando un puño y la otra su palma abierta.
—Solo te recordaba los antiguos momentos —Me encogí de hombros, Ambrose si intimidaba—. ¡Cuidado con el auto! —me aferré al asiento.
—Moxley esta en el pasado, Ambrose es el presente atemorizante de esa empresa, quien va y hace lo que quiere sin importar lo que pienses. Si tiene que luchar, luchará. Si tiene que hablar, hablará. Porque así es él, no le interesa nada porque es el mejor, soy el mejor —habló con superioridad—. ¿De acuerdo?
—Qué pasaría si no, ¿eh? —me crucé de brazos retandolo.
—Me sentiría obligado a hacerte entenderlo —se estacionó en la vereda, si que habíamos llegado rápido—. Y no de la mejor forma.
—Veamos quien será rudo en sus combates hoy por la noche señor-recién-salido-del-asilo —me bajé tomando mi bolso y me dirigí a mi casa. Saqué las llaves a medida que me acercaba a la puerta, con mucho cuidado la abrí y por dentro parecía un espejo, mejor de lo que hubiera logrado yo.
—Wow... —mi boca cayó ligeramente mientras caminaba a la cocina, era como si nadie hubiera estado aquí. Seguí revisando el baño y estaba realmente sorprendente, no creo que esto lo hubiera hecho Alex, no. Conociendola sabía que ella dijo "deja así luego ella lo limpiará, es su casa".
Fui a ver el cuarto, lo más que me interesaba ver. Abrí lentamente la puerta con los ojos cerrados, pero no escuché ninguna ruido así que los abrí y lo que vi era adorable.
—No puede ser —reí y me tomé el tiempo para observarlo con los brazos cruzados. Colby estaba durmiendo en mi cama con una sonrisa muy diferente... era tierna—. Ya basta —sonreí y dejé caer el bolso al suelo provocando un sonido estruendoso. Aún así no se despertó—. Tiene el sueño pesado, amigo —lo dejé dormir y empaqué mi traje de lucha, sin olvidar las vendas que me había regalado Dean. Cuando ya estaba lista, me acerqué a él a despertarlo—, López... López despierta —lo remecí varias veces.
—No —se quejó y tomó mi cintura recostandome delante de él—. Unos segundos más —me abrazó fuerte como un oso de peluche.
—Colby —reí—, tenemos que trabajar —me giré despacio, pero al quedar mirando su rostro él tenía los ojos abiertos como si nunca hubiera dormido—. Eres un maldito.
—¿Qué? —se encogió de hombros— Solo tomé una siesta.
—Bien —rodé los ojos— se me hace tarde —me solté de su agarre pero volvió a tomarme—. Vamos Colby, que es tarde.
—Me debes mi beso de agradecimiento.
—¿Beso de agradecimiento, en serio? —me acerqué a sus labios y olí— Estás tomado, sabía que no estabas cuerdo —me solté como pude y me paré rápido.
—Pasé toda la tarde limpiando basura —se quejó.
—Oye, eso no es mi culpa —lo miré— es de tu novia.
—Aún no es mi novia —se sentó.
—Tú lo haz dicho, aún —lo miré aún más penetrante—, pero lo será y tendrás que acostumbrarte a este tipo de cosas amigo mio —sonreír y salí de allí con mis cosas. Ya estaba lista y Jon me esperaba en el auto con su mejor amigo, Dean.
Cuando llegué allí estaba moviendo su cabeza adelante y atrás con la mezcla de mis canciones. Solo reí y él me miró divertido.
—¿Qué? Es mi auto —siguió con lo suyo.
—Hey, no he dicho nada —levanté las manos al aire en defensa y subí—. Sigue con tu concierto, e ignorame.
Luego de que acabara Go to hell, for heavens sake sacó el freno de mano y nos pusimos en marcha, pero no pude evitar unirme a él el resto del camino. La música era buena y ese movimiento se sentía agradable aunque nos despeinara.
Llegamos y bajamos del vehículo adentrandonos a la empresa, tan solo nos quedaba diez minutos para calentar y ver quien entraba primero al cuadrilátero. Había que hacer un buen espectáculo, nadie sabía que nos tenía planeado la Autoridad... o tal vez, yo era la única que no lo sabía.
—Iré al saco de boxeo, nos vemos luego —golpeó sus puños—. Ha llegado Dean Ambrose, bebé —movió el cuello.
—Eso campeón —Le dí una palmadita en la espalda antes de qué se alejara de mi—. Demuestra lo que tienes.
Dejé que se marchara y fui a cambiar mi ropa habitual por la de trabajo, era mucho mas cómoda en realidad. Cuando salí fui a hacer sentadillas con una pesa en mis hombros, cada vez me sentía más fuerte como un hombre, o incluso mejor. Era difícil cansarme después de diez minutos, necesitaba mucho más para hacerlo.
Estaba tan sumida en mis pensamientos que no había notado que alguien estaba al frente de mi moviendo su mano de un lado al otro en frente de mi cara para ver si reaccionaba. Cuando me dí cuenta que era Dolph.
—Hey —le sonreí y dejé la pesa a un lado— ¿Siempre cumples tus palabras?
—Así es —besó mi mejilla—. ¿Cómo te fue ayer?
—Mm... ¿Te parece si te miento? —sonreí como una mueca.
—Digame la verdad —sonrió y se acercó a mi coqueto.
—Es mi ilusión o usted... —le seguí el juego divertida— Señor Ziggler está coqueteando conmigo.
—¿Yo? —se encogió de hombros casi sonrojado— Me mal interpreta.
—Menos mal —reí ligeramente.
—Pero no me ha contado del día de ayer —se sentó como indio.
—Ya basta de formalidades —le saqué la lengua y volví a tomar la pesa y seguir con lo mio—. Me ofrecieron lo que todo novato desea al entrar en la empresa... la recompensa gratis.
—No me digas que aceptaste.
—Claro que no —arrugué el ceño—. Y por ser como soy...
—Grosera y sincera —susurró interrumpiendome.
—Por ser como soy... —levanté un poquito más la voz— Me toca una lucha de cuarto esquinas esta noche.
—¿Qué? —sus labios se entre abrieron— ¿Tú sola?
—Sip —exhalé—. Contra el equipo B.A.D. y Paige.
—Nunca vi un castigo igual... —botó el aire exagerado— Al parecer los rechazaste muy fuerte.
—Pero aun así no me interesa —negué como si no tuviese gran importancia para mi—. Si tengo que luchar, lucharé. No me quejaré.
—Bien dicho —tomó mi botella de agua y se la llevó a los labios.
—Oye, dame por lo menos.
Solo se acercó a mi y la dirigió a mis labios para tomar un buen sorbo, tenia sed, mucha sed. Me guiñó un ojo y se fue de ahí, al parecer tenía que luchar, por lo que decían los rumores —gracias a los luchadores pasando por ahí— le tocaba a él contra el "patrón", luego El Nuevo Día contra Los Dudley; típico. No estaba segura, pero al parecer Dean tendría un combate sorpresa y le faltaba un compañero. Si es así, espero que sea alguien quien de verdad valga la pena.
Entre las Divas; estaba mi combate de cuatro esquinas y a Becky contra Fox. Se notaba que les faltaba mas entretención, pero como fue un rumor que se fue transmitiendo de boca en boca no hacía caso.
—Que mierda quieres —pregunté fastidiada al ver que se acercaba Paige mientras las cámaras también lo hacían. Dejé lo que hacía y la miré con odio, si las miradas mataran, ella estaría bajo tierra por más de tres metros mientras yo bailo encima.
Esa imagen me dio risa.
—Ni que tuvieras tantas visitas —rió sarcástica—. Agradece que yo vengo.
—¿Y quien dijo que yo quería tener visitas? —la miré de pies a cabeza— Querida, si yo hubiera querido hablar con alguien como tú... —apunté su escote y su ropa— Hubiera ido a un burdel —le sonreí—. Incluso ellas tienen más entretención en sus vidas y no se quejan todo el tiempo.
—Mira como me ofende —tiró su cabello hacia atrás.
—Te dolió, lo sé —reí.
—Escúchame ahora tu —se acercó amenazante—. Lleva toda tu actitud y superioridad a ese cuadrilátero esta noche, porque después de lo que te haré... —rió psicópata—. No te quedará dignidad como para lamerte las heridas en público —se giró y se fue. Solo sonreí y le di una pasada a mi cabello con la palma, negando divertida. No tenía palabras para describir eso, simplemente... rudeza innecesaria.
Pero hay que sacarle el lado bueno a todo esto, tendré más diversión; dos combates en una noche. Mas tiempo para escupirles la verdad en la cara.
—Es tu turno —apareció Roman apoyándose en el marco de la entrada a mi camerino.
—¿Tan rápido? —terminé de retocarme los ojos.
—No será que haz perdido mucho tiempo aquí —me sonrió a través del espejo—. Ya han pasado tres combates.
—Tengo que estar presentable para la hora de patear traseros falsos —me encogí de hombros como si fuese inocente—. ¿Cómo me veo? —me giré.
—Why so serious? —Se acercó lentamente mientras leía el logo de mi camiseta— Te ves preciosa —Tomó mi mano y me hizo girar, seguido de un silbido.
—Hey —reí— Te van a pegar cuando llegues a casa —bromeé.
—Si no se enteran, nada que ocultar —me sacó la lengua—. Ya, mueve ese trasero fuera del camerino o llegarás tarde.
—De acuerdo, papá —pasé al frente de él, pero me pegó una nalgada. Tiene la mano pesada, rayos. Solo pude escuchar su risa al instante que salia, al parecer andaba de buen humor.
Besé las vendas que tenía de buena suerte y salí con toda mi actitud al escuchar mi canción, aún no olvidaba al muchacho que le dio el toque al ambiente aplaudiendo, para que el resto lo hiciera. Realmente quería verlo de nuevo esta noche.
Cuando salí ahí se encontraba en primera fila con una camiseta hecha por él mismo donde salía mi nombre.
Pasé por el lado donde se encontraba y me saque la camiseta, quedándome con el top de tirantes que usaba al luchar, para entregarsela y seguir mi camino hasta el cuadrilátero. Cuando lo observé de nuevo, estaba muy feliz oliéndola de una forma exagerada, me caía bien.
—Por favor —bufé al oír el cambio de mi musica por la de B.A.D.— Lo estábamos disfrutando ¿no es así? —grité sin microfono. La mayoria me apoyaba y otros me abucheaban.
Dejé que hicieran su escándalo y me dejaran al medio del cuadrilátero como lobas hambrientas. Las observé a cada una de ellas, pero me dejaron una esquina libre. El referi hizo tocar la campana y ahí comenzó todo, la primera fue Sasha ya que pude escuchar un "acaba pronto con esto, tengo cosas importantes que hacer" por parte de Tamina.
Me senté en la tercera cuerda, en el esquinero a esperar que se acercara, igual le hice unas señas con la cabeza mientras soltaba una sonrisa pero solo se puso a dar vueltas. Así que hice sonar mi cuello y me bajé lentamente para acercarme a ella, le apreté la mejilla divertida pero rápidamente ella me empujó. Levanté las manos en defensa y cuando ella no lo notó pase hasta quedar a su espalda y hacerle un potente suplex, la volví a parar y le hace otro, fui por el tercero pero me dio un codazo en el rostro provocando que la soltará, se paró rápidamente y me tomó por el cabello. Me quejé, me tiró contra las cuerdas seguido de un lazo al cuello pero fuimos ambas y por consecuencia, caímos a la lona estruendosamente. Me paré y le hice un candado al cuello mientras las otras dos me miraban con un odio tremendo, les tiré un beso y eso lo empeoró pero me hizo reír.
Gracias a esa distracción, Banks pudo pararse y pegarme varias veces en el abdomen para que la soltara, lo hice, se tiró contra las cuerdas y me pegó unas patadas en el pecho dejándome sentada. Se tiró con las cuerdas otra vez y me pegó en la cabeza dejandome tirada en la lona, se acerco rápidamente y me hizo una llave de rendición. Dolía como el infierno, me quedaba muy lejos tocar las cuerdas y el referi me preguntaba si me quería rendir, pero lo negué una y otra vez. Hasta que me arrastré y toqué las cuerdas, no podía sentirme más aliviada en toda mi vida aunque ella no quería soltarme.
Pude escuchar como se quejaba y me paraba para tomarme del brazo, el cual giró como cualquier otro objeto y dio un tirón fuerte, de mis labios escapó un quejido y al escucharlo Banks lo hizo más fuerte hasta tratar de llegar al esquinero donde se encontraba Naomi, pero me safé y la tomé de las piernas para botarla y regalarle derechazos. También desordené su cabello y en eso se enojó, me giró y tomó de las piernas de una manera que no sabía lo que estaba pasando hasta que el referi contó dos y la giré. Por poco y perdía sin darme cuenta, así que la tomé de las piernas y era ella quien estaba en problemas, traté de tomarle el short para que no hiciera nada pero igual se safó y prefirió alejarse a darle relevó a Naomi.
Me paré y empezó a tirarse contra las cuerda con lazos hasta que quedé otra vez en la lona, hábilmente me paró y me tiró contra el esquinero, lo invertí y fue ella quien quedó pegada ahí, mientras yo quedaba sentada en las cuerdas.
No tardó mucho cuando se acercó Tamina y me agarró de las piernas para dejarme fuera del cuadrilátero y empezar a golpearme, claro el referí no lo vio porque Sasha lo interrumpió tratando de entrar, luego me volvió a dejar dentro para que Naomi hiciera la cuenta. Uno... dos... pillé mi pie en la cuerda más cercana. El público estaba hecho una furia, hasta que vio mi pie y se volvió a motivar, y a tener esperanza.
Me paré con la poca fuerza que tenia, lo haría miles de veces si pudiera. Con toda la rabia del mundo la tomé del cuello para correr y hacerle un bulldozer golpeando fuerte su rostro. Había quedado casi moribunda, me arrastré como pude y la di vuelta con la cabeza para hacerle la cuenta. Uno... dos... se adentró Sasha golpeando mi pecho con ambas manos, dejó que Naomi saliera y me arrastró dejándome entre la segunda cuerda y saltar sobre mi abdomen con una potencia que se me hizo imposible moverme. Uno... dos... tres... perdí.
Me quedé recostada en la lona mientras ponían su música y subían por esa rampa con una cara de victoria. Si, tal vez perdí, pero por lo menos puedo decir que lo intenté sabiendo que era algo imposible.
Me paré y aún así hice unas reverencias dando las gracias y salí de ahí con la frente en alto sabiendo que me esperaba un Dean muy molesto detrás de backstage, quizás también un Roman.. más molesto. Cuando él se enojaba, se enojaba señores y no había manera de hacerlo cambiar.
—Buen intento —Neville me dio un abrazo corto.
—Gracias, pero era imposible —me encogí de hombros resignada y seguí caminando. Cuando mis suposiciones se hicieron correctas, ahí estaba Dean.
—¿En qué estabas pensando? —me habló calmado.
—No fue idea mía —traté de ignorarlo y seguir caminando.
—Por lo menos me lo hubieras dicho —levantó un poco la voz esta vez, y tomó mi brazo lastimado.
—No fue tan grave.
—¿No lo fue? Y que quiere decir el hecho de que cojeas en estos instantes.
—Una movída en falso.
—¡Por favor, Violett! —se exaltó— Un golpe más y quedabas parapléjica.
—No exageres —sobé mi cabeza, esta situación ya me estaba cansando— ¿Puedo irme? Tengo que prepararme para el combate contra Paige.
—¡Deja de fingir que no escuchas lo que digo! —me tomó de ambos brazos—. Ahora grábate mis palabras —se acercó—. No vas a luchar más por esta noche aunque tenga que encerrarte en mi camerino si es necesario, sabes que lo haría.
—No trates de ser sobreprotector conmigo Ambrose, porque de verdad no te funciona —ya estaba molesta—. Y te guste o no, lucharé porque no quiero perder mi trabajo por ordenes de alguien que no tiene el derecho de darme —lo empujé y me alejé de él tratando de no cojear, pero era inútil.
Iba tan cerca de llegar a mi camerino y encerrarme, cuando apareció Roman con una cara muy seria y difícil de decifrar, trate de no mirarlo a los ojos y seguir pero de repente sus manos se posarón en mi, cargándome. Solo apoyé mi cabeza en su pecho y me dejé llevar por los latidos de su lento corazón, los cuales me ayudaron a relajarme de la discusión con Dean.
Cuando llegamos, me dejó sentada en el sofá y se agachó a mi altura observandome muy detenidamente, como si tratara de buscar las palabras exactas para decir en estos momentos. Como si buscara el cable correcto para desactivar la bomba antes de que estalle, pero solo ve en blanco y negro. En vez de decir algo, bajó mis rodilleras junto con las calsetas y pasó su mano por mi rodilla tratando de quitarme un poco el dolor, la apoyó en su pierna y pasó delicadamente su mano por la zona que a estas alturas se encontraba morada.
—Creí que estabas molesto —susurré casi inaudible.
—Lo estoy.
—No lo demuestras —miré a otro lado.
—No es necesario hacerlo para que todo el mundo sepa que lo estoy —hizo que mi pierna se moviera, las primeras dos veces dolió pero luego ya dolía menos—. Supongo que le harás caso a Dean.
—Tu le diste la idea ¿no es así? —levanté una ceja.
—¿A quien mas se le ocurriría? —me miró y volvió a subir mis prendas.
—No puedo dejar que me despidan por no responder a un combate tan sencillo como tomar agua.
—Cuando tomas agua muchas veces te ahogas y piedes la compostura.
—No será esta vez —me acerqué hacia delante.
—¿Cómo puedes estar tan segura?
—Cree eso —me paré y salí del camerino, me sentía bien... como si nada hubiera pasado.
De repente comenzó a sonar la canción de Paige y sabía que me tocaba entrar a mi, así que mirando a todos lados para no encontrar a Dean me dirigí a la salida. Estaba tan segura de que no estaba cerca, cuando de repente choqué con algo duro.
—Rayos —me agarré el cabello cuando me dí cuenta que era la espalda de Dean. Se giró para observar quien fue, pero me pasé por un lado quedando otra vez a su espalda, cada vez que se giraba a un lado yo me giraba al otro tratando de estar fuera de su vista—. Mierda —susurré al escuchar mi entrada. Pasé corriendo por el lado pero sentí unas manos en mi cintura dejandome correr en el aire.
—No Hardy.
—Si Ambrose —traté de safarme hasta que lo logré y fui directo a la rampa, sabía que él no podía seguirme allí. Fingí que no pasó nada y me dirigí con rabia en mi mirada hasta el cuadrilátero, ella estaba burlándose y solo le aplaudí.
Comenzaron los gritos del publico más fuerte mientras sus miradas se dirigían a más atrás de mi lugar, me quedé tieza apretando los puños hasta que vi a un pequeño gritando "¡lunático!". Ahí fue cuando me giré y miré a aquel sujeto que estaba con los brazos cruzados mientras en su rostro se formaba una sonrisa sarcástica.
—Dime que esto no es cierto —me puse como él. Pero solo se acercó a mi y me tomó en brazos para volver a backstage, el publico estaba euforico mientras en la mesa de transmisión hacían bromas sobre esto.
—Te lo advertí —me dio una nalgada cuando llegamos a su camerino.
—¡Que haz hecho, pedazo de idiota! —le grité— ¡Ahora me despedirán por tu culpa! —pasé las manos por mi cabello desesperada.
—¡No lo harán, Violett! —levantó más la voz— ¡Le pedí a Natalya que tomara tu lugar!
—Pero eso no impedirá que me despidan Ambrose, ¡Comprendelo! —suspiré frustrada—. Este es mi juego con la Autoridad, solo yo puedo perder, solo yo puedo elegir las cartas que voy a tirar a la mesa. ¡Lo hago por una mejor WWE!
—Es imposible que ganes —se tomó el cabello con ambas manos olvidando que aún me cargaba—. Es SU empresa, nosotros solo somos luchadores. Un número más.
—¡Pero lo intento! ¡hago algo que nadie en estos momentos ha estado intentando! —me moví de un lado al otro con desespero para que me bajara. Lo hizo y me miró fijamente—. ¿Qué esperas que haga ahora? ¿Qué me arrastre por otra oportunidad como ellos esperan?
—¿Y para que estoy yo? —me miró serio—. Jamás piensas en lo que yo podría hacer, siempre piensas en ti. En lo que tú harás, en lo que tú puedes hacer... En lo que tú eres. ¿Nunca podrá ser un "nosotros"?
—Dean, yo... —se había acabado de abrir a mi y no sabía que decir. Ya no se trataba mucho de la lucha libre.
—Eso creí —me miró por última vez y salió de ahí dejandome sola en el peor lugar que me podía encontrar... mi cabeza.
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