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Sheamus.

Capitulo 18.

Y era la hora de la lucha de Dean Ambrose contra Kevin Owens.
Jonathan apareció como si nunca hubiera tenido resaca o hubiera estado enfermo, y eso era un alivio.
La campanilla sonó y los golpes no tardaron en hacerse presentes, el publico le iba a Dean y gracias a eso, él tuvo fuerzas.

¡Vamos Deano! —le grité a todo pulmón mientras golpeaba la barrera de seguridad y no dejaba de moverme para todos lados impaciente. El público gritó conmigo. Dean ganó la batalla—.¡Bien hecho! —exclamé y salté como loca abrazando a todo mundo que estaba a mi lado, incluso me grabaron.

"¡Mira mira! ¡ahí esta Violett haciendo presencia entre el público!"
Escuché una voz en la mesa de transmisión en Español.

Me giré y los miré completamente avergonzada. Para la próxima no sería tan ruidosa.

—Hola —saludé con la mano.

"Siempre tan simpática ella"
Sonrió el comentarista.

Luego de un rato le tocó la lucha a Roman contra Alberto Del Río recibiendo Roman la victoria.

—Esto será difícil —me senté al lado de Wayne.

—¿Por qué?

—Roman tendrá que masticar a Deano como lo ha hecho con los demás —hice una mueca.

—¿Y qué tal si Ambrose no lo hace primero? —preguntó con una mirada desafiante.

—¿Esto es una apuesta? —lo miré como mi personaje en la WWE.

—Llámalo como quieras —acercó su rostro amenazante hacia el mío.

—Hecho —estiré la mano.

—Hecho —la apretó.

Esperamos a que llegara el momento de aquella lucha y cuando Dean hizo su entrada triunfal, Wayne gritó. Cuando llegó Roman lo hice más fuerte que él, solo reía... sabía que solo era un juego.

—Esto sera de películas —subí los pies a la barrera y subí a la pequeñita que estaba a mi lado encima de mis piernas—. ¿Tú quien crees que gane, nena?

—Medio Lunático —respondió tratando de decir cada palabra a la perfección.

—Oh, me traicionaste —tomé aire sorprendida seguido de un llanto falso—. Toma Wayne, ella es tu chica —se la estiré, Wayne acercó sus manos—. Olé, claro que no —grité y la volví a poner en mis piernas.

—¡Ella debe estar conmigo! —Wayne bufó.

—No es verdad, ¿cierto? —le estiré la mano para que la chocara con su palma. Lo hizo.

—Él no me gusta —se escondió en mi camiseta. Ambos reímos.

De repente, la lucha ya estaba en curso, nos estábamos perdiendo la diversión sin darnos cuenta.
Los golpes eran agresivos y en sus miradas había una especie de odio y eso me asustaba. Roman tuvo que hacerle varios Spears a Dean pero aún así se movia cuando le iban a hacer la cuenta, al igual que Dean con su Dirty Deeds, Roman era un hueso duro de roer.

—¡Vamos Roman! ¡Carga! —le hice un gesto con mi brazo referente al Superman Punch.

—¡Vamos Ambrose! —gritó la pequeña saltando sobre mis piernas.

Me estiré haciendo una mueca y con las puntas de mis dedos tomé el cartel y lo moví de arriba y abajo llamando la atención del camarógrafo y de todos los presentes.
Uno... dos... tres... ganó Roman.
Abrazó a Dean por su esfuerzo y la gran lucha que tuvieron. Luego recibió el Título y los papelillos cayeron del techo, fue emocionante.

—¡Oh, Yeah! —levanté el cartel descontrolada.

Apareció Triple H subiéndole el brazo al aire para luego ofrecerle su mano.

—¡No lo hagas! —gritó Wayne enojado. Su rostro completamente rojo.

—¡No aceptes! —grité también—. ¡Solo andate!

Roman lo ignoró y se marchó, pero se devolvió...
—No, no, no, no, por favor —supliqué en voz baja. Roman se acercó al corpulento y le hizo un Súper Spear. Todos enloquecieron de lo lindo que fue eso.
Sin esperarlo, el momento fue arruinado por el Drop Kick de Sheamus sobre Roman. ¿De donde había salido?

"¡Vamos, haz efectivo el cambio! ¡tomalo ya! ¡Ahora!"
Le entregaba el maletín al referi mientras le decía a los demás que lo cambiaran, luego miró nervioso si Roman se paraba. Uno... dos... se movió. Mi corazón dio un vuelco. Todos estábamos nerviosos y enojados pero Sheamus desesperado, tanto así que se movia de un lado al otro.

—¡Mierda, no! ¡No puedo! —grité y le pasé la pequeña a Wayne sin pensarlo por mis estúpidos impulsos que me caracterizaban. Salté la barrera con el cartel en la mano.

"¡Oh, no! ¡miren quien esta aquí! ¡¿que va a hacer?!"
Gritaban los comentaristas subiéndose prácticamente sobre la mesa.

Me adentré al cuadrilátero por la espalda de Sheamus y le pegué con el cartel, al parecer era realmente duro porque se había apoyado en la lona.

—¡Tú no harás efectivo nada! —grité y le pegué con el palo en la espalda dejándosela roja. Se rompió. Me subí en su espalda y le agarré el cabello—. ¡Luces estúpido! —grité y le regalé algunos golpes para esperar que Roman se parara. En el proceso se me cayó el gorro y se me desarmo la trenza dejando mi cabello al aire.

—¡Sal de aquí, Violett! ¡¿Qué haces?! —me empujó contra el esquinero haciendo que mi espalda se lastimara, pero ahí estaba Triple H y le regaló una guillotina haciendo que callera de espalda al suelo.

Roman se paró y cuando Sheamus le iba a dar otra patada irlandesa, pasó por debajo de su brazo y se lanzo contra las cuerdas.
Aún así le hizo la patada.

—¡No! —grité desesperada y arrastré mi cuerpo para interrumpir la cuenta pero sorpresivamente me tomaron del tobillo y me impidieron lograr mi cometido, Sheamus hizo efectivo el maletín—. Maldita sea —gruñí y me giré agresivamente en busca del culpable. Nada menos que Hunter—. ¡Suelta mi pierna o no sabrás lo que soy capaz de hacer! —advertí. Muy enojado me soltó y subió triunfante al ring para ofrecerle la mano a Sheamus, éste, encantado aceptó. Sé que nadie se esperaba mi entrada y tuvieron que improvisar. Estaba metida en muchos problemas por culpa de mi impulsividad.

Yo solo volví a arrastrarme hasta Roman y me apoyé en su pecho, que bueno que nadie había ido a sacarme de ahí.

—Roman... Roman... —susurré acariciando su mejilla, él solo estaba con los ojos cerrados—. Eres fuerte, tu puedes... —susurré otra vez y acaricie su mandíbula donde Sheamus lo había golpeado. Aunque todo esto fuese planeado, el cansancio era real y a veces los golpes también. No siempre se puede medir la fuerza.

—¿Violett? —abrió los ojos lentamente—. ¿Qué haces aqui?

—Tratando de que retuvieras el Título —respondí e hice una mueca—, no lo logré.

—Buen intento —sonrió—. Pero sabes muy bien que todo esto es parte del plan.

—Tiene que salir de aquí —interrumpió el referí tomándome de los brazos.

—¿Por qué? No esta haciendo nada —le respondió Roman. Solo reí—. Todo acabo, así que suéltala.

—Son reglas del señor Triple H.

—De acuerdo —respondí sin discutir y traté de pararme, inmediatamente un dolor punzante me descolocó. Mi espalda estaba sufriendo un problema. Me caí nuevamente—. Diablos.

—¡Traigan una camilla! —gritó el referí y rápidamente llegaron.

El dolor era infernal que no podía hacer ningún movimiento sin que me doliera la espina dorsal.
Roman se paró lo mas rápido que pudo dejando de lado todo el cansancio y me ayudó a quedarme quieta mientras venía la camilla.

—Duele —gruñí y mordí mi labio inferior para no gritar desesperada. Mis ojos picaban. No iba a llorar.

—Ya vienen, ya vienen, ya vienen —repitió sin parar mirando la rampa y pasando su mano por su cabello angustiado—. ¡Rápido! —gritó para que luego un par de hombres se acercaran a mi y me subieran sobre la camilla con aquel objeto en el cuello.

Y eso me pasa por no mantener el control y desesperarme sabiendo que solo es un espectáculo.
No sirvo como espectador.

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