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¿Quieres ser mi novia?

Capitulo 58.

—¿Tengo alguna otra visita? —le pregunté a la muchacha.

—El señor Good viene cada día sin faltar después de las diez —miró su reloj—. Dentro de algunos minut...

—¡Violett! —escuché su voz ronca desde la puerta.

—Ahí está —rió y salió del cuarto haciéndolo pasar.

—No sabes cuanto te estaba extrañando —me abrazó—. Matt perdió las esperanzas eh.

—Era lógico.

—Pero bueno, ¿cómo te sientes, cielo?

—Con un dolor de labio, pero todo esta en su lugar —le sonreí.

—Eso es bueno —besó mi mejilla—. ¿No ha venido Colby?

—Es-Estuvo aquí... —mordí mi labio al recordar lo sucedido.

—¿Te vio? —se emocionó.

—De hecho, yo... lo hice salir de aquí —mi voz se transformó en algo inaudible.

—¿Qué tú qué? Demonios Violett ¿por qué hiciste eso? —pasó una mano por su cabello nervioso.

—¡Estaba enojada! ¿vale? Esa fue mi primera reacción al verlo —dije arrepentida.

—Tengo algo que mostrarte, porque sabía que sucedería esto —sacó el celular de su bolsillo—. Pero antes toma esto —me entregó el peluche que me había regalado Colby, estaba en el suelo—. Te servirá para abrazarlo —se sentó al lado de mi y me hizo ver la pantalla de su celular.
Poco a poco fueron fluyendo las imágenes y acciones de Colby ante mi cuerpo casi sin vida postrado en esta cama, cada día apareció por acá, se veía cansado pero aún así sacaba una sonrisa de sus labios, la barba le creció mucho más al igual que su cabello. Pero al ver las imágenes donde lloraba y me decía lo mucho que me necesitaba me hizo llorar como una idiota. Estaba equivocada y me arrepentía como nunca antes.

—Lo que no duró aquí, fueron las flores que te traía Colby —le puso pausa a una parte del vídeo donde él las traía pero al día siguiente ya no estaban—. Ahora mira —puso el vídeo en modo rápido, era Colby el único que venía a verme cada día, cada semana, cada mes... sin faltar—. ¿Ahora comprendes?

—Ya basta —lo alejé de mi al volver a llorar—. Soy una imbécil. —golpeé la camilla con mis manos, pero Jon me detuvo al notar que me hacia daño.

—Él ha demostrado que de verdad le importas, que él cree en el amor que te tiene —guardó su celular.

—Ahora lo entiendo y no puedo seguir aquí —me liberé de las mantas.

—¡Violett, no! —me lo impidió.

—Por favor Jon, necesito verlo —me levanté.

—Pero él volverá, solo fue a tomar una ducha.

—¿Y qué tal si no lo hace? ¿eh? —miré lo que tenía puesto, era una maldita bata que se podía ver todo el trasero. Y si, no me habían dejado la ropa interior.

—Colby volverá, no dejó de hacerlo después de la primera semana ¿por qué crees que lo dejará de hacer ahora? —me entregó su chaqueta, que considerado. Pero aún así me cargó para acostarme en la camilla.

—Es que tú no entiendes —pasé las manos por mi frente, donde antes estaba el paño, pero se había caído al pararme—. No entiendes lo culpable que me siento al hacer que se fuese del cuarto, al gritarle con todo mi odio que se fuera, al desear que no apareciera nunca más —abracé al oso parecido a Seth, era lo único que me quedaba por ahora.
—Lo entiendo, pero no ganarás nada al culparte... —pausó—. Lo mismo le decía a Colby.

—Vale, no haré nada pero... ¿me pasarías mi ropa? Digo, para cuando pueda irme, así sabré que la tengo cerca —divagué. Tengo que salir de aquí sea como sea.

—De acuerdo —se levantó y fue directo a una silla donde estaba toda mi ropa, si quería salir de aquí rápido solo me pondría mis jeans y las zapatillas.

—¿Te molesta si me dejas un segundo a solas? —le pedí.

—¿Para? —dijo sin creerme.

—Estoy sin ropa interior, me siento rara y eso no me gusta —hice una mueca—. Vamos, créeme —exigí. Jon rodó los ojos y salió del cuarto, con rapidez aproveché y subí mi ropa interior seguido de los jeans, después las zapatillas y cerré la chaqueta de Jon guardándome en ella la bata para que no me quedara como un vestido. Luego me metí en la camilla otra vez—. ¡Jon! ¿me traes algo de agua? —le pedí, él se asomó y asintió, luego se fue por el pasillo.

Me levanté lentamente porque aún me dolía el cuerpo y salí por la puerta, miré el pasillo, a quien conocía me cubría la cara hasta que llegué a la zona más importante, la entrada. Respiré varias veces, un mal movimiento y todo se iría la basura, me fui detrás de un anciano y cuando pasó al lado de otro me fui con el siguiente, hasta que pude salir.
Estando afuera, me miré completamente, aún no podía creer que mi loca idea había funcionado. Miré el nombre del Hospital y me di cuenta que ya conocía este lugar e incluso el camino a casa, sabía que mi cuerpo no estaría listo pero mi cerebro si y lo que hice fue correr. No tenía auto y para eso estaban mis piernas, cada pisada que daba era un maldito martirio que quería que acabara de una vez por todas.
El cielo estaba gris, sabía lo que significaba pero no me importaba, solo quería estar en frente de Colby y poder sentirme completa otra vez, olvidando el dolor.

La respiración me comenzó a faltar y la fiebre comenzaba a subir cada vez más, la lluvia se había dejado caer por todas las calles.
Estaba cerca lo sabía, pero no sabía si mi cuerpo resistiría más dolor del que estaba sintiendo.

"Tú puedes, no te rindas ahora. Queda poco para llegar a tu destino, solo unas calles más, ¡Vamos preciosa! ¡así se hace!"
Me animaba mi cabeza.
Le hice caso y corrí con todas las fuerzas que me quedaban, si no llegaba por lo menos podía decir que lo había intentado.

"Lo lograrás, mira ya estamos al frente de su casa... solo cruza el césped."

—Es... muy... suave... —sonreí al sentir el césped—. Podría tomar una siesta... aquí.

"No lo hagas, ¡estamos tan cerca! ¡sólo son dos pasos y ya!"

—De acuerdo —moví mi cabeza para ambos lados y seguí caminando, pero antes de tocar su puerta escuché su voz. Al parecer hablaba por teléfono, por inercia pegué mi cabeza a la puerta para escuchar.

—Ella tiene una hermosa sonrisa, pero unos horribles brazos... ¿y sabes qué? No me importa, porque si su sonrisa es hermosa, todo de ella lo es. Incluyendo los imperfectos que son sus brazos —le gritó a quien fuese que estuviera en la otra línea—. ¡Yo la amo, entiéndelo! ¡Ella es todo para mi y aunque no quiera verme estaré allí, mi amor no desaparecerá tan fácilmente! —pausó—. Ahora deja de llamarme, que para tus asquerosidades esta Nick  —sentí un ruido impactando contra el suelo, había botado su celular. Debió haberse hecho añicos.

Mi cabeza no tenía fuerzas para levantarse de la puerta, así que solo llevé mis nudillos a esta y traté de golpearla pero se abrió de repente ganándome la idea.

—¿Violett? —preguntó asombrado, por lo que notaba estaba listo para salir, yo solo tragué y lo abracé.

—Te amo... —susurré con algunas lágrimas bajando por mis mejillas, mi voz no salía mas fuerte al igual que mi fuerza. Colby me abrazó con toda la fuerza que yo quería darle y me cargó en sus brazos, cerró la puerta con uno de sus pies y se sentó en el sofá conmigo encima.

—¿Cómo llegaste aquí? —sus labios querían sonreír pero lo ocultó muy bien.

—No lo sé —pasé mis manos por mi cabello mojado, la fiebre no quería bajar—. Sólo sé que te amo, Colby... —levanté mi vista lentamente, sus ojos estaban mojando su hermoso rostro.

—Y yo a ti —me sujetó de la cintura y juntó nuestros labios, podía sentir que tenía la misma necesidad que yo de volver a sentirlo cerca. Lo extrañaba, lo necesitaba, lo amaba como nunca antes. Sus labios se movían con mucha lentitud junto a los míos, su lengua jugueteaba con la mía de la única manera que él me hacia sentirlo en el estomago—. Hay que bajarte esa fiebre —habló preocupado cargándome nuevamente, su aroma me hacía volver a sentirme en casa, como si nunca debí salir de aquí ni de sus brazos.
Subió las escaleras hasta llegar a su cuarto, luego me recostó en su cama y me quitó toda la ropa, incluyendo la estúpida bata de Hospital, me pasó una de sus camisetas y me cubrió con las mantas.

—Iré por lo necesario para que te sientas mejor —besó mis labios y bajó nuevamente, mi cuerpo se retorcía por querer saltar y gritar que esto era maravilloso, pero me contuve. Cuando volvió, traía una fuente con un paño dentro, una toalla y un frasco de medicamentos.
Se sentó a mi lado y me pasó la toalla para secar mi cabello, él solo observaba con una sonrisa en sus labios, tenía unas ganas de besarlo hasta que mis labios se gastaran.

—Si preguntan por mi, diles que no estoy aquí —comenté e hice que Colby riera.

—¿Entonces te escapaste? —se asombró.

—Era la única manera para llegar a ti, no quería perder más tiempo esperando que tú llegaras —dejé la toalla a un lado cuando ya estuve seca—. Y tenía miedo de que no lo hicieras... —bajé la mirada.

—Unas simples palabras de una chiquilla necia no me harían dejar de ir a verla —levantó mi rostro y besó mis labios con dulzura, luego me entregó una pastilla y un vaso de agua. La tomé con desagrado y me volví a acostar, Colby puso el paño sobre mi frente y se acostó a mi lado.

—¿No tienes miedo a enfermarte? —lo miré.

—Me importa una mierda si me enfermo, solo me importa estar contigo. —se giró a mirarme, su mirada me lo decía todo. Saqué el paño que estaba caliente esta vez y lo dejé en la fuente otra vez, luego me acerqué a él y lo abracé—. Diablos, creí que te perdería... —susurró en mi cuello mientras me abrazaba con fuerza, no quería que alejara sus manos nunca más de mi.

—Ya me encuentro aquí, y no me iré —acaricié su cabello.

—Eres lo más importante que tengo Violett, sin ti no sabría como volver a ser yo... como volver a sentirme vivo.

—Basta de pensar lo malo, estoy aquí... toca. —levanté su rostro, tomé su mano y toqué mi rostro, mi cuello, mi abdomen—. ¿Lo ves? Y no me pienso ir otra vez —le sonreí.

—¿Segura? —preguntó con miedo acariciando mi cintura.

—Ni la muerte hará que te liberes de mi —mordí mi labio inferior.

—¿Entonces estaremos juntos hasta después de muertos? —juntó sus labios con los míos haciendo que se escuchara un sonido, no pude evitar sonreír.

—Hasta que seamos zombies —lo besé otra vez.

—En ese caso... —llevó su mano de mi cintura a su bolsillo. Tardó unos minutos, yo fruncí el ceño mientras él me sonreía, hasta que lo logró dejando frente a mi vista una cajita negra.

—¿Qué? Colby eso es... —cubrí mis labios y él la abrió, ese anillo era hermoso.

—Aquel día... cuando creíste que recibía el dinero por una apuesta... —pausó—. Era para comprarte esto.

—Ay diablos, me siento estúpida —cubrí mi rostro con ambas manos—. Yo misma me mandé al Hospital.

—Bebé, deja de pensar eso —quitó las manos de mi rostro y besó mi mejilla.

—Lo siento —hice una mueca.

—Ahora... —volvió a poner la cajita al frente de mi—. ¿Quieres ser mi novia? —me miró con aquel brillo en su mirada.

—Pensándolo bien... —fingí cambiar de parecer para ver su reacción y se puso serio—. Claro que si, Colby. —reí. Él tardó para hacerlo, pero luego puso el anillo en mi dedo y me besó.

—Te amo, preciosa —pasó un brazo por debajo de mi cabeza, con la otra me abrazó por la cintura y me pegó a su cuerpo.

—Y yo a ti —me acomodé cerca de él.

—Ya no despertaré otra mañana sin tenerte a mi lado —besó mi cien. Ya no podía estar en un mejor lugar.

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