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¿Qué pasa con AJ Styles? Él es genial.

Capitulo 34.

Como había dicho Dean, AJ Styles había aparecido en la programación de lo que seria RAW esta noche para tener una lucha contra El Ayatollah y estaba muy emocionada por encontrarme con él al llegar.

La noche comenzó siendo una completa basura, cuando La Autoridad salió a decir pestes de Roman, pero lo que colmó mi paciencia fue cuando apareció Triple H luciendo aquel cinturón e incluyera mas mierdas al discursito barato que estaba dando Vince.
Estaba tan molesta, hasta que apareció Joe con su camiseta de Imperio Romano y su especie de "escudo" cargando sobre su hombro, se veía realmente hermoso y más cuando empezó a charlar con Jojo de lo que había dicho La Autoridad, su voz era tan pacífica y suave que podías pasar horas escuchándolo sin tomarle importancia a lo que tratara de decirte.

—Hey Ro —lo saludé al ver que venía en mi dirección.

—Hey pandita —sonrió y me abrazó—. ¿Cómo ha estado tu día hasta ahora?

—Monótono.

—Ya veo, pero Roman Reigns ya esta en casa —levantó los brazos.

—Que bien.

—¿Qué sucede? Tu nariz hizo ese movimiento de estar mintiendo. —apuntó—. ¿Aún no llega AJ Styles?

—No.

—Ya aparecerá —apretó una de mis mejillas.

—Pero yo lo quiero ahora —fingí estar enojada y golpear mis pies fuerte con el suelo.

—Sin pataletas —ordenó y me cargó en sus brazos—. O le digo a Goldust que venga.

—No, él me da miedo —cubrí mi rostro en su pecho.

—Eres igual que Joelle —dio una risotada y empezó a caminar—. También le teme.

—Es inevitable, aunque muchas veces me hace reír no lo negaré.

—Ahora entiendes porque ella te adora.

—¿Me... me adora? —me emocioné.

—Más que a cualquier otro luchador o diva en toda la WWE.

—¡Estoy por encima de ti! ¡Oh, yeah! —moví mis brazos como si estuviese bailando, el pecho de Joe se movía ligeramente al reírse.
Dejé que me llevara hasta donde tenia pensado hacerlo, y llegamos a la cafetería.
—Mm.. adivinaste que quería venir aquí.

—¿En serio? Solo quería molestarte —rió y me bajó.

—Entonces el tiro te salió por la culata porque ahora pagarás todo lo que yo consuma —le saqué la lengua de broma.

—Bueno —se encogió de hombros y sacó algo de dinero.

—Solo bromeaba, no lo hagas.

—Pero yo quiero hacerlo.

—Joe...

—Déjame darte el gusto, pide lo que quieras y no me reclames con que tú puedes pagarlo porque soy muy terco y terminaré pagando de alguna u otra manera —explicó.
Tomó mi mano y nos acercamos a la barra.

Observé todo antes de elegir.
Di muchas vueltas.
A la quinta tomé un pastelillo de red velvet y fui por una cerveza. Para mi desgracia solo habían cervezas sin alcohol, ¡por que lo arruinaban todo!

—Toma dos, yo te apaño aunque sean asquerosas —me dijo en el oído. Le hice caso y tomé dos.
Roman dejó el dinero y luego nos sentamos en una mesa cercana.

—Gracias —le dije y le saqué el envoltorio transparente a mi pastelillo.

—No me des las gracias —destapó una cerveza y la dejó a mi lado, luego destapó la otra y esa se la llevó a los labios—. Quisiera saber un poco más a profundidad de lo que es Violett Hardy, ¿te molestaría contarme? —acomodó sus brazos sobre la mesa dispuesto a escuchar lo que tenía que decir.

—Eh, yo... —rasqué mi nuca—. Por donde seria bueno empezar.

—Que te parece, ¿por el principio?

—Mm, soy de Londres —le desprendí un pedacito al pastelillo para luego llevarlo a mi boca—. Eso seria lo más normal que podría contarte.

—Vamos Violett, sea lo que sea que escondas en tu pasado no hará que me asuste y me aleje de ti —sonrió de lado—. Eso es prácticamente imposible, te lo digo ahora.

—Vale, pero no comeré sola al contar esto —le advertí mientras tomaba otro pedacito de pastelillo y lo guiaba hasta sus labios, no le quedó otra opción que comerlo—. Mi madre es Nicol Ledger y mi padrastro es Oliver Hardy, mi madre se niega a contarme lo sucedido con mi padre biológico, me dice "algún día" pero así ha pasado toda la vida.

—Espera, ¿de los Ledger que alguna vez tuvieron la Empresa más importante en toda la historia?

—Exacto pero eso fue antes, cuando mi abuelo aún vivía y sabía como mantener a los empresarios interesados —tomé de la botella.

—Que pena que tu madre no haya seguido con el legado.

—Tal vez ella no era para ese tipo de cosas... —respondí moviendo mis manos como apoyo—. No supo como hacerla brillar y cada día que pasaba perdía un poco más de su esplendor. Hasta que la llama se apagó dejando enterrado el trabajo de años.

—Es una lastima —hizo una mueca—. Pero nos desviamos del verdadero motivo del cual estábamos charlando.

—Bueno... —suspiré—. En la escuela me golpeaban mucho. No había día en que no sucediera, podía estar sentada sin hacerle mal a nadie y ¡bam! iba el golpe, cada día era una pesadilla de la cual deseaba despertar pero aunque cortara o peñiscara mi piel no sucedía —reí contando mi trágica vida—. Un día después de clases me estaban buscando como todas las veces, corté mi piel y me paré detrás de ellos con mis brazos a cada lado mientras la sangre corría hasta mis dedos y les dije "¡Mírenme aquí estoy! Golpéenme si quieren, estoy harta de estar corriendo todo el tiempo" —pausé—. Pero al día siguiente fui yo quien recibió el castigo y me mandaron con un psicólogo —finalicé. Empecé a reír con muchas ganas mientras las lágrimas bajaban por mis mejillas, miré a Joe y su rostro estaba mojado de lágrimas pero no tenia ningún gesto. Tan solo se levantó de su asiento y se sentó en el que estaba a mi lado, me miró por varios segundos más y luego me abrazó.

—Lo siento —susurró ocultando mi rostro en su pecho, protegiéndome. Una de sus manos sujetaba mi cabeza y la otra mi espalda.

—No deberías —limpié mis lágrimas—. Fue hace muchísimos años, ya no vale la pena volver a sentirse culpable al recordarlo. Y estoy bien, el psicólogo hizo su trabajo.

—Pero el recuerdo de todas esas deprimentes tardes sigue grabado —levantó las mangas de mi sueter, no quería verlas así que cerré los ojos—. Todo estará bien —susurró, pero luego de varios segundos pude sentir sus labios impactar dulcemente contra mi piel.

—Algún día trataré de contarte toda mi historia —volví a abrir mis ojos al sentir las mangas del sueter en su lugar.

—No hay apuros —secó con su pulgar las ultimas lágrimas que bajaban por mis mejillas.

—¿Te parece cada día de la semana, a esta misma hora y en este mismo lugar? —limpié su rostro esta vez.

—Solo no te tortures con lo que te cuesta contar.

—De acuerdo —asentí varias veces para luego besar sus labios, estaban muy suaves y llenos de comprensión. Luego de separarnos, me paré para botar los desechos que habían quedado de lo poco que habíamos comido—. ¿Qué hora es?

—Hemos pasado aquí la mitad del show —me sonrió para luego pararse.

—Que demonios... ¿tanto tiempo?

—Si.Vamos a ver si tu ídolo AJ Styles llegó.

—¿Qué pasa con AJ Styles? Él es genial —me encogí de hombros.

—Cuando llegué no te importó, seguías preocupada por ese sujeto.

—No te pongas celoso —bromeé dándole un empujón.

—¿Cómo quieres que no lo haga si lo prefieres a él?

—De acuerdo, él es genial —me paré al frente de Joe impidiendo su camino—. Pero te elegí a ti entre cualquier otro hombre que esta en esta Empresa.

—¿Cómo puedo saber si estas diciendo la verdad? —se cruzó de brazos con una sonrisa de lado en sus labios.

—Hay muchos motivos, no me hagas decirte uno. —me puse de la misma forma que él.

—Te escucho.

—Camerino veintiuno, diez de la noche, fuera luces —dije tajante alzando una ceja. Mi rostro ardía como si tuviese el sol encima. Joe simplemente mordió su labio inferior y ese simple gesto hizo que me avergonzara mucho más.

—Vamos a ver si llego AJ Styles —ordenó y me abrazó por los  hombros. Seguimos caminando por los pasillos, no estaba por ningún lado pero cuando estuve a punto de perder mis esperanzas, pude ver aquel tatuaje en su costado.

Caminé más rápido, estaba dando una entrevista con Renee... cuando de repente apareció Jericho dedicándole algunas palabras y para acabar le dio un empujón o algo que parecía serlo.
Esperé que ese momento de tensión acabara y luego me acerqué a él.

—Hola —dije llamando su atención. No quería sonar emocionada—. Bienvenido a la WWE.

Me miró, sus ojos fueron de mi rostro hacia abajo y de vuelta. Increíble.

—Muchas gracias —respondió y me sonrió, oh diablos—. ¿Cuál es tu nombre?

—Violett Hardy... —respondí caminando más cerca suyo—. No importa si lo olvidas ahora, luego lo recordarás.

AJ pasó unos dedos por su labio inferior.
Conocía esa reacción.
—Mucho gusto, AJ Styles —añadió y acortó los centímetros que nos quedaban para besar mi mejilla. Lo seguí y lentamente sus labios besaron mi piel. Mi mano se recargó en su pecho mientras lo hacía. Trucazo—. No creo que lo puedas olvidar.

—No, por supuesto que no —respondí.
Él seguía sin soltar mi cintura.
—No quiero importunarte, sobretodo porque acabamos de conocernos, pero... ¿te tomas una foto conmigo? —pregunté.

—Nada de importunos —respondió dejando de lado la atracción física. Le entregué mi teléfono y tomó la foto.

—Gracias —le dije y la miré, estaba increíble—. Suerte en el combate de esta noche —le sonreí y seguí mi camino a donde se encontraban los demás. Sentí su mirada puesta en mi. ¡Si!

Aún no llegaban los luchadores del siguiente combate, aproveché y publiqué la foto a mis redes sociales.

—Hey —apareció Jon asustándome.

—Hey Dean, ¿tan tarde? —pregunté sin mirarlo a la cara mientras seguía posteando la foto. Levanté la mirada a los minutos.

—Me gusta llegar cuando es mi combate, menos palabreo y más acción —hizo sonar los huesos de su cuello dando saltitos cortos en su lugar.

—¿Tienes un combate?

—Si, ¿no has visto la programación? Roman y yo tenemos una lucha contra la Liga de las Naciones —explicó quedándose quieto.

—Oh, cierto. Lo había olvidado —me dí un golpe en la frente—. ¿Cuándo será?

—Seremos el último combate —respondió y apretó mi nariz para luego seguir su camino.

Me quedé con el resto de los luchadores y esperé a que le tocara la lucha a ese par, me estaba quedando dormida cuando Hunter pasó por ahí.
El sueño se habia disipado de mi organismo pero la ira estaba saliendo a flote.

—¡Pero miren quien esta aquí de nuevo! —le sonreí—. Antes de que aparecieras te estaba echando de menos, ¿sabes?

—No me digas —sonrió de lado frenando cerca de mi.

—Pero cuando apareciste para luchar en Royal Rumble me dí cuenta de lo mucho que te odiaba, que irónico ¿no te parece? —lamí mis labios y me levanté para acercarme a él—. Mira como los sentimientos pueden cambiar de un momento para otro, cuando te das cuenta que esa persona a la cual pensabas extrañar podía ser peor que el mismo dueño —me crucé de brazos.

—Gracias, me halagas.

—Que bueno que te sientas así porque puedo ser aún más tierna si así lo deseas.

—Me encantaría, pero mi tiempo es muy limitado como para escuchar el sonido de tus labios en mi trasero —metió sus manos a cada bolsillo—. Quizás en el próximo SmackDown cuando luches contra Charlotte, si, ahí tendré tiempo.

—Oh, entonces te dejo. Tendré que prepararme para patear ese trasero blanco el jueves, o bueno... si se le puede llamar así a lo que no tiene —me volví a sentar y le hice unas señas de que podía irse. Hunter suspiró y se fue nuevamente, estaba tan enfurecida pero todo aquello se desapareció al escuchar el tema de Roman, era tan hermoso ver a los hermanos juntos en el ring otra vez, hacía mucho que no sucedía ya que cada uno defendía su Título y tenía sus propios problemas, pero ahora que Roman lo perdió... Dean se había unido más a él.

Esperaron a que los integrantes de Las Naciones llegaran para empezar a golpearse.







Cuando el combate terminó levándose la victoria Dean y Roman apareció McMahon y les dio una muy buena noticia, la cual consistía en que tendrian que luchar contra La Bestia en Fastline. No podía estar mas feliz, nótese el sarcasmo.

Ellos no aparecieron enojados, de hecho lo tomaron con mucha calma y aceptaron lo que tendría que pasar.

—¿Recuerdas lo que habíamos dejado ayer para conversarlo hoy? —Joe se sentó en la parte delantera de su auto. Había acabado la hora de trabajo y podíamos irnos.

—Mm... no recuerdo —mentí y caminé hasta quedar parada adelante de él.

—¿Ah, no? ¿quieres que te lo haga recordar? —sonrió.

—Esta vez puedo recordar sola —respondí y apoyé mis manos en sus piernas—. ¿Qué pasará con nuestra amistad?

—Quisiera que lo intentaramos.

—¿Y qué pasara con tu...

—Olvida todo lo que se interpone entre nosotros —cubrió mis labios con su dedo—. Piensa si me darías una oportunidad —pidió—, dejando de lado todo lo que dijimos en tu casa, olvidando todo hacia atrás —pidió nuevamente—. Y teniendo en cuenta que debes dejar atrás aquel contrato con Lopez.

Me quedé helada.

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