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"Pequeña mentira blanca"

Capitulo 54.

Mi cabeza solo se limitó a asentir,  en mi interior aún temía de lo que pudiese ocurrir.
Colby me tomó en sus brazos y con agilidad cruzó el césped para llegar a su casa. Al estar al frente no encontró las llaves, no pude evitar reír y bajar de sus brazos.

—Diablos —se quejó y buscó en el bolsillo trasero de sus pantalones, allí se encontraban. Me sonrió y volvió a cargarme para subir las escaleras y llegar a su cuarto.

—Cada vez que vengo aquí... me trae recuerdos —me senté en su cama mientras él se despojaba de su ropa mojada y la tiraba lejos—. Y no muy buenos.

—Olvida eso —tomó mi mano y me paró—. Eso fue otra cosa, esta vez lo haremos bien.

—De acuerdo —respondí y llevé mis manos a mi vestido para bajarlo pero no pude. Colby se acercó a mi y con lentitud fue bajándolo, cada parte de mi piel que quedaba expuesta él depositaba dulces besos, hasta que el vestido llegó abajo dejándome en ropa interior.

—Eres tan sexy cuando te lo propones... —ronroneó bajito al girarme y cargarme en sus brazos, mi cara no podía estar más abrigada, lo bueno era que las luces estaban apagadas.

Me dejó recostada sobre la cama mientras que él se posaba entre mis piernas aún con los pantalones puestos. Comenzó a besar cada centímetro de mi cuello, eso me causó risa lo que él notó, levantó mis brazos hasta ponerlos sobre mi cabeza al igual que sus manos y fue bajando hasta mis pechos, con solo pasar sus labios a través de la tela hizo que mis pezones se levantaran y él lo notara. Mordió su labio y siguió bajando hasta llegar a mi estómago, donde lo besó y acarició, podía estar segura que había dejado más que alguna marca.
Siguió bajando y llegó a mi intimidad, trató de bajar aquella prenda pero una de mis manos lo impidió, aún no me sentía lista y esperaba que él lo comprendiera. Colby levantó su vista hacia mi, me sonrió por un segundo y con el sonido de la lluvia aún cayendo sobre los techos, volvió a subir y besó mis labios con mucha dulzura.

—Esperaré hasta que estés lista —acarició mi mejilla, luego se levantó, siguió quitándose la ropa mojada y se acostó a mi lado, abrió las mantas y nos cubrió a ambos—. ¿Qué sucede? —susurró en mi oído al ver que me giraba dándole la espalda.

—Nada —le respondí de igual forma.

—Violett, si aún no estas lista para esto lo entiendo —me abrazó pegándome más a su pecho—. No trates de exigirle a tu cuerpo algo que aún no se siente listo. Yo te esperaré al igual que tú a tus miedos e inseguridades, yo te ayudaré a superarlo —besó mi cabello, me giré y lo abracé, era justo lo que quería escuchar—. Estamos juntos en esto —acarició mi espalda y besó mi frente.

—Gracias —me acomodé en su pecho mientras pasaba una mano por su cintura y lo abrazaba de igual forma. La lluvia no dejaba de hacer ruidos atrayendo consigo mi miedo a las tormentas, traté de dormir pero no pude.

—Solo son ruidos-.. —respondió a mis temores—. Todo está bien —su cuerpo me llenó de calor y gracias a eso, el sueño inundó mi cuerpo e hizo que cayera dormida.






A la mañana siguiente..

Todo estaba oscuro, seguía en la misma posición en la que había quedado dormida, eso hizo que mi cuerpo me doliera de repente y mis ojos pestañaran varias veces para acostumbrarse a la oscuridad.
Miré todo el entorno primero, hasta que  recordé que aún seguía en la casa de Colby. Miré al frente y él estaba mirándome con una sonrisa de lado en sus labios.

—Buenos días —susurró, a lo que respondí de igual forma—. ¿Sabías que eras tan adorable mientras dormías?

—¿Cuánto tiempo llevas observándome? —ignoré su pregunta.

—Mm... el suficiente —me acercó a él, nuestros rostros estaban a tan escasos centímetros que pudo besar mi nariz.

—Define suficiente.

—El necesario.

—Define eso.

—El adecuado —me sacó la lengua, la mordí con muchas ansias—. Y ya no me hagas definir más, solo te observé y punto.

—Vale —rodé los ojos, él me besó con dulzura haciendo que de mis labios se formara una sonrisa y acariciara su cuello.

—Sigue lloviendo —susurró y me sonrió, nos quedamos en silencio y era cierto.

—Matt debe estar preocupado —me alarmé tratando de levantarme, pero me sujetó del brazo.

—No, ya le avisé —me volvió a cubrir con sus brazos.

—Siempre vas un paso adelante.

—No quería que después se apareciera por aquí a media noche —acarició mi mejilla y nos quedamos en silencio, solo mirándonos.

—Colby, yo creo que... —acaricié su pecho—. Estoy lista.

—¿Segura? —juntó su frente con la mía, solo asentí—. No quiero obligarte a algo que no quieres.

—No, yo estoy lista —le sonreí y acaricié su cabello.

—Si en algún momento no lo quieres así solo dímelo y no hay problema... Tengamos una palabra clave —pidió y mientras lo decía se sentó conmigo encima. Tomó las mantas y cubrió nuestras caderas—. ¿Qué te parece Black? —preguntó y besó mi cuello hasta llegar a mi clavícula.

 —Me... —suspiré dejándome llevar por las sensaciones—. Me parece bien...

 Sus manos las dirigió a mi sujetador y lentamente fue desabrochándolo, luego los sacó de mis brazos y sin dejar de mirar mis pechos lo tiró lejos, sonreí avergonzada y con timidez tomé sus manos para ponerlas donde sus ojos no se despegaban. 

—No recordaba que fuesen tan hermosas... —susurró acariciando mis pezones con su pulgar, luego los besó y volvió a poner sus manos en mis caderas, esta vez quería deshacerse del resto de mi ropa, podía sentir aquel bulto debajo de mi—. ¿Vamos bien hasta este punto? —me miró, sus ojos se habían oscurecido pero no dejaban de tener ese brillo que vi en Alex el día anterior. Tal vez, si teníamos la misma conexión.

—No me arrepentiré de nada —le sonreí y sentí mis ojos humedecerse casi sin poder dejarme ver bien.

—¿Estas bien? —se preocupó.

—Si, no pasa nada —reí haciendo desaparecer esas escurridizas lágrimas, no podía creer que en sus ojos había visto amor.

—Tranquila —me abrazó y acarició mi cabello—. Antes de lastimarte me lastimaría a mi primero —besó mis ojos.

—Ya basta —reí—. Te necesito.

—Y yo a ti —sonrió—. ¿Podrías hacerme un favor?

—Dime.

—Ve por un preservativo al cajón —me apuntó el lugar, asentí y me levanté de encima de él. Vi el cajón y en este había una hilera de preservativos, no pude evitar reír y sacar uno que estaba libre, se lo mostré y Colby asintió sacando el bóxer que ocultaba aquella bestia. Se lo entregué, él lo abrió y se lo puso mientras me deshacía de la última de mis prendas, cuando terminó de acomodarlo en su miembro, tomó mi mano y me ayudó a subir sobre él con las piernas a cada lado—. ¿Lista? —preguntó antes de hundirse en mi interior, asentí con la cabeza y lentamente fue bajando mis caderas hasta sentarme y tenerlo completamente en mi, suspiró extasiado y con sus dedos apretó mi cintura.
Cuando estuve lista, empecé a hacer fricción entre ambos cuerpos sacándole varios gemidos a Colby y que apretara más mi cintura. Seguí moviéndome, pero al parecer no era suficiente para él, las movió con más rapidez e intensidad mientras me sujetaba de su cuello.
Mis gemidos no tardaron en hacerse presentes acaparando todo el lugar mientras él dejaba besos por mis hombros tratando de no soltar ningún ruido de sus finos labios, pero lo hice gritar al rasguñar su suave espalda.

—Por favor, más... rápido —susurré en su oído seguido de un gemido. Pude sentir como apretaba sus manos en mi espalda baja y me empujaba a él con embestidas cortas, pero seguras.

—¿Qué te parece ahí? —ronroneó en mi oído, pero su respiración agitada se hacia más presente. Mordí su cuello para callar los sonidos que querían salir de mi, y en eso aproveché para dejar una que otra marca. Sus embestidas eran despiadadas y llenas de necesidad, hasta que se dejó caer de espaldas y me permitió continuar yo—. Si quitas tus manos de aquí, volveré a tomar el control —tomó mis manos y las puso sobre su pecho. Le asentí y preferí dar saltos sobre él, sus manos se dirigieron a mis pechos para masajearlos como él quería, con el simple tacto de sus dedos hizo que de mis labios se escaparan grititos y me ayudaran a llegar al punto deseado. Estaba a punto, pero sabia que a Colby le faltaba, así que lo hice más seguido y rápido provocando que él diera gemidos y se retorciera debajo de mi sujetando las sabanas y luego mi cintura.

 
Hasta que llegamos al clímax, gritando el nombre del otro.

—Te amo —habló al momento que me giraba quedando debajo de su cuerpo.

—¿Es... en serio? —lo tomé del cuello.

—Sé que no es el mejor lugar, ni en el mejor momento... pero te amo —me tomó entre sus brazos aún recuperando el aire—. Y no sabes cuanto —ocultó su rostro en mi cuello. Entonces era cierto, mi instinto no se había equivocado.

Mis brazos aún en shock, lo abrazaron y mis manos acariciaron su cabello, mientras que mis pulmones recuperaban el oxigeno y tal vez la compostura que habían perdido.

—¿Podrías repetirlo? —mi voz salió por fin, sentí una risita de su parte y se volvió a levantar para mirar mi rostro.

—Te amo —articuló cada palabra como si fuese un niño pequeño que  recién aprendía a hablar—. ¿Cuando me creerás?

—Ahora —reí y lo besé, de sus labios se formó una sonrisa y me correspondió—. Yo también te amo —dije con timidez.

Luego de un rato, salió de mi interior y le dije que iba a tomar una ducha, pero prefirió acompañarme.







—Iré a casa —le avisé tomando mis zapatos y guardando el celular en mi bolsillo.

—En un rato más iré a buscarte para ir a la WWE —me gritó desde la cocina.

—De acuerdo —salí de allí y cerré la puerta detrás de mi. Al cruzar el césped, mis pies se mojaron y casi hicieron que me cayera. Traté de correr sabiendo que eso era peor. Al estar muy cerca me deslicé los últimos centímetros. Toqué la puerta y Matt me abrió—. ¿Es mi ilusión o tu barba te crece por noche?

—No me había dado cuenta —se sorprendió dejándome pasar—. ¿Cómo estuvo tu noche?

—Perfecta —chillé como niña pequeña saltando.

—¿Tan así fue?

—Muy perfecta —besé su mejilla y subí a mi cuarto, debía cambiarme de ropa y ordenar mis cosas.
Opté por los clásicos jeans viejos y rotos, mi camiseta de Misfits, la chaqueta de cuero y unas vans. Luego ordené mi mochila con lo necesario y bajé a la cocina, allí se encontraba Matt comiendo una dona, al parecer había hecho caso a mi petición—. ¿Quedan más?

—Mm... no, esta es la última —se comió el último pedazo.

—¡No! —dramaticé arrodillándome en el piso.

—Era broma, melodramática. —río—. Tienes un montón en el refrigerador.

—¿Qué? —me paré y tomé una de chocolate—. Me haces sufrir.

—Quería saber como reaccionarías —volvió a reír y tomó un vaso para sacar leche del embace en el refrigerador—. Parece que alguien tuvo sexo anoche —dijo con un tono melódico en su voz.

—¿Y tú como sabes eso? —hablé con la boca llena.

—Porque tienes hambre.

—Te equivocas, fue hoy en la mañana. 

—Aún así tuviste —insistió pícaro.

—Envidia amigo mío, eso es envidia —salí de la cocina al sentir la puerta ser tocada—. ¡Nos vemos, Matt!

—¡Que te vaya bien!

Abrí la puerta y ahí estaba Colby con su ropa de trabajo, cerré la puerta y nos dirigimos a su auto.
El camino fue silencioso y algo incómodo, pero el ambiente se alivianó cuando llevó su mano a mi rodilla y de sus labios se formó una sonrisa.

Al llegar allá, tomó mi mochila y se la cargó en el hombro mientras tomaba mi mano.

—¿Seguro de esto? —lo miré.

—No me da vergüenza estar contigo, al contrario, me enorgullezco —me sonrió. Le sonreí de vuelta y seguimos caminando, no sabía a donde íbamos con todo eso... pero estaba segura que no éramos novios.

Cada paso que dábamos más cerca de la entrada era una agonía, mis manos comenzaron a sudar como nunca antes.

—Todo estará bien —sonrió y besó mis labios al cruzar la entrada.

—Iré a dejar mis cosas, no tardo —le avisé y traté de soltar su mano pero no me soltó.

—No tardes —sonrió y me dejó ir lentamente.

—No lo haré —le sonreí, pero él me tiró un beso. Eso hizo que me sonrojara y fuese a mi camerino cohibida. 

En el camino varios no dejaban de mirarme, pero otros me sonreían como si hubiera hecho algo tan bueno, ignoré sus miradas hasta que llegué a mi camerino, dejé mi mochila a un lado y me senté un poco para deducir lo que había sucedido hasta ahora.

—Ahora se hizo oficial ¿eh? —apareció Dean caminando lentamente.

—Supongo.

—¿Supongo? ¿a qué te refieres? —arqueó una ceja—. ¿Aún no te pide ser su novia? —se sentó a mi lado, solo negué.

—Por favor Dean, solo fue esta mañana que me dijo lo que sentía por mi —me defendí, pero al parecer también a Colby.

—Pero Violett... —buscó que decir—. Si hubiera sido yo, ya te lo hubiera pedido al momento de decirte lo que siento. Al igual que cualquier otro hombre.

—Tal vez tengas razón —me quedé en silencio—. No, no te metas en mi cabeza o harás que vuelva a ser insegura —suspiré y me levanté de mi lugar para salir de allí, aunque no quería, Dean se había metido bajo mi piel y muy rápidamente.
Caminé por el pasillo en busca de Colby pero no estaba donde me iba a estar esperando, seguí caminando hasta que lo encontré conversando con Dolph.

—¿Y? ¿cómo te fue? —sonrió él, sin notar mi presencia.

—Esta enamorada de mi, eso no lo dudo —río Colby, a lo que dejé de caminar. Cuando de repente Ziggler le pasó algo de dinero. ¿Qué?

—Eso es... —Dolph me miró y se quedó en silencio tocando su cabello. Quería correr, quería salir de allí, mis vista se empezó a nublar y no quería que se mojaran mis mejillas, pero lo hicieron y Colby se giró a mirarme con ojos de arrepentimiento.

—Violett.. —dijo al acercarse a mi.

—¡No me toques! —limpié con rabia mis mejillas—. Vete a la mierda, imbécil —lo insulté y mi cuerpo empezó a correr lejos de él, ya no quería verlo nunca más. 

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