No podemos seguir siendo amigos.
Capitulo 33.
Era Royal Rumble.
Estaba muy emocionada por saber lo que sucedería, Dean iba a defender su Título contra Owens, Roman contra veintinueve otros hombres y yo trataría de recuperar el de las Divas.
En esos momentos estaba tranquilizando a Dean, aunque dijera que no estaba nervioso sus manos lo traicionaban, le temblaban demasiado.
—Tranquilo, todo saldrá bien.
—Pero es que esta vez no es lo mismo, la cuenta no llegará hasta tres esta vez, debe ser hasta diez y el ganador es quien se pare primero.
—Vamos, has pasado por cosas peores ¿crees que algo como esto te detendrá?
—Nope.
—Entonces cree en ti, sabes que eres más fuerte que ese oso mala persona.
—¿Sabes que? Tienes razón —se paró—. Eres una motivadora profesional, deberías unirte al Nuevo Día, he escuchado por ahí que necesitan vacantes.
—Es... ¿qué? ¿estas hablando en serio? —reí—. Querido diario, hoy Dean Ambrose me dijo que debía unirme al Nuevo Día como lo había dicho anteriormente Roman Reigns, ¿acaso son hermanos de verdad o comparten telepatía?
—Cuando gane te regalaré un cuaderno —besó mi mejilla y se fue a la salida. Esperé unos segundos más hasta ver que pasaba por esas cortinas y fui con Roman, supuse que lo estaría viendo desde su camerino—. Hey Ro, ¿podría ver la lucha de Dean contigo?
—Por supuesto —sonrió y me hizo unas señas para que me acercara a su lado.
—Gracias.
Le hice caso y él pasó su brazo por mis hombros, sabia que me encantaba ese brazo así que no pude quedarme ahí sin tocarlo.
—Cada vez que estoy contigo haces que deje de importarme todo lo que esté haciendo y me enfoque en un solo objetivo... que eres tú.
—¿Mm?
—Muchas veces no es lo que haces, sino la forma en que te desarrollas con tu entorno, la forma en la que sales de tu zona de confort y eres tú... —pausó—. Con una simple sonrisa que sale de tus labios hace que todo el mundo quede de cabeza.
—No sé como puedes hacerme esto... —susurré y cubrí mi rostro en el hueco de su cuello.
—Es lo mínimo que puedo decir para expresar todo lo que provocas en mi.
—¿Violett Hardy pone tu mundo de cabeza? —acaricié su brazo suavemente. Podía impedir que siguiéramos frecuentándonos pero no podía impedir que me dijera cosas bonitas, eso ya sería mucho.
—Más que eso...
—Te quiero, Ro —entrelacé mis dedos con los dedos de la mano que había pasado por mis hombros.
—Y yo a ti —respondió y acarició mis nudillos con delicadeza.
Nos enfocamos en la pelea que estaba teniendo Dean en esos momentos contra Owens, ya estaba en lo que creimos que era el final cuando dejó caer a Owens desde encima del esquinero directo a una mesa, eso había sido increíble.
Era demasiado obvio que después de una caída así nadie se volvería a levantar otra vez.
—¡Bien hecho! —me tiré encima de Dean al verlo llegar de vuelta con su Título.
—Si hubiera sabido que me recibirían así, hubiera hecho mejor mi trabajo —rió y dejó caer el cinturón para poder abrazarme. Le había besado todo el rostro excepto sus labios.
—Bien hecho. hermano.
Roman chocó sus puños con él después de haberme bajado de sus brazos.
—Eso fue difícil, pero esto es mio —comentó.
Volvió a levantar el cinturón y ponerlo en su hombro.
—The champ is HEREEEEEE! —grité como John Cena, aquellos dos hombres empezarón a reirse de mi expresión.
La noche transcurria de maravilla, combate tras combate mientras nosotros nos quedabamos en la cafetería charlando para hacer que las horas pasaran mas rápido y mi combate se acercara.
—Bueno chicos, llegó mi hora —avisé y me levanté de mi puesto—. No se olviden de verme.
—Ni pensarlo.
Dean cruzó los dedos. Les di una última sonrisa y fui a mi camerino, al llegar allí tomé mi camiseta de Stone Cold, arreglé mi cabello desordenado, revisé como estaba mi maquillaje y ajusté las vendas en mis manos, me encantaban que tuvieran la firma de Dean.
Cuando iba saliendo me encontré con el sujeto el cual me dijo que en unos minutos era mi entrada, primero debía salir la campeona de las Divas mas Divas de todo el mundo, ahora el apodo de "Anti-Diva" me lo llevaba yo.
Los minutos pasaban como horas, pensé que moriría en la espera, cuando de repente apareció Roman haciendo que pegara un brinco de la impresión.
—¿Qué haces aquí?
—Venía a darte la buena suerte —confesó y tomó mis manos con las suyas para luego llevarlas a sus labios y dejar un dulce beso en cada una. Aquel gesto me había dejado congelada, cada vez que se comportaba como lo hacia ahora provocaba que algo dentro de mi se moviera, miles de aleteos que me hacían cosquillas y no podía pararlas.
—Si sigues haciendo estos dulces gestos harás que me gustes más y ya hablamos de esto, Ro Ro... —le advertí y salí cuando por fin empezó a sonar mi tema. Las luces cegaron mis ojos como era de costumbre, los gritos eran imparables, la euforia podía sentirse en el ambiente. Miré a todos los presentes y ahí se encontraba Wayne de los primeros detrás de la barrera, al verlo sonreirme aproveché y me tomé una foto con él. En mi interior estaba tan feliz que era capaz de hacer muchísimas cosas y eso era algo nuevo.
"¡Estás enamorada Violett! ¡por fin te das cuenta de algo que estaba claro desde hace muchísimo tiempo!"
Habló mi cabeza con un tonó sarcástico pero a la vez saltando en un pie.
—Cuando acabe con Paige tendrás todo el tiempo que quieras pero ahora largo —le susurré terminando mi entrada al ring. Pero al igual que ella estaba más que feliz, me sentía drogada.
Esperé a que sonara la campanilla y la tomé de las piernas para dejarla caer en la lona, estando allí le propiné varios derechazos en el rostro, de alguna modo se giró y quedó encima de mi devolviéndome los golpes.
El referi pensó que estaba haciéndome la cuenta así que empezó a contar, al darme cuenta me levanté de un salto aún estando ella encima, esperé que se levantara y salté en su espalda para hacerle un candado a la cabeza.
Al principio me golpeó contra un esquinero pero poco a poco fue cediendo hasta caer de rodillas, cuando quedó sentada corrí hacia las cuerdas y cuando venia de vuelta le dí unas patadas en la cabeza haciendo que se dejara caer completamente, subí encima de ella y le hice la cuenta.
Uno... dos... levantó el brazo.
No permití pasaran ni dos segundos cuando la tomé del cabello y la paré para tirarla contra el esquinero.
La pálida mujer esquivó el movimiento y yo quedé en ese lugar, dio un grito de guerra para luego correr hacia mi y pegarme con su rodilla en todo el estómago. El dolor fue tremendo que hizo que mi cuerpo se doblara y se desplomara en la lona.
—This is my house! —gritó a una distancia de mi rostro, eso me había hecho enfurecer que de un movimiento levanté mi cabeza y golpeé la suya, eso la hizo enojar increíble; tomó mis piernas para arrastrarme hacia el centro del ring y tratar de hacerme su llave de rendición.
Moví mi pierna libre y le dí un empujón para bajarme del ring, necesitaba un descanso.
Cuando bajé me apoye en la barrera, donde el publico aprovechó y tocó cada parte de mi.
—Oigan, no toquen mucho —exclamé quitando algunas manos que estaban en mi estómago y las puse en mis hombros.
En lo que me distraje Paige me tomó del cabello y me golpeó contra el filo del ring, no le dí el placer de quejarme y la tomé de la cabeza para hacer que chocara contra el poste del esquinero varias veces, quería hacer que sangrara pero no tenia mucha fuerza así que no logré mi cometido.
Noté que el referi ya llevaba la cuenta en siete así que subí.
Las las manos de Paige tomaron mi mano para cargarme en brazos y hacerme su DDT modificado. El publicó no paraba de gritar que eso era asombroso y golpeaba la barrera con euforia para darme fuerzas, eso funcionó. Me paré tambaleándome. Miré a Paige y estaba a punto de entrar, tan solo le faltaba tomar las cuerdas e impulsarse para subir, no encontré otra opción que correr hacia ella y hacer lo que hacia Roman al ver la cabeza de su contrincante apoyada en las cuerdas: darle unas patadas y quedar recostado en la orilla del ring. Lo hice.
En ese mismo segundo el referi hizo sonar la campanilla dando fin a esta batalla.
—¡Aghhh! —gruñí y la tomé del cabello para tirarla contra la barrera donde se encontraban los de grabación, al ver que no se rompía le hice una lanza rompiendo la barrera al fin con su cuerpo. Me quedé recostada encima de ella por un largo tiempo, eso me había dolido muchísimo—. Estoy bien —susurré y me paré cojeando al ver que el referi quería ayudarme.
Mi tema empezó a sonar por todo el coliseo mientras el público aun después de todo me ovacionaba con cariño. Subí por la rampa, les hice una reverencia como Paige y salí de allí.
—Ayuda —fue lo primero que mis labios pidieron al llegar a backstage y encontrarme con Dolph, éste se asustó y corrió hacia mi en el instante que cerraba los ojos y me dejaba caer al piso.
Por suerte, no llegué a sentir el frío suelo porque los brazos de Dolph me tomaron con fuerza, solo me recosté en su pecho hasta que el dolor me dejó inconsciente.
Cuando desperté, mis ojos lentamente fueron abriéndose pero un aroma bastante delicioso inundó mis fosas nasales mucho más antes. Reconocía quien tenia ese aroma y sabia perfectamente en que partes de su cuerpo se intensificaba mucho más.
—Al fin despertaste —escuché su voz a la misma vez que sentía una presión a los pies de la cama.
—¿Qué me sucedió? —restregué mis ojos para ver mejor.
—Después de tu increíble combate, saliste muy herida y le pediste ayuda a Ziggler —explicó y sacó el cabello de mi rostro—. Él, desesperado, llamó a los paramédicos quieras te pusieron en esta cama y te tomaron el pulso, muchas personas se reunieron para ver lo que sucedía, en eso estaba Dean, él me avisó antes de entrar en la batalla y no me he movido de aquí desde entonces.
—¿No crees que deberías estar en la batalla?
—Debería —hizo una mueca—. La Autoridad con la Liga de las Naciones me sacaron del ring y me golpearon haciendo que Rusev rompiera la mesa de transmisión en español con mi cuerpo.
—¡Eso no es justo! —me senté de un salto.
—Estoy bien, solo fue mi brazo.
—¡Con mas razón! ¡Eso es injusto y estúpido! ¡Aghh! —agarré mi cabello.
—Aún no he sido eliminado...
—¡No lo tomes a la ligera, Joe! —le grité con mucha ira provocando que su nombre real escapara por mis labios.
—Tranquila, gorda —acarició mi mejilla con una sonrisa.
—Deja de sonreír —me quejé—, y no estoy gorda.
—Pero tus abrazos son de oso.
Eres mi osita panda.
—Y te safaste de mis regaños —cubrí mis ojos sonrojándome.
—Eres hermosa —sacó mis manos en un ágil movimiento y besó mis labios—. Tengo que irme, hay un rostro irlandés que necesita el golpe del súper hombre.m —salió corriendo. No pude evitar reír como idiota y dejarme caer hacia atrás en la camilla, de pronto suspiré.
Pasaron varios minutos, cuando decidí levantarme e ir con los demás a ver el show en backstage.
—¿Te sientes mejor? —me preguntó Becky.
—Mucho mejor —me senté a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro, ella tan solo puso la de ella sobre la mía.
El combate estaba complicado, tan solo quedaban Dean, Roman, Y2J y Bray, los segundos pasaban mientras el público los contaba para que llegara el número treinta.
Todos estábamos tan ansiosos de saber quien era.
Su tema empezó a sonar.
—Santa mierda —susurré.
¡No podía ser, no ahora!
"¡Triple H! ¡Triple H es el número treinta! ¡Nadie esperaba esta sorpresa!"
Dijo uno de los comentaristas.
—Tú puedes, Roman —crucé mis dedos con mucha fuerza hasta que se entumecieron del dolor. Roman estaba sorprendido, al igual que todos los presentes, esto era imposible de creer. ¿Por qué tuvo que llegar ahora?
Roman esperó a que entrara al ring para darle de golpes. Hunter hizo lo mismo. Este era un duelo de vida o muerte, uno quedaría y el resto saldría, sabia que no saldría nada bueno de allí... y tenia razón. Ahí fue cuando nos dimos cuenta que tan solo estábamos soñando, que era momento de poner los pies con fuerza sobre la tierra, Roman había sido eliminado. En ese minuto sentí frustración, rabia, tristeza, todos los sentimientos juntos pero no lo iba a dejar salir frente a todos, no quería que supieran que eso me había dolido como una patada en la entrepierna.
Es más, traté de alentar a a Dean a seguir con eso y ayudar a su hermano, a defender lo que le pertenecía, podía verlo en su rostro... pero lo único que valió fue el esfuerzo.
Cuando volvieron a backstage abracé a Dean quien estaba frustrado al contrario de lo que estaba Roman, que era pura ira.
—Fue un lindo esfuerzo —le susurré y besé su mejilla. Luego me giré hacia Roman quien me miraba serio.
—Ro Ro...
—¿Puedo darte un abrazo? —pidió acercándose a mi lentamente.
—Nunca me lo vuelvas a pedir —corrí hacia él y lo estreché entre mis brazos como si fuese un imán—. Solo hazlo —añadí. Aún seguía adolorida pero él lo necesitaba así que no podía decirle nada—. Esta no fue la última vez que lo tendras Ro, puedes salir allí y pedirles lo que por derecho te mereces, que es una revancha —dije bajándole el perfil al asunto. Acaricie su espalda, pero él se negaba a decirme alguna palabra al respecto—. Si necesitas desahogarte, hazlo, puedo soportarlo.
—No, Violett —habló por fin y me miró—. Bo podría hacerte ese daño —sujetó mi mano y empezó a caminar en dirección a su camerino.
—Prefiero que te desahoges conmigo a que llegues a tu casa y te desquites con tu familia —insistí al ver que ordenaba sus cosas.
—No le haré daño a nadie, por favor basta.
—Roman, en algún momento debes expresar lo que sientes o luego todo eso se acumulará y terminarás sacando todo a fuera en la situación menos indicada.
—¡No soy así Violett! ¡No puedo! —me gritó, al darse cuenta bajó su tono de voz y su ceño de volvió a relajar.
—De acuerdo, dejaré de insistir —suspiré y me giré para salir de su camerino. No di ni dos pasos fuera cuando sujetó mi cintura y me llevó de vuelta adentro.
—Violett, lo siento... pero entiendeme tú a mi —pidió y cerró la puerta. Me dejó apoyada en esta—. No podría hacerte daño ni con el pétalo de una rosa porque no podría perdonármelo.
—No, lo siento —acaricié su pecho—. Tenia tantas ganas de hacerte sentir bien que me dejé llevar hasta ser una odiosa.
—Pero si con solo verte haces que todos los males dentro de mi desaparezcan. Cada vez que te veo sonreír después de una lucha difícil me haces sentir que mañana será otro día, un nuevo día para volver a intentarlo, un día el cual puedo volver a fracasar pero no me importaría porque sabría que ahí estarás para apoyarme —juntó su frente con la mia.
—Y siempre estaré para apoyarte —acaricié su rostro, luego lo tomé de la nuca y junte nuestros labios—. Mejor nos vamos —le limpie las marcas de mi labial en sus labios, Roman mordio mi dedo—. Te odio.
—No es cierto.
—Tienes razón.
—Y no podemos seguir siendo amigos si no podemos mantener nuestros labios separados —me volvió a besar, pero esta vez con mas intensidad.
—Hay algo peor... —dejé mis manos en su nuca— Te quiero solo para mi.
—Arreglaremos esto mañana —dijo y tomó sus cosas. Salimos de su camerino, esperó a que yo fuera por las mías y luego fuimos por Jonathan, cuando salió de su camerino sin vernos casi chocó con Joe haciendo que quedaran en una pose muy comprometedora, sus labios casi se juntaron.
No pude parar de molestarlos hasta el estacionamiento, había sido muy gracioso aunque ellos no le hubieran visto la gracia al asunto.
Hicimos sonar nuestros vehículos para ver donde se encontraban y por suerte estaban estacionados todos a una corta distancia.
—¿Qué te pareció que apareciera AJ Styles como número tres? —preguntó Jonathan mirando a Joe.
—Al principio me sorprendio, no lo voy a negar.
—Aguanten un poco, ¡¿Estuvo AJ Styles y no me avisaron?! —grité a todo pulmón.
—Estabas inconsciente —dijeron al unísono encogiéndose de hombros.
—¡Pero aún así me hubieran despertado!
—Tranquila, tal vez mañana aparezca —Jon trató de animarme. Joe no dijo ninguna palabra más y entró a su auto, cada quien incendió el motor y Joe sacó la mano por la ventana para hacer su gesto con los dedos, Jon y yo hicimos lo mismo y salimos de allí.
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