¿Necesitas ayuda?
Capitulo 1.
—Si mamá, no te preocupes —rodé los ojos—. Sólo me estoy mudando, no me estoy yendo a otro planeta —añadí y acomodé las últimas cosas que me faltaban en el comedor. Llevaba medio día instalando mis cosas y aún faltaban. Que agobiante—. Ven cuando quieras.
Colgué dejándome caer en el sofá que había deseado usar desde el primer momento que lo vi en esa posición.
Al fin podía vivir sola, tener una casa y hacer todo lo que nunca antes tuve el permiso. No hablo de aquellas cosas infantiles puesto que me mudé a una casa con libertad para asentar cabeza y demostrar que puedo sobrevivir con mis propios instintos, estudios y vocaciones.
De todos modos, lo infantil nadie me lo ha logrado quitar.
En mis labios se formó una sonrisa repentina y comenzó a inundarme una felicidad increíble, por más que cerraba con fuerza los ojos no me encontraba en un sueño, era real pero muy irreal a la vez. ¡Quería gritar!
"Festejé" mi libertad y luego de varios minutos subí las escaleras. Llegué a mi cuarto y me tiré en la cama igual que en el sofá, todo había sido muy agotador. Observé la habitación detalladamente y me di cuenta que la ventana estaba abierta, aquello me llamó la atención pero lo dejé pasar y cerré los ojos tranquila... después de todo nadie podría subir por la ventana e intentar robarme.
Desperté al sentir una ráfaga de viento entrar por la ventana congelando desde mi espalda hasta mis pies, mi piel no podía estar mas erizada. A duras penas abrí los ojos, los reflejos de un cielo rosado y naranjo se proyectaban por mi ventana formando una obra de arte en todo el cuarto. No pude evitar quedarme recostada mirando esa hermosura por largos minutos antes de que se desvaneciera.
Al caer en cuenta, una fuerte música de rock molestaba a mis oídos y me provocaba un dolor de cabeza.
—¿Tiene que hacer saber a todo el mundo que le gusta el Heavy Metal? —me pregunté estirándome en busca de mi teléfono, tenía la frente arrugada. observé la hora, eran las 19:58. Suspiré y me asomé por la ventana dispuesta a gritarle, pero mi cara cambió al ver que la ventana que estaba al frente de la mía estaba abierta y se encontraba Seth Rollins haciendo ejercicios. Restregué mis ojos un par de veces pero eso era verdad y no un producto de mi loca imaginación.
«¿Acaso... sigues dormida? Deberías darte un apretón para verificarlo.»
Preguntó la vocecilla en mi cabeza. Le hice caso y no, no estaba dormida. Esto no era un sueño, la estrella de la WWE se encontraba viviendo en la casa continua. Su cuerpo estaba completamente sudado mientras levantaba unas pesas y a la vez hacia sentadillas.
Precisamente en esta ciudad, en esta parte del mundo y junto a mi casa. La coincidencia no podía ser más grande.
«Quien como las pesas que tienen más suerte que yo.»
—Calla.
Al darme cuenta, después de haber entrado en "trance" con mi voz interior... él me estaba mirando con una sonrisa divertida mientras que mis dientes mordían mi labio inferior, ya podía sentir el líquido vital resbalar por mi lengua.
Lo mas rápido que pude me escondí sintiendo el calor inundar mis mejillas, ¡que maldita vergüenza!
—Tranquila Violett, no pasó nada... —busqué calma en la mentira. Inhalé y exhalé—. Sólo fue casualidad... sólo fue eso, él te olvidará y tú lo olvidarás, sólo serán vecinos se verán al momento de sacar la basura o al salir por la mañana y volver por la noche.
Bajé lo mas rápido que pude y fui a la cocina en busca de un vaso con agua, aquello me había dejado tan sedienta que, como si hubiera caminado todo el día en el desierto me lo acabé en segundos. Acto seguido, me dirigí al sofá y encendí el televisor para desviar mi imaginación por lo menos unos segundos. Revisé canal por canal hasta encontrarme con Fox Sports y ver que estaban pasando la repetición de la WWE; RAW, me quede viéndolo, de hecho era fanática de la WWE desde que tenia memoria, mis hermanos practicaban los trucos conmigo como su "muñeco de pruebas" y en realidad me divertía. Así fui aprendiendo varios trucos; como la patada de Shawn Michaels, el rompe-cuello del Undertaker, pedigree de Triple H, entre varios otros básicos. Extrañaba esos momentos aunque mis hermanos ya no se encontraran. Solo pensarlo provocaba que me sintiera nostálgica.
|*Retaliation*|
Escuché sonar mi celular.
Limpié con desespero mis lágrimas como si la llamada fuese con video y aquella persona viera mi cara toda enrojecida. Subí de nuevo a la habitación corriendo por miedo de que dejara de sonar y lo agarré de la cama. Miré por la ventana sin ser muy obvia pero Seth ya no se encontraba. Sentí una pequeña incertidumbre de que en estos momentos se estuviera dirigiendo a mi puerta, yo la abriera y me preguntara el porque de haberlo espiado.
—¿Hola? —contesté con una pregunta al ver que aquel número no estaba registrado.
—¿Violett? ¿Eres tú?
—Si, ¿quién pregunta? —la voz me salió nerviosa.
—¡Al fin! — gritó y se río—. Soy yo, Alex.
—¡Oh! —exclamé al igual que ella y me di una palmada en la frente—. ¿Cómo estás?
—Bien ¿y tú? Me enteré que te mudaste aquí, a Ohio —sonó emocionada.
—Hoy por la mañana, si —respondí con un tono divertido—. Fue un día difícil.
—¿Te molesta si paso a tu casa y tal vez... celebramos por tu nueva vida de "adulta"?
—Siempre encuentras una excusa para tomar —dije y ella río del otro lado de la línea—, pero me parece lo ideal.
—No tardo — dijo y me tiró un beso, luego cortó.
Alex era una buena amiga desde que tenía memoria, pasábamos por tantas cosas juntas que se habían convertido en recuerdos inolvidables. Hasta que entró a la universidad y tuvo que mudarse a esta ciudad.
|*Retaliation*|
—¿Pasó algo?
—¿Cuál es tu dirección?
—380 Hemingway Street. No entres en casas ajenas.
—¡Será imposible! —bromeó—. Voy en camino.
—Estaré esperándote afuera para que no te confundas.
—De acuerdo —colgó.
Guardé el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y bajé las escaleras. El cielo seguía del mismo color perfecto que hace un par de horas, definitivamente era una de las cosas que me gustaba de este lugar. Antes de mudarme había investigado de sus cosas buenas y malas, pero al saber sobre los atardeceres... todo lo malo se me había olvidado.
Cuando me encontré afuera sonreír al ver que todas las casas eran iguales, como no confundirse. Pero la idiota que se encuentra afuera con ropa oscura opacando la casa, esa era yo. Alex no podía perderse.
Sin pensarlo, apareció un auto brillante y de presencia muy caro. "Está recompensando aquello ausente" Pensé pero la mujer tenía de todo para complacer a un hombre así que el vehículo era su adorno. Como un hombre para una mujer exitosa. O... así era como la recordaba.
Me hizo señas con las luces para estar segura si era yo, le hice una seña con la mano, y segundos después se estacionó.
—¡Púrpura! —gritó aquella rubia bajándose del auto. De hecho, no la reconocía con aquel aspecto tan elegante.
Me acerqué a ella con las manos en los bolsillos mirando como sacaba las cosas que había traído en el asiento trasero.
—Tanto tiempo —fue lo primero que dije y la abracé cuando dejó las cosas en el suelo para hacer lo mismo.
—Te he echado de menos —dijo y se separó de mi—, pero tenemos toda la noche para recuperar el tiempo perdido —añadió muy entusiasmada levantando las bolsas con una sonrisa.
—¿No tienes trabajo mañana? —pregunté para asegurarme y la ayudé.
—¡No seas aguafiestas! —chilló sacando las llaves, apretó un botón y el vehículo hizo un sonido—. El alcohol no tiene efectos secundarios en mi.
—De acuerdo —rodé los ojos y nos dirigimos a la entrada, pero en aquel momento la puerta de la casa continua se abrió dejando ver a Seth.
—¿Quién es él?
Alex ronroneó como si fuese Gatubela. Me la imaginé diciendo en su cabeza: "el nuevo juguete de esta gatita".
—¿No crees que es muy temprano para comenzar? —pregunté levantando una ceja pero ella no me vio.
—Dime —me ignoró y aún así siguió insistiendo.
—Él es... el vecino —mi voz salió como un susurro, incluso eso me ponía estúpida.
Alex sin pensarlo dos veces se acercó a él, en ese momento exacto estaba sacando la basura. Recordé mis palabras en la habitación. Este encuentro llevaba mi nombre.
—Hola —saludó y puso sus manos en su espalda fingiendo ser una "niña buena".
—Hey —respondió él y le regaló una sonrisa de lado mientras seguía haciendo lo suyo.
—¿Cómo te llamas?
Oh por dios, esto era como una presentación de kinder garden.
Preferí entrar a mi casa y dejarlos conversar, pero conociéndola muy bien, esta no tardará más de dos minutos para que empezara a reírse como foca retrasada. Lo que significa: "lo encuentro sexy y algún día lo tendré en mi cama" con palabras que ella misma me había dicho en la adolescencia.
Puse los ojos en blanco y revisé las bolsas, no entendía porque me molestaba. Tal vez ¿por qué temía que fuese su próxima víctima? ¿alguien inocente? No, ese luchador puede ser de todo pero no inocente.
En la bolsa se encontraba un Jack Daniel's, algunas bolsas de papitas, helado, cigarros y más licor. Típico de Alex. Las frituras las puse en fuentes, el helado al congelador, los cigarros en la mesa de centro junto al Jack y esperé a que Alex apareciera, lo cual no tardó mucho. Llegó con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Cómo te fue?
—Conseguí su número —dijo y saltó varias veces. Oh si, claro que si...
—Que bien.
—Se llama Colby Lopez —prosiguió con lo que estaba diciendo, dijo el nombre de aquel hombre lentamente disfrutando cada letra de su singular nombre.
—Y yo pensaba que se llamaba Seth Rollins —reí.
—¿Qué? ¿lo conoces?
—No es importante, aparece por el canal deportivo cada noche —le hice un movimiento de hombros—. ¿Cómo lo conseguiste? —cambié de tema.
—Mis encantos —movió su cabello como en los comerciales—. Ah, y me pidió que te dijera que si necesitabas algo solo se lo pidieras.
—Es bueno saberlo —me senté en el sofá—. ¿Te traes los vasos?
—Linda la cosa —bufó—. Me invitas y ahora yo hago el trabajo.
Se fue a la cocina sin dejar que le respondiera.
—Corrección —le grité— ¡Tú te auto-invitaste!
—Es lo mismo —río de vuelta al comedor con los vasos, los dejó en la mesa para luego sentarse a mi lado—. ¿No me dirás de dónde lo conoces?
—¿A quien? —pregunté y vacié un poco de alcohol en cada vaso.
—Al vecino —respondió obvia—. ¿Cómo es eso de "por el canal deportivo cada noche"?
—Nada importante —me acomodé—. Es luchador de la WWE, campeón de recientemente dos cinturones —tomé un sorbo.
—¿Cinturones?
—Triunfos —traté de explicarle pero me miró confundida, jamás entendió esto de las luchas, ella era más como... de la vida de "Cristian Grey". Ella lo catalogó así—. Dinero.
—Ah —asintió varias veces dando a entender que algo comprendió. Algo.
—¿Viniste aquí a hablar conmigo o a saber más del vecino? —arqueé una ceja haciendo una rima sin querer.
—Por lo que veo has cambiado —me miró detenidamente achicando los ojos—. Tu cabello sigue igual, Púrpura —apuntó—, tienes tatuajes y un piercing en la nariz. Muy mala.
—¡Oye! —me uní a ella—. Pasó mucho tiempo... no tenía valor para seguir siendo la misma de antes.
—Lamento haberte dejado —se disculpó y tomó mi mano.
—No fue tu culpa.
—Debía protegerte y te abandoné —hizo una mueca.
—Míralo por el lado bueno, ahora soy quien soy sin tener que depender de nadie —traté de animarla.
—Tienes razón —levantó la mirada tratando de darme una sonrisa, pero salió más como una mueca—. ¿Qué tienes planeado para esta nueva vida de libertades y caprichos?
—Mañana saldré a buscar trabajo —respondí—. Tengo que buscar con que sustentar mis futuros gastos de "libertades y caprichos".
—Concuerdo.
La noche transcurrió bastante agradable llena de recuerdos y momentos de inapropiadas acciones, éramos inseparables estando juntas, no pasaba día sin hacer algo indebido. Entre ambas diríamos que tuvimos una buena adolescencia.
Cada tema de conversación se llevaba una hora fácilmente y ya estábamos bien alcoholizadas.
—¿Te acuerdas de aquél sujeto? ¿Andy?
—Si, ¿Qué pasó con él? —arqueé una ceja al recordar que salí un tiempo con él.
—Me lo encontré hace poco por estos lugares —tapó su boca—, y me preguntó por ti... Violett —me miró seria—. Cuídate de él.
—No es un peligro —le resté importancia.
—Sus ojos están llenos de obsesión y depravación al hablar de ti, no es una buena persona.
—Tendré cuidado.
—Si pasa algo, recuerda que en tu celular tienes mi número en las llamadas rápidas —comentó. Estaba pasando por un momento de sensibilidad.
—De acuerdo.
A la mañana siguiente..
Desperté gracias a aquella música que le gustaba escuchar al vecino. Con pereza abrí los ojos y me dí cuenta que estaba tirada en la alfombra con un maldito dolor de espalda.
—¿Qué rayos...?
No terminé de hacer la pregunta cuando me inundó un deseo de vomitar. Corrí hacia el baño sintiendo como la casa se daba vueltas, me sentía como Dorothy.
—¡Ay, demonios! —exclamé.
Agarré mi frente para mojarla después de haber vomitado y limpié mi boca del amargo sabor.
Miré por todos lados en busca de Alex pero no se encontraba por ninguna parte, y en cambio, encontré una nota rosa pegada en la pantalla del televisor.
"Gracias por la noche de ayer, estuvo estupenda. No recordaba cuando fue la ultima vez que me sentí tan complacida hasta anoche.
Perdóname por el desorden causado, pero tuve que irme por problemas mayores, te dejé café preparado y algo de sopa para la resaca.
Espero te mejores y me llames para saber como te encuentras."
-Alex.
Sonreí de lado y fui directamente a la cocina para revisar el café; lo agarré con una mano para sentir que tan caliente estaba. Alex se había ido hace diez minutos, el café aun seguía caliente. Me tomé unas pastillas para el dolor de cabeza y luego tomé el café bien cargado. Aún me provocaba arcadas, pero no cedí a la tentación.
Al saciar la fatiga de mi estómago, fui a mi cuarto y me cambié por algo más cómodo, puse música y limpié la sala de estar, que por cierto, estaba echa un desastre. Tomé una bolsa de basura y deseché lo que ya no servía; las botellas de alcohol estaban totalmente vacías, la caja de cigarros seguía intacta y los potes de helado estaban tirados en el suelo dejando una gigante mancha.
¿Pero que fue lo que paso anoche?
Cuando estuvieron las bolsas llenas, traté de sacarlas por la puerta, estaban pesadas y eran varias. Solo pude dejar dos en los contenedores de basura y aún faltaban unas cuantas.
—¿En serio? —refunfuñé al ver que una se rompía por un lado, rápidamente le hice un nudo pero solo logré cortarme la mano con una de las botellas que se había roto al tirarla duramente contra la bolsa de basura en mi desesperación por dejar todo limpio—. ¡Mierda!
—¿Necesitas ayuda? —escuché una voz a mi espalda.
—¿Qué te hace creer eso? —pregunté de vuelta y reí sarcástica al girarme. Ahí estaba Colby.
—El hecho que has estado allí por un buen rato sabiendo que hoy no pasa la basura —avisó y se acercó a mi. Vaya forma de hacerme callar.
—Que mañana, lo que me faltaba... —me quejé y con la mano buena agarré mi cabello desordenado.
—Puede ser peor.
Tomó aquella bolsa rota y la depositó en el contenedor como si estuviese llena de nubes—. ¿Te quedan más?
—Dos en la entrada —respondí e hice una mueca al sentir que mi mano expulsaba mas sangre de lo normal—. ¿Tienes algún botiquín de primeros auxilios por casualidad? —mordí mi labio para no gritar del dolor. Él asintió y me hizo una seña para acercarme a su casa, cruzamos el verde pasto de su entrada y luego me dejó pasar por la puerta—. Permiso —dije por cortesía.
—No te preocupes, vivo solo.
Me hizo una seña para pasar por un pasillo y llegar al baño, solo me senté en la tapa del inodoro, ya podía sentir el mareo recorrer mi cuerpo entero. Era muy dramática, lo sé.
Aún más aumentaba al saber que la sangre era uno de mis puntos débiles, debilitaba mi cuerpo con solo verla.
—¿Te sientes bien? —preguntó tomando mi barbilla, mi cuerpo temblaba. Asentí varias veces con la cabeza en respuesta. Con avidez tomó el botiquín y rebuscó lo necesario para luego tomar mi mano ya moribunda y aplicarle lo necesario. Mis ojos se empezaron a cerrar lentamente—. Solo mírame, no cierres los ojos.
—¡Agh! —gruñí al sentir el alcohol contra la herida. Ya no tenia el control de mi voz ni de mi fuerza.
—Mírame, no cierres los ojos —volvió a repetir.
Con una mano dirigió mi vista a sus ojos pardos—. Eso, no los despegues.
Sus facciones eran complicadas de desifrar, pero tenia ese algo que atraía a las féminas y por alguna razón me incitaba a averiguarlo.
Tenia puesto unos jeans ajustados color azul, zapatillas negras y una camiseta blanca sin mangas. No me negaré que sabía vestirse, y más aún al ver que eran skinny jeans. Uff... Que atrevido.
—Listo —dijo y botó todos los residuos al basurero.
—Gracias —respondí y miré mi mano, esta tenía una venda—. Creo que no tuvimos una buena presentación. Yo... soy la nueva vecina... me llamo Violett Hardy.
—Colby Lopez, un gusto —sonrió para luego acercarse y besar mi mejilla, su aroma era embriagador.
—Igualmente —traté de pararme, pero la fuerza no me dio oportunidad—. ¿Puedo llamarte Colb? No, creo que es ser muy atrevida, olvida mi pregunta.
—Te ayudo —tomó mi cintura para lentamente pararme—. Puedes llamarme como quieras, no te preocupes.
—Gracias —cerré por unos segundos los ojos—. Trataré de seguir en lo que había quedado.
Salí del baño y me dirigí a la salida para no dejarlo responder y acabar con todo eso de una vez.
—No creo que sería lo ideal hacer fuerza con esa mano —gritó al alcanzarme en la mitad de ambas casas—. ¿Por qué no dejas que te ayude?
—Bueno... —chasqué la lengua e ignoré la última pregunta, no me sentía en todas mis condiciones—. Sólo si... —levanté el dedo— me dejas recompensarlo.
—Si yo elijo.
—Trato.
Se dirigió a la entrada de mi casa y agarró las dos bolsas para depositarlas en los contenedores. Entré a casa y fui por un paño para limpiar el piso, que para ello, tenía varias horas de trabajo, pero me lo quitó y lo hizo él.
—¿Qué hago yo entonces?
—Guarda el resto de licor de anoche.
—Cla... —no logré terminar la palabra. ¿Cómo sabía que habíamos estado bebiendo? En las bolsas no se distinguía si eran botellas de alcoho, ni siquiera el olor—. ¡Espera...!
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Hey.
Estoy editando la historia para volver a subirla. Hace tiempo quería hacerlo y creo que he encontrado la oportunidad.
Como olvidar mi primera historia :)
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