Muchas gracias.
Capitulo 35.
Al principio sabia que no podía decirle a Colby que aquel contrato se acababa porque me exigiría una explicación la cual no tenia y no podía decirle "Colby esto se acabó porque quiero estar con Joe". Conociéndolo bien él me diría que estaba casado y en eso no se equivocaba en lo absoluto.
Joe me había dicho que le pertenecía a Colby... y luego me dijo que quería intentarlo. ¿Que clase de juego era este?
Terminé pidiéndole tiempo a Joe, el cual con mucho gusto me lo obsequió y cuando me sintiera segura de mi decisión que se lo dijera. ¿Tú qué opinas?
"Mm... me has dejado en una situación más difícil de lo que yo habría imaginado"
—Por favor, tú fuiste quien me insitó a sentir todo esto por Joe... ahora dime que hacer.
"Dame tiempo Violett, tómate un café, no lo sé, pero dame varios segundos a solas"
—Que irónico —solté una carcajada sin ganas para luego bajar las escaleras y tomar un buen café de madrugada. Lo preparé tomándome todo el tiempo necesario, luego de que estuviese listo me senté en el sofá mirando el dulce cielo gris de una mañana fría.
No podía dejar de mirar lo maravillosa y extraña que era la naturaleza al hacer que el cielo se viera de esta forma, era como si estuviera hecha para comprender los sentimientos humanos, y de alguna manera atraía todos los malos recuerdos a mi cabeza.
—¿Estás lista? —le volví a insistir.
"Yo creo que deberías darle una oportunidad a aquel hombre que hace poner tus pelos de punta y te hace crecer nuevas mariposas cada día en el estómago"
Se ubicó en un sillón como psicóloga.
—¿Ah, si? ¿Y Colby?
"¿Por qué te preocupas de él? Él tiene a su chica del momento quien lo divierte y hace muy bien tu trabajo."
—En eso tienes un buen punto —admití.
"Incluso Joe esta aprendiendo a conocer todos tus errores y caídas del pasado, te escucha y te comprende. Tiene todas las cualidades de un homosexual, pero con algo mucho mejor... él no es homosexual."
—Vale, le voy a decir que si —comencé a reír, eso fue divertido.
"Me gusta cuando me escuchas."
—Oye, no todas las veces tienes razón pero eso no significa que no te escuche.
Dejé la taza a un lado y tomé mi celular para mandarle un mensaje. ¿Realmente le estaba haciendo caso a la voz de mi cabeza que claramente era mi lado perverso hablándome como si fuese el bueno?
Para: Romie.
"¿Nos vamos juntos?"
No pasaron ni dos segundos cuando aparecieron las dos palomitas de haberlo visto, me gustaba que fuese así.
—Dime la hora y ahí estaré.
—¿Qué te parece en una hora más?
—No hay problema.
Dejé mi celular a un lado, encendí un cigarrillo y abrí la ventana para seguí disfrutando la vista. El viento corría agradable que daban muchísimas ganas de salir y bailar como cualquier loco psicótico.
Aquella mañana tenía algo que lo hacía especial, no eran las personas, no eran las calles, no era la ciudad... era algo indescriptible.
"Es tu estado de animo en estos momentos Violett, te sientes comprendida. Tus sentimientos y pensamientos se encuentran nublados como ese cielo gris, en estos momentos aquel cielo tiene ganas de llover; como lo quieren hacer tus ojos."
—No es cierto —respondí y apagué el cigarrillo en mi palma, luego tiré la colilla por la ventana.
"No me digas que no es cierto cuando es algo que conozco mejor que tú."
—Iré a vestirme —le avisé como si fuese otra persona externa a mi, me levanté y caminé en dirección a las escaleras.
"Aún te duele, ¿no es así?"
—Que cosa.
"Admitir que tienes problemas."
—Vete a la mierda y por un momento déjame en paz —golpeé mi frente y seguí caminando hasta llegar a mi cuarto. Cuando llegué allí, busqué algo de ropa; opte por una camisa a cuadros abotonada hasta arriba, mi chaqueta de cuero negro, unos jeans rotos y un par de botas de combate.
Revise la hora, eran las 11:45, supuse que Joe llegaría a las doce así que traté de hacer algo con mi rostro para que no se viera tan deteriorado, el maquillaje siempre cubría mis imperfecciones. Tomé mi gorro y bajé al patio, aún no podía quitar el olor del vómito de Jon.
—¿Qué más necesito echarle? He usado todos los aerosoles posible —cubrí mi nariz y le eché el resto de el último aerosol que me quedaba.
—¿Que te parece probar con un desinfectante? —escuché una voz femenina desde el otro lado de la cerca.
—Hola perdida, ¿cómo estas? —miré a Alex apoyada con ambos brazos en la cerca.
—Mira quien dice de andar perdida —sonrió—. Has estado yendo de casa al trabajo todos los días como una ermitaña.
—No tengo muchas cosas que hacer y casi siempre estoy ocupada —me encogí de hombros acercándome a ella.
—Por lo menos intenta llamarme.
—No necesito llamarte para saber que pasas todo el tiempo con Colby.
—Si lo sabes entonces ¿por qué no vas?
—Porque no me gusta hacer un mal trio y tocar el violín, mientras ustedes se... dan cariño —traté de no hacer mis gestos de repulsión.
—Vamos, no hacemos lo que tú piensas todo el tiempo —pasó una mano por su cabello desordenado.
—¿Ah, no? Solo mira tu cabello, estás recién follada —me apoyé a su lado. Si, eso me había dado asco.
—De acuerdo, pero dejemos eso —rodó los ojos—. ¿Cuando estas libre?
—No lo sé, tengo mi horario ocupado —miré mis uñas—. Dime cuando quieras salir y yo te haré una excepción.
—¿Qué te parece mañana? Pensaba que pudiéramos salir en una cita doble —se encogió de hombros. Quien lo diría.
—Mm... lo pensaré —le sonreí por cortesía—. Ahora tengo que salir.
—Eso quiere decir tu atuendo —me miró de pies a cabeza—. Con quien tengas que salir debe ser muy importante para ti porque no te veo tan arreglada todo el tiempo.
—Tal vez.
—Si, es muy importante —saltó varias veces, cuando de repente sentí mi celular vibrar, lo revisé y era un mensaje de Joe diciendo que se encontraba afuera.
—Nos vemos —me despedí besando su mejilla y pasé por todo el césped para volver a entrar a casa. Al abrir la puerta principal me encontré con un Joe realmente atractivo—. Al fin llegas —lo abracé. Su aroma me atrapó.
—Lo siento, tuve algunos inconvenientes —explicó y besó mi frente—. ¿Cómo estás?
—Hambrienta.
—Puedo solucionar eso.
—Grandioso —tomé mi mochila del sofá y salimos de casa, no podía tomar de su mano así que solo me sostuve de su brazo.
Cuando me dí cuenta, su auto estaba estacionado a unas cuadras más lejos así que subimos en el y fuimos a la WWE, en el transcurso del recorrido tenía pensado decirle mi decisión.
—Sip.
—¿Qué? —me miró con una sonrisa.
—Si te daré la oportunidad —lo miré yo esta vez.
—No te arrepentirás, bebé —puso su mano sobre mi rodilla y la acarició.
—De eso no me preocupo —puse mi mano encima de la suya.
El camino al trabajo se hizo muy corto, apenas y disfrutamos de la dulce compañía que era estar uno con el otro, pero aun nos quedaba todo el día para hacerlo.
Cuando pasamos las puertas de la WWE, lo primero que hizo Joe fue guiarme hasta la cafetería. Me obligó a quedarme sentada en una mesa mientras el iba a comprar lo que sabría que yo iba a querer en estos momentos y cuando volvió era justo lo que mi estómago exigía.
—Al parecer has investigado sobre mi —tomé una dona.
—He hecho algo mucho mejor... prestar atención —levantó las cejas continuamente.
—No sabia que fueses tan observador.
—Es una de mis mejores cualidades.
—Eso estoy notando. Creo que es la hora...
—Mm... —miró su celular—. Así es.
—De acuerdo —tomé aire.
—Violett, yo te había dicho que si no estabas lista de contarme sobre ti no importaba, soy capaz de esperarte —por unos segundos tocó mi mano.
—Yo te dije que lo haría —le sonreír calmándolo y él solo asintió de la misma forma—. He tenido problemas con el alcohol y el cigarrillo desde los dieciocho años, en ese tiempo aún seguía viviendo con mi madre. Ella no lo aceptó de la forma que yo tenía pensado y trató de hacerme dejarlo de una manera muy brusca lo cual simplemente lo empeoró —tomé un sorbo de la botella—. Para dejar el alcohol me inscribió en un grupo de rehabilitación, donde en verdad hice muchos amigos —reí—. Ninguno tenia pensado dejarlo, tan solo querían un lugar donde intoxicarse hasta perder la razón. No le iba a contar eso a mi madre, de hecho para mi era un sitio agradable donde la gente también te comprendia y de una u otra manera encontraban la forma de hacerte reír.
—¿Qué edad tenias ahí?
—Iba a cumplir diecinueve, ese fue mi regalo —reí bajando la mirada—. Ese fue el lugar donde pasé mi cumpleaños, ese acogedor y comprensivo cuarto de rehabilitación.
—Suena como una pesadilla —hizo una mueca—. Sin ofender.
—No me ofende, la pasé muy bien aquel día con todos esos desconocidos. Yo diría que fue uno de mis mejores cumpleaños, nada lo ha superado hasta ahora.
—Es increíble la forma en que dejas todo en el pasado y aún te ríes al recordarlo.
—La pasé mal ¿sabes? Pero aún así me quedan fuerzas para reír de mi pasado, cada vez que cuento una parte de mi es como si una daga fuese incrustada en mi corazón y la única cura para aliviar ese malestar es la risa.
—Mi madre siempre decía que la risa era la única forma para hacer la vida mas tolerable.
—Es una mujer muy sabia porque en eso no se equivoca —lo miré a los ojos, estaban brillosos. Luego miré a mi entorno y no se encontraba nadie, la última persona que quedaba estaba saliendo, así que en un movimiento ágil me cargué sobre la mesa y besé sus labios para luego volver a mi posición—. Cambia esa cara, todo esta en el olvido y aún sigo aquí, por algo no me suicidé —le guiñé un ojo.
—Es que... —suspiró—. Créeme que mi cabeza es incapaz de aceptar que a pesar de todo lo que has pasado sigues siendo fuerte —tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos.
—A ver Joe, ¿por qué nos caemos?
—No lo sé...
—Para que podamos aprender a levantarnos —le sonreí—. Cuando la vida te da una segunda oportunidad es por algo y hay que aprovecharla.
—Quien cohibe a quien ahora —sonrió con timidez.
—¡Oh dios! —grité—. ¡Joe se siente cohibido! ¡no lo puedo creer!
—Eso es cuando aprendes a usar las palabras.
—Aprendí del mejor, ¿y quién es el mejor?
—Mm... —se puso a pensar—. Oh si, yo.
—Exacto —le sonreí, haciendo que él también lo hiciera. De repente recordé la propuesta de Alex en el patio—. Joe..
—¿Dime?
—Alex me invitó a una cita doble —mordí mi labio con nerviosismo.
—¿Con quien esta ella?
—A ver si adivinas, es... "Colbex" —al instante de decirlo no pude evitar reír—. No, déjalo. Eso suena como una marca de preservativos.
—¡Tienes razón! —empezó a reír conmigo.
—A ver, intentémoslo de nuevo —respiré, me había quedado sin aire—. Mm... "Alexy", "Alby", "Colex". Vale no se puede —volví a reír—. Con tal que es Alex y Colby.
—Ya lo sabia.
—¡Entonces por qué no me lo dijiste!
—Porque te estabas divirtiendo y te veías hermosa pensando.
—¡Eres muy malo!
Le dí un golpecito por debajo de la mesa.
—Me encantaría ir —acarició mis nudillos—. Como tu mejor amigo.
—Gracias Dios por mandarme a alguien tan maravilloso —miré al techo—. Me hiciste el trabajo más sencillo si hubiera tratado de explicarte —miré esta vez a Joe, este sonrió y me hizo unas señas para sentarme en el asiento de su lado, le hice caso y cambié de asiento.
—¿Recuerdas el primer día?
—Como olvidarlo —reí al recordar—. Estaba tan emocionada por conocerlos que empecé a tartamudear.
—No podías estar más avergonzada, pero te veías hermosa y queria decirlo pero Jon me hubiera mirado de una manera poco usual.
—Estaba como un tomate, no le llames a eso ser hermosa —cubrí mi rostro en su hombro.
—Lo eras para mi y mucho más cuando sabía que te sentías intimidada por mi presencia al practicar pero no decías nada.
—Hice todo mal en ese momento.
—No te des tan duro, eras una novata —acarició mi cabello para luego levantar mi rostro—. Pero mírate ahora, incluso puedes enseñarme a mi.
—Esa es la próxima meta —levanté las cejas, pero a la vez no podía dejar de ver sus labios, me tenían hipnotizada. Él dio el siguiente paso y acercó sus labios a los mios con lentitud sabiendo perfectamente lo que hacia.
Tenia miedo de que llegara alguien y observara todo esto, pero mis ojos se negaban a abrirse debatiéndose si debía soltar los labios de Joe y observar nuevamente el entorno o simplemente... dejarme llevar por el deseo.
Así que en la primera oportunidad que tuve, me separé a una distancia considerable y observé, no se encontraba nadie. Iba a juntar nuevamente nuestros labios... de reojo vi la presencia de alguien, giré mi rostro y ví a un Colby con las manos en cada bolsillo, al parecer los nueve meses estaban cumplidos.
—¿Interrumpo algo? —preguntó.
—N-No, c-como crees —mi voz empezó a fallarme. Mierda.
—¿Me prestarías un segundo a Violett, Reigns?
—Si no la tratas como un objeto, por supuesto —habló con mucha seriedad la cual llegaba a dar miedo.
—Créeme que no lo es —Colby le sonrió con sarcasmo. Lo único que pude hacer fue levantarme de mi asiento e ir con él, cuando me encontré a su lado hizo que salieramos de aquel lugar y nos quedaramos afuera—. ¿Qué se supone que es lo que acabo de ver?
—Depende del punto de vista que tú lo quieras ver —me encogí de hombros.
—Violett, es un hombre casado —se exaltó.
—Entonces lo tomaste por el lado malo —pasé una mano por mi cabello.
—¿Cómo esperas que lo tome? Si te vi a centímetros de su rostro.
—Pude haber estado quitándole algo del cabello o tal vez del ojo.
—Si claro, tenia veneno en sus labios y quisiste quitárselo absorbiendolo con los tuyos —rió sarcástico—. No soy tonto, Violett.
—No sabes lo que estaba pasando porque no viste nada, así que deja de sacar conclusiones que tu cabeza quiere escuchar —me crucé de brazos—. Y ya basta de ser tan sobre protector conmigo, no somos nada así que deja tus lloriqueos.
—Solo hago lo que es bueno para ti.
—Ah, si. Y ese algo bueno para mi eres tú, ¿no es así?
—¡No estoy diciendo eso! —se defendió algo incómodo—. Solo te advierto que te estas metiendo en la boca del lobo.
—Ya basta, si quieres me crees sino... puedes irte a la mierda —me giré para volver a entrar con Joe—. Y que lindo te quedó el detalle de discutir conmigo en tu primer día de vuelta al trabajo, muchas gracias —añadí y entré.
Colby agarró mi muñeca y me pegó a su cuerpo quedamos muy cerca de mi rostro. Estaba muy molesto.
—Te lo advierto Violett, estás haciendo todo mal —dijo entre dientes—. He regresado en el momento perfecto.
—Eres tan dramático.
—Y tú tan ciega.
Lo miré con odio y sin más me solté de un jalón.
Caminé directo a Joe y éste al verme enojada se preocupó.
—¿Qué te hizo?
—Nada, solo... —suspiré—. Se le olvidó donde quedaba la oficina de Stephanie.
—No me mientas.
—No lo hago, Joe.
—Entonces mírame a la cara y dímelo.
—Solo estaba un poco perdido, eso es todo —lo miré a los ojos, pero disimuladamente crucé los dedos donde él no los pudiese ver—. ¿Te parece si nos reincorporamos con los demás?
—De acuerdo —besó mi frente aún tenso, sabia que no se lo creía.
Salimos de allí y fuimos a ver que sucedía con los demás pero todos estaban saludando a Rollins por su regreso. Le resté importancia y fui por Hunter para saber cuando sería mi combate, tenia algo de rabia y de alguna manera tenia que deshacerme de eso como lo hacia antes o iba a estallar como una maldita granada hiriendo a todos los que se encontraban en mi entorno.
—Cuanto falta para mi combate, H —le pregunté entrando a su oficina.
—Nunca te vi tan impaciente.
—Supongo que lo necesito en estos momentos —me encogí de hombros sentándome en el sofá—. Por favor que sea con Paige, necesito acabar lo que empecé.
—Eso hizo subir mucho el rating, te felicito.
—Gracias, supongo que has de estar feliz.
—No lo suficiente.
—Entonces dejame seguir con la Storyline que me había dejado tu suegrito, Vince.
—De acuerdo, pero habrán unos arreglos ahora que volvió Seth Rollins.
—¿Qué? Debes estar bromeando —me quejé, sabía que ese imbécil no se quedaría en paz si no hacia algo.
—Hablaremos de eso después de tu combate, ahora ve a cambiarte o llegarás tarde a tu presentación.
—De acuerdo —dije sin más y salí de la oficina. Esto no quedará bien, al final del día alguien saldrá con un ojo morado... y no sería Joe.
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