Los sentimientos están saliendo a flote.
Capitulo 39.
Preferí quedarme tranquila durante el transcurso.
Cada vez que comenzaba a quejarme él me daba una nalgada y no de las suavecitas. Mis nalgas estaban completamente rojas y adoloridas.
—Oye ¿quien te crees que eres para golpearme así? No te he dado la confianza suficiente para que lo hagas —me quejé. Sobé su espalda y sin esperarlo él sobó la zona herida por sus golpes.
—No hables de confianza, Devin —respondió—. Nuestro trato es diferente en este caso, no puedes quejarte de algo que te encanta —caminó más lento, miré el suelo y este era césped. Supuse que ya estábamos en casa, pero no en la mía—. Bienvenida de vuelta —me bajó dejándome pegada a su cuerpo.
—Esta más limpia que antes, ¿quién hizo esto posible? Apuesto que fue Alex.
—¿Porque no dejas de incluir a Alex cuando hablas conmigo? Ese barco ya zarpó.
—Para ella no fue una simple aventura, Colby —confesé—. Deberías aclarar las cosas con ella.
—Lo haré —me abrazó.
—Ya basta o todo de lo que estuve enojada se me olvidará —me crucé de brazos al alejarme de él.
—Lo voy logrando, ¿eh? —sonrió y volvió a cargarme para subir las escaleras. Iríamos directamente a la acción.
—¿Por qué todo tiene que acabar en sexo? —pregunté al instante en que me dejaba encima de su cama.
—Porque eso fue lo que dije en público —se recostó a mi lado.
—Oh no. Realmente eres un imbécil, Lopez —insulté tratando de salir de la cama.
—Era broma —rió mientras sujetaba mi abdomen y me volvía a recostar.
—Si claro, te voy a creer.
—Deberías —se acostó de lado mirándome. Sus ojos decían la verdad pero de algún modo no podía creerle, aunque acariciara mi rostro con suavidad—. Porque hoy no haremos nada malo —dijó casi en un susurro y se acercó a besar mi frente, cuando se alejó quedó bastante cerca de mi rostro pero solo apoyó su cabeza junto a la mía para luego pasar un brazo debajo de mi cuello y el otro acariciar mi cintura o parte de mi anatomía.
Si seguía así, haría que olvidara todo el resto y los sentimientos que había escondido muy adentro de mi hacia él volvieran a salir y este no era el momento.
—Yo... recordé que dejé algo en casa —comenté de golpe intentando escapar otra vez pero era mas fuerte que yo—. Vamos, déjame ir.
—A de ser a Alex —rió y me sujetó por la espalda baja para pegarme a su cuerpo, podía sentir aquel bulto contra mi intimidad. Luego procedió a besarme, no estaba mal pero aún así no eran como los que estaba acostumbrada a besar.
—Con un beso no conseguirás nada —mordí su lengua para que me soltara y eso funcionó recibiendo un gemido de su parte. Traté de irme otra vez pero fue otro intento fallido. La única opción era sacar el as bajo mi manga.
—De aquí no te mueves —empezó a hacerme cosquillas. Diablos... no creo soportar más tiempo.
—¡Ya basta Joe! —reí a más no poder, a ver como le sentaba eso. Era la única opción para poder salir.
—¿Disculpa? —dejó de hacerlo y poco a poco su sonrisa fue borrándose hasta quedar en una fina línea recta. En ese momento, en el que él quedaba confundido aproveché y me levanté de la cama.
—Lo siento —me encogí de hombros con una sonrisa, salí corriendo de esa casa.
Cuando estuve afuera moví mi cabeza para ambos lados para volver a dejar esos sentimientos hacia Colby donde se encontraban.
Cuando entré, Alex estaba sentada en el sofá con una taza de café entre sus dedos mientras veía el televisor.
—¿A dónde fuiste? —le bajó volumen al televisor.
—Salí un rato a correr.
—Estuvieron llamándote, al parecer dejaste el celular aquí... —me miró.
—Mm... me tomaré una ducha y veré de quien se trata —subí las escaleras hasta llegar a mi cuarto, me despojé de toda la ropa sudada que tenía puesta y entré al baño.
El agua estaba fría, me hizo recordar la vez en que Joe estuvo aquí, que daría por volver a repetirlo.
"¡Esta casado! ¡no dejaría a su esposa por estar contigo!"
—¿Y tú que no estabas de mi lado? —dejé que el agua cayera sobre mi rostro por última vez y cerré la llave.
"No me regañes, solo repito lo que el mujeriego dijo."
—¿Mujeriego? —reí arrugando el ceño—. ¿De donde sacaste eso?
"Entonces como explicas que se metió con Alex sabiendo que luego ella te lo contaría a ti, ¿eh? Esa es la única manera de llamarlo."
—Mm... no me gusta como suena —me envolví en la toalla
"Lo lamento pero es la única manera"
—¿Por quién rayos vas?
"Por ti, claro. por ti..."
—Entonces cállate y déjame pensar que haré en mi tiempo libre estos tres días —saqué ropa del closed y me la puse, ya iba a ser medio día y no tenía mucho que hacer.
Entre tantos pensamientos me acordé de que tenía que hablar con Nick así que tomé mi celular y abrí su chat.
"Hey delfín, ¿me harías un favor?"
Le mandé y esperé su respuesta.
Nick era una de las personas las cuales se daban mucho tiempo para subir fotos de ellos a las redes sociales pero muy poco tiempo para responder conversaciones y tan solo te dejaba un visto.
Esperé por varios segundos mientras peinaba mi cabello, al rato un sonido me avisó que me había respondido.
—Hey Violett, claro ¿en que puedo ayudarte?
—Podrías... ¿salir con una amiga?
—¿De quién se trata?
—Digamos que es una cita a ciegas.
—Grrr.. me gusta, dime la hora y en donde ;)
—¡Gracias! Será hoy en el restaurante Italiano de la calle Brimstone a las 22:00 en punto.
—Ahí estaré.
Sonreí al leer el mensaje y salí del chat para ir a decirle a Alex que su cita estaba lista.
—Llámame "Doctora corazón" porque tengo tu cita con Nick Nemeth lista para esta noche —me apoyé en la escalera para que Alex se diera cuenta que estaba ahí.
—¿Qué? —escupió algo de café en la alfombra.
—¿Pero que diablos? —miré la mancha de café en la alfombra, era una grande—. ¿Cuantas tazas de café llevas?
—Es la segunda pero yo limpiaré —declaró rápidamente—. Ahora sígueme contando.
—En el restaurante Italiano de la calle Brimstone a las diez de la noche —terminé de bajar las escaleras y fui por un trapo, para luego entregárselo.
—¿Cómo es?
—Limpia lo que hiciste y te seguiré contando —me senté en el sofá continuo lejos de la mancha. Me hizo caso y cuando lo limpió completo sin dejar ningún rastro de que estuvo manchado seguí contándole del "misterioso hombre" del cual estaba intrigada.
Las horas pasaban y Alex se dio cuenta que era hora de irse a su trabajo, hoy entraba a medio día y se le estaba haciendo bastante tarde. Arregló sus cosas y luego se despidió prometiendo que luego me llamaría o al menos me enviaría un mensaje.
La tarde pasaba monótona como todas las veces que tenia tiempo libre, no podía salir con Jonathan porque estaría haciendo su aparición en otro espectáculo de la ciudad, no podía salir con Joe porque estaba pasando su tiempo libre con la familia, por una parte creía que debería estar reconsiderando lo que había dicho Colby, no podía negar que en parte tenia razón. Joe no me cambiaría por su esposa y eso de alguna manera estaba empezando a afectarme, era notorio, era algo que tenía bastante claro desde el primer momento en que decidí aceptar su propuesta, pero ahora entendía las desventajas de estar con algo prohibido.
Estaba realmente estresada y más lo estaría al quedarme en casa por tres días.
Si iba a estar sola Colby tal vez empezaría a entrar por mi ventana como en los viejo tiempos. Podría ser divertido, pero a la misma vez no lo sería.
"Admite que quieres acostarte con él y recordar cuando lo hacían antes, sin compromiso"
—Yo... bueno... —balbuceé—. ¡Ay, cállate maldita!
"Si pudiera salir de aquí iría por él para que se deshaga de tu estrés"
—Es un milagro que no puedes —subí a mi cuarto.
"Pero. Escúchame bien, si de algo lo conozco sé que te sorprenderá al entrar a tu cuarto y revivirá todos los sentimientos que tienes escondido por él. La llama volverá a encenderse, en tres... dos..."
—Y creí que yo estaba loc... —no pude terminar la palabra cuando algo me sujetó del brazo y me aprisionó contra la pared.
"Uno."
—¿Qué diablos haces aquí? —pregunté—. Creí que te había quedado bastante claro la confusión de nombres hace un rato.
—Sé que lo hiciste a propósito, te conozco —respondió y me besó con ferocidad, casi me lastima.
—¿Hice que tu masculinidad se sintiera herida? —reí—. Como lo siento.
—Sigue empeorando las cosas y no te daré tregua —advirtió. Sonrió y me besó de nuevo, esta vez con dulzura. Eso me divertía y me hacía sentir que con él no me podía aburrir.
"Los sentimientos están saliendo a flote."
Cantó.
—Silencio —susurré al sentir los labios de Colby bajar a mi cuello y apretar mis glúteos haciéndolos suyos. Eso siempre me hacía olvidar todo lo malo que hacía.
—¿Qué? —él rió.
—Nada —reí con él. Para evitar ese bochorno subí en sus brazos como si no me costara nada y éste me cargó hasta la cama. Me cargó con tanta necesidad, tanta posesión.
—¿Cómo en los viejos tiempos? —se paró al frente de mi y sacó su camiseta dejando ver su físico. Mordí mi labio sintiendo como me mojaba más y más cada minuto que pasaba mirándolo.
—Como en los viejos tiempos —repetí sacándome la camiseta que me había puesto hace varios segundos atrás. Con una sonrisa en sus labios subió lentamente sobre mi y se sostuvó con sus brazos a cada lado de mi cabeza, podía sentir nuevamente aquel bulto en sus pantalones atentando con querer salir.
Con deseo empezó a depositar besos por todo mi pecho hasta llegar a mi abdomen, eso me hizo cosquillas y él lo notó. Luego pasó su lengua por todo mi abdomen hasta llegar devuelta a mi cuello, desabrochó mi sujetador que esta vez solo necesitaba abrirse por delante.
—Me haces un favor —sonrió sacando mi sujetador por los hombros.
—Si hubiera sabido de tu visita no los hubiera usado —lo molesté. Colby se encargó de mis pechos, suspiré por sentir de vuelta el roce de su lengua en mis pezones duros. ¡Oh por Dios, que placer magnifico!
Arqueé mi espalda y me retorcí debajo de su cuerpo.
Cuando terminó, volvió a bajar hasta mis viejos jeans y los desabrochó con tal agilidad que no tuve necesidad de ayudarlo como la última vez, con solo recordarlo me hacia reír.
Observé como los sacaba por mis tobillos con todo a su paso y sin dejar de observar se levantó quedando de rodillas ante mi.
—¿Que quieres que te haga? —preguntó mirándome completamente serio. Mordí mi labio, quería tantas cosas... amaba el sexo oral.
Miré sus ojos y luego a mi parte íntima, Colby se relamió y acarició su miembro a través de su ropa. Me gustaba que me dejara en evidencia su necesidad de mi.
"Los sentimientos están saliendo a flote."
Volvió a cantar.
Colby separó mis piernas, se acomodó entre ellas y dio la primera lamida. Gemí un poco fuerte.
—Vuelve a hacerlo y te castigaré —dijo levantando un poco su cabeza. Asentí.
Mis piernas las posicionó en sus hombros y tomó mis manos para dejarlas en su cabello, él sabía que sin jalarle el cabello no disfrutaba del sexo oral.
"Quédate con él y disfrutarás toda tu vida de su lengua"
Comentó.
Tragué saliva sintiendo la bilis en mi garganta.
La sensación de su lengua recorría mi tierna carne, evaporando cualquier otro sentimiento o pensamiento que no tuviera nada que ver con nosotros dos. Colby jugaba, cambiaba entre acariciar mi clitoris con su lengua a hundirla en mi calor.
Así no me podia mantener en silencio.
Dejé que mi boca hiciera lo suyo, no la privé de su libertad y mis manos jalaban a su antojo el cabello de Colby. Si me iba a ganar un castigo debía ser bien merecido.
—Uff... me comes tan bien —susurré.
No podía creerlo, había aprendido a hacerlo.
Los músculos de mi abdomen se apretaron y se agitaron, la presión dentro de mi aumentó en intensidad con cada golpe talentoso de su lengua.
Sentía el calorcito recorrer mi interior.
Gemí sin parar, abriendo más mis piernas para que Colby se metiera más a fondo como si eso fuese posible.
Escuchaba como si lengua danzaba entre mis pliegues.
Con la cabeza hacia atrás mi boca dio un gemido silencioso mientras Colby seguía chupándome sacándome el placer mientras el mundo entero se disolvía a mi alrededor.
Colby se levantó y se quedó mirándome. Me tendió una mano, se la tomé y me dejó sentada a los pies de la cama. Nos observamos, con su dedo índice limpió el contorno de su boca sin alejar su mirada de la mía, con su otra mano apretó mis mejillas.
—Abre la boca y saca la lengua —ordenó. Le hice caso y él limpió su dedo en mi lengua—. Chúpalo y déjalo limpio.
Le hice caso sin dejar de mirar sus ojos.
Cuando su dedo estuvo limpio jugué con el enrollando mi lengua, saboreando su punta haciendo alusión a lo que le haría a su miembro.
Agarré su mano para que no sacara su dedo de mi boca. Colby volvió a acariciar su miembro a través de la ropa y mordió su labio.
—¿Quieres jugar conmigo? —preguntó.
Asentí con la cabeza, él negó chasqueando la lengua.
—No esta vez.
Sacó el dedo de mi boca.
Aún con su agarre en mi mandíbula se acercó a mi rostro y me ordenó: —Quiero que te acomodes a los pies de la cama, con las piernas abiertas, de punta a punta, boca abajo.
Asentí.
Me soltó el rostro y esperó a que lo hiciera.
Con un tanto de vergüenza le hice caso, gracias a mi flexibilidad pude darle lo que él pedía. Mi culo quedó justo delante de él. Mi abdomen descansaba sobre la cama y mis manos apretaban las sábanas sin saber de qué se trataba.
—Buena chica... —gruñó.
Unos segundos después sentí sus manos en mis nalgas, las cacheteó varias veces sin parar. Mis uñas se apretaban en la cama.
Sorpresivamente, rozó su miembro por mis pliegues, desde mi entrada hasta mi clitoris, mi abdomen se levantó por la sensación. Mi cuerpo temblaba.
—Eres tan deliciosa —gruñó otra vez.
Me dio palmadas con su miembro.
Mordí mi labio y gruñí como él lo había hecho, sabía como tentarme.
—Cogeme Colby, por favor —supliqué.
—¿Cómo? —preguntó acariciando su punta desde mi entrada hasta mi culo, deslizando los jugos hasta allá atrás. Debido a la excitación no me importaba por donde lo hiciera.
—Cogeme Colby, por favor... bien duro —supliqué de nuevo hablándole sucio.
Colby jaló de mi cabello bien fuerte a la vez que se hundía por detrás. Gemí fuerte. Se encontraba completamente dentro de mi.
—Ahora eres completamente mía... —susurró en mi oído. Asentí con los ojos casi en blanco—. Muévete para mi.
Asentí otra vez y empujé hacia arriba para alejarlo de mi cuerpo un poco, arqueando la espalda. Después de eso... me moví de arriba a abajo. Se sentía incluso mejor de lo que pensaba.
Colby se alejó de mi oído y siguió jalando de mi cabello, su respiración era fuerte.
A las embestidas siguientes me comencé a mover con más confianza.
Colby agarró mi cuerpo y me dejó inmóvil.
Puso sus manos en mis nalgas y tomó el control hundiéndose a su antojo. Apreté mis puños casi rasgando las sábanas y me entregué al placer escuchando sus gemidos.
—Te he regalado los mejores cuarenta y cinco minutos de mi vida.
—No exageres... —lo empujé levemente, e seguíamos recostados en la cama—. No puedo creer que hayas estado pendiente de la hora.
—Dilo, quiero escucharlo —me miró con una sonrisa, pero no lograba entenderlo—. Dí la palabra que usas cuando no puedes creerlo pero a la vez es gracioso.
—Oh —reí—. Eres increíble... —negué con la cabeza.
—Gracias —se levantó y se puso sus boxers—. Estaba bromeando, el tiempo junto a ti jamás lo cuento, solo lo disfruto.
Sonreí.
—Esto me dejo con hambre, ¿traes una pizza?
—Eres tan mata pasiones.
—¿Qué esperabas de mi? Tengo hambre —me senté y tomé su camiseta. Con el simple hecho de haberla tocado hizo que mi interior se retorciera como en los viejos tiempos. Me la puse y ésta estaba muy pasada a su perfume característico.
—Llamaré a Domino's, ponte la camiseta —ordenó, tomó su celular y salió del cuarto. Me puse ropa interior y su camiseta encima, estiré la cama y me volví a sentar ahí—. Están en camino —volvió a entrar al cuarto y se sentó a mi lado—. ¿Diez preguntas?
—Hace mucho que no jugabamos a eso —me acomodé.
—¿Dejarías a Joe?
—Sabía que por algo venía todo esto. ¿Por qué tanto interés en saberlo?
—Cuando sea tu turno lo preguntas.
—De acuerdo —rodé los ojos—. Por ahora no lo haré.
—¿Por qué?
—Porque me siento muy bien estando con él.
—¿Has reconsiderado las razones que te dí de porque no puedes estar con él?
—Muchas veces.
—Y si te dijera que... me he enamorado de ti, ¿cómo lo tomarías? —dejó de mirar la cama y lentamente levantó su vista hasta toparse con mis ojos.
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