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Juegos.

Capitulo 31.

Aquella tarde había sido una de las mejor que alguna vez tuve en toda mi maldita vida, no sabia lo que había sucedido o el porque de las cosas, pero como siempre algo dentro de mi se sentía mal.

"¡Bien hecho Violett! ¡No sabes lo orgullosa que me siento de ti! Has dado el primer paso."

—¿No puedo pensar por mi sola? —le respondí.

—¿Con quien hablas? —Alex me habló desde un costado, no me había acordado que estaba con ella.

—Con nadie, Alex... —suspiré y levanté la vista. Estábamos en mi cuarto, mientras ella se pintaba las uñas recostada en mi cama yo estaba mirando por el balcón. El cielo estaba gris—. Solo recordaba —me giré a mirarla—. ¿Cómo estuvo tu noche?

—¿En serio quieres saberlo? —dio un salto y se sentó como indio.

—No tan morboso por favor... —reí y me apoyé en el marco del balcón.

—Entonces debo quitarle la mayoría a la historia.

—Vale, cuéntalo como quieras.

—Gracias —sonrió de oreja a oreja emocionada—. Cuando llegué aquí no estabas y decidí dormir en mi auto, pero cuando iba a abrir la puerta Colby me vio y me saludó para luego invitarme a pasar.

—Si hubiera estado en casa tampoco te hubieras quedado conmigo.

—¡Violett! —se quejó entre risas, solo le hice unos gestos con las manos para que prosiguiera con su narración—. Bueno, le pregunté si podía tomar una ducha y no se negó. Mientras dejaba el agua caer por mi cuerpo empecé a sentir su presencia, me giré y me aprisionó contra la pared dejando que el agua cayera por su cabello y bajara a su...

—¡Ya basta! —grité—. ¡Mucha informacion! ¡Que asco! —reí.

—No seas así —empezó a reírse como psicópata, le gustaba hablar ese tema—. Luego pasamos a su cama.

—Y tu sueño se cumplió, ¡Aleluya! —moví mis manos en el aire, ella más rió—. ¿Me disculpas?

—¿Qué harás? —preguntó, yo tan solo me giré y fingí vomitar hacia la piscina—. ¡Que dramática! —rió al ver que lo hacia muchas veces más.

—Creo que ya... no, aún no —lo hice otra vez, cuando de repente levanté mi vista y Colby me miraba con el ceño fruncido. Rápidamente agarré mi celular y le mandé un mensaje.

"Alex me ha contado como estuvo su noche de pasión con el hombre que le quita el sueño y el dueño de los mismos"

Luego de haberlo mandado, vi como sonaba su celular desde el cuarto. Solo seguí fingiendo vomitar hasta que varios minutos más me respondió Colby con unas caritas avergonzado.

—¿Con quién hablas? —preguntó Alex.

—El hombre que hizo feliz tu noche de pasión se encuentra aquí afuera.

—¿En serio? —se levantó y se acercó a mi, preferí salirme y dejarla sola. Aún pensaba en Joe...

¡Que me estaba sucediendo, maldición! ¡Era un hombre casado y de familia! No podía interponerme en eso, no era una rompe hogares y no podía hacerle daño a su hermosa hija, ella necesitaba crecer en un hogar de padres unidos. ¿o que le diría Joe cuando ella crezca y se de cuenta que su "papi" esta conmigo?

"Fácil. Me separé de tu madre para estar con Violett, ella me enciende como nadie"

—¡Oye! —reí—. No seas tan insensible.

"¿Quieres que te haga sentir bien si o no? solo te digo lo que quieres oír y sé que eso te gustó... incluso te encendió"
Me miró con picardía.

—Odio que me conozcas tanto —cubrí mis ojos al sentir el rubor en mi rostro.

"Para que veas que también te quiero, te hago feliz"

—Pero también enojar y eso es muy a menudo.

"Vale, que te parece invitar a la familia Anoa'i un fin de semana a casa para no sentirte tan mal contigo misma ¿eh?"

Algún día, pero no sera hoy, este es mi día libre —me tiré a la cama—. Ahora esfúmate.

"Zap!"

—Gracias.

"What's uuuuuup!"

—Lárgate o te ahogo con alcohol —amenacé.

"Vale, vale... que genio el tuyo..."

Gracias —reí mientras me giraba para quedar de pecho contra la cama mirando a los pies.

—Cariño, voy a casa de Colby —me sorprendió Alex de repente.

—Que te diviertas, dile que use protección.

—Solo veremos una película.

—Con mas razón, Alex —le dí una mirada que perforaba el alma.

—Bueno, mamá —respondió. Agarró su celular, beso mi mejilla y salió de allí dejándome con el silencio que siempre había querido tener desde hace un par de horas.

Al escuchar la puerta cerrarse, revisé la hora; eran las 18:00. Tomé el control del televisor y vi que estaban pasando, Main Event.
Como no era parte de ese segmento no había necesidad de ir.

|*The Truth Reigns*|
Empezó a sonar mi celular.
Si sonaba ese tema era porque tal vez era Joe y tenia miedo de saberlo. A los ojos cerrados tomé mi celular y lo guíe hasta ponerlo al frente de mi rostro, luego lentamente abrí los ojos hasta ver la pantalla.

—Hablando del rey de Roma.

De: Ro Ro.
"Hey bebé." 

Sin pensarlo lo leí con su voz y de la nada hizo que mordiera mi labio inferior, hacía mucho que no me decía así.

Para: Ro Ro.
"Hola Joe, ¿cómo va tu día en familia?"

—"Bien, Galina se acaba de ir a trabajar y solo estoy con Joelle viendo caricaturas. ¿Y tú?"

—"Sola :)"

Le respondí sincera, pero me dejó un visto.
Le reste importancia y seguí viendo la televisión, era hora de las Divas, estaba Becky contra Paige por el Título. No estaba interesada en ver eso si al final Paige se llevaría la victoria.
Dejé eso de un lado y no dejaba de levantar cada cinco minutos mi celular pero no había respuesta de parte de él.

"¿Por qué no vienes para acá? Mi papi y yo queremos verte."
Me mandó un audio con la voz de Joelle, moría de ternura. Pero solo le escribí.

—"Porque mejor... ¿no vienen ustedes? Tengo helado"

—"Tú ganas, a Joelle le encanta el helado."

—"Jaja, los espero"

Al instante que le mandaba aquel mensaje, me levanté de un salto de la cama y apagué el televisor para ordenar algunas cosas que Alex había dejado tiradas como si fuese su casa. Limpié la sala de estar, estaba peor que el cuarto de un adolescente.
Ordené la cocina; guardé el licor y los cigarrillos en la despensa más alta, todo el resto estaba ordenado.
Pasaron los minutos y se me ocurrió llamar a Jonathan, ya no podía quedarme sola con Joe, quien sabía lo que podía pasar esta vez.

—Nena, ¿qué sucede?

—Nada importante, solo quería saber si podías venir ahora —jugué con mis dedos.

—¿Estás sola?

—Si, pero en un rato llegará Joe con Joelle. Quería saber si podías venir y juntarnos como aquellas otras veces en las que ibamos a celebrar a los bares, ya sabes...

—Pero nena, habrá una menor de edad. Yo a eso no le hago.

Vamos, no se pondrá tan explícito —reí—. Solo la pasaremos bien sanamente.

—De acuerdo, pero no me hago cargo si después Joelle se trauma y empieza a tenerle miedo al tío Good.

—Solo ven aquí.

—No tardo nena, te advierto que llevaré alcohol —colgó. Respiré más tranquila y me senté en el sofá a esperar a la familia Anoa'i, no era porque no quería pasar tiempo a solas con Joe, sino que si por algún motivo nos quedábamos solos... nos comeríamos como le había dicho ayer en mi momento de cachondeo.

Después de media hora pude sentir que la puerta era tocada por unos nudillos muy finos, esa debía ser Joelle.

—¡Violett! —gritó y estiró sus brazos para que la tomara.

—¡Corazón! —la levanté en el aire y la estreché contra mi cuerpo, luego besé su mejilla. Que hipócrita, ¿no?—. ¿Cómo esta la nena mas hermosa de todo el mundo?

—Con ganas de comer helado —acarició mi cabello mientras lo observaba detenidamente.

—Saludo a tu papi y vamos a la cocina por helado —la bajé y miré a Joe mientras ella se sujetaba de mi pierna—. Hola Joe —le sonreí y traté de acercarme a él pero mi pierna estaba pesada.

—No te molestes, yo lo hago —sonrió y se acercó a mi para besar mi mejilla. Lo hizo de una manera que pude verlo en cámara lenta.

—¿V-Vamos amor? —levanté a Joelle en mis brazos, mis piernas estaban flaqueando con el simple tacto de las manos de aquel Dios Romano.

—¡Si! —se emocionó y me agarró del cabello—. Tu cabello es tan suave, parece al de papi pero de color azul —comentó y se hizo un bigote con uno de mis mechones.

—Gracias —reí.

—¿Crees que algún día mi cabello será como el tuyo?

—Por supuesto —la animé y la senté sobre la mesa—. Será mucho mejor que el mío, tu papi te tendrá envidia.

—Ya quiero ser grande como tú —se quejó mientras abría la nevera y sacaba el helado.

—Disfruta tu infancia mientras puedas, porque después la vas a querer de vuelta —le pedí y le puse una cuchara al helado eran embaces pequeños para las personas solas, que irónica es la vida—. Aquí tienes, cielo.

—Gracias Violett, es de chocolate.

—Supuse que te gustaría.

—¡Me encanta! —me abrazó y empezó a comer, solo le acaricié su cabello y la volví a tomar para ir con Joe a la sala de estar.

—¡Aquí viene una chica feliz! —grité y le sonreí a Joe al verlo, Joelle levantó la mano con una sonrisa dirigida a su padre.

—¿Y para mi no hay? —sonrió con diversión.

—No —Joelle le sacó la lengua.

—¿De verdad quieres? —me senté a su lado.

—Era broma, ¿cómo estuvo tu día?

—Monótono —hice una mueca—. Pasé mi tiempo libre escuchando a Alex de su loca noche con el vecino.

—Debió ser una pesadilla...

—¿Y tú?

—Estuve un rato con Galina antes de que se fuese a trabajar, luego nos divertimos con esta niñita hiperactiva —miró a Joelle quien estaba sentada mirándonos.

—Creo que no debí haberle dado chocolate —mordí mi labio inferior.

¡Shh! —le hizo un gesto con su dedo en los labios.

—Pero no hay problema —escuché golpes en la puerta—. ¡Porque el tío Good ya está aquí! —me paré y abrí la puerta dejando pasar a Jon.

—Buenas —besó mi mejilla mientras me abrazaba con una mano ya que la otra traía el alcohol.

—¡Tío! —Joelle se levantó y lo abrazó.
Jonathan se acercó a ella y con una cara de espanto me pasó el alcohol a escondidas.

—¡Sobrina! —bromeó—. Que gusto verte.

—Te extrañé.

—Y yo a ti —besó su frente y se acercó a Joe—. Hola hermano —chocó el puño.

—¿Cómo estás?

—Bien, quería pasar el tiempo con mis dos mejores amigos. ¿y tú?

—Lo mismo.

—Entonces es la ocasión perfecta —se acercó a mi—. ¿Dónde dejo esto? —apuntó a lo que había traído que estaba en mi mano.

—En la nevera —le apunté el camino, asintió y me lo quitó.

—Esto será divertido —gritó desde allí.









Esperamos a que Joelle se durmiera para ir al patio, sacar el alcohol y tal vez meternos en la piscina. El clima estaba muy agradable que daban ganas de meterse con ropa a la piscina. Nos controlamos y tan solo mojamos nuestros pies con una cerveza en la mano para charlar. Como los adultos viejos que éramos.

—¿Se acuerdan de aquella vez en la que fuimos a un bar y Joe le empezó a coquetear a un hombre vestido de mujer? —rió Jon.

—¡Fue épico! —reí con él—. La sorpresa que se llevó cuando se giró y le vio el rostro.

—¡Eso fue muy incómodo! —Jon no paraba de reír, parecia psicópata—. Y tú con tu frase de "oh, yeah!" en la ocasión perfecta.

—Tenia que decirlo, eso fue más que incómodo —tomé un poco de aquel liquido que quemó mi garganta.

—¿Ustedes hablan de incómodo? Fui yo quien estuvo coqueteándole por más de veinte minutos sin saber que era hombre y ustedes no me decían nada —empujó a Jon que se encontraba al lado mio haciendo que cayera al agua—. Bueno, igual ya estábamos ebrios...

—¡Oye! —se quejó y botó la botella al otro lado del patio, el alcohol se había derramado en todo el agua—. Nena, dame otra —dio una vuelta a la piscina y me tendió la mano.

—Agárrala —se la tiré.

—Bueno Joe, admítelo, eres un raro —Jon levantó la botella entre sus dedos volviendo al tema.

—Únete al grupo —hice lo mismo que Jon.

—Soy un raro por culpa de ustedes —la levantó, para luego unirlas y golpearlas provocando que un sonido se creara—. Salud por eso.

—Bien dicho —empecé a mover mis pies salpicando el agua—. Se acuerdan cuando Jon...

—Ya basta —sonrió interrumpiéndome y me tomó de las piernas para unirme a él en el agua.

—¡Si lo vuelve a hacer patearé tu trasero! —me abracé a él, el impacto me había asustado.

—Sé que no lo harás —me abrazó con una mano por la cintura—. ¿Qué te parece si...

—¿Hacemos lo mismo con Joe? —le susurré al oído sin mirar al samoano para que no sospechara.

—Leíste mi mente.

—Tu distráelo y yo lo agarro —me solté de su agarre y él asintió.

—Hey hermano, Joelle... Joelle se levantó y esta detrás de ti —le apuntó con su rostro serio atrás de él.

—No puede ser...  —le hizo caso y miró a su espalda, en eso aproveché y le jalé con todas mis fuerzas las piernas haciendo que su espalda chocara contra el agua igual que lo había hecho Jon conmigo.

Jon y yo no parabamos de reír, la expresión de Joe había sido divertida y el alcohol en nuestro organismo estaba empezando a hacer efecto. Ya no sentía dolor por cómo me había tirado Jonathan.

—Idiotas —sacó el cabello de su rostro de una manera que hizo que mi cabeza estallara, para no decir otra cosa—. ¿Violett?

—Mm... ¿si? —pestañeé varias veces.

—Te quedaste sin habla por varios segundos —rió.

—Si, yo... —mojé mi rostro—. Estaba acostumbrándome a la temperatura de la piscina.

—Ven aquí Joe, sígueme —le dijo al samoano y los dos se acercaron a mi—. Vamos a abrazarla.

—No es... —no terminé de decir la frase, cuando me tenían atrapada entre ambos cuerpos—. Necesario.

—Si, si lo es.

—Solo se sienten cariñosos por el alcohol —me sumergí para escapar de sus brazos y volver a salir al exterior un poco más lejos de ellos.

—¿Qué les parece jugar "Verdad o Reto"?  —preguntó Jon. Estoy frita, odio esas cosas... cuando se ponen raras.

—Claro —respondió Joe.

—¿Y tú, cielo?

—Yo... —me senté en la orilla y tomé la botella de Joe que aún le quedaba alcohol—. Bueno, porque no.

—Genial, empieza Joe.

—De acuerdo —pausó para pensar—. Violett, ¿verdad o reto?

—Verdad.

—Si te quedaras varada en una pequeña isla con Jon y justo estas enojada con él, ¿qué harías?

—Que sana la pregunta, esperaba algo más... ya sabes. —reí—. Picante.

—Solo respóndeme.

—Fácil, lo usaría como bote aunque no flotara.

—¡Hey! —se quejó Jon—. Me ahogaría.

—Esa es la idea, y él dijo que estaba enfadada contigo —me encogí de hombros.

—Estarás fuera de mi lista para los regalos de navidad.

—No, no te enojes —me bajé de un salto y fui a abrazarlo—. Bueno, bebé... ¿Verdad o reto? —lo miré.

—Reto.

—Da una vuelta por toda la casa.

—Claro.

—Pero... —lo detuve antes de salir—. Bailando como Fandango y desnudo.

—¿Qué?

—Retos son retos hermano —Joe se encogió de hombros.

—Vale —bufó y salió de la piscina, al estar afuera se quitó toda la ropa e hizo los movimientos de Fandango.

—Perfecto —me acerqué a la orilla y tomé mi celular para tomarle una foto.

—¡No! ¡no se te ocurra subir eso a las redes sociales! —trató de quitármelo.

—Será un recuerdo de esta maravillosa noche, ¿no Joe?

—Tienes razón.

—Ahora sal allí tigre, y enloquece a las féminas —reí—. Aunque de noche no tendrás problemas con que alguien te vea.

—Todo por el equipo —tomó aire.

—¿Qué equipo? —preguntó Joe.

—El de los lunáticos.

—No me digas, ¿y como se te ocurrió? —preguntó sarcástico.

—Vamos, todos estan más locos que una cabra —salió por un costado de la casa moviendo los brazos como Fandango. El silencio no se hizo tardar mucho, esto era raro. No iba a poder controlarme si lo miraba.

De repente sentí su presencia cerca de la mía, mi corazón se empezó a acelerar pero mi cuerpo no quería girarse a verlo.
Pero lo hice.
Joe estaba sonriendo mientras me estiraba la palma para que la tomara. 

—¡Listo! —Jon apareció por el otro lado de la casa, me había salvado.

—Que rápido —arqué una ceja.

—La casa no es tan grande —se tiró a la piscina—. Y porque hice llorar a una pequeña con mi cuerpo, me gritó:"¡Fantasma!"

—Por lo blanco que eres —reí con Joe—. Pero eres perfecto así —lo abracé, su piel era muy suave.

—Me toca. Joe, ¿qué eliges?

—Reto —me miró como si supiera lo que Jon tenía pensado.

—Te reto a besar a Violett —sonrió.

Y mi intuición se hizo real..

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