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Epílogo.

Un buen tiempo después...

Ya había pasado suficiente tiempo desde que Colby me pidió ser su novia.
Las cosas habían cambiado, me pidió mudarme a su casa —a lo que no negué— dejándole la casa a Matt, aún platicábamos pero ya no tanto como antes, ahora tenía un trabajo y una novia estable.
Con Alex, Colby me contó lo sucedido pero me pidió que no le dijera nada al respecto porque si yo lo amaba, debía confiar que no se acostaría con Alex, así que nuestra amistad seguía solida... solo si ella no lo intentaba otra vez. Ahí no respondería de mis acciones.

Hemos tenido innumerables viajes a la casa de sus padres pero esta vez como su pareja, ellos me habían recibido mejor de lo que esperaba, incluso me dijeron que ya era parte de la familia, desde la primera visita. Lo mismo decía de las visitas a mi padre, él lo adoraba... sin embargo, Colby me había pedido arreglar las cosas con mi madre, me costó aceptarlo pero lo hice por él, no por ella. 

En el trabajo a Colby lo habían dejado simplemente en MainEvent, pero le ofrecí a Hunter que esta vez haríamos oficial nuestra relación y nos dejó en RAW, los demás aceptaron eso. Jonathan y Joe habían estado con nosotros, ahora las salidas de amigos entre nosotros tres se había expandido ha ser nosotros cuarto, cada vez me gustaba salir más salir con ellos en vehículo porque siempre sucedían cosas locas; si Jon no estaba bailando Colby estaba cantando, o si Joe iba serio tratábamos de hacerlo reír con estupideces. Todo había sido mejor desde ese entonces.

—Amor, ¿estás despierta? —preguntó Colby al pasar por la puerta del baño, me encantaba verlo sin nada puesto.

—No —le di la espalda y me aferré al oso de peluche, ahora no lo dejaba por ningún motivo. Seria capaz de cambiar a Colby por él... bueno, no tanto.

—Vamos, despierta —subió a la cama y me abrazó para hacerme cosquillas mientras hacía ruidos en mi cuello.

—Un minuto más, por favor —reí, luego me giré y lo abracé por el cuello. Él se quedó mirándome con una sonrisa en sus labios, luego me besó.

—¿No crees que es momento de hacer nuestro propio proyecto y cuidar de él como cuidas a Colby Jr.? —preguntó refiriéndose al oso.

—¿Eso quieres? —sonreí acariciando su mejilla, Colby asintió—. ¿Y que los lectores de nuestra vida lean todos los intentos que tendremos para conseguirlo? —reí.

—Se divertirán tanto como yo —besó mi mejilla y fue bajando hasta mi cuello—. ¿No es así chicas?

—No les preguntes, no te van a responder... —bromeé.

—Entonces que se diviertan leyendo —se ubicó entre medio de mis piernas y tomó las mías para ponerlas en sus caderas.

—Eso no pasara —acaricié su cabello y dejé el oso a un lado—. Escritora, por favor sáltate esta parte.





—Cielo, apúrate... vamos a llegar tarde —bufé, aún no podía creer que se tardara mas que yo.

—Lo siento, la belleza cuesta —dijo.

—Vamos Diva, apúrate —le di una nalgada al pasar por la puerta, Colby solo rió. Tenia un buen trasero, no lo negaría.
Cerré la puerta y al estar apunto de subir en el asiento de copiloto ya que solo teníamos mi auto, mis oídos captaron algunos gritos de parte de la casa de Matt... pero no eran de él.

—Ha de estarlo pasando muy bien —rió Colby e hizo sonar la bocina.

—¡Colby, ya basta! —reí y lo hice retroceder para salir de casa.

—¿Qué? El miedo aumenta el placer —se encogió de hombros y la tocó nuevamente para luego salir de allí.

—¿Ah si? ¿y alguna vez te funcionó? —levanté una ceja cruzándome de brazos.

—Al parecer ya lo olvidaste... —me miró rápidamente—. Capitulo veintidós, una visita a la casa de mis padres. Mi madre irrumpe en el cuarto.

—Oh, ya recuerdo —asentí con la cabeza—. ¿Tú madre siempre es así?

—Mm... nah —sonrió—. Solo que desde el primer momento en que te vio supo que eras para mi.

—Típico don de madres.

—Pero no se equivocó, ahora somos una de las mejores parejas que ama el Universo de la WWE —tomó mi mano—. Y algún día tendremos a alguien que siga nuestro legado.

—No me vas a decir que desde pequeño... o pequeña, le vas a enseñar a luchar —me sorprendí.

—¿Por qué no? —me sonrió.

—Solo no lo lastimes.

—No lo haré —me tiró un beso.

Seguimos el camino, pero no faltó mucho para llegar. Él bajó para abrir mi puerta y caminar a la Empresa, pero en la entrada estaban los hermanos, nos saludaron y nos contaron de las novedades que habían estado ocurriendo.
Esta noche, Colby iba a recuperar el Título que alguna vez tuvo, estaba tan feliz por saberlo.

La noche comenzó y no tenía ningún combate, así que me quedé observando a Colby como se ejercitaba, de vez en cuando me decía algunas cosas para hacerme reír. Estar con él era divertido y hacía que la tarde se pasara volando, nuestra relación no podía estar mejor.
Hasta que se fue a mojar el cabello, era su hora de salir al público, él cerraría la noche.

—¿Podrás decirlo de nuevo? —le pregunté a Colby al estar parados detrás de la cortina, él quería que lo acompañara.

—Amor... —rió—. ¿Cuántas veces más quieres que lo repita? —me abrazó.

—No lo sé, aún se me hace imposible —sobé su espalda, luego escuché su tema y él tomó mi mano para salir a escena.
Cada vez que entrabamos me gustaban más los gritos que el público nos regalaba, sus sonrisas y sus carteles. Pero siempre estaban aquellos que nos abucheaban y nos gritaban malas palabras, a esos los ignoraba completamente como lo hacía Colby desde mucho más antes.

Antes de subir al ring me acompañó hasta la mesa de transmisión y me abrazó, luego subió al ring a esperar a su contrincante.
Los comentaristas me saludaron y me entregaron un par de auriculares.

—¿Cómo se siente estar aquí otra vez? —me preguntó Bayron Saxton.

—Bueno, después de estar fuera por mucho tiempo es como... volver a nacer, una felicidad incontrolable de volver a hacer lo que tanto amas es un gran alivio, se siente como comer ositos de goma —reí, no sabía si me había explicado bien, pero Colby me miró y se rió. Él lo había comprendido. 






"¡Seth Rollins ha ganado! ¡es casi imposible! ¡pudo invertir el movimiento y logró hacerle la cuenta!"
Comentó Jerry Lawler, solo pude levantarme de mi lugar y entregarle yo misma el Título.
Después de un largo combate, había ganado.

—Felicidades —se lo entregué al estar frente a él.

—Gracias mi amor —lo tomó en una mano y me abrazó. El público no dejaba de gritar, pero estaban divididos.
Luego miró el Título, subió a una esquina y lo levantó mientras su tema sonaba, mi cuerpo se movía sin que me diera cuenta. Luego salimos de allí y Jonathan lo abrazó, seguido de Joe. 
Ellos esperaron a que Colby ordenara sus cosas y nos fuimos.

—¿Podrían ir a dejarme? —preguntó Jon poniendo su brazo en los hombros de ambos.

—Mm... ¿tú que opinas Colby? —lo miré.

—Seria buena idea —tocó su mandíbula—. Y luego lo dejamos tirado en la carretera —susurró.

—Oye, te oí —le reprochó Jon—. ¿Saben qué? Iré con Joe.

—Pensé que se iba a ir con Galina, ella esta allí mira —apunté a Joe, aunque estaba oscuro pude observar y estaban besándose—. Que dulzura, moriré —reí.

—Nop, llévenme ustedes —se giró otra vez—. Me da igual si me dejan en la carretera, sé que volverán por mi después.

—Nos conoces muy bien —rió Colby y caminamos hasta el auto, Jon subió atrás mientras también subíamos nosotros y nos fuimos de allí, pero Colby... Colby siempre es Colby y les hizo sonar la bocina a Joe asustando a ambos.

—¿Puedes dejar de hacer eso? —pasé una mano por mi cabello.

—Ahora dime que eso no te pareció divertido —dijo riendo.

—Eres un maldito, Lopez —Jon se retorció de la risa.

—¿Ya ves? —me miró triunfante, luego me besó y siguió el camino a casa de Jon. Todo iba en silencio hasta que Jon comenzó con sus chistes, cada vez que viajábamos con él llegábamos incluso a llorar de tantas payasadas que salían de sus finos labios.

—Gracias —Jon se estiró para besar mi mejilla—. Nos vemos mañana —besó la mejilla de Colby.

—Por favor amigo —se limpió. Jon y yo nos reímos, luego bajó y se despidió con la mano. Después de eso, el camino a casa fue muy corto, pero antes de bajar Colby me detuvo.

—¿Qué sucede? —sentí su mano sobre mi muslo.

—¿Cómo te has sentido? —se refería a las relaciones que habíamos tenido en la mañana.

—Colby, no todo es tan rápido —acaricié su mano—. Pero juraría que quieres hacerlo aquí ahora mismo... —reí mirando su pantalón.

—Tienes razón —sonrió bajando la mirada a su pantalón, en un movimiento rápido me subí a horcajadas sobre sus piernas, de inmediato pude sentirlo ponerse cada vez mas duro debajo de mi.





A la mañana siguiente...

—Oh, no —me levanté en un ágil movimiento de la cama, Colby no se despertó pero no quería soltar su agarre en mi. Con brusquedad lo hice y si me hubiera demorado por unos segundos más no hubiera llegado al inodoro, me sentía con tantas náuseas como cuando despertaba con resaca—. ¿Es en serio? —le pregunté a la escritora, pero esta graciosa no me respondió solo vi como se encogía de hombros con una sonrisa burlesca.

—¿Bebé, te encuentras bien? —apareció Colby por la puerta, su cabello estaba desordenado y su rostro tenía sueño.

—Sólo... son náuseas, estoy bien —me levanté de mi puesto, Colby me sonrió y me abrazó—. No, espera —me giré y vomité nuevamente pero él me sostuvo por la cintura.

—Te prepararé un té de hierbas —besó mi cabello y salió del baño, con mis piernas temblorosas me puse de pie y tomé una camiseta de Colby.

—No —me la saqué, hasta su aroma me daba náuseas. Bajé con ropa interior y medias, crucé la entrada pero en el suelo había agua—. Mierda —me quejé apretando los ojos.

—Mi amor, ¿y tu ropa? —me cargó en brazos y me sentó en la isla.

—No puedo, todo me da náuseas —le quité la liga que tenía en su muñeca para amarrar mi cabello, él quitó mis medias mojadas y las dejó a un lado para preparar mi té. Luego me lo entregó y fue al cuarto de lavado, no tardó mucho, trajo un paño y unas medias limpias—. Eres perfecto —lo besé al instante que volvía a mi, después de secar el piso.

—Trato de hacer lo mejor que puedo —me sonrió—. ¿Te sientes mejor?

—Algo —bostecé, aún tenía sueño—. Pero preferiría que fueses por un Test de embarazo a la farmacia —tomé un trago de la taza, estaba rico.

—Me visto y voy —me cargó en brazos nuevamente y me llevó a la sala de estar—. Espero salga positivo —subió las escaleras corriendo como si hubiera dicho algo malo, es tan tierno.

Encendí el televisor y empecé a inspeccionar los canales por algo bueno, en eso apareció Kevin subiendo a mis piernas, le sonreí y acaricié su cabello, era muy suave.

—Oye, pequeño —le susurré, Kevin me miró—. ¿Me quieres? —le pregunté, éste ladró moviendo su colita—. ¿Más que a Colby? —volví a preguntar, él lamió mi mano y se restregó contra ella para que lo acariciara.

—Cuidado, que ella es mía —la voz de Colby se hizo presente por las escaleras, se había puesto un buzo—. Si, ella es mía —le dijo a Kevin cuando este ladró bajándose de mis brazos y parándose al frente de él.

—Tiene valor —lo miré levantando una ceja, Colby lo levantó y le  dio un beso—. Luego no me beses con esa boca —le avisé.

—Ya verás cuando te bese —me tiró un beso, luego me dejó a Kevin y salió.





Colby Lopez.

No me lo podía creer, estábamos a un Test para saber si sería padre, no podía estar más emocionado.
Tomé el auto de Violett y con rapidez fui a la farmacia, tenía vergüenza, no sabía como se comportaría la persona que me atendería.

—Buenos días —le sonreí a la muchacha, esta se puso nerviosa. Pan comido—. ¿Tiene Test de embarazo?

—S-Si, ¿cuántos quiere? —preguntó, pero luego se sonrojó. Su cara estaba como "¿por qué mierda pregunté eso?"

—Solo uno por favor —saqué algo de dinero de mi bolsillo, sus manos temblaban al momento que me entregó mi pedido—. Mucha gracias —le pagué y salí de allí, no sabía que aún provocaba eso en las mujeres.

Con una sonrisa volví a subir al auto, mis nervios estaban a mil, no sabía lo que pasaría, no sabía como se sentiría Violett al saber el resultado si saldría positivo o tal vez negativo, pero si no era lo que ella esperaba yo estaría ahí para apoyarla y hacerla sentir bien, para hacerla sentir especial.

—Llegué mi amor —hablé al instante en que abría la puerta, ella se levantó del sofá y se acercó a mi. Aún estaba en ropa interior, se veía tan sexy.

—Vas a tener que esperarme unos minutos —tomó la bolsa y subió las escaleras, la vi como se marchaba y luego me senté en el sofá a esperarla. Seguí viendo lo que estaba en el televisor pero Kevin subió a mis brazos y mordió mi mano.

—Auch, ¡oye! —lo miré mal—. ¿Qué te sucede? —le pregunté pero sólo me ladró—. Oh, ya sé... te molesta porque ella es mía —ladró más fuerte—. Tranquilo —acaricié su cabeza como le gustaba y se calmó. Seguí mirando el televisor pero no había nada bueno y solo me ponía más nervioso de lo que ya estaba. Mis manos sudaban, hasta que la vi bajar otra vez.

—Ya esta —me miró con el test en las manos.

—¿Y? ¿cómo salió? —le sonreí tomándola de la cintura.

—Yo... —sus labios estaban serios, pero su voz entusiasmada.

Fin.

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