Él es un insoportable bipolar.
Capitulo 5.
—Oh, no... —le sonreí a Dean Ambrose—. Ya iba saliendo.
—¿Tan rápido? —preguntó mirando a todos lados como si está fuese una cámara escondida—. Llegaste hace menos de una hora
—No realmente... fueron dos —corregí sin intenciones de hacerlo sentir estúpido—. Pero... ¿estabas observándome?
—Un poco, pero ese no es el punto —respondió alzando la voz de forma divertida.
—Para venir tuve que hacer una excepción —mentí, estar ahí me estaba bajando el autoestima—. Será luego, tengo que reorganizar mi agenda —hice una mueca bajando las cejas en disculpas—. Adiós —me despedí y seguí caminando.
Ligeramente tomó mi muñeca haciendo que me girara de nuevo. Me estaba tocando la piel, Dios, había hecho contacto físico conmigo.
—Espera... ¿ya nos conocemos? —preguntó de la nada achicando los ojos. Sonreí por su cambio de conversación para hacer que no me marchara.
—Si hubiera sido así... no me hubieras olvidado tan fácilmente —respondí siguiéndole el juego a ver con qué me salía otra vez. Sonrió—. Si el destino lo quiere así, nos veremos otra vez por accidente... —dije y tomé su mano para quitarla de mi muñeca pero igual fue imposible.
—Solo una hora —pidió.
—¿Una? Solo dime que quieres una cita conmigo y durará aún más.
—No soy bueno con esto, pensé que te habías dado cuenta.
Reí.
—De acuerdo, tengamos una hora.
—Gracias.
Me hizo un gesto con la cabeza para que fuésemos por un pasillo que, unos momentos atrás, me había tenido intrigada.
Ese camino nos llevó a un casino.
Era un buffet siendo más precisos, sobre las mesas tenían de todo; desde un menú vegano a uno completamente carnívoro.
Dean me entregó un plato y me hizo pasar adelante. No sabía muy bien que elegir así que comencé sacando una botella con agua. Él imitó mi gesto pero sacando una soda. Inspeccioné todo lo que había, era difícil elegir si jamás había estado en un buffet... así que mientras caminábamos le hablé:
—¿Cómo te va con Renee Young? —pregunté. Al darme cuenta, eso había sido inapropiado. Lo miré para que no pensara que estaba siendo muy dura—. No creí que el corazón del famoso Dean Ambrose fuese flechado —incluí con otra estupidez. Madre mía, que tarada.
—Vamos lento —respondió serio.
—Muchas de tus fans quisieran estar en el lugar privilegiado que tiene ella.
«¿Podrías dejar de hablar?»
¡Lo intento!
—Lo sé. Pero ellas tienen un lugar en mi corazón que no puede ser llenado por Renee ni por nadie —respondió con, lo que parecía, haber sido lo primero que le vino a la cabeza. Como cuando dices algo que no sientes pero debes decirlo para que no te miren feo.
—Espero yo igual tenerlo —dije en voz baja. ¡Ugh, porque no me voy corriendo mejor!
—Si durante esta hora te portas bien, puede que lo tengas —dijo muy rápido y bebió de su soda sin mirarme a los ojos. Eso había sido divertido.
Dejé la charla hasta ahí y decidí quedarme con una hamburguesa en pan integral. Dean eligió lo mismo. Lo miré y su respuesta fue: "estoy cansado de lo mismo" en un susurro como si fuese un secreto y levantó los hombros haciéndome entender que él jamás comería algo integral. Reí.
Buscamos una mesa, me senté primero y luego él hizo el mismo acto. Me sentí cohibida, no sabía cómo servirme la hamburguesa sin que me mirara extraño.
La partí en dos y así me cabía mejor en la boca.
—A todo esto, creo que no te pregunté... ¿que te trajo hasta esta empresa? ¿Alguna entrevista? —preguntó al tragar su comida—. ¿Alguien te la recomendó?
—Es... una historia divertida —sonreí. No lo era—. Conocí a Colby... oh, bueno, a Seth... —divagué. La verdad, no sabía como llamarlo. Dean asintió para que prosiguiera—. Hace unos días. Por coincidencia vivimos al lado... así que... no encontraba trabajo, le pedí ayuda a él y es por eso que hoy me encuentro acá.
—Ya veo —respondió y limpió sus labios—. Espero que todo salga bien y nos veamos más seguido.
Tomé un sorbo de mi jugo.
Era extraño su interés aún sabiendo que estaba comenzando algo con otra mujer. No me metería en todo caso.
Seguimos charlando por varios minutos más, aquel hombre era divertido y de alguna u otra manera se las ingeniaba para hacer reír con sus tragedias. Sus historias, sus chistes, su risa, podía subir el ánimo de cualquiera con solo sonreír.
—Gracias por todo, pero llegó la hora de irme.
Él sacó su celular y miró la hora.
—Si quieres, puedo ir a dejarte.
—No quisiera incomodarte —tomé mi bolso del suelo.
—Claro que no me incomodaría —tomó su chaqueta del respaldo de la silla.
—¿Seguro? —lo miré seria al momento que se ponía a mi lado—. ¿No tienes nada más que hacer?
—Seguro —confirmó—. Aún no comienza el programa y Renee se encuentra en casa preparándose para venir. ¿Ahora si puedo acompañarte?
—Lo siento —mordí mi labio—... ya sabes, precaución... no quiero que luego nos veamos envueltos en rumores.
Él negó con la cabeza totalmente relajado.
Caminamos a la salida, estaba pensando si avisarle a Colby pero luego me arrepentí, de todos modos él sabía que me iría. Nos dirigimos al estacionamiento y allí se encontraba el auto de Dean, amablemente me abrió la puerta dejándome subir y luego la cerró, se subió en el otro lado y encendió el motor.
La radio se encendió y sonó una canción pop. Reí. Y sin pensarlo dos veces Dean la cambió. Su cara estaba completamente roja, a lo que comentó:
—A veces uno necesita sacar su lado romántico a solas.
—Déjala ahí —pedí sin dejar de reír.
—¿Si?
—Si, las letras de las canciones pop no son tan malas.
—Como quieras —la volvió a poner y se acomodó el cinturón—. ¿Cuál es la dirección?
—380 Hemingway Street.
—¿Al lado de López?
—Si, eso te había dicho mientras comíamos —le dije y lo miré. Él se dio una palmada en la frente—. ¿Dónde te quedas tú?
—Si me quieres robar hazlo ahora porque en el lugar donde me quedo no hay nada de valor. Es más, me robas el teléfono y te entrego el cargador porque la batería es una mierda.
Di una risotada pegándome en las piernas.
Él se rió conmigo y nos sacó de ahí.
Al llegar a casa nuestra confianza había mejorado casi en un cien por ciento. Quien diría que a fin de cuentas tendríamos tanto en común. Expresarme con él era tan natural porque me respondía con algo acorde, dejando de lado así, la incomodidad.
En definitiva... siempre será divertido estar con él.
Luego de un rato sacó una cajetilla de cigarros y encendió uno al llegar a un semáforo.
El aroma embriagador inundó todo el auto.
Le dio una calada y seguimos.
Me quedé en silencio hasta que a mitad del cigarro me ofreció sin decir nada.
Él sabía que luego de un día estresante cualquiera se fumaría un cigarro, más si se trataba de un primer día. No lo dijo pero lo vi en sus ojos.
Así que le acepté el objeto.
Cuando llegamos se bajó tomándose su tiempo y me ayudó abriendo la puerta. Dio un vistazo rápido a mi casa e hizo un gesto con los labios de "si, es agradable."
—Bueno, gracias por traerme. Fue un gusto conocerte.
—Jonathan Good a tus servicios —respondió e hizo una reverencia con las manos—. Espero verte pronto.
—Violett Hardy, nos veremos pronto —confirmé y me acerqué a besar su mejilla, él me aceptó poniendo sus manos a cada lado de mis hombros.
—Ya lo sabía —me susurró en el oído.
Me separé de él y me quedé pensando. Él me guiñó un ojo y me soltó para luego alejarse y subirse a su auto. No sabía si se refería a mi nombre o al hecho de que volvería. Me quedaría con la interrogante/
—Eres un lunático —susurré pasando mi lengua por una de las paredes de mi boca con una sonrisa mirando como se alejaba. Estaba siendo muy coqueto considerando su relación con Renee.
Me metí a la casa y fui directo a tomar una ducha, estaba cansada y sudada. Estaba hecha un asco, un poco más y Jonathan olía mis olores —valga la redundancia—.
—Soy un maldito desastre que oculta su infelicidad a través de una sonrisa hipócrita, ahogando sus emociones en alcohol, llenando sus pulmones de muerte y últimamente tratando de revivirse con sexo. ¿Qué mas puedo pedir? —me dije a mi misma recordándomelo—. No es lo que esperaba, pero es lo que tengo. Si he sobrevivido desde el instante en que nací, ¿Por qué no seguir haciéndolo? Mis errores siempre serán mis motivaciones, no mis excusas.
«¡Déjate de lamentaciones!»
—Tienes razón. Mejor le pido una charla a Bo Dallas —respondí saliendo del baño, luego de darme cuenta que me había dado una "charla motivacional" estando en la ducha—. De todos modos no soy tan mala —me di ánimos.
Busqué algo de ropa en el closet, no iría a ningún lado así que podía vestirme como una vaga y nadie podría decirme nada.
Me recosté en la cama y encendí la computadora, Alex estaba aún en el trabajo y sabía que estaría concentrada en su computadora también. Y no necesariamente en sus deberes.
Eché una mirada y como esperaba, estaba en línea.
Le hice una videollamada.
—¿Ahora te apareces no es así? —fueron sus primeras palabras. Ni siquiera la imagen se había visto y su voz se había escuchado.
—Estaba ocupada y mi celular estaba sin carga —me excusé acomodando mi cabello aún húmedo.
—¿Cómo has estado?
—Fui a mi primera entrevista de trabajo —moví los brazos de arriba a abajo como si no fuese gran cosa.
—¿Ah, si? ¿Y cómo te fue? —estaba interesada.
—No lo sé, todo depende de lo que me informe Colby.
—Espera, ¿trabajarás con él? —su boca se abrió ligeramente—. ¿Pero cómo...
—Solo es trabajo profesional, Alex —la interrumpí evitando que comenzara a cuestionar todo y a sacar conclusiones falsas—. Sé que lo tienes en la mira, no debes tomarme como una amenaza —mentí, aunque en parte era verdad. No teníamos nada.
—De acuerdo —respondió como si hubiera controlado sus celos pero no era buena fingiendo. No quería que me viera como una enemiga.
—¿Cómo estás tú? ¿Cómo está Connor?
—No te diré que bien porque no me gusta mentirte, pero lo superamos.
—¿Cómo van en su proyecto de vida? Me enteré que tenían planeado un bebe.
—Él lo quiere y ha hecho todo lo posible para desordenar mis pastillas anticonceptivas.
—¿No crees que esa es una alarma? —pregunté estirando los labios curiosa—. Alex, te quiere atrapar.
—No Violett, soy muy lista y aún estoy joven para cambiar pañales y despertarme de madrugada —me tranquilizó y se tomó el cabello—. Tan solo tengo veintiuno, tengo una vida por delante.
—Que bueno que seas sensata, estás en el mejor momento en tu carrera profesional —le reafirmé—. Pero por otro lado, si estas feliz con tu pareja... ¿cuál es el problema?
—Ese es el punto...
—¿Hay alguien más?
—Eso parece.
—Alex —susurré agarrando el puente de mi nariz. Yo no aprobaba las infidelidades—. Aclara tus sentimientos.
—Olvidemos unos segundos mis asuntos y hablemos de lo que verdad importa —se acomodó—. Andy.
—Te he dicho que no es un mal chico, tomó bien la ruptura —le resté importancia—. Y ya pasaron tres años, supéralo.
—Eso explícaselo a él —respondió y rebuscó unas hojas en un cajón, estaba confundida—. Me llegó una muestra de los tipos que contrató para buscar tu información —añadió y los puso bruscamente a un lado de su mesa. Eso me había dejado atónita.
—¿Qué? —dije con un hilo de voz.
—Lo que escuchaste. Tu "niño bueno" te sigue buscando.
—¡Maldita sea! —exclamé, no podía estar más nerviosa. Mi estómago estaba retorcido—. En cuanto no me encuentre, todo bien.
—Violett, no puedes tratar de estar tan tranquila todo el tiempo, llegará un momento en el que todo se te vendrá encima y no encontrarás salida.
—Estaré preparada para ese entonces.
—Hardy —suspiró pesadamente—. Bueno, voy a salir. Nos vemos mañana.
—De acuerdo, cuídate.
—Eso deberías decírtelo cada mañana —dijo muy enojada y cortó la transmisión. De hecho, no estaba preocupada, de alguna manera el temor no se encontraba en mi.
No le dí más vueltas al asunto y fui a ver televisión. Me senté en el sofá y cambié desesperadamente el canal. Cuando lo encontré estaba The Authority presentando a los nuevos que se integrarían desde el proximo viernes en SmackDown.
"Al parecer falta una Diva que no pudo presentarse esta noche" dijo uno de los comentaristas. Le subí volumen y me acomodé excitada.
"Si, le pregunté al universo de la WWE y me dijeron que se llamaba Violett, una pariente del campeón Rollins, deberías ver las fotos" le respondió el otro, sentados juntos en la mesa.
"Espero que no sea de la misma familia que Rollins"
"Debería serlo, porque podría llegar a ser la campeona de las Divas"
"Si, claro... esperando que los demás se entrometan en sus luchas" atacó.
"Eso se llama tener envidia..."
No pudé evitar reír, sus discusiones eran graciosas, ellos sabían como chismear y que decir en cada momento. M puse nerviosa, ni siquiera había estado entrenando para luchar y ya me tenían en la nómina.
Seguí observando, las luchas estaban divertidas y más con la llegada de Jimmy Uso, se me hizo difícil aceptar que era primo de Roman Reigns, pero cuando luchó pude notarlo; en la forma en que mueve su cabeza, da los golpes y el tatuaje casi parecido que tiene en el brazo. Estaba tan sumergida en mis pensamientos cuando mi celular sonó trayéndome de nuevo al mundo real.
—¿Hola?
—Hey, soy Colby.
Sentí su sonrisa del otro lado.
—Logré que quedaras.
—¿Cómo lo hiciste? —pregunté cómo si no lo supiera todavía.
—Es mi secreto —respondió con una risita coqueta. De repente en la pantalla se vió a Colby con su ropa de trabajo y el celular en el oído apoyado en una de las paredes pero no se escuchaba lo que decía.
Abajo decía "a continuación".
—¿Eso quieres decir que pasarás más tiempo conmigo? —mordí mi labio.
—Así es, nena —me respondió sin dudarlo. Mordió su labio. Madre mía, ya quería que me cogiera otra vez—. Luego hablamos, cuídate.
—Está bien —colgué y Colby se dio cuenta de la cámara. El comentarista chismoso se interesó de saber con quien hablaba, dejé de escucharlos.
Seguí viendo lo último que quedaba de RAW y de repente mis ojos se cerraron lentamente dejándome caer en los brazos de Morfeo.
Cuándo me volví a despertar, la única luz que alumbraba el cuarto era el resplandor del televisor, me removí estirando todo mi cuerpo y luego me paré para encender la luz. Una figura se hizó notar en la oscuridad apoyándose en la pared. Con temor encendí la luz y era Colby.
—No me asustes así —le reproché, fue un miedo intenso.
—No fue mi intención —se acercó a mi.
—¿Cómo entraste?
—La puerta de la cocina estaba abierta —se encogió de hombros, solo suspiré alejando el miedo de mi—. De todos modos venia a felicitarte —confesó y me tomó en el aire.
—¿Por qué?
—Por tu esfuerzo. Triple H estaba dudando si aceptarte pero convencí a Stephanie y ella lo hizo con Hunter.
—Eres genial.
—Te ofrecerán una semana en la WWE, pero si ven que se te complica todavía, podrían comenzar enviándote a NXT. Pero tú no te vas de la lucha libre.
—De acuerdo —asentí—. ¡Ah! ¡Pero esto es increíble! —exclamé y salté aferré mis piernas a sus caderas.
—No es nada —respondió con una sonrisa.
Caí en cuenta que estaba festejando mis triunfos con él y eso significaría romper una de las reglas; "No lazos afectivos". Sin pensarlo ni dos segundos me bajé de encima de él aunque me mirara confundido y me rasqué la nuca.
—Pasarás más tiempo conmigo ¿verdad? —pregunté y hundí mis manos en los bolsillos.
—Si tu primer combate en la WWE es contra Paige, ¿Te gustaría quedar como una débil?
—Claro que no y mucho menos contra ella.
—Entonces hay que seguir esforzándose —apretó sus labios—. Si Daniel Daniels pudó entrenarme, ¿Por qué no puedo enseñarte yo a ti?
—Tienes razón —respondí decidida—. Gracias.
—Evita decirme esa palabra ¿de acuerdo?
—De acuerdo —afirmé con un movimiento de cabeza. Lo miré a los ojos y en ese breve silencio bostecé, aún seguía cansada.
—¿Con quién te viniste esta tarde?
—Conocí a Jonathan.
—¿A Ambrose? —preguntó lo obvio y levantó una ceja—. ¿Y a ese que le picó con ser tan sociable?
—Oye, no le digas "ese", Jon es simpático.
—Sale con Renee Young —explicó caminando lejos de mi, llegando a la ventana, noté su mandíbula tensa.
—¿Y? —pregunté acercándome lentamente a él conectando nuestras miradas.
—Nada —respondió a regañadientes. ¿Y a este que le pasaba?—. Bueno, creo que ya me voy.
—Descansa.
—Si —dijo por última vez y salió por la puerta.
—¿Qué tiene contra Jonathan? —me pregunté luego de varios segundos de silencio, mordiendo la punta de mi dedo. Suspiré. El sueño me carcomia viva.
Colby vinó a sacarme temprano de la cama para salir a trotar por las calles, ¿quién se cree que es? Yo sé lo que es, es un idiota de primera.
—Deberías de fumar menos —pidió y trotó al frente de mi.
—No te metas con mis vicios —respondí y lo empujé. Esta vez corrí lo más lejos que pude de él demostrándole que mis vicios no me dominaban.
Pero... en unos simples segundos ya estaba a mi lado.
—No te estaba reprochando —respondió dándome miradas cortas.
—Oh, ¿y ahora le llamarás consejo? —me subí el gorro de la sudadera.
—Solo estaba diciéndote lo que te haría mejor —humedeció sus labios—. En simples palabras, si, un consejo.
—Ya hablamos de esto en el contrato —dije con dificultad e intenté alejarme—. Tú no sabes nada de mi, nada, y estaría súper bien que se quedara así—le grité.
—¿Entonces cómo esperas sobrevivir a tu trabajo?
—Eso lo veré yo en el camino.
—¿Ah, si? Y muy pronto te encontrarás en el cuarto de Jonathan Good fumando y perdiendo el sentido con el alcohol —escupió las palabras en mi cara con mucho odio.
—Vete a la mierda —escupí también pero yo lo hice tranquilamente y me puse los audífonos para alejarme de él—. ¿Quién se cree que es?
No le he dado la confianza suficiente para venir y decirme ese tipo de cosas en la cara, no sabe nada de mi. Sólo yo puedo juzgarme, sólo yo puedo reirme de mis errores y luego aplaudirme, es mi problema, en eso quedamos. Que ninguno se metería en la vida personal del otro y lo está corrompiendo.
De: Desconocido.
"¿Quieres hacer bien las cosas o te seguirás comportando como una maldita niña de díez años?"
Mi bolsillo vibró, tal vez no tenía el número registrado, pero sabía quien era.
Para: Desconocido.
"Haré bien las cosas y buscaré a un verdadero entrenador, sabes a quien me refiero."
Sé que eso le molestaría, tal vez esa era la idea. Es un insoportable bipolar.
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