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Adriann Neville.

Capitulo 26.

En realidad me había quedado sin palabras, él tenía razón pero mi orgullo no quería aceptarlo como tal, mi voz y mi cuerpo no reaccionaban sabiendo que se dirigía a su casa y me cerraría la puerta. "Reacciona, no te quedes ahí parada" me gritó mi mente dándome una cachetada mental, eso de alguna forma funcionó.

—¡Espera! —mi voz pudo salir al fin. Colby se dio cuenta y volvió a abrirla quedándose parado con la mirada seria puesta en mi.

No lo pensé ni dos segundos más y me dirigí a él hasta tomarlo de la camiseta y juntar nuestros labios. Al principio trató de negarse, pero poco a poco fue cediendo y lentamente puso sus manos en mi cintura, en ese mismo instante su lengua empezó a reaccionar junto a la mía haciendo que algo en mi se retorciera como una loca.

—L-Lo siento —le susurré al dejar sus labios libres, él no me demostró ningún gesto pero volvió a besarme. Estaba todo olvidado—. ¿Me ayudas a abrir la puerta de mi casa?

—Vienes y me besas por interés, jódete Hardy —me insultó con una sonrisa y buscó las llaves que tenía detrás de la puerta—. Me las devuelves —advirtió frunciendo el ceño y levantando la mano más arriba de mi alcance.

—Lo haré —estiré la mano.

—¿Segura?

—Si —salté para poder alcanzarlas—. ¡Te burlas solo porque soy pequeña! ¿no es asi? —fingí enojo, Colby rió un poco y luego me las entregó, le dí las gracias y muy animada fui a mi casa para abrir la puerta, mañana le mandaría un mensaje a Nick para que viniese a dejarlas... si no se acordaba antes él.

"Hey."
Le mandé un mensaje a Colby, me gustaba molestarlo.

"Hola, ¿cómo estás?"
Al parecer decidió seguirme el juego.

"Sentada en el sofá, ¿y tú?"

—"¿Por qué mejor no vienes para acá? Sabes que es algo raro al saber que estamos al lado"

—"Tan solo nos separa una pared, ¿no es sexy?"

—"Oh si, muchísimo... nótese el sarcasmo"

—"No te enojes Lopez."

—"No me enojo, pero si no vienes acá, voy yo allá"

—"Eso quiero verl...

No alcancé a escribir el último texto cuando sentí que la puerta se abrió dejando ver a un Colby sonriente, era tan apuesto el imbécil y él no lo notaba, ese gorro y esos lentes lo hacían irresistible ante mis ojos.

Se sentó a mi lado y pasó su brazo por mi cuello sin decir alguna palabra al respecto, solo unió nuestros labios en hermosas y armoniosa melodías, lo bueno era que no había empezado con las insinuaciones hacia el sexo y eso era bueno.

—¿Qué hiciste durante el día? —preguntó luego de un rato.

—Me encontré con Nick —le sonreí y traté de mirarlo a los ojos, pero aún me costaba. ¿Cómo podía ser eso posible?

—¿Nick? —frunció el sentó, solo asentí con la cabeza—. ¿Para?

—No es tu problema —le saqué la lengua, éste la mordió haciendo que sintira un gran dolor—. ¡Oye! —me quejé, pero no tardó mucho cuando se transformó a risas—. Quería que me enseñara algunos golpes.

—¿Y qué sabe él? Ese sabe más presumir que luchar, o porque crees que sube un montón de fotos a sus redes sociales —levantó una ceja con obviedad.

—Vale, me equivoqué de persona —acepté mi error—. Pero el presumir también es bueno para el show —justifiqué. Me caía bien Nick—. Como si tu supieras más de eso ¿no?

—Por favor Violett, por nada fui el campeón de peso pesado en Wrestlemania.

—No sé como puedes creer tu propia mentira —di una carcajada sarcástica—. Pero ya, hablando en serio Colby.

—Ah, ¿no me crees? —se ofendió—. Si pudiera te enseñaría quien es el Hombre.

—Sabes que eso sonó machista.

El futuro es ahorame ignoró diciendo su frase.

—Si, en mi —fingí limpiar mis uñas.

—No, tu eres una más que salió del mismo manicomio que Ambrose. Y al parecer esas personas salen como pan caliente.

—Oye no trates de ofenderme que mi Título en el Asilo Ambrose es privilegiado, soy una de las mejores personas que salió de allí, después de Ambrose —enfaticé levantando el dedo indice.

—Ni tu misma comprendiste lo que dijiste —rió y besó mi frente con una sonrisa.

—Pero te hice reír.

—Siempre lo haces —me sonrió.

—¿Sabes algo? Te daré una oportunidad y dejaré que mi mente se regocijé con algo de tu sabiduría.

—Es lo mínimo que me merezco.

—Ya, no seas modesto y dame tu poder gran maestro, para vencer a McMahon.

—¿A Stephanie?

—¿A quién más, Lopez? —levanté una ceja—. ¿Acaso no viste la WWE?

—Si la vi, pero no puedo dejar que uses mis técnicas contra ella. Sabrá rápidamente que fui yo quien te las enseñó y quien sabe lo que me sucederá.

—¿Tienes miedo de la familia McMahon?

—No dejaré que me suceda lo mismo que a ti —habló sin pensar.

—¿Disculpa? —pestañé varias veces y me solté de su agarre—. ¿Lo mismo que a mi? ¿qué tiene de malo ser yo?

—No dejaré que mis sueños sean destruidos por una mala decisión que tome.

—¿Crees que yo he tomado malas decisiones? Que equivocado estás —le sonreí sarcástica. Se arrepentirá de haber dicho eso—. Todo lo que he estado haciendo es Justicia, que esa palabra se te grave muy dentro de tu cabeza porque es una palabra que tu subconsciente desconoce —apunté su cabeza—. He estado haciendo todo esto para darle más color a la Empresa, para que se motive un poco más y preste más atención a las necesidades de sus trabajadores.

—Pero quedarás como CM Punk, otro más qué pasó y quien sabrá quien eres o serás en ese tiempo.

—A lograr dejar mi marca —hablé con algo de furia ignorándolo, nadie se mete con Phil Brooks—. A ser alguien que se revele y tire todo a la borda por dar un buen espectáculo. Personas como nosotras luchamos, hacemos lo que queremos porque no nos regalamos a la primera vez que no encontramos salida. ¿Ahora ves la diferencia entre tú y yo?

—No Violett, no me "regalé" —permaneció en su postura mientras que yo y mis demonios trataban de salir—. Hicimos un espectáculo, como le llamas a lo que haces tú. Pero de una buena forma que ha logrado más de lo que tú has hecho todos esos meses de luchas.

—¿Ah, si? y que opinas cuando pateé el trasero en un Monday Night Raw, eso debió ser patético ¿no? Pero a la gente le gustó.

—¿Y qué pasó con el despido? Apuesto que para ellos fue patético.

—¿Qué te sucede? Al parecer ataqué tu ego el cual se hirió y empezó a decir mierdas para defenderse —me crucé de brazos.

—Solo te había dicho que no quería llegar a la WWE y me tengan una mala noticia solo por haberte entrenado.

—¿Estas escuchándote? Estas siendo un total patan solo por el temor de lo que piense o diga el resto. Pero tranquilo, no perderás tu preciado dinero ni tu reputación —escupí con veneno—. ¿Sabes que? Fuera de mi casa, todo esto es absurdo y tú tratas de hacerlo peor.

Esperé a que se fuera y subí a mi cuarto, necesitaba relajarme así que tomé un cigarro y lo encendí ahí mismo. Cada calada a ese maldito objeto cancerigeno hacía que me sintiera jodidamente bien, pero tenia que dejarlo, no era bueno para mi si tenia una profesión como esta.

Cuando me dí cuenta, el cigarrillo había desaparecido y tan solo me quedaba la colilla del rastro de lo que era éste, lo dejé en la mesita al lado de mi cama y el cansancio me dominó por completo.










Cuando desperté, miré la hora y eran las tres de la mañana, no recordaba cuando había la última vez que me había sucedido. Estaba tan oscuro como siempre y aún seguía encima de la cama con ropa deportiva, tampoco pensaba cambiarme, pero debía tomar una ducha. El día había sido muy largo y sudado.
Me hice el animo para ponerme de pie pero el teléfono a mi lado me mantuvo acostada. Busqué donde se encontraba, de donde provenía el sonido.
Al agarrarlo, miré la pantalla.

"Hey Violett :)"
Era un número desconocido.

"¿Quién eres y como conseguiste mi número, psicópata?"
Fui directa, aquellas cosas espantaban a cualquiera.

—"Soy yo, Wayne. El chico que alguna vez te invitó a entrar a un coliseo donde la wwe iba a estar"

—"Oh, Wayne. ¿Cómo conseguiste mi número, psicópata?"

—"Me lo dio Dean Ambrose"

—"¿Qué? ¿cómo?"
Eso me había sorprendido. Porque bueno, seamos honestos, Ambrose no es así y menos con un extraño.

—"Ayer fui a la wwe tratando de buscarte pero no te encontré y Dean estaba por ahí, así que charlamos un rato y me dio tu número"

—"Sabes que eso es raro"

—"Si, pero por él puedo hablarte"

—"Es tarde"

—"Deja de buscar excusas y charlemos"

—"Es tarde, tengo que tomar una ducha y luego dormir para mañana no estar como un zombie, ¿o acaso te gustaría que mordiera tu cerebro?"

—"Si me gustaría, así empezaríamos un Apocalipsis"

—"Touché. Pero ¿sabes qué? Déjame dormir y mañana pasamos el día juntos"

—"Trato hecho"

Leí el último mensaje y volví a dejar el celular debajo de la almohada.
Me levanté con un suspiro profundo.
Agarré las toallas del mueble y me metí en el baño.











Unas horas después eran las nueve, así que me levanté y tomé una ducha nuevamente. Si, era una fanática de la higiene.

Pero aquella mañana me sentía mas delgada que nunca, eso era raro así que me arreglé y bajé a tomar desayuno, tenia un hambre tremendo pero mi boca tenia un sabor a cigarrillo y eso daba nauseas cuando se tiene el estómago vacío.

Me preparé un café y pan tostado para sentarme en el sofá y encender el televisor, estaban pasando una lucha de Roman así que la dejé ahí...
Me sentía toda una fangirl al gritar por el Imperio Romano, era muy emocionante en verdad. Cuando se acabó y Roman ganó apagué el televisor e hice un poco de aseo para luego llamar a Wayne y ponerle hora a nuestro encuentro.

Cuando acabé de hacer los quehaceres me cambié de ropa a algo más adecuado y salí al café de la calle Freedom, donde quedaba un Starbucks. Llegué y miré al fondo a ver en que lugar se encontraba él.
Levantó la mano y ahí pude divisarlo, me dirigí hacia el haciendo que se levantara de su puesto y pudiéramos saludarnos.

—¿Cómo has estado? —le pregunté mientras él no paraba de abrazarme.

—Bien, ¿y tú?

—Bien —me senté a un lado.

—Pedí un café para ti —lo empujó suavemente por la mesa hasta mis manos.

—Gracias, pero quería que hoy me acompañas a entrenar —bebí un poco del café—. Tú si sabes como me gusta.

—Soy tu fan número uno —fue sincero. ¿Debería preocuparme?

—Eso puede dar miedo muchas veces —levanté una ceja.

—No tengo malas intenciones.

—Lo sé —tomé otro poco—. ¿Vienes conmigo?

—Por supuesto —se levantó animado dispuesto a estirar su mano y ayudarme también, se la tomé y salimos de allí—. Bien, ¿entonces con quien iremos?

—Sorpresa.

—Dame una pista —exigió.

—Es bajito.

—Mm... ¿Kalisto?

—No tan bajo —reí divertida—. Aunque también es muy bueno con Sin Cara.

—Otra pista.

—Si te la dijera lo adivinarias, así que cállate y espera a que lo llame para ver si esta disponible —lo tomé del brazo.

—De acuerdo —bufó. Tomé mi celular y le marqué al celular de Adriann, tardó para contestar pero lo hizo—. Hey, soy Violett ¿estás disponible en estos momentos?

—Ha corrido el rumor que estás reclutando a luchadores para tus beneficios —sonó divertido.

—No lo hagas sonar como su fuese una maniatica del control... pero no he visto que ellos se quejen —me excusé. Sentí su risa a través de la línea.

—¿Quieres que sea el siguiente en tu lista?

—Si no es mucho pedir.

—Te espero en la WWE.

—No puedo estar allí, supongo que también corrió ese rumor.

De hecho, solo sabia que tuviste una discusión con el Jefe, no los detalles.

—Pero aún así me tienen estrictamente prohibido estar allí hasta el lunes —hice una mueca, lo que Wayne se quedó parado al frente de mi mirándome pensativo. Al sentirme rara, le dí una ligera palmada en la cara haciendo que diera algunos pasos en reversa—. Si quieres luego hablamos.

—Claro, entonces espérame en el gimnasio que está al lado de la WWE.

—Vale, te espero —colgué y miré a Wayne que me miraba impaciente—. Vamos al gimnasio al lado de la WWE.

—Vale —asintió y nos pusimos en marcha al lugar indicado, aún tenía el café asi que le dejé un poco y él gustoso lo aceptó.
Las ganas de fumar no desaparecían, revisé los bolsillos de mi abrigo y por suerte tenía una cajetilla.
—Sabes que estas fumado cáncer ¿no es así? —preguntó cabizbajo sin querer incomodarme.

—Lo sé —le mostré el cigarrillo que tenía un filtro al medio, como un agujero, el cual me ayudaría a dejar este mal hábito—. Pero no puedo dejarlo de una vez, hay que ir de poco a poco.

Seguimos charlando animadamente, me contó su vida; quiere ser Arquitecto, lo cual me recordó al patan de Rollins. O quiere ser un luchador de la WWE, lo cual no es tan malo tampoco, él sabe lo que quiere y cuanto le costará. Tiene los pies bien puestos en la tierra y eso era algo bueno.
Traté de contarle algo de mi historia pero se negó y me respondió con que él sabía todo, eso me asustó y encendió mis luces. Si no fuese tan caballeroso le pondría una orden de alejamiento.

—Ya, dime quien es —exigió como un niño pequeño al frente de mi.

—Falta poco, ya lo verás —estábamos afuera del gimnasio, procedimos a pasar y ahí estaba él con ropa deportiva.

—¡¿Neville?! —se quedó estupefacto.

—No sabia que traerías visitas —se acercó a mi y me saludó, al igual que a Wayne. Me sentía a gusto con personas de mi porte, que ironía.

—Si, el es Wayne, un fanático del Wrestling con el mismo sueño entre tú y yo.

—Es una buena dirección la que quieres tomar muchacho —le sonrió, nunca vi a Wayne tan callado—. ¿Te parece si después de enseñarle algunos trucos a Violett, practicamos? Y asi me demuestras lo que tienes.

—Po-Por supuesto —balbuceó. Me quité el abrigo dejándolo en un asiento cercano, luego me saqué los jeans; debajo traía unas calzas hasta medio muslo, me dejé la camiseta y las zapatillas.

—Preparada para todo —reí al ver como me miraban—. ¿Qué? ¿nunca vieron algo como esto?

—Eres increíble —rieron ambos. Estiré un poco para no desgarrar alguna parte de mi cuerpo al practicar lucha y me dirigí al ring a esperar a Neville.

—¿Me enseñas la flecha roja?

—Vamos por lo mas básico primero, no tan ansiosa —dio varios saltos—. Debes aprender a controlar los saltos que das en el ring o fuera de este, cada paso que des puede estar en tu contra o a favor de ti. Al igual que la rapidez, es algo que se llevan de la mano. Como por ejemplo, ¿Sabes hacer esto? —dio sus giros hacia atrás.

—Te refieres a esto —hice lo mismo pero un poco mas lento.

—Si llegaras a esa velocidad al esquinero contrario de tu oponente, ya te hubiera golpeado sin darte cuenta.

—Mm... —hice una mueca—. Lo intentaré otra vez —lo hice, pero con mas rapidez, eso me hizo perder un poco el equilibrio—. ¿Qué tal ahí?

—Eso estuvo mucho mejor —se bajó del ring y se dirigió a uno de los costados—. Quiero que hagas algo —arregló algunas colchonetas a una distancia apropiara del ring.

—Oh, no. Ni se te ocurra —retrocedí al saber que él quería que yo saltara por encima de las cuerdas sin tener miedo en donde iba a caer.

—Vamos, si quieres lograrlo debes perder el miedo —me incitó a hacerlo—. Y si te reconforta, yo te atraparé si caes muy lejos.

—Lo intentaré, no te aseguro nada —tomé aire y esperé varios segundos para tratar de hacerlo bien—. Aquí voy —susurré para mi y me lancé por la tercera cuerda como los usos, eso no estuvo nada mal.

—Si prefieres, hazlo por en medio de las cuerdas poco a poco hasta que puedas subir a un esquinero y lanzarte como yo sin mirar hacia atrás.







Así pasaron las horas, hasta que pude hacerlo con confianza y seguridad en mi misma, fue un trabajo difícil superar el miedo a caer o a las alturas, pero cuando estuve lista Adriann me enseñó su flecha roja, era tan divertido hacerlo que no dudaré en usarla en la lucha el lunes.

—Aprendes rápido —me sonrió Neville.

—Así hago las cosas, soy un camaleón —hice sonar los huesos de mi cuello—. Ahora ve el potencial que tiene Wayne —le susurré aún estando en el ring—. Se ve impaciente.

—Claro —asintió y se quedó allí mientras yo bajaba e iba por Wayne.

—Tu turno novato —bromeé y le dí un golpe en el hombro como "relevo".

—Deseame suerte —se sacó el suéter y me lo entregó.

—Sé que no la necesitarás —me senté a descansar, Neville me hizo cansar muchísimo.

Me quedé mirando como Wayne le demostraba todo lo que era capaz de hacer ahí, y pude ver mucho potencial en él. Era fuerte y muy ágil que hasta al mismo Neville le costaba seguir el ritmo.
Estaba tan divertida mirando... cuando unas voces familiares se escucharon por la entrada.

—Por favor que no sea él —rezaba en voz baja, casi inaudible. Era el momento de mirar hacia allá, con temor lo hice y si, era Jonathan—. ¡Grandioso! —susurre sarcástica y traté de esconderme. Cuando sentí sus pasos más lejos de la entrada, no lo pensé dos veces y tomé mis cosas para salir de allí. Luego podría explicarle a Adrian y a Wayne que era lo que sucedía.

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