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Acabas de decir algo.

Capitulo 41.

Cuando me soltó, dirigí mi vista al lugar de donde sentía aquella presencia rara, pero no era nada. Nunca me sentí tan aliviada.

—¿Ves? No era nada —me calmó y lamió sus labios.

—Aún así no lo vuelvas a hacer —ordené.

—Puedes dejar que Reigns lo haga en público y no soportas que lo intente yo estando en un lugar casi vacío —reclamó.

—¿Acaso eso te molesta? Porque no debería —caminé lejos de él—. Y por cierto... —añadí girándome por un momento—. Él lo hace mejor.

Pude sentir como se quemaba por dentro. Eso me hacia darme cuenta que al menos le importaba un poquito más de lo que yo pensaba.

Seguí mi camino y al hablar sobre Roman se me ocurrió ir a verlo. En ese lugar no hablaba con todo el mundo, era más bien alguien antisocial que solo disfrutaba con las personas que le tenía confianza, el resto del mundo apestaba. Con Roman era más que confianza, pero eso era otra historia.

Al tratar de ir a su camerino me dí cuenta que estaba sentado levantando una pesa con su brazo derecho, con solo verlo me senté a su lado sin tener que decir ninguna palabra al respecto.
El que quería hablar era él.

—Cada vez que sales afuera haces que el público se escandalice.

—Es lo mismo que haces tú al salir —me apoyé en su hombro.

—No. En mi caso las féminas son las que se alarman con solo verme.

—Revientas sus ovarios, disparas sus hormonas, haces que sus cerebros pierdan la cordura... —conté con los dedos.

—A la única que quiero removerle el suelo y provocar todo eso es a ti —confesó y paró de hacer lo que hacía.

—¿Y qué te hace pensar que no lo haces? —sonreí bajando la mirada con una sonrisa.

—Has estado muy distraida últimamente.

—Pero eso no quiere decir que me has dejado de importar —respondí rápidamente—. Porque te extrañé si eso es lo que te preocupaba —me encogí de hombros.

—Ya Violett, déjalo —soltó la pesa y me abrazó—. Solo fue un comentario.

—Pero aún así te extrañé —besé su mejilla—. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?

—Bien, ¿y el tuyo?

—Leyendo libros de "Ambreigns" en línea.

—No me digas que le hiciste caso a ese trio de locos —frunció el ceño.

—Era broma —golpeé suavemente su pecho—. Pero últimamente han salido más de "Hardrollins"

—Y que tal de ¿"Rolett"? —susurró en mi oído.

—Si hay, pero lo guardan en secreto —pusé un dedo en mis labios. Roman sonrió y besó mi frente, era tan dulce.

—¿Y tú por cual de los dos vas?

—Mm... te dejaré con la duda —mordí mi labio.

—No hagas eso... —susurró mirando mis labios.

—¿Por qué? ¿te molesta?

—No, me excita —se acercó a mi y sin importar quien nos viera besó mis labios como me fascinaba. Debía dejar este amorío fugaz.

—Al parecer todo el mundo quiere besarme en público —suspiré divertida al soltarlo.

—¿Qué?

—Yo... n-no he dicho nada —balbuceé al darme cuenta de lo que había dicho.

—Violett te escuché —su rostro cambió a ser muy serio—. No has acabado el contrato con Rollins, ¿no es así?

—No, Roman yo creí... —suspiré—. Que si él pasaba más tiempo con Alex se olvidaría de todo lo que había entre nosotros.

—Te dije que si comenzabamos algo ibas a cancelar ese contrato con Rollins, ¿por qué me mentiste?

—No lo hice, solo no te lo dije...

—Es lo mismo, Violett —pasó una mano por su cabello y miró en otra dirección.

—No quería que esto sucediera así... —dirigí mi mano a tocar su brazo pero sin siquiera tocarlo él se levantó de su lugar y se fue—. Bien hecho, Hardy —dí un golpe en el suelo—. Siempre tienes que meter la pata.

Quise ir tras de él pero sabía que eso solo lo molestaría más y si empezabamos a discutir él saldría ganando dejándome sin palabras para defenderme, siempre tenia todo a su favor.

Entonces me dí cuenta que era mejor dejarlo ir y si en algún momento quería hablar él se acercaría a mi. Solo me quedó hacer que no pasó nada e ir a ver que más tenían para mi este día.

Helmsley se acercó a mi.

—Justo iba a ir por usted —me levanté de mi puesto.

—Al parecer las clases de modales son efectivas.

—No, solo estaba bromeando Helmsley —le sonreí—. Nada me hará cambiar de ser como soy, tú me contrataste así y debes estar acostumbrándote.

—Tal vez yo si, pero no mi esposa.

—Si tú te acostumbraste entonces ella también lo hará —me encogí de hombros.

—A ella no le gusta la gente irrespetuosa.

—Que pena —dije con sarcasmo—. Pero ya basta, dime a que vienes.

—Puedes irte, ya no queda nada para ti.

—¿Y para eso tardaste tanto? Eres un tirano.

—No, ese es mi suegro —dijo con una sonrisa y se giró para irse.

—¡Así nos estamos entendiendo! —reí casi sin creerlo, no creí que H fuese gracioso. Eso me había dejado marcando ocupado por muchos minutos. ¿Será posible que a H le comience a caer bien?

Como no me quedaba otra opción empecé a caminar con dirección a mi camerino, si no tenia nada que hacer para que me quedaría.

Cuando entré me cambié de ropa pero cuando estaba en la mitad del proceso mi celular sonó. Me acerqué a el pero solo era un mensaje de Dolph.
Se me hizo absurdo porque estaba en algún lugar de la Empresa.

De: Delfín.
"¿Puedo ser honesto contigo?"

Estaba confundida, fruncí el ceño y me vestí para luego responderle con curiosidad.

¿A qué te refieres?

Te vi con Rollins.

No podía creerlo, entonces por eso sentía la presencia de alguien pero no sabia de quien se trataba.

—... y luego con Roman.

Rayos.

Debes estar pensando que soy una maldita zorra.

No.

—¿No?

Te conozco lo suficiente para saber que no lo eres. Pero creo que deberías ser bien mujercita y ser de un solo hombre.

Es que no comprendes en realidad

Entonces explícame, porque no creo poder seguir viendo lo que haces.

Quisiera, pero ya lo saben suficientes personas como para seguir incluyendo más.

¿Cómo esperas que actúe ahora? Solo quiero ayudarte...

¡Pero no debes hacer nada! Son mis asuntos, yo lo que haré.

Si en algún otra ocasión veo lo mismo que vi ahora, no dudes que voy a hacer algo.

Como quieras.

Rodé los ojos y solté un suspiro de disgusto. Cada vez sentía que debía hacer lo correcto y pasar un tiempo a solas, pero a la misma vez me daba cuenta que no podía, que odiaba la soledad.
Tal vez debería dejar a Roman y no hacerlo sentir más infiel.

—De acuerdo —me dije decidida, me cambié de ropa y salí de mi camerino en busca de Roman. No porque Ziggler se enteró, sino porque quería hacer lo correcto que creía desde un principio. Pero antes arreglaría las cosas—. Roman...—hablé al entrar a su camerino y encontrarme con él humedeciendo su cabello.

—¿Necesitas algo?

—Arreglar lo de hace un rato. —junté mis manos—. Quieras o no, vas a escucharme.

—De acuerdo —dijo como si no le importara y dejó caer agua en su cabello.

—Sabes que yo quería hacer bien las cosas, en ningún momento se me pasó por la cabeza el querer lastimarte.

—No me lastimaste, me mentiste.

—Pero te dolió igual —me crucé de brazos.

—¿Cuántas veces más estuviste con él sin que yo lo supiera? —acabó de mojarse el cabello y me miró con seriedad.

—Una... —susurré, pero al parecer solo fue para mi.

—¿Cuántas? —volvió a preguntar.

—Una —hablé fuerte—. Por eso venía a hablar contigo —sobé mi brazo derecho—. Ya no quiero que sigamos más con este juego, tú ve con tu familia y yo sigo en lo mio. Como fue desde un principio.

—¿Segura de eso? —se acercó a mi.

—Sabes que yo no estoy segura de nada —sonreí mirando el suelo.—. Pero sé identificar lo bueno de lo malo y sé que esto... no es bueno.

—De acuerdo —hizo una mueca y luego de un rato me estiró la mano.

—¿En serio vas a hacer eso? —reí ligeramente, luego salté a sus brazos, lo tomé del cuello y besé sus labios como si no nos fuesemos a ver nunca más, Roman solo me sujetó de las piernas—. Nos vemos luego —le sonreí de lado y salí de allí.

Fui a mi camerino en busca de mi mochila, cuando venia de vuelta sentí la música de Paige en el escenario así que se me ocurrió que seria lindo saludarla. Miré la pantalla y tenia un combate contra Becky, estaba al frente de ella de espaldas a la rampa.
No lo pensé dos veces y salí corriendo por la rampa dejando por ahí mi mochila, en el camino hice que el público se callara y sin pensarlo la hice girar porque no me gustaba golpear por la espalda y le hice un RKO de Randy, era perfecto para la ocasión. Me levanté y le hice una reverencia a Becky para luego irme de ahí con una sonrisa, fue divertido.
Pero nuevamente estaba La Autoridad en backstage.

—¿Qué acabas de hacer ahora? —preguntó H cruzándose de brazos.

—Ya me voy, Helmsley —levanté los brazos y salí de allí tomando mi mochila. Al salir afuera aún era temprano, podía ver como el cielo se teñia de un color rosa por el atardecer, se veía muy hermoso que no pude evitar tomarle una foto. Luego procedí a abrir la puerta de mi auto.

—¿No pensabas esperarme? —escuché una voz familiar cerca de mi, me giré y venía Colby con una sonrisa.

—Pensé que te habías ido —dejé la mochila en el asiento trasero y lo volví a mirar.

—Tenia algunos asuntos pendientes.

—Bien por ti —me subí en el asiento—. Bueno, nos vemos —encendí el motor.

—Que mala persona eres.

—Oh, ¿querías que ofreciera llevarte? —dije con inocencia.

—Seria lo mínimo... ya que el vehículo sigue estando a mi nombre.

—De acuerdo —moví el auto hasta dejarlo al lado de él—. Sube.

—Gra... —trató de abrir la puerta pero avancé—. Sabia que no sería tan fácil.

—Lo siento, mi error —reí. Pero al tratar de abrir de nuevo, volví a avanzar.

—¡Ya Violett, para! —se quejó y volvió a abrir. Avancé—. ¡Violett!

Lo hice otra vez.
—Si no vas a dejarme subir dímelo, para no perder mas tiempo.

—Ya, sube —respondí. Estaba al borde de las lágrimas pero avance por última vez recibiendo un grito de Colby—. Lo siento, es que eres tan fácil de engañar —confesé y frené de verdad—. Sube —saqué las manos del volante, pero aún con miedo abrió la puerta y subió un pie lentamente—. ¡Ya cobarde, sube!

—Contigo de chofer uno se pone a dudar si es mejor caminar —gruñó y se sentó.

—Debiste ver lo ridículo que te veías —limpié mis lágrimas.

—Muy graciosa —rodó los ojos y se cruzó de brazos.

—Por favor, ahora no me digas que no soportas una broma —le dí una mirada rápida y conduje más rápido hasta llegar a un semáforo.

—Claro que me gustan las bromas, pero había una chica atrás grabando todo eso.

—Será viral, deberías estar feliz —reí.

—¡Oh, si! ¡Mira lo feliz que estoy! —rió sarcástico. Le dí un golpe en el hombro y la conversación se terminó, hasta que llegamos a casa—. Luego iré a verte —avisó al cruzar el césped hacia su casa.

—¿Por qué diablos tienes que subir por mi ventana? —pregunté cabreada y aseguré mi auto.
Caminé a la puerta.

—Yo no dije que seria por la ventana —rió divertido—. A menos que tú lo quieras así y sea tu Romeo.

—Y-Yo... —sentí como el rubor subía por mi rostro—. Vete a la mierda —entre a casa. Sabia que iba a empezar a reírse.

Fui directo a mi cuarto, dejé la mochila a medio camino y me dejé caer en cama. Estaba cansada y de sentir varias emociones en un solo día.
Debía llamar a Alex, pero estaba tan cómoda que ni siquiera tenía ganas de hacer un intento.
Para lo que si podía moverme era para tomar el celular y poner música, eso poco a poco me ayudó a dormirme y no ver a Lopez si se llegaba a aparecer por aquí.

No sabía si habían pasado diez o veinte minutos cuando un suave toque en mi cintura me alarmó. Me sobresalté y miré de quien se trataba, era Colby quien estaba recostado a mi lado mirándome con seriedad.

—¿Qué sucede? —pregunté con una voz ronca como todas las mañanas.

—Acabas de decir algo.

—¿Fue tan grave como para qué te quedaras frío? —le sonreí, pero se me borró al ver que él no me correspondía al gesto.

—Tú dijiste que me amabas —me miró a los ojos. Apreté con mis dedos varias veces mi piel pero no era un sueño y tan solo la piel me quedaba roja.

—¿Qué? —susurré.

—Sé que me escuchaste, ahora quiero que me lo expliques.

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