Luedo de que pasaran 2 semanas desde que se volvió a reunir con su hermano, gaon reflexionó sobre la idea de ir a su consulta.

Su cuerpo temblaba por la ansiedad que le generaba la situación.

Miró hacia un punto fijo de su habitación para mantenerse en calma e impedir que sus pensamientos lo invadan.

Pero al sentir un golpe en su puerta, sale de su trance.

— Gaon, soy yo ¿puedo pasar?

— Si, adelante, o.de.

Tras oirlo, abrió la puerta y se acercó a su enamorado para abrazarlo.

— Extrañaba poder abrazarte ¿te ocurre algo?

No queria preocuparlo, pero tampoco decirle la verdad de aquello.

Se abrazó aún más de él como si fuera un peluche.

— No preocupes, estoy bien.

— Bien ¿deseas almorzar ahora? junhan hizo un exquisito platillo.

— Lo siento, pero debo de salir para hacer un trámite —dijo, soltandose del abrazo—. Cuando vuelva, comere ¿está bien?

O.de estaba un poco confundido ya que no sabia que significaba "trámite" pero debia ser importante para su pareja.

— Bueno, si es asi, le diré a los demás que almorzarás después.

Gaon le dió un beso en sus labios como signo de agradecimiento.

— Me gustaria que me besaras todo el tiempo.

— Oye, eres muy mimado, ni que fueras un gato.

— Puedo ser lo que quiera por ti.

Ambos rieron por aquel comentario y se abrazon por última vez antes de que el mayor dejara al otro arreglarse para su "trámite".

Tras abrir la puerta del gran centro de salud mental, su sorpresa no fue menor al observar su interior.

Todo el lugar mantenia un aire moderno, con decoraciones simples pero que contrastaban muy bien con los colores.

En su imaginación creia que iba a ser un lugar grisaceo, sin emociones o como si fuera una casa embrujada y el espíritu maligno que viviera ahi quisiera arrancarte los ojos.

Pero esos pensamientos desvanecieron luego de pisar por primera vez aquel piso celeste, tan reluciente que en cualquier momento alguien podria resbalarse y tuvo precaución en no tener ese incidente.

Se acercó al mesón donde se encontraba una mujer aparentemente de 30 años, cabello rubio por encima de los hombros y un lindo rostro.

— Buenas tardes, soy Ye Shuhua ¿en qué puedo servirte?

— Oh, buenas tardes, mi nombre es Gaon y vine a visitar a mi hermano que trabaja aqui.

— Hmm ¿me podrias decir su nombre?

— Changbin.

— ¡Oh! —exclamó— ¿el doctor Kwak?

— Si, el mismo.

La mujer salió de su asiento y se acercó a gaon para abrazarlo.

— Me da gusto que se hayan reencontrado, él siempre tuvo la esperanza de tenerte otra vez.

Sorprendido, no sabia como reaccionar ante aquel afecto de una persona que no fuera O.de.

Al notarlo, Shuhua se apartó para darle su espacio.

— Lo siento, pero es que me emocione mucho.

— Parece que eres muy cercana a él.

— ¡Pues claro, somos amigos desde la secundaria!

— Oh, ya veo.

A pesar de que la atmósfera era agradable, el menor se sentia incómodo debido a su falta de socializar.

— Bueno, ya que es primera vez que vienes, yo te acompaño a su despacho.

— Está bien. Muchas gracias.

Changbin se encontraba revisando los expedientes de los nuevos pacientes que llegaron a su consulta. A decir verdad, muy pocas veces tenia tiempo para descansar por la alta demanda y además de ser el mejor doctor de la región, es por eso que era tan solicitado.

Le gustaba su trabajo, pero a veces es agotador atender muchos pacientes durante todo el día e incluso la noche, afectandole sus horas de sueño y el tener que vivir a base de café para recargar nergía.

De pronto, oyó el golpeteo de su puerta.

— Adelante.

Dejó de lado los archivos y al ver quienes entraban, se sorprendió tanto que pensaba que su corazón explotaria de alegria.

— Señor, su hermano vino a visitarlo.

El menor hizo una reverencia en forma de saludo.

— Me alegra que vinieras —dijo, sin dejar de sonreir ante aquella inesperada visita— ¿Qué deseas?

— Vine porque deseo saber sobre mi salud mental o si es que estoy loco como me lo han dicho otras personas.

Shuhua al ver que el asunto era muy personal, decidió despedirse de ambos antes de retirarse y volver a su puesto de trabajo.

— Bien, siéntate primero.

Gaon le hizo caso y espero a que dijera algo más.

— Desde ahora, no te hablare como un hermano, sino como un doctor que intenta ayudarte ¿bien?

Asiente.

— Entonces, comencemos por el principio.

El menor le explicó todo.

Desde la infancia —lo cual compartian ambos— la adolescencia y ahora su creciente adultes.

Debido a que no era igual que su hermano, fue el que más recibió maltratos por parte de sus padres y un repentino abandono.

Le ocultó el incidente de cuando uno de los tíos abusó de él cuando sus padres lo dejaron a cargo para cuidarlo.

Le aterraba el pasado.

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