—Será mejor que nos demos un tiempo, asi que me iré con mi hermano.

—¿Qué? —atónito— pero si este es tu hogar, no por culpa mia debes abandonar este lugar.

—La verdad es que este ambiente que mantiene la casa ya no me agrada.

Tras esto, se dispuso a dirigirse a su closet donde sacó una maleta y la ropa que tenia.

O.de sin saber que decirle para que no se fuera, decidió callar mientras lo miraba.

Maldita sea, todo en mi vida ha sido una maldita mierda.

Cuando al fin estaba disfrutando de tener un poco de felicidad que nadie me dió en mi infancia, me entero de que me he enamorado de un fantasma.

Absolutamente ridículo.

Cuando terminó de empacar, miró por última vez a su "novio" y se fue.

El mayor cayó al suelo mientras cubria su rostro con sus delgadas y frías manos. No pasaron minutos hasta que las primeras lágrimas comenzaron a salir, pero luego desaparecian hasta convertirse en aire.

A pesar de que su corazón no latía, a pesar de no tener los sentidos que alguna vez tuvo, una parte de él sentia un dolor que probablemente seria difícil de superar.

Su grito desgarrador por la ruptura sólo fue escuchado por sus amigos, quienes corrieron hacia la habitación e intentaron consolarlo.

Esa noche, nadie pudo dormir.

A la mañana siguiente, abrió sus ojos mientras se acostumbraba a mirar el lugar.

Suspiró al ver que ahora su vida estaba cambiando rotundamente.

Sin embargo, extendió su cuerpo hacia un lado de la cama, recordando que antes despertaba abrazado de O.de, pero ahora se encontraba solo en la cama.

—¿Cómo amaneciste, cuñado?

—Dormi bastante bien, gracias por acogerme en su hogar.

Felix mantuvo una sonrisa en su rostro.

—Me alegra que pudiste descansar bien y aqui te puedes quedar el tiempo que necesites.

—O incluso mudarte —propuso—. De todas formas, estaremos aqui para ti.

Se limitó a sonreirles para luego comer el desayuno y prepararse para la universidad.

Finalizada su segunda clase, quiso ir a la biblioteca para leer un libro de Stephen King que le habia interesado.

Pero tras dar una vuelta a uno de los pasillos, fue testigo de una violencia hacia un chico rubio.

Cuando vió su rostro lleno de moretones, su labio superior sangrando al igual que su nariz y con esa misma mirada de miedo que le recordó a su era escolar.

Estaba enojado por ver que lo golpeaban sin razón e incluso decian comentarios tan desagradables que deseaba lanzarlos por la ventana.

Cuando estaban apunto de quitarle su blusa para abusar de él, gaon lo agarró por la espalda y colocó una de sus manos en su cuello para intimidar al resto del grupo.

—Déjenlo tranquilo si no quieren que os mate a palizas a todos ustedes, malditos rufianes.

Uno quiso hacerse el listo atacandolo por detrás, pero se dió media vuelta y le lanzô al chico que habia retenido para luego golpear a los que quedaban.

El chico que habia sido acosado miraba todo con gran sorpresa ya que nadie lo habia defendido asi desde hace mucho, mucho tiempo.

Tras terminar de dejar mal heridos a aquella pandilla, les escupió en la cara y advertirles que se verian con él si volvian a agredirlo.

Se acercó al joven para ofrecerle su mano y este le agradeció su acción.

—Muchas gracias, ahora te debo un favor.

—No te preocupes, sé por lo que haz pasado, asi que no podia ignorar esta situación.

El rubio comenzó a llorar.

Estaba feliz de haberse encontrado una persona que lo entiende y ahora se convirtiera en su salvador.

Tras llevarlo a enfermería para curar sus heridas, comenzaron a hablar acerca de sus carreras y otros temas triviales.

—Oh, entonces eres el Hwang del que todos hablan, que lo acusaron de haberle robado la novia a uno de esos chicos de antes.

Avergonzado, mira hacia otro lado.

—Si, pero yo realmente no me meti con nadie, incluso, ni me interesan las mujeres, pero ellos sólo se acercaron a mi para usarme como bolsa de boxeo por ese estúpido rumor.

—Entiendo, en mi caso, me golpeaban por ser raro.

—Vaya, parece que compartimos algo.

Asintió.

Luego de terminar de vendarle las manos, lo acompañó hacia su clase y se despidieron, no sin antes compartir sus números para comunicarse.

—¿Cómo te fue, hermano?

—Muy bien, incluso hice un amigo —feliz—.

—Me alegra ¿y quién es?

—Hwang Hyunjin, estudiante de segundo año de informática.

Alegre, abraza a su hermano al ver que por fin se está desenvolviendo hacia los demás y puede formar amistades.

En la noche, los tres cenaron mientras conversaban sobre una película cómica que habian visto y luego changbin contó sobre la luna de miel que tuvo con felix en miami hace pocos años sin dar detalles de más.

Aquel ambiente del hogar lo comformaba tanto al menor que le gustaria aceptar la propuesta de mudarse con ellos, pero sabia que algún día debia volver a la casa para aclarar algunos temas que no pudieron ser resueltos.

En realidad, extrañaba volver a verlo.

Su presencia, personalidad, carisma y el gran cariño que todavía conservaba.

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