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¿Positivo o negativo?

Narrador omnisciente:

Mina observaba asustada la bolsa de que contenía los diferentes test de embarazo, la muchacha se mantuvo "Entretenida" en la zona de pañales y test en busca del pequeño objeto que decidiría si futuro cambiaria o no, fue incómodo ingresar aquella tienda sintiendo la mirada juzgadora de las vendedoras, como si nunca en la vida hubiesen visto a una chica buscando algo en la zona de bebés, y aquel sentimiento empeoró al ver una cantidad exagerada de cajas con el mismo nombre "Test" ¿Por qué no podía a ver uno solo? ¿Cuál era la necesidad de crear tantos? Se cuestionó la japonesa al ver que un pasillo completo se centraba solo en aquello. La japonesa rio entre dientes al recordar el rostro de sorpresa de la vendedora ante el contenido de su paga, posiblemente ella también hubiese puesto esa cara si veía a una joven llegando con un pequeño carrito casi completo de cajas de test, parecía surrealista la cantidad exagerada que compró, pero es que Mina no sabia cual de todos ellos era el mejor, así que para asegurarse compró uno de cada marca.

La japonesa ya se había estacionado frente a su hogar, en todo el trayecto no podía dejar de pensar como Nayeon se tomaría aquello, ¿Se molestaría? ¿La golpearía? Últimamente ha estado muy extraña, Mina no se podía fiar de ella. La pelinegra apoyó su frente contra el volante, ¿Qué nombre sería adecuado para el pequeño Pingüino? Debían tenerlo claro, ¿no? Pregunta tras pregunta comenzaban a atormentar a la pobre, quien, casi exhausta de sus propios pensamientos decidió simplemente suspirar y dejarlo pasar.

Mina infló sus pulmones de aire armándose de valor para salir de la camioneta, la muchacha se obligó a si misma el ser valiente, hasta que, luego de casi cinco minutos insultándose en sus pensamientos por lo cobarde que era, la pelinegra salió del vehículo-sin antes sacar lo mas importante-. La japonesa caminó hacia la entrada de su hogar, todo se veía muy tranquilo para su gusto, por la ventana pudo notar por un par de segundos la televisión encendida así que dedujo que alguien debía estar en el interior. La pelinegra ingresó en su hogar escuchando la voz chillona de Bob esponja, la muchacha no pudo evitar fruncir el ceño dirigiéndose hacia el sonido, se quedó rápidamente de pie en la entrada de la habitación observando a Nayeon recostada sobre el sofá mientras que sacaba puñados de papas fritas-toda una dama-. Mina rio al ver como la joven hacia un adorable mohín al notar como algunas de las frituras caían por su escotada camiseta, su risa logró llamar la atención de la coreana, quien, rápidamente alzó su mirada hacia su dirección colocándose velozmente de pie.

—¡Minari! —exclamó la joven feliz mientras se acercaba hacia la japonesa tomando el atrevimiento de subirse arriba del cuerpo ajeno para envolver sus piernas sobre las caderas de la menor—te eche de menos, tu madre y Taehyung salieron y no me quisieron llevar—admitió haciendo un adorable puchero a la vez que escuchaba la suave risa nerviosa de la pelinegra.

—Solo salí a comprar—comentó Mina a la vez que pasaba sus manos por la cintura de la coreana, estrujando sus extremidades alrededor del cuerpo ajeno—¿Qué te has hecho? Te ves radiante—y aunque fue un halago realmente peligroso para su vida integra por el mal humor de la castaña, para la suerte de la japonesa Nayeon escondió su mirada bajo sus largas pestañas indicándole que se lo había tomado para bien.

La coreana rio entre dientes completamente avergonzada por las palabras de la menor, la joven intentó dejar de sentirse nerviosa por la cercanía de la japonesa, así que tomó rápidamente la decisión de juntar sus labios en un dulce beso. Mina gruñó completamente extasiada por el sabor de fritura y sal que los labios de la contraria habían brindado a su paladar.

—¿Qué compraste? —cuestionó Nayeon luego de que sus labios se separaron, la joven observó con cierta curiosidad la bolsa blanca que había caído en uno del costado del cuerpo de la japonesa logrando que el frío sudor descendería por la espalda de la mencionada.

—No te molestes conmigo—pidió Mina en el instante que bajó a la castaña de su cuerpo, la muchacha notó como la coreana flexionaba sus rodillas estirando su torso para atrapar la bolsa y su contenido.

Nayeon frunció el ceño al introducir una de sus manos sacando una pequeña caja, rápidamente la sorpresa golpeó sus pensamientos provocando que sus manos dejaran caer la caja con nombre "Test de embarazo" y las demás cajas que supuso que también eran de lo mismo. La coreana giró su rostro observando como la japonesa llevaba sus dos manos hacia su intimidad.

—No estoy embarazada Sharon, compraste esto de más—contestó la joven intentando que sus palabras fuesen efectivas para sus intranquilos pensamientos—no lo estoy—se repitió sintiéndose poco segura de aquello.

La japonesa tragó saliva estirando sus manos para tomar la caja y la bolsa.

—Entonces no te molestará hacerte el test, ¿Verdad? Solo para asegurarnos—contestó Mina observando como la castaña a regañadientes le arrebata la caja—¿Quieres que te acompañe? —preguntó con suavidad observando como la coreana negaba, provocando un gran suspiro de frustración por su parte—Esta bien, estaré ahí—apuntó el sofá frente a la pantalla del televisor.

Nayeon caminó hacia el baño que se encontraba al final del largo pasillo del primer piso, mientras que la pelinegra se dirigía hacia el sofá para tomar asiento en aquella suavidad, Mina inclinó su cuerpo hacia atrás a la vez que envolvía su palma sobre su nuca, la joven bufaba sintiéndose completamente impotente por estar en la habitación principal y no al lado de la coreana, la joven deseo que la castaña le hubiese pedido que le acompañase, se suponía que era algo de las dos, ¿No? Se trataba de su posible hijo, ¿Por qué Nayeon no le permitió saber la respuesta?. Pasaron los minutos que para ambas jóvenes había sido completamente eternos, hasta que la japonesa fue capaz de escuchar unas suaves pisadas provenientes del pasillo, aturdida Mina se colocó de pie girando sobre sus talones para ver a Nayeon ingresar en el lugar.

El rostro de la coreana no le daba ninguna señal que fuese lo suficientemente clara para que la japonesa comprendiera que era lo que estaba sucediendo.

—¿Y~Y? ¿Qué sucedió?—cuestionó Mina mientras que rodeaba el sofá dirigiéndose con pasos apresurados hacia la coreana.

Nayeon envolvió sus brazos en la cintura de la japonesa apoyando su mejilla sobre el hombro de la menor.

—Las instrucciones decían que debía esperar cinco minutos para saber la respuesta—comentó la coreana mientras que sentía los dedos de la japonesa acariciando sus omóplatos —estaba asustada allá, no quiero verlo sola—admitió apretando sus labios al sentir los labios de Mina presionando sobre su coronilla.

—Pase lo que pase, siempre me tendrás a tu lado—habló Mina con suavidad a la vez que daba por finalizado el abrazo—¿Estas preparada? —cuestionó dándole rápidamente un beso sobre su frente al notar como la joven negaba con su cabeza—vamos—animó colocando su mano detrás suyo para atrapar el dorso de la castaña—tenemos que ver la respuesta, cariño—aclaró observando como la coreana tomaba grandes bocanadas de aire para luego asentir con su cabeza.

Caminaron en un completo silencio rumbo hacia el baño, al quedar frente a la puerta Mina hizo un suave ademán indicándole de que podía pasar, la muchacha observó como Nayeon le veía con pánico sintiendo como aquel sentimiento lentamente comenzaba a consumir sus pensamientos. La japonesa le sonrió de manera dulce intentando reconfortarla de alguna manera, y para su sorpresa lo había conseguido. La coreana al ingresar posó sus ojos en el pequeño test que se hallaba sobre el lavamanos sintiendo verdadero pavor por la respuesta que este les daría en un par de minutos más. La pelinegra apoyó su hombro contra el marco de la puerta manteniendo sus ojos fijos en cada movimiento que la mayor ejercía, la notó mirando el pequeño objeto con nerviosismo para luego simplemente tomar asiento sobre la tapa del retrete manteniendo sus intranquilos ojos fijos en sus delicadas manos. Mina sintió su cuerpo tensarse en el instante que notó como Nayeon alzaba su mirada estirando su mano en dirección de la tan ansiada respuesta, la japonesa tragó saliva sintiendo sus manos sudar por lo que la coreana estaba punto de ver.

Nayeon se quedo de piedra sintiendo como lentamente sus comisuras comenzaban elevarse, su castaña mirada se alzó buscando los oscuros de la menor, en el momento que lo logró no pudo evitar el sonreírle provocando que Mina creyese algo completamente diferente a la realidad.

No estoy embarazada Minari—chilló la coreana completamente emocionada provocando que la sonrisa de la japonesa se borrara por completo.

—Genial...—fue lo único que la japonesa dijo para luego girarse sobre los talones caminando en dirección de la habitación principal.

Nayeon daba pequeños saltitos de alegría olvidando por completo la existencia de la japonesa, ella sabía que no estaba embarazada, pero, ¿Por qué seguía con el mal presentimientos? Mientras tanto Mina se recostó sobre el sofá agarrando el cuenco que la coreana había estado usando como platillo para sus papas comenzando rápidamente a consumir las frituras que la coreana había dejado a la mitad. La japonesa no se iba engañar, estaba triste, hace un par de horas atrás tenía todos sus sentimientos revueltos mientras que observaba con verdadera admiración los minúsculos trajes de bebes recién nacidos colgados sobre diferentes estanterías, ¿Por qué te ilusionaste idiota? Se increpó a sí misma odiándose por ser tan estúpida en creer que la coreana le daría un bebé.

La coreana se dirigió hacia la habitación principal con el rostro pálido y las palmas húmedas, había visto nuevamente el test, estaba jodida. Nayeon al llegar tomó asiento al lado de la japonesa apoyando su espalda sobre el pecho ajeno deseando poder sentir algún tipo de cariño de su parte.

—Quizás es lo mejor—rompió el silencio Mina logrando que la coreana asintiera con su cabeza—no estamos preparadas para tener un bebé, yo no lo estoy si te soy sincera—seguía hablando la joven intentando que sus mentiras fuesen lo suficientemente convincentes para no hacer sentir mal a la mayor con su tristeza por el no nacido—¿Sabes? Ahora lo que lo pienso, fue muy estúpido de mi parte el pensar que estabas embarazada, lo lamento me dejé llevar por los comentarios de mi madre—la pelinegra no se callaba y los pensamientos de Nayeon seguía repitiendo las mismas imágenes, las jodidas dos rayas dibujadas en el test—lo más seguro es que me hubiese asustado, tenemos que tener más cuidado para la próxima, no quiero tener un bebé ahora—y ese fueron las palabras justas para colmar el vaso de tranquilidad de la coreana.

Nayeon se levantó con sus pensamientos gritándole que haría con aquel bebé que crecía en su interior, Mina se lo dijo; no lo quería, no lo deseaba como pensó estúpidamente  así que estaba sola con ese embarazo- o eso pensaba ella-.

—Me iré a dormir, todo esto del asunto del embarazo me ha provocado jaqueca—mintió la castaña notando como la japonesa observaba completamente despreocupada la televisión pasando por completo de su existencia.

—¡Puedes ocupar mi habitación! —comentó Mina escuchando los pasos de la coreana alejándose de ella.

Cuando la extranjera supo que la castaña había abandonó el lugar no dudo en golpear con todas sus fuerzas el cuenco que mantenía sobre sus muslos, con sus ojos oscuros y la mandíbula tensa observó cómo el contenido de aquello se volteaba desparramándose contra el suelo. Mina mordió su lastimado labio inferior a la vez que llevaba sus dos rodillas contra su pecho, la joven podía sentir las lágrimas descendiendo por su rostro, se había ilusionado por un momento con aquel inexistente bebé y ahora no sabía cómo dejar de pensar en aquello sin incomodar a la coreana, "Nayeon no estaba embarazada, asumelo ya idiota". Mientras tanto, en su habitación se encontraba la castaña en posición fetal sobre el colchón ajeno sollozando en silencio ante aquella angustia que recorría su alma, ¿Que haría ahora? Se cuestionó en sus pensamientos, era joven y estúpida, ¿Como tendría aquel bebé? Estaba sola, la pelinegra no quería el pequeño que crecía en su vientre y claramente sus padres la odiarian cuando se enterara, estaba jodida.

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