¿Nayeon embarazada?
Narrador omnisciente:
Mina estacionó el vehículo de su madre sobre la orilla de la vereda, la pelinegra dio grandes bocanadas de aire mientras que giraba su rostro para ver las facciones de la coreana, la japonesa había dejado a Momo y Sana en el hogar de la primera mencionada, las rubias habían comprendido que, la pareja "Minayeon" tenían mucho de que platicar.
La japonesa suspiró desabrochando el cinturón de seguridad, la joven se sentía intranquila, el silencio de Nayeon no era para nada normal, se cuestionó si la muchacha seguía molesta por lo sucedido horas atrás, quizás fue muy brusca con sus palabras, tal vez debió medirse antes de tratar de aquella manera a la castaña. Mina observó como la coreana se desabrochaba de su cinturón, la joven completamente nerviosa entreabrió sus labios en el instante que sintió la penetrante mirada ajena fija en sus facciones.
—¿Estás...? —Mina realmente estaba preocupada por los drásticos cambios de humor que la coreana había estado demostrando a lo largo del día, pero para su grata sorpresa la castaña había osado en levantarse de aquel reducido asiento para abalanzarse contra su cuerpo.
Mina jadeó con sus labios adheridos con los de la castaña, su cuerpo se había azotado con brusquedad contra la puerta del automóvil al sentir el peso de la coreana sobre el suyo. La japonesa intentó apoyar su espalda contra el respaldo del asiento, pero aquello solo causo que Nayeon terminase por acomodarse sobre sus muslos devorando sin ninguna piedad su adolorido labio inferior. La pelinegra mantuvo sus párpados completamente expandidos sintiendo el trasero de la mayor colisionando con fuerza contra su entrepierna, la extranjera no iba a mentir, la confusión la había atrapado por completo impidiendo que fuese capaz de disfrutar lo que sea que estuviese haciendo la coreana con su cuerpo.
La japonesa llevó sus manos al abdomen ajeno intentando alejar a Nayeon de su cuerpo, el calor era abrasador y estar en aquel reducido espacio simplemente empeoraba la situación. Luego de un par de segundos donde la coreana invadió sin ningún tipo de pudor la boca ajena con su delicada lengua, Mina fue capaz de alejarla sintiendo su respiración completamente agitada.
—¿Por qué te comportas así? —cuestionó la japonesa estando verdaderamente desconcertada por las acciones de la castaña.
Nayeon sonrió con arrogancia llevando una de sus manos hacia su largo cabello castaño, sus afilados ojos miraban con deseo el rostro confundido de la menor. La coreana disfrutaba como Mina le veía, aquella forma inocente, con sus mejillas resaltando de un tono carmesí simplemente le provocaban perder la cordura. La castaña no iba mentir con que entendía su comportamiento, porque no era verdad, algo le estaba sucediendo que le provocaba comportarse de aquella forma intensa y pasional, la muchacha no pudo evitar el preguntarse sí la pobre pelinegra también está sufriendo de la misma forma que le sucedía a ella, porque no quería pensar que solo ella había tenido la mala suerte del día.
Mina subió sus manos hacia los hombros ajenos, sus oscuros ojos miraron de forma suplicante a la castaña quien, sin pudor comenzaba a mover sus caderas para provocar a la extranjera.
—Nayeon por favor...—suplicó la pelinegra soltando un suspiro de agonía por la tortura que la mayor le estaba haciendo pasar—aquí no—pidió sintiendo un fuerte dolor en sus omóplatos por el fuerte empujón que la castaña le propino.
—¿Es que acaso no te gusto ahora? ¡¿Es eso Sharon?! —cuestionó Nayeon con un claro notorio de molestia en su tono de voz—¡¿Eh?! —insistió observando como Mina simplemente entreabría sus labios sintiéndose verdaderamente perdida por el rumbo que la conversación había tomado—vete a la mierda Myoui—gruñó para luego abrir la puerta saliendo rápidamente del vehículo.
Mina dio un pequeño brinco del susto al oír el azote de la puerta, la joven observó completamente estupefacta como Nayeon caminaba pisando con fuerza el suelo, como si aquello tuviese la culpa de su mal humor. La japonesa suspiró con una frustración jodidamente palpable en el ambiente, se cuestionó que había hecho mal en su otra vida, a quien había asesinado para que la vida la tratase de aquella manera. La pelinegra pensaba seriamente que Nayeon se le había ido la hoya, que, tal vez se había azotada la cabeza con la pared y aquello le había dejado tonta, intentaba buscar alguna solución a la mierda de comportamiento que la mayor había osado en cometer, ¿Por qué? Se cuestionó Mina luego de ver que, ninguna respuesta que su mente creaba era lo suficientemente convincente para su gusto.
Sin tener nada claro en sus pensamientos, la pelinegra abandonó el automóvil dirigiéndose con completa inseguridad hacia su hogar. Mina no era creyente, pero en estos momentos en su cabeza no dejaba de rezar deseando de aquella manera que Nayeon volviese a la normalidad.
La japonesa ingresó a su hogar, intentó hacer el menor ruido posible para no alterar a la coreana, para su sorpresa al entrar en la habitación principal sus ojos se posaron en la extraña interacción que su hermano estaba ejerciendo con Nayeon, ambos jóvenes se encontraban sentados sobre el sofá hombro con hombro adheridos entre sí mientras que, sus ojos se mantenían posados en la televisión, Mina se cuestionó la razón del por qué el joven estaba en su casa, se suponía que estaría con los de servicios sociales, ¿No? La pelinegra apretó su quijada tragando los celos que intentaba salir hacia el exterior, a pesar de que no le gustase que la coreana hiciese contacto con el castaño no podía evitar guardar todo lo que pensaba para no empeorar lo que sea que estuviese sucediendo con la castaña.
—Mina—llamó Sachiko desde el umbral de la cocina, su voz sonó suave pero extrañamente seria para los oídos de la mencionada.
La japonesa se giró observando a su madre con los brazos cruzados y las cejas unidas por la molestia. La joven no pudo evitar el suspirar seguido del "¿Por qué me sucede esto a mí?" Ante la forma en que su progenitora le estaba viendo. Mina no se veía capaz de soportar otro extraño comportamiento por alguna mujer, le bastaba con aguantar los cambios de humor en la coreana para tener que soportar ahora los de su madre.
Mina observó como la señora Myoui le hacia un movimiento con su dedo índice para que se acercarse a la cocina, la joven asustada con los hombros completamente tensos ante la idea del regaño que se le avecinaba, la muchacha arrastró rapidamente sus pies hacia la dirección de su madre, mientras más se acercaba podía sentir el intenso debate que en sus pensamientos se habían creado por entender que cagada se había mandado esta vez.
Al ingresar observó como su progenitora le apuntaba hacia el taburete, no le dijo nada, ni un hola, ni mucho menos un ¿Cómo estás? Su madre se mantuvo en un completo silencio observando como ella tragaba saliva para luego nuevamente arrastrar sus pies hacia la dirección que aquella mujer le había indicado.
—Te juro que yo no fui—admitió Mina sin ser consciente de lo que había sucedido en realidad.
Mina sintió su tráquea cerrarse en el instante que observó como su madre alzaba una de sus cejas, como si le estuviese preguntando en silencio, "¿Estás segura?", Esta bien, la japonesa estaba confundida, ¿Realmente había hecho algo malo? Ella no lo recordaba, pero si lo pensaba bien, hacia muchas cosas que luego simplemente lo suprimía de sus recuerdos. La japonesa se encogió de hombros sonriendo de forma insegura, sentir la penetrante mirada de su progenitora le colocaba de los malditos nervios, posiblemente jamás iba a ser lo suficientemente valiente para sostener la mirada de la mayor.
La japonesa observó como su madre caminaba hacia la mesa de mármol, la mujer estiró su mano tomando la taza con su contenido humeante, Mina notó como su progenitora bebía con tranquilidad el café sin despegar sus oscuros ojos de los suyos.
—¿Has notado a Nayeon extraña? —rompió el silencio Sachiko observando como su hija frunció el ceño para luego asentir con su cabeza—¿Sabes? Cuando tenía cinco meses de embarazo solía llorar por todo, a veces ni yo misma podía soportar mi forma de comportarme—comentó la mujer notando como la pelinegra se mantenía en silencio sin entender las razones del por qué su madre le estaba hablando sobre eso en aquellos instantes—¿Nayeon ha tenido cambios de humor? Ya sabes; como de estar molesta a estar feliz, o de estar sonriente a sentirse triste.
—Ni te imaginas mamá, hoy me ha bofeteado y luego se ha puesto a llorar... sinceramente no se que le sucede, se comporta como una lunática hormonal—confesó Mina mientras apoyaba sus dos codos sobre la mesa de mármol notando como su madre bebía de su café con una sonrisa a media plasmada en su rostro—espera... ¿Por qué me estás preguntando todo esto? —cuestionó sintiendo el mal presentimiento haciéndose presente.
La mujer alzó sus cejas para luego encogerse de hombros, Mina pudo notar el brillo en su mirada y como su sonrisa burlona- la misma que ella poseía- se instalaba en sus labios.
—No sé... ¿Dímelo tu? —contraatacó Sachiko para luego simplemente girarse sobre sus talones abandonando la habitación, dejando a una confundida japonesa sentada sobre el taburete.
Mina se mantuvo en silencio intentando pensar con claridad el mensaje secreto que su madre le había dejado, "cambios de humor" "(...) cuando tenía cinco meses de embarazo solía llorar por todo" "¿Nayeon ha tenido cambios de humor?" la japonesa expandió sus párpados a la vez que su cuerpo perdía el equilibrio sintiendo su espalda colisionando contra el frío suelo del lugar, la respiración de la joven era completamente errática a la vez que el sudor frío rápidamente se hizo presente descendiendo por su espalda, ¿Nayeon embarazada? Mina no podía creer aquello, sus ojos se cristalizaron, el miedo y la emoción golpeando sin cesar sus pensamientos, la muchacha quería ir donde la coreana y abrazarla hasta sentir que su cuerpo se fundía con el suyo, pero antes, debía asegurarse de que efectivamente las insinuaciones de su madre estaban en lo correcto.
Abrumada por sus propias conclusiones, la muchacha se levantó del suelo sintiendo su corazón bombeando con fuerza en el interior de su caja torácica, caminó sintiendo su cabeza doler por culpa de sus pensamientos, sus ojos viajaron por la habitación principal observando a Nayeon recostada sobre el brazo del sofá mientras reía como una niña pequeña por lo que sucedía en la televisión, su mirada se debió hacia su madre, la mujer observaba en silencio a la castaña, parecía estar analizándola, pero de verse molesta como lo que creía en un principio la japonesa, se sorprendió de ver que la mujer estaba emanando genuina emoción.
—Saldré un momento—avisó Mina haciendo un rápido mohín al percatarse que ninguno de los presentes les prestó verdadera atención—yo también los quiero—comentó queriendo que ellos notaran su presencia, pero nada, al parecer la televisión era mejor que ella.
Mina bufó para luego salir de su hogar, entre sus manos sostenía las llaves de la camioneta mientras que, su mente no le dejaba en paz con el tema del presunto bebé. La japonesa se sentó frente al volante, sus ojos inquietos observaban el exterior queriendo tener una respuesta de lo que sucedería si el test daba positivo, ¿Qué iban hacer? Lógicamente lo tendrían, Mina no tenía ninguna duda de aquello, ¿Tendría que trabajar? Lo mas seguro es que sí, aquello había sido un descuido entre ella y Nayeon, su madre no tenía porque cargar con la culpa.
La pelinegra apoyó su frente contra el volante, lentamente una sonrisa comenzó a asomarse en sus traviesos labios, estaba emocionada la joven no lo iba negar, la idea de tener un ser vivo producto de ella y Nayeon le causaba un extraño calor subiendo por su pecho hasta las mejillas. Mina comenzaba a desear que el test diese positivo, aunque aquello sonase completamente egoísta, Mina deseaba en verdad tener un bebé.
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