Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La despedida del nuevo comienzo.

Narrador Omnisciente:

Habían transcurrido ocho meses desde el fatídico accidente que cambió la vida de dos familias. Una linda tarde de otoño Nayeon caminaba junto a la señora Sachiko rumbo al cementerio, la joven coreana mantenía su mano aferraba al brazo de la mujer mientras que, con su otra mano sostenía su vientre sintiendo como los pies de su pequeña bebé presionaban sobre su palma, la castaña tragó saliva en el instante que su pequeña volvió a presionar la planta de sus pies sobre su mano intentando avisarle que ella estaba despierta y rebosando de una espléndida alegría. La señora Myoui ayudó a la coreana subir los escalones que daban a las grandes puertas metálicas, con un poco de esfuerzo ambas mujeres ingresaron al lugar sintiendo el característico sudor descendiendo por sus espaldas que se les solía crear cuando las suelas de sus zapatos tocaban el sombrío ambiente de aquel lugar, a pesar de que no era la primera vez que visitaban el cementerio seguían sintiendo la misma angustia que recorría su piel como les había sucedido en la primera visita.

Ambas mujeres caminaron en silencio observando el sombrío lugar acoplado de tumbas de diferentes portes y colores, Nayeon no iba a negar que le intimidaba el lugar y la forma silenciosa en la que solía estar, intranquila la muchacha llevo sus manos a su vientre comenzando a dar suaves masajes sobre la tela de su abrigó queriendo relajar a su despierta hija. La coreana estiró su mano atrapando nuevamente el brazo de la señora Myoui en el instante que sintió sus piernas tambalear, últimamente le costaba más poder subir lugares empinados, y debía admitir que agradecía de todo corazón que la madre de Mina hubiese tomado el valor suficiente para acompañarle. Nayeon giró su rostro al oír un extraño suspiro entrecortado por parte de la mujer, rápidamente la preocupación vino a su mente tomando el instinto de detenerse observando como Sachiko comenzaba a limpiar sus húmedas mejillas.

—Sachiko...—llamó la coreana acariciando con su pulgar el dorso de la mujer intentando reconfortarla del dolor que debía estar padeciendo—No es necesario que me acompañes, puedo hacerlo sola, estaré bien—admitió observando como Sachiko negaba pasando su palma libre por sus húmedos ojos logrando limpiar el rastro de lágrimas que había descendido segundos atrás.

—No, yo... necesito hacer esto, llevo ocho meses huyendo de su tumba—admitió la mujer a la vez que intentaba sonreír estirando la misma mano que había utilizado al limpiar la humedad de su rostro para posar su palma sobre el vientre de la castaña—¿Jieun nuevamente esta intranquila?—preguntó observando como la coreana sonreía asintiendo con su cabeza—jamás le ha gustado que vengas a este lugar—comentó sintiendo como el pequeño bebé se movía bajo su tacto.

—Lo sé—admitió la coreana a la vez que sentía como Sachiko alejaba sus palmas de su vientre para comenzar nuevamente a caminar rumbo a las tumbas que iban a visitar.

Sachiko suspiró sintiendo su corazón latiendo con demasiada vehemencia, Nayeon mientras tanto intentaba relajarse comenzando nuevamente a acariciar su vientre notando como habían rápidamente llegado a su destino, la joven se mantuvo quieta releyendo el nombre de la lapida sin poder creer que aquello realmente estuviese sucediendo, la coreana tragó saliva observando como la señora Myoui observaba con asco la lapida de su ex esposo sintiéndose por fin realizada de verlo tres metros bajo tierra.

—Ese capullo destruyó a mi familia—y Nayeon no podría estar más sorprendida de oír la forma en que la mujer se había expresado, notando rápidamente sus manos empuñadas y las cortas uñas encajándose en sus palmas—realmente espero que se este revolcando en el infierno.

La coreana guardo silencio teniendo rápidamente el vivido recuerdo de la policía tocando a la puerta. La castaña sentía una gran admiración por la abuela de su hija, a pesar de la forma en que la mujer le había dado la noticia, ver con sus propios ojos como Sachiko caía de rodillas al suelo llorando por lo sucedido, y aun así la señora Myoui había sido capaz de levantarse del sufrimiento y estar de pie observando con verdadero odio al responsable de todo sus males. Nayeon se estremeció ante el recuerdo de Taehyung abandonando su casa, como había decidido huir mientras que las lágrimas eran su única compañía, y a pesar de que verdaderamente la joven había estado en todo ese lapso de tiempo en un completo estado de shock, todavía no era capaz de asimilar la palabra accidente y Mina siendo unidos, porque su Minari jamás hubiese hecho eso, jamás la hubiese abandonado como lo hizo, ella no era así, y pesar de todo Nayeon todavía creía en lo que sus pensamientos seguían reafirmando.

Nayeon metió sus manos en los bolsillos de su abrigó releyendo el nombre de su padre escrito en la sucia lapida, nadie más que ella veían a visitarlo, y sinceramente la joven no tenía forma de enojarse con su madre, él había cambiado, o quizás solo había decidido mostrar su verdadero ser. La castaña sintió las lágrimas descendiendo por sus mejillas, a pesar que una parte de ella realmente seguía odiando al hombre que la trajo a la vida por todo lo que había causado, la otra simplemente no podía dejarlo de lado, al fin y al cabo seguía siendo su padre; el hombre que estuvo a su lado en los malos momentos, quien la arropaba en las noches frías brindándole aquella sonrisa de confianza pura. Nayeon lloró por extrañar al hombre que jamas fue, sollozó pensando que, toda su vida había sido presa de la mentira y el engaño. La coreana observó la forma en que Sachiko había gruñido, pudo rápidamente notar el dolor desprendiendo de sus poros y supo que, lo mejor sería era que salieran de aquel lugar, antes de que la señora Myoui tomase la decisión de romper la lapida de su ex esposo

—Vamos, supongo que no tenemos nada más que hacer aquí—confesó Nayeon estirando su mano para atrapar el antebrazo de Sachiko, con algo de esfuerzo la joven logró alejar a la mujer de aquellas sucias lapidas sintiéndose verdaderamente realizada de notar la mirada tranquila de la señora Myoui.

La coreana caminó con tranquilidad despidiéndose de las lapidas que dejó atrás sintiendo aun una parte de su corazón doler al no poder despedirse como le hubiese gustado hacerlo. La castaña descendió del lugar empinado sintiendo nuevamente aquel malestar que llevaba desde la mañana padeciendo, ambas mujeres abandonaron el lugar mientras que, Nayeon no había sido capaz de aguantar el extraño dolor que comenzaba desde su columna hasta los dedos de los pies, para su suerte alcanzó a llegar hacia el capo de la camioneta de la señora Myoui sintiendo algo húmedo y cálido bajando por sus muslos hasta los tobillos, y ahí lo supo, al oír el jadeo de sorpresa por parte de Sachiko y el intenso dolor propagándose de su vientre hacia su zona intimida-estaba jodida-.

—¡Oh por Dios!—Sachiko exclamó llevándose sus dos manos a la boca para luego simplemente subir sus palmas hacia su largo cabello ahora rubio—Nayeon, respira con tranquilidad llamaré a tu madre y le diré que avise a los demás—comenzó hablar acercándose a la castaña que abría sus piernas presa del dolor—no, Nayeon, pequeña aquí no—suplicó estirando sus manos para adherir sus palmas contra la espalda de la menor—vamos, vamos—pidió comenzando lentamente a caminar hacia la puerta del copiloto, con mucho esfuerzo y paciencia logró meter a la adolorida castaña escuchando de fondo como se quejaba—no tardaremos lo prometo—su temor era tan palpable que ni siquiera recordó en que momento había llegado al lado de la menor.

La mujer manejó intentando mantener la tranquila, a cada pocos minutos podía escuchar la agitada respiración de la coreana seguido del sonido de sus dientes apretándose con fuerza, Sachiko sentía compasión por la menor, quien, llorando presa del pánico por no saber que hacer mantenía sus manos firmemente apoyada en el hombro del asiento ajeno mientras que, con la otra la mantenía firmemente aferrada en la manilla de soporte de la puerta con sus piernas aun semi abiertas.

Luego de un par de minutos más la señora Myoui estacionó su vehículo cerca de la entrada del hospital, importándole bien poco el hecho de que había estacionado mal su automóvil la mujer salió del interior rodeando con rapidez el objeto hasta llegar a la puerta de la menor.

—Vamos pequeña, llegó el momento—habló Sachiko completamente emocionada, sintiendo como la castaña rápidamente aferraba sus dedos sobre sus hombros en un movimiento desesperado por encontrar algún tipo de alivio a su dolor—llamaré a Taehyung, le diré que traiga tus cosas y las del bebé, no debes preocuparte por nada—su voz era calmada a la vez que, con lentitud ingresaban hacia el hospital—¡Necesito un medico!—pidió logrando que dos enfermeras velozmente llegaran hacia su dirección arrastrando una silla de ruedas—su nombre es Im Nayeon, su placenta se rompió, tiene ocho meses y dos semanas de gestación—sin titubear dio los datos necesarios de la coreana observando como la pobre chica desaparecía por el primer pasillo rumbo hacia la habitación donde tendría a su bebé.

Media hora después Taehyung llegó acompañado de su amigo Jungkook y la madre de Nayeon, los tres ingresaron hacia la sala de espera observando como la señora Sachiko era un manojo de nervios, el primero en acercarse fue su hijo, quien, dejó los bolsos sobre el suelo para abrazar a su progenitora, rápidamente le siguió la señora Im, quien bruscamente comenzó con su interrogatorio siendo velozmente interrumpida por una voz femenina que llamó por completo la atención de las cuatro personas que se hallaban en la habitación.

—¡Abran paso, joder, seré mamá muévanse!—La voz de Mina hizo ecos en el pasillo llegando rápidamente hacia la habitación de espera—¡¿Dónde está?!—cuestionó la joven quien, aun mantenía su ropa de trabajo puesta.

—Mina cálmate, no le hace bien a tus costillas—comentó su madre al ver lo agitada que estaba la muchacha—aun sigues delicada por el accidente—aclaró viendo como la joven simplemente negaba con su cabeza.

—A la mierda mis costillas, quiero ver a Nayeon—ordenó Mina a la vez que daba un paso hacia atrás—¿Dónde está? ¿Donde se la llevaron?—preguntó con verdadero interés observando a su hermano quien le entregó rápidamente el bolso de su hija.

—Esta en la sala de partos, ¿Que esperas Mina? Ve a cambiarte—ordenó Taehyung observando como una enfermera se acercaba a la emocionada japonesa tomando de su brazo para tirar de ella hacia la habitación donde podían cambiarse de vestimenta.

Mina rápidamente ingresó a la habitación de parto acercándose hacia la cansada castaña que mantenía sus manos aferradas a las esquinas de la camilla. La japonesa estiró su mano tomando el dorso de la mayor en un vano intento por darle de alguna manera apoyó emocional, velozmente mordió su lengua al sentir las uñas ajenas encajándose con fuerza sobre su piel, la coreana la observaba con un odio genuino mientras que, sus dientes se hallaban firmemente apretados indicándole que estaba sufriendo de verdad. La pelinegra le sonrió de forma nerviosa viendo como las gotas de sudor descendían por el bonito rostro de la coreana, la joven no pudo evitar cuestionarse si había pedido la epidural, estaba casi segura que la castaña no la había hecho y estaba verdaderamente asustada de preguntarle si la había recibido, sinceramente Mina no quería salir golpeada de la habitación.

—Nayeon solo debes pujar una vez más—comentó el doctor provocando que el rostro de Mina rápidamente palideciera en el instante que se sintió valiente en mirar hacia las piernas ajenas.

—Mina, juro cortarte las pelotas si te desmayas—y a pesar de que Nayeon estuviese cansada y apunto de pujar, tuvo las fuerzas necesarias para amenazar a la japonesa quien simplemente tragó saliva para luego asentir con su cabeza logrando sacar un par de carcajadas en los demás ayudantes del doctor.

La coreana pujó logrando que, sus sonidos de dolor acompañados por el sonrojo de sus mejillas fuesen completamente opacados por el bonito llanto del bebé, Mina entreabrió los labios observando con verdadera admiración como su pequeña era limpiada por un par de enfermera mientras que su fuerte llanto se hacia notar, y la japonesa no pudo retener las lágrimas como tampoco el chiste que había brotado en sus pensamientos; chilla igual que Nayeon.

—Felicidades es una niña—comentó el doctor dándole el permiso de que las enfermeras le entregaran por un par de segundos el pequeño bebé a Nayeon.

Mina se quedo completamente ida observando en silencio como Nayeon le sonreía a Jieun, de sus ojos continuaban brotando las calientes lágrimas que descendían por sus mejillas hasta el mentón, y es que no lo podía evitar, las emociones habían golpeado con tanta fuerza y sorpresa que la japonesa no había tenido tiempo siquiera del como reaccionar. La coreana comenzó a llamarla en el instante que los doctores le habían dado su minuto de privacidad sin antes comentarle que tendrían que llevarse a la pequeña bebé para sus respectivos chequeos médicos, pero la pelinegra simplemente no podía salir de su trance emocional hasta que sus ojos viajaron hacia el rostro de su hija, percatándose por fin, que, aquello que había vivido minutos atrás no había sido un sueño.

La japonesa sonrió estirando sus manos para tocar la mejilla de la pequeña Jieun, aquella acción provocó que el bebé comenzase a quejarse por el frío tacto de la joven, logrando que Mina se retractara de su acción acercándose lo suficiente para ver el bonito rostro de la menor.

—Hola~ yo soy Mina, y soy tu mami—se presentó la joven sintiendo la mirada de Nayeon fija en sus facciones—seré la madre genial, te lo prometo—rápidamente  comenzó a reír al sentir como la castaña le daba un suave pellizco a su mejilla—¿Sabes? te estuve esperando por mucho tiempo y nos hiciste pasar por muchísimas cosas—hablaba con calma estirando su dedo pulgar para dejar que su pequeña la atrapara con su diminuta manito—¿Qué? ¿Que dices? ¿Que debería pedirle matrimonio a tu madre?—cuestionó sintiendo nuevamente otro golpe por parte de la coreana—oye—se quejó alzando su mirada para ver los ojos cristalizado de la mayor—Jieun es la que insiste en que me case contigo, fue su idea no la mía—se excuso observando como la castaña comenzaba a llorar—creo que tu madre no quiere—comentó con diversión siendo rápidamente sorprendida por el fuerte agarre de su quijada para luego sentir la boca ajena chocando contra sus labios—Na~Nayeon, la niña.

—Cállate Myoui—susurró Nayeon para luego darle otro casto beso que hizo que su piel se erizara por completo—eres la mejor—admitió sintiendo el vago recuerdo de aquella vez en el parque donde soltó esas palabras cuando Mina le había dicho que la esperaría, aquellos tiempos donde ella fingía un amor inexistente solo para olvidar el hecho de que se había enamorado de su mejor amiga.

Y así comenzó su historia, con un amor peligroso y una amistad de por medio, de secretos lentamente saliendo a relucir y la maldad de lo ajeno estando siempre presente, pero a pesar de todo, a pesar de que almas malignas hubiesen osado interponerse en el amor de aquellas mujeres, no fueron capaces de separarlas, y ahora ahí estaban, en una habitación de hospital con un pequeño ser vivo producto del inmenso amor que comenzaron a construir en la oscuridad y la soledad.

FIN.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro