¿Familia destruida? ¿Volver a confiar?
Narrador Omnisciente:
Mina se encontraba cenando siendo acompañada por su madre y su hermano menor, la joven apoyó su codo sobre la madera aun cuando era del todo consciente que aquello estaba mal, su madre, mientras tanto se dedicó en observar las bolsas oscuras debajo de los apagados ojos de la joven, sintiendo nuevamente la pesadilla comenzar; la señora Myoui suspiró intentando no recordar el día de la catástrofe, deseaba olvidar el triste rostro de su hija, olvidar su ojerosa mirada y el rastro de lágrimas que aun pertenecían vivamente plasmadas en sus recuerdos.
—Madre, puede alcanzarme la sal, por favor—pidió Taehyung logrando que la joven mujer parpadeara confundida. Sin decir nada al respecto tomó el frasco y se lo entregó—gracias.
Nuevamente el silencio reinó en el lugar logrando poner de los pelos a la madre de los jóvenes, la señora Myoui pasó su mirada de las tristes facciones de su pequeña para luego posarla en el joven castaño notando rápidamente como; aquel par brillante intentaba a toda costa no posarse en los ojos ajenos. Con tan solo ver la incomodidad plasmada en su hijo menor, supo que algo estaba mal, algo realmente malo sucedió entre sus polluelos. (Lo siento, se me hizo tierno, debía colocarlo)
La señora Myoui dejó los cubiertos de lado para tomar la postura que le correspondía, con fuerza la mujer carraspeó logrando que la mirada de los jóvenes se posara en sus facciones, Mina se mantuvo quieta, con los hombros tensos y los puños cerrados, seguía con la furia envuelta en sus pensamientos-realmente no había sido capaz de aliviar su tristeza- en cambio Taehyung se sentía aterrado ante sus pensamientos que lo obligaban a disculparse.
—¿Qué sucedido entre ustedes dos?—preguntó la señora Myoui entrelazando sus dedos sobre la mesa—¿Ah?—insistió observando con paciencia como los hombros de su pequeña se hundían con mayor fuerza—Mina... cariño—llamó disolviendo su agarre para estirar su mano hacia la dirección de la nombrada—...—su corazón se estrujó a la vez que soltaba un fuerte jadeo de sorpresa.
Por primera vez en la vida la japonesa esquivaba su tacto. Sachiko apretó sus labios observando atentamente como la pelinegra arrastraba la palma de sus manos hacia la dirección de sus muslos, dejándola en aquella posición desprotegida; la misma que utilizaba años atrás.
—No ha pasado nada/lo siento Noona—hablaron los dos jóvenes a la vez teniendo el resultado de quedarse al mismo tiempo en silencio.
La señora Myoui observó a cada uno de los muchachos posando por un par de segundos su oscura mirada en las facciones arrepentidas del castaño, para luego, pasar al rostro de su pequeña notando la ira y el desagrado plasmada en sus apagados ojos.
—¿Por qué te disculpas, cariño?—cuestionó su madre observando con determinación como el nombrado se encogía en su asiento, siendo completamente cobarde en admitir su error.
—No ha pasado nada, verdad Taehyung—contestó Mina con los dientes apretados mientras que, con furia posaba sus ardientes ojos en la mirada asustada del menor.
El castaño murmuró un par de incoherencia a la vez que asentía con su cabeza,-deseando de todo corazón huir de esa incomoda habitación-. Sachiko apretó sus manos observando con molestia las duras facciones de la japonesa, intentando descifrar que había sido el detonante de su mal humor.
—Tae...—llamó su madre luego de que el silencio nuevamente hiciese acto de presencia, el mencionado alzó su quijada sintiendo el pavor envuelto su brillante mirada—quiero la verdad—habló elevando su dedo índice hacia su dirección—responde, y no mires a tu hermana—ordenó observando como el castaño entreabría sus labios para luego cerrarlos dejando pasar la saliva por su tráquea.
—No es necesario, déjalo así—gruñó Mina con su filosa mirada posada en el aterrado rostro del menor—Myoui Taehyung ni se te ocurra—amenazó importándole bien poco el hecho de que su madre estuviese presente.
El joven tragó el nudo inexistente posando su mirada en las duras facciones de su hermana mayor para luego dirigirse en aquel par oscuro que su madre poseía.
—Lo siento...—susurró Taehyung mientras agachaba su rostro, rápidamente sus vellos se erizaron al sentir un fuerte chillido que la silla ajena causo contra el suelo—¡Le he dicho fenómeno porque insultó a Nayeon!—confesó llevando sus dos manos al rostro al sentir un fuerte golpe dar en dirección de su mandíbula.
—¡Hijo de puta!—vociferó Mina perdiendo por completo el control, con fuerza intentó abalanzarse contra el cuerpo ajena siendo rápidamente detenida por el brusco empujón que la señora Myoui ejerció contra sus hombros—¡Maricón, solo debías callarte la puta boca!—continuó con sus ofensas observando por sobre su ira como las lágrimas descendían por el rostro de su madre—...—lentamente intentó relajarse sabiendo que, muy pero muy en el fondo su madre no tenía la culpa—solo debía callarse... Mamá solo debía guardar silencio—susurró dando un par de pasos hacia atrás, la ira se fue, la furia rápidamente abandonó su cuerpo dejándola a la defensiva—debía actuar como lo llevaba haciendo todos estos años, callar y no opinar—murmuró llevándose las dos manos a la cabeza.
La señora Myoui sentía su cuerpo tenso, ¿Qué significaba actuar como lo llevaba haciendo todos estos años? Ella no podía saberlo, se negó tragando rápidamente el nudo que obstruía su respiración; su pequeña no podía ser consciente de los años de miseria escondidas detrás de la puerta de su habitación.
—¿Qué? No me mires como si no lo supieras—gruñó Mina mientras bajaba sus palmas para colocarlas detrás de su espalda—las paredes no son aprueba de sonidos Mamá, yo si podía oírlo llamándome fenómeno... "Aberración de la vida humana"—confesó elevando su dedo índice y del medio para hacer las falsas comillas—dime, ¿No me odias? Digo, por mi culpa él te dejó—cuestionó notando como su madre simplemente seguía completamente tensa sin siquiera pestañear.
Sachiko sintió las calientes lágrimas descendiendo por sus mejillas mientras observaba en un completo shock como la pelinegra abandonaba la habitación para dirigirse hacia la salida de su hogar. No la siguió, ni siquiera la llamó, sus pensamientos le impedían reaccionar a lo que sus ojos observaban; su pequeña se estaba marchando.
Taehyung se levantó saboreando la sangre caliente en el interior de su boca, a pesar de sentir las pulsaciones en su labio inferior no podía dejar de sentirse culpable por lo dicho anteriormente, él no lo sabía, no era consciente de las duras palabras de su padre soltaba hacia la japonesa- si tan solo lo hubiese sabido, todo sería diferente-.
Mina caminaba por las calles de la ciudad manteniendo sus hombros encorvados y la mirada posada en el suelo, aunque sonase cruel, una parte de ella se sentía aliviada, por fin, después de tantos años de silencio, por fin fue capaz de liberar el peso de su pecho, la razón del por qué desconfiaba de las personas-todos las lastimaban, todos querían verla en el suelo-. La joven suspiró observando como pequeñas gotas rebotaban contra el suelo, rápidamente llevó sus dos manos a las mejillas notando la humedad en su piel, ¿Estaba llorando? Se cuestionó en silencio sintiéndose completamente sorprendida de no haberse percatado con anterioridad.
De repente, como la vida era jodidamente injusta con ella, su cuerpo impacto con la suavidad de lo ajeno, su ceño se frunció a la vez que, con molestia alzaba su quijada posando rápidamente la oscuridad de su mirada con la sorpresa plasmada en las facciones de la castaña. Mina quiso morir, deseó que un auto pasara a altas velocidad por su lado y así lanzarse contra el capó de este, para que de aquella manera, por fin fuese capaz de descansar de Im Nayeon.
—¿Qué haces acá Im?—cuestionó Mina mientras se cruzaba de brazos, tomándose el descaro de observar de pies a cabeza el bonito cuerpo de la joven.
—¿Caminar? La gente normal suele hacer eso—comentó Nayeon con sarcasmo recordando rápidamente las palabras que la japonesa había soltado hacia su persona—mi mundo no gira alrededor de ti, Myoui—agregó a la vez que sonreía ante las estupefactas facciones de la menor.
—A veces pienso que sí, digo, siempre estas presente cuando mi vida se va a la mierda—replicó la japonesa sabiendo muy en el fondo que aquello fue un golpe bajo de su parte.
Rápidamente ambas jóvenes comenzaron a atacarse de forma verbal, insultos, crueles apodos, y miradas asesinas, era la burbuja que las envolvía. Lentamente el espacio que las separaba comenzaba a reducirse por cada paso que daban, por alguna extraña razón ambas muchachas creían que, mientras más apegado estuviese su cuerpo del otro, el impacto de sus venenosas palabras sería más certero.
—Vuelve al infierno que perteneces, Im—escupió Mina sintiendo el pecho de la contraría rozando el suyo.
Nayeon sonrió elevando sus manos para envolverlas por sobre los hombros de la menor, la coreana se cansó, ya no quería seguir discutiendo con la japonesa, sentía que, simplemente estaba malgastando su saliva, así que pensó, que nada sería mejor que malgastarlo de otra forma.
—¿Qué mierda hac...—cuestionó la menor sintiendo sus palabras rápidamente ahogadas por los suaves labios ajenos.
Mina abrió sus párpados sin poder creer que Nayeon la estuviese besando en público. Su corazón se disparó al sentir las suaves manos ajenas recorriendo con lentitud por sobre las telas de su ropa, importándole bien poco que gente de diferentes edades estuviesen dándole una mirada juzgadora a sus acciones. Cuando ambas jóvenes sintieron la falta de oxígeno en sus pulmones a regañadientes debieron separarse. Nayeon observó como el pecho de la japonesa subía y baja con fuerza provocando que, con lo astuta que era algunas veces aprovechara su silencio para confesar todo lo que sucedía en sus pensamientos.
—Lamento mucho el no haber negado el comentario de Momo—se disculpó la castaña notando la mirada confundida de la japonesa.
¿Quién mierda era Momo? Se cuestionó la menor recordando rápidamente a la rubia de copiloto, oh no, gruño en sus pensamientos al notar que Nayeon intentaba hablar de lo sucedido aquel día.
—Im no—ordenó Mina mientras intentaba soltarse del fuerte agarre que la mayor ejercía sobre sus hombros—déjalo así, no quiero saber si estas con ese idiota—admitió intentando nuevamente alejarse de la joven.
—¡No volveré con él! Mierda Myoui, deja de ser tan cabezota, y por una vez en tu vida escúchame—suplicó Nayeon logrando que la mencionada dejase de luchar por huir.
—Bien—contestó Mina mientras observaba con determinación a la castaña—habla Im, te escucho—habló con un tono irónico en sus cansadas palabras.
—...—suspiró Nayeon en el momento que alejó una de sus manos del hombro ajeno para tomar un mechón de su bonito cabello castaño y dejarlo detrás de su oreja—les iba a contar que Do y yo habíamos terminado... lo digo en serio—contestó al oír una rasposa carcajada sarcástica por parte de la pelinegra—se los iba comentar cuando estuviésemos en mi hogar, no quería confesar lo enamorada que estoy de ti en un maldito auto Myoui—habló con rapidez soltando por completo su confesión, deseando que, Mina fuese lo suficientemente buena con ella para aceptar sus mediocres disculpas.
—¿Estas enamorada de mí?—cuestionó Mina dejando de lado el resto de la confesión.
Nayeon tragó saliva asintiendo con su cabeza.
—Muy enamorada de ti Minari—susurró la joven sintiendo la sangre caliente subiendo hacia sus mejillas.
—Pues no te creo—contestó Mina logrando ver la mirada sorprendida de la castaña—calla—elevó su dedo índice hacia los labios ajenos impidiendo que la muchacha replicara sus palabras—no puedo con esto, un día sí y el otro no—comenzó hablar sonando lo suficientemente dulce para confundir a la mayor—¿Quieres que te crea?—cuestionó observando a la coreana asentir—pues gánate mi confianza Im, haz que vuelva creer en tu palabra—confesó notando como las comisuras de la contraría comenzaban a elevarse—que te quede claro Im, esta es la última vez y lo digo en serio...la última vez que intentaré confiar en tu amor.
Y sin decir más giró sobre sus talones, dejando a la castaña con la palabra en la boca.
Mina había arreglado uno de sus más grandes problemas, ahora solo le faltaba arreglar la catástrofe que creó su ira en su hogar.
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