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Eres mía

Narrador Omnisciente:

Mina se encontraba sentada sobre su colchón con su computadora sobre las piernas, aún seguía estando presa de los celos, no podía entender cómo era posible que alguien como Do Kyungsoo pudiese tener la atención de la coreana, ¿Que tenía él que ella no tuviese? La joven apretó fuertemente sus labios en un vano intento por relajarse, sin pensarlo más, se levantó de la cama dejando el computador sobre el colchón, la muchacha caminó por su pequeña habitación hasta llegar al espejo colgado en unas de las paredes del lugar.

La japonesa vio su cuerpo siendo reflejado, hizo una mueca tomando el dobladillo de su camiseta, rápidamente soltó un suspiro despojándose de aquella prenda, sus ojos se posaron en su definido abdomen, por inercia se llevó sus palmas a aquella zona notando como los músculos de ese lugar se contraían bajo su tacto, Mina sonrió al sentir ese característico hormigueo que recorría sus piernas y la parte baja de su abdomen, pensó en Nayeon, cerró sus ojos fantaseando con que aquellas manos eran las de la castaña, soltó un jadeo en el instante que sus manos acariciaron por sobre su intimidad, su miembro palpitó completamente ansioso por un poco de atención, la joven abrió sus ojos viendo la lujuria reflejada en el espejo, su mirada estaba en llamas, su interior se estaba incendiando.

Mina se giró sobre sus talones dirigiendose rápidamente hacia su cama, con su miembro apunto de romper sus pantalones, tomó asiento sobre el colchón estirando sus dos manos hacia el computador, llevó el aparato hacia su regazo encendiendo la oscura pantalla. Su mente estaba en rojo, sus pensamientos lujurioso comenzaban a jugarle un mala pasada,con la yema de su dedo índice viajo por el interior de su ordenador apretando dos veces el aparato hasta que la imagen del chrome adorno parte de la pantalla, sus ojos dilatados se posaron en la página de incógnita,- era caliente pero jamás estúpida-. Buscó rápidamente la primera página pornografía viendo cómo está la llevaba aquel mundo prohibido, diferentes imágenes en movimientos adornaban la pantalla sintiendo como el calor en sus mejillas iba en aumento.

La joven apretó el primer video interesante que encontró; una mujer junto con un chico caminaban por un blanco pasillo con las paredes adornadas de cuadros, Mina mordió su labio en el instante que el muchacho tomo de las caderas a la actriz estampando su frágil cuerpo contra la pared, su lindo trasero quedó al merced del actor dejando que este se degustara a su antojo su parte baja. El miembro de la japonesa nuevamente comenzó a latir de forma dolorosa, pero aún así la menor no fue capaz de tocarse, simplemente se mantuvo en silencio observando atentamente cada acción que el muchacho ejercía contra la actriz.

—A~Ah... Ñjh, sí—comenzó a gemir aquella chica en el instante que el joven la penetraba sin ningún tipo de cuidado.

Mina por instinto desabrochó su pantalón dejando al descubierto aquel bulto que cada vez comenzaba hacer acto de aparición, la joven volvió su vista a la pantalla escuchando como los gemidos de la actriz inundaban su habitación, sus ojos se mantuvieron fijos en cada movimiento que el muchacho ejercía contra el cuerpo de la chica, se preguntó que se sentiría probar aquellas posiciones con Nayeon, su sonrojo fue inevitable como también aquel intenso dolor que envolvía todo su tronco y parte del glande, la joven echó su cabeza hacia atrás cuando sacó su miembro hacia el exterior, con su mano derecha tomo el tronco de este sintiendo su carne caliente palpitando contra su palma, gimió en el momento que movió su mano de arriba hacia abajo, con su dedo pulgar lo llevo a la punta de su glande esparciendo el líquido preseminal por todo su miembro. La excitación cada vez iba más en aumento, la joven de un momento a otro dejó de prestar atención a la pantalla, rápidamente cerró sus ojos dejándose llevar por los agudos gemidos de la actriz, pensó en Nayeon, recordó sus propios gemidos, volvió a pensar en que ella era quien la tocaba, quien le daba amor.

Comenzó a mover su mano con fuerza, rodeó con sus dedos el tronco de su miembro estrujando con un toque de agresividad la punta de esta, su glande rápidamente comenzó a punzar, sus piernas tuvieron aquel característico hormigueo que le indicaban que estaba por venirse, entreabrió los labios, apretó sus párpados manteniendo su cabeza echada contra el cabecero de su cama, sus tímpanos estaban completamente atentos a cada sucia palabra que soltaba la muchacha del vídeo, mientras que el obsceno sonido de los muslos chocando entre sí acompañaban los jadeos del actor.

—Ñjh... Sí—gimoteó la japonesa al mismo tiempo que atrapaba su labio inferior con sus dientes.

Le faltaba poco, estaba por venirse, pero para su mala suerte la puerta se abrió de golpe provocando que, por acto reflejo soltara su erecto miembro cerrando la tapa del computador. Chilló de forma agonizante en el momento que el tronco de su pene se apretó contra las pantalla del computador y el teclado de este, sus ojos velozmente se cristalizaron sintiendo como el dolor se expandía por su abdomen.

Nayeon la observó entre sorprendida y divertida, su primera reacción fue reír como desquiciada, había pillado a su amiga en el acto justo de su pecado, pero al oírla chillar le provocó dejar de reír para verla preocupada. Mina completamente furiosa levantó la pantalla para luego lanzar aquel aparato contra la esquina de su cama.

—¿Estás bien?—preguntó la coreana mientras se acercaba a una adolorida pelinegra.

La joven japonesa se llevó sus dos manos hacia la  zona afectada tomando rapidamente la postura de bolita sobre la cama, sus ojos seguían derramando lágrimas mientras que su miembro no paraba de punzar,- realmente se había lastimado-. Mina apretó los labios sintiéndose incapaz de hablar, el dolor era agonizante, ni siquiera una patada en sus genitales (escroto) se podía comparar al dolor que recorría por su anatomía en ese instante.

Nayeon se sintió culpable por abrir la puerta como si nada, la muchacha se sentó en la esquina de la cama de la japonesa observando cómo está continuaba sollozando sobre las sábanas.

—¿Quieres que te lleve al hospital?—preguntó la castaña en el instante que sus ojos hicieron contacto con la aguada mirada de la pelinegra.

Mina sonrió, dejando que las lágrimas continuase haciendo su labor, con suavidad la muchacha negó con su cabeza sintiendo aquel movimiento el más doloroso de todo. La coreana se acercó un poco más a la pelinegra tomando el atrevimiento de observar su definido cuerpo.

—Debiste mantener tu puerta con llave, ¿Te imaginas que tú madre hubiese entrado? O peor aún, que el pequeño Taehyung te hubiese visto—comenzó a regañar a la japonesa olvidando por completo que ésta estaba agonizando.

—Ñjh...—gimoteó la menor de forma adolorida, con todo el esfuerzo del mundo pudo subirse sus pantalones manteniendo una de sus manos posada sobre su adolorido miembro—ese mocoso debe tener las muñecas fracturadas de tanto que se acaricia el junior—comentó sin ningún tipo de pudor escuchando la fuerte carcajada por parte de la mayor—...—soltó un suspiro en el instante que se giró viendo a la coreana fijamente—y de mi madre, pues, no sería la primera vez que me ve.

—¿Entonces por qué has aplastado tu bendición con la pantalla del portátil?—preguntó la coreana en tono de burla irritando a más no poder a la japonesa.

Mina iba a soltar el nombre que, por tanto tiempo Nayeon había odiado, la joven castaña realmente detestaba a la pequeña frijol.

—Pensé que era Chaeyoung—contestó Mina al mismo tiempo que se encogia de hombros.

Lo siguiente que recibió fue un fuerte golpe en su intimidad logrando que se encorvara por completo, sintiendo como sus órganos de contraían ante el dolor que envolvía su aparato reproductor.

—H~Hija... Ñjh—gimoteó Mina echando su cuerpo hacia adelante.

—Vuelve a nombrar a esa puta en mi presencia, y ese dolor no será lo único que sentirás—amenazó Nayeon mientras se armaba de valor y tomaba la quijada de la menor—eres mía, Myoui—reafirmó para luego soltarla—me has puesto de malas—afirmó haciendo una mueca de disgusto—hasta se me ha olvidado a que venía... Pero bueno, como sea—se levantó dejando a la pelinegra aún quejandose de dolor—ponte hielo... Nos vemos mañana—se despidió caminando hacia la salida de la habitación—ah sí—se detuvo frente a la puerta observando por sobre su hombro el afligido rostro de la japonesa—la próxima vez, masturbarte pensando en mi—le guiñó el ojo pasando su lengua por sobre su labio superior, para luego salir de la habitación.

Su miembro latió provocándole un fuerte dolor por toda su zona abdominal, Nayeon la había provocado, esa mujer sabía que aquel dolor empeoraría si ella se excitaba. Mina soltó un gruñido echando su cabeza hacia atrás, mantuvo su mirada en el techo mientras que, sus manos se hallaban posadas en su intimidad.

—Las amigas no sienten celos por otros amantes—se repitió la pelinegra en un vano intento por creer en sus propias palabras.

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