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21








Sentado al borde de la cama de su mayor, muerde sus uñas con cierto nerviosismo, sintiendo como los latidos de su corazón retumban por todos sus sentidos.

Esperando impaciente y ansioso.

Respira hondo y se levantó. Abre la puerta y sale. Ve a sus compañeros en la sala, todos lo están esperando, no es el único.

La puerta principal es abierta y de ahí se adentró el personaje principal del día.

Choi San.

Sus compañeros se adelantaron para abrazar y saludar con emoción al muchacho.

Wooyoung frunce su ceño y se acerca rápidamente a su mayor favorito, empujando sin querer a los demás. Al llegar a él, lo abrazó sorpresivamente.

San le corresponde con una sonrisa mientras acaricia la cabellera del menor.

—Te extrañe muchísimo —dice Jung.

—Yo igual.

—Si vuelves a enfermar no te dejaré alejarte de mí tan fácilmente, me enfermaré contigo, ¿Oíste? —se aferra al azabache, sin querer soltarlo.

—Ya déjalo, me toca a mi —Mingi intenta empujarlo para poder abrazar a su querido amigo, pero éste no lo dejó.

—No, no puedes abrazarlo —le reta con la mirada.

—¿Disculpa? Es mi amigo también —bufa ofendido.

—No, es mío.

—Quítate —esta vez, busca alejarlo jalando su cuerpo, pero el contrario niega y se aferra con más fuerza.

—¡No!

—¡Es mi turno!

San se ríe enternecido ante el comportamiento tierno y a su vez autoritario del menor. Acariciando su cabecita le habla con dulzura —Puedes soltarme ya.

—¡No!

—¡Egoísta, solo quieres a San para ti!

—¡Si, es mío! —exclamó con drama y escaló sobre el cuerpo de Choi colgándose de él como un mono al enrrollar sus piernas por aquellas caderas. —¡Intenta soltarme si puedes!

—¡Hyung, dile algo! —Song se acercó al líder y agitó su brazo como un niño —Ese tonto no me quiere dejar abrazar a San.

—Pelean como unos niños —rueda los ojos el maknae.

—Ni que lo digas —asiente Choi con euforia mientras enrolla sus brazos por la delgada cintura del menor, el cual cuelga de el.

Si es sincero, empezó a sentirse caliente.

Fue una cálida bienvenida.

Deseó besarlo y tomarlo ahí mismo, pero mientras estén los chicos, sabe que no podrá.

—Dejen eso, la comida está lista. Vengan a comer —llamó Seonghwa.
















Antes de que San entrase a la habitación, Jung se apresuró a llegar antes para preparar su pequeño presente, dejando al mayor confundido entre los pasillos al verlo pasar rápidamente a su lado, cerrando la puerta.

Confundido se adentró detrás de él y lo ve parado en todo el centro de la habitación con las manos atrás de su espalda.

Wooyoung sonríe nervioso y se acerca como un niño tímido al mayor, quien lo mira sonriente.

—¿Pasa algo?

—Nada.

San se tomó el atrevimiento de pasar sus brazos alrededor del cuerpo del mas delgado fundiendo sus cuerpos en un cálido e íntimo abrazo. Woo cierra los ojos y frota su cabecita encima del hombro ajeno, sintiéndose bonito y cálido en su interior.


«Lo amo»

—Te amo.

Así como lo pensó, lo soltó.

—No fue mentira lo fue dije, no estoy confundido. Realmente te amo, Sannie —dice aún cabizbajo, sin atreverse a enfrentarlo a la cara.

San besa la coronilla de su frente con cariño —Yo también te amo.




«No tienes idea de lo mucho que te aprecio en mi corazón.

Mi pequeño lindo demonio




Wooyoung armándose de valor, se alejó un poco sin romper el abrazo y mostró el objeto escondido detrás de su espalda, una pequeña cajita de anillos y al abrirla muestra dos hermosas y simples joyas.


—Salgamos.

Estuvo a punto de asentir sin pensar pero se detuvo por unos segundos y habló —Pero sabes que nadie se puede enterar de esto, ¿No?

—Lo sé —sonríe con suavidad y sacó un anillo para demostrarle —Por dentro tienen nuestras iniciales. Podemos decir que son de amistad, muchos lo hacen.

Choi asiente. —Está bien, salgamos.

Wooyoung se ruboriza mientras siente su corazón latir de la emoción. Como un niño el cual por fin le compraron su tan deseado juguete por años, aunque su felicidad no es tan efímera porque San no es como cualquier juguete, no puede ni compararse con algo así. Ese hombre es el amor de su vida.

Sin pensarlo mucho lo abrazó de nuevo con más fuerza.

—Pongámonos los anillos —dice el azabache.

—Si.

Choi se encargó de tomar las delgadas y largas manos del menor y le puso suavemente la joya. Y así mismo, en viceversa.

—Lo siento, no te preparé nada.

—Estuviste enfermo, está bien.

—Aun así... —se apenó un poco de si mismo. Se prometió prepararle un detalle pronto, lo más pronto posible.

—Esta bien, es suficiente con esto —extendió su mano y apreció con dulzura el anillo entre sus dedos. —Nunca pensé que mi primera pareja sería un hombre, es hilarante si lo piensas.

San asiente pero a los segundos lo mira con confusión —¿No dijiste que tenías experiencia?

Wooyoung lo mira con cierta sorpresa y traga con fuerza al darse cuenta de su metida de pata —Ah, si, si. Que tonto soy —ríe nervioso e intenta darle la espalda pero el contrario lo toma del brazo y lo hace mirarlo.

—¿Mentiste?

—Solo exagere un poco —asume con una sonrisa temblorosa.

—¿Un poco?

—Si, un poco nada más.

San se sintió timado, durante años creyó en la faceta de mujeriego y chico sociable del menor. Bueno, sociable si es.

—Todos mienten un poco para verse más cool delante de los demás.

—¿Querías verte cool delante de mi?

Woo se ruboriza y niega, siendo una mentira totalmente obvia que hizo reír al mayor.

—Ven aquí —lo jaló hacia si, haciendo que sus cuerpo rocen contra el otro y enrollando sus fuertes brazos alrededor de aquella cintura, unió sus labios en un beso.

Wooyoung rápidamente lo correspondió rodeando sus brazos alrededor el cuello del contrario, amando y dejándose amar.

De un momento a otro, los toques dulces y movimientos suaves fueron subiendo de intensidad formando un choque salvaje. El calor subió desde la parte inferior de su abdomen volviendo como fuego todo su cuerpo.

San bajó sus manos y se adueñó de los muslos ajenos, logrando que Woo suelte suaves y tímidos gemidos entre sus besos.

Lo llevó en contra del escritorio y lo sentó, metiéndose entre sus piernas.

Soltó sus labios, hinchados y pomposos para repartir suaves y delicados besos húmedos por la mandíbula y cuello.

Pero de pronto, las manos temblorosas de Woo lo interrumpen al colocarse en su pecho y empujarlo literalmente hacia atrás.

—¿Qué pasa? —preguntó con dulzura dejando sus dedos acariciar y jugar con las hebras de cabello castañas del menor.

Wooyoung se siente desfallecer ante tal tacto delicado que le causa suspiros. Pero se controló a si mismo.

—¿Seré yo el de abajo? —soltó su tan anhelada pregunta desde que inició todo.

Había pensado ilusamente que sería él quien comandaría el beso. Está tan acostumbrado a ser el primero en actuar con San siguiéndole los talones asintiendo a todo lo que dice. Es tan raro ser el que se deja, no es usual en él.

San se pensó aquella cuestión por varios segundos. Si es sincero, no se siente muy a gusto siendo el que recibe pero al ver los ojitos del menor mirarlo con aquel brillo tan especial, decidió que podría aceptarlo. Solo por él.

—Como quieras, no tengo problema con ninguna de las dos.

Para alguien que ha sido hetero toda su vida como Jung, debe de ser difícil ser el de abajo.

Wooyoung asiente ligeramente y abrió la boca para decir lo obvio, que es él quien quiere dar y no recibir pero volvió a cerrar sus labios confundido.

San se dió cuenta del debate interior del menor y sonríe comprensivo.

—Está bien, no tienes que sentirte culpable o algo. Yo estoy bien con lo que decidas.

—Debemos decidirlo entre los dos, no solo yo —asume con cierta molestia. Antes por ignorante aceptaba todo de San sin saber si aquello podría incomodarle o no. —Estamos en una relación, podemos hablarlo.

—Esta claro que a ninguno de los dos nos gustaría realmente ser quien reciba pero estoy dispuesto a hacerlo por ti.

—Y yo también estoy dispuesto a hacerlo por ti —arrojó de inmediato.

—No te sobre esfuerces, es mejor que yo...

—No, no, no. No sigas hablando, mejor lo dejamos así, sigamos.

—No, no quiero incomodarte.

—Ni yo a ti, es mejor que sea yo.

En una parte muy pequeña de si mismo, en realidad, si desea muy mínimamente ser él quien reciba. Al principio no lo pensó así pero sentir la falta de las manos de San en sus muslos le hizo pensar que tal vez, si desea ser follado por él. Solo que el orgullo, no le deja admitirlo.

—Woo, eres muy espontáneo y directo. No puedes hacer algo que no te gusta.

El menor rodó los ojos «Si seguimos así, me enfriare»

—Dejálo, sigamos —toma las manos del mayor y las colocan a cada lado de su cintura.

—No puedo.

—¡Deja de ser un puto caballero y tómame, joder!

Ante su exclamo, San le mira perplejo.

El rostro de Jung se sonroja por completo como un tomate y en un murmuro cabizbajo admitió, muy, muy bajito —Y-Yo quiero... quiero esa posición...

Por suerte, Choi logró escucharlo. Analizó por varios segundos sin poder creerlo. Estuvo a punto de preguntar para verificar pero el solo rostro avergonzado y roburisado, le dió la respuesta.

«Mi pequeño orgulloso»

Sin esperar, lo volvió a besar con fiereza.

Tantos años soportando la tentación.

Tantos años deseando probarlo de mil y un maneras.

Tantos años ansiado ser el único hombre de Wooyoung.

Y ese día, luego de tanto tiempo, podrá cumplir todos su deseos.

Lo cargó con Woo enrollando las piernas alrededor de sus caderas. Se lo llevó a la cama sin cortar el beso y lo recostó debajo de si.

Se quitó la camisa y cuando estuvo a punto de besarlo de nuevo, escuchó unos toques en la puerta que lo interrumpió.

—Wooyoung, a ti te toca lavar los platos de hoy, ¿Escuchaste?

Ambos rápidamente se levantaron y se separaron del otro a más de dos metros de distancia. San se viste su camisa con torpeza y Woo arregla sus cabellos y prendas arrugadas.

—¡Si, si, ya voy! ¡No entres!

—¿Ah? ¿Por qué? ¿Acaso tienes... —estuvo a punto de abrir la puerta pero esta cerrada con llave.

—¡Me estoy vistiendo, ya salgo!

—¡No te escapes de esta, eh! ¡Te vígilo!

Jung soltó un suspiro más relajado y mira nervioso al contrario.

Habían olvidado un pequeño —gran— detalle y es que comparten casa con seis muchachos más.

—Y-Yo... Iré —le aviso al contrario mientras camina hacia la puerta —Ya vuelvo.

San lo toma de la muñeca y le roba un besito.

—Es mejor que te bañes primero y luego vayas, se nota que estuviste haciendo cosas.

Woo tiene tantas ganas de darse un golpe por las muchas veces que se ha ruborisado como un puto virgen en ese día. San saca facetas de si que nunca había conocido.

—Tienes razón —se rasca la nuca y sonríe.

—Vamos a bañarnos juntos.

—¿Qué?

—¿Por qué tan nervioso? No es la primera vez que lo hacemos aunque... Está vez, será más especial —vagó con sus palabras mirando con un brillo de deseo al menor.

Sin esperar se lo llevó al baño y cerró la puerta con llave para que nadie los moleste.



















Esta historia corta y bonita está a
punto de terminar 🥺❤️





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