20
Se mantuvo todo el día recostado en la cama, escondido entre las sábanas. Ignoró a San fingiendo que está durmiendo cuando éste intentó despedirse de él antes de salir temprano.
Ahora, lleva horas en su misma posición, sin poder pegar un ojo ni tener la fuerza para levantarse.
Se siente vacío, un hueco en su corazón le impide seguir viviendo con normalidad. No quiere seguir ignorando sus sentimientos, duele, duele muchísimo.
Un nudo se forma en su garganta y sin contenerse, deja las lágrimas deslizarse por su mejilla. Sus ojos rojos y garganta seca.
El sonido de un mensaje interrumpió el profundo silencio de la habitación. No se molestó en tomarlo y lo ignoró para seguir durmiendo.
De pronto, una llamada telefónica lo saca de su ensoñación y con fastidio toma su celular para contestar, dejando el aparato caer contra su oreja.
—¿Aló? ¿Quién es? —arrastra las palabras, ronco y casi al borde de caer dormido.
—¿Por qué no contestas el teléfono? Llevamos horas escribiéndote, Wooyoung —se queja Hongjoong desde el otro lado de la línea.
—Estoy cansado.
—¿Te sientes mal?
—No tengo fuerzas ni ánimo.
—¿También tienes covid?
—¿También? —frunce el ceño. Se sienta en la cama mientras frota sus ojos.
—La empresa acaba de enviar a un equipo médico para que te haga una prueba en casa, ya nosotros la hicimos.
—¿Quién tiene Covid?
Un segundo silencioso pasó de manera tan eterna que aterro al menor.
—¿Hyung?
—San.
—¿Qué? ¿Y está bien? ¿Cómo está?
—Esta en cuarentena, en un departamento diferente.
—¿Y cómo está?
—Parece estar bien, no es grave.
Wooyoung se levantó de la cama y fue rápidamente hacia su armario —Tengo que ir a verlo.
—No puedes, haz la prueba primero. Dormiste en su cama.
En ese instante detuvo todo lo que está haciendo. ¿Será que también enfermó? ¿Pasará la cuarentena junto con San? ¿Solos?
Escucha como tocan la puerta y supo de inmediato que sería aquellos trabajadores públicos que han venido a realizarle la prueba.
Terminó de vestir su camisa y corre rápido hacia la entrada, despidiéndose de su líder, sin olvidar colocarse su tapabocas.
Veinte minutos después, la prueba dió negativo.
—¿¡Negativo!? ¡Pero si dormí en su cama! —exclama perplejo sin poder creerlo.
Mientras unos desinfectan la casa, una chica se mantuvo a su lado, la cual contesta —El Coronavirus es impredecible. Tal vez, recién ha entrado a tu organismo por lo que deberías realizarte otra prueba en unos días.
El menor frunce los labios mostrándose disconforme. Significa que no podrá ver a San por dos semanas.
Luego de que todos se fueran, llamó al mayor e intercambió algunas palabras con él. Choi le dijo que se sentía bien y que no se preocupara.
Tres días después fue a la empresa, luego de haberse realizado otra prueba y que diera negativo. Acompañó a sus compañeros y se distrajo. Se mantuvo en todo momento sentados mientras los veía practicando.
—¿Has hablado con San? —cuestionó Yunho, acercándose a él y sentándose a su lado.
—Si, hablé con él esta mañana pero parecía cansado.
—Pareces muy tranquilo.
—Dijo que estaba bien, Sannie es fuerte.
Jeong asintió —Pensé que estarías más afectado porque fue trasladado al hospital de emergencia a noche. Realmente admiro tu estabilidad, no he podido lidiar el sueño en toda la noche.
En ese momento, toda la paz se esfumó del rostro del menor, quien mira con confusión al más alto. —¿De qué hablas? ¿Qué hospital? —se levantó alterado.
—¿No lo sabías?
—¿Qué? ¡Claro que no! ¿¡Cómo estaría relajado si San está en el hospital por un maldito virus!?
—¿Le dijiste? —Mingi se acercó con sorpresa al escuchar el escándalo y no fue el único.
—¿Lo sabían y no me dijeron aproposito?
—San nos pidió que no te dijeramos para no preocuparte —se atrevió a revelar Seonghwa.
—Oh... —Yunho se apena. —No sabía.
—¿En qué hospital está? Voy a verlo.
—Es peligroso, podrías infectarte.
—No me importa, hablaré con ese estúpido.
Veinte minutos después, Wooyoung se haya corriendo entre los pasillos del hospital buscando a su amado.
«Tonto, ¿Cómo no puedes decirme algo tan importante?»
Se detuvo al encontrar la habitación, completamente cerrada, la cual tiene una ventana de vidrio que deja ver el interior. Al asomarse lo pudo ver.
Recostado en la camilla con los ojos cerrados mientras un inhalador le da aire.
Se ve tan débil e inestable.
Tan frágil al borde de desaparecer de la faz de la tierra.
A punto de marcharse y dejarlo esperando como un bobo.
«¿Por qué no pensabas en decirme esto?
¿Por qué eres así?»
Las lágrimas se acumulan en sus ojos mientras mira con impotencia el interior.
«Te odio»
Los ojos de Choi se abren con pesadez y bosteza somnoliento. Al sentirse observado, se gira y se encuentra con el joven.
Se sobresaltó. —¿C-Como...?
Wooyoung rápidamente tomó su celular y lo llamó, el mayor con cierto pesar tuvo que contestar, haciendo a un lado el inhalador.
Una vez puso el teléfono en contra de su oreja, tuvo que alejarlo debido a los reclamos.
—¿¡Por qué no querías decirme!? ¿¡No se supone que soy tu mejor amigo!? ¡Eres un tonto, ¿No pensaste en mi o qué?!
Suelta una gélida risa pensando en lo dramático que es. —Tranquilo.
—¡No! ¡No estoy tranquilo! ¡Estoy... Estoy m-muy... —sin evitarlo, rompe en llanto. —¿C-Cómo p-puedes h-hacerme e-esto, S-San?
—Lo siento, no quería preocuparte —se explicó de inmediato —Esto no es nada, realmente estoy bien.
Se sentó al borde de la cama e intentó levantarse.
—¡No! ¡Quédate ahí, estás enfermo!
—Ayer empeore pero hoy estoy mejor.
—¿Realmente?
—Si.
—¿De veras, de veras? —le mira con sus ojitos brillantes.
—Si.
«No, siento como si estuviesen moliendo los huesos a martillazos.
Pero a tu lado, siempre estaré bien»
No quería que se enterase de su recaída, no quería verlo preocupado o llorando por él y ahora, parece peor. Tal vez no debió de haberle mentido. Se siente culpable porque sabe que aquellas lágrimas son a causa suya.
Su corazón duele y eso que de por sí ya lo hace, el aire es inestable, una obstrucción le impide respirar con normalidad. No debía de quitarse el inhalador, pero delante de Jung quería fingir estar bien.
«Puedo soportar unos minutos sin eso» pensó.
—Lo siento... —se lamentó en un bajo tono de voz, sin casi fuerza para hablar. —No quería molestarte con esto, yo...
—¿Molestarme? ¿Si quiera te parece lógico lo que dices? —le interrumpió de manera impulsiva. Se siente herido al pensar que su "mejor amigo" no parece tener suficiente confianza para contarle las cosas, ¿Por qué? ¿No son amigos? ¿No son ni eso? —Te amo —soltó sin pensar, aun con las lágrimas cayendo por sus mejillas sonrojadas —Maldita sea, San. Te amo con todas mis ganas. ¿Por qué serías una molestia? Te necesito, necesito tus problemas, necesito tu maldita presencia. Ni siquiera sé como hacer una confesión adecuada y aún así lo intento. Intento ser mejor por ti, mejorar cada maldito día de mi vida aunque se sienta como un infierno al pensar que ya no estoy en tu corazón. Y-Yo... T-Te amo, por favor... N-No te m-mueras... N-No t-te v-vayas d-de mi l-lado s-sin d-despedirte...
Su corazón agitado, sus sentimientos descontrolados y un mar de lágrimas inundando su rostro de manera desordenada. Extiende su mano temblorosa y posa su palma abierta contra el cristal, deseando con todas sus ganas pasar hacia el otro lado, llegar hacia el amor de su vida y asegurarse que realmente esté bien.
Toma grandes bocanadas de aire mientras intenta tranquilizarse, rápidamente se terminó arrepintiendo por todo lo que soltó. Un poco más calmado habló —Lo siento —bajó la vista sin ser capaz de seguir mirando a la cara al mayor —S-Soy un tonto. Debes estar tan incómodo, yo...
—No digas nada más, por favor —lo interrumpió la voz baja y rasposa del mayor.
—A-Acabo de arruinar nuestra a-amistad, otra vez. No fue mi intención, lo lamen... —sus palabras se perdieron en el aire cuando alzó un poco la vista y se dió cuenta de un ser frente a si. Al subir aún más.hasta llegar al rostro, ve a menos de un metro de distancia al azabache, mirándolo con una triste sonrisa mientras sostiene el celular contra la oreja igual a él. —¿Q-Qué h-haces? E-Estás enfermo, San.
Choi no le hizo caso y mirando con añoranza la palma de la mano del menor en contra del cristal, alzó la suya y las unió, con solo un delgado hilo de separación que les impide tocarse.
—¿Quién te dijo que ya no estás en mi corazón? —ante su cuestión, el menor le mira con perplejidad, casi dejando caer su celular.
—¿Qué?
Olvidando por completo cualquier pensamiento racional que acostumbra a parar su emocional corazón, esta vez se dejó llevar estando dispuesto a cualquier consecuencia que venga a futuro —Te amo, Wooyoung-ah —dijo con dulzura, lágrimas silenciosas se deslizan por sus tristes ojos que miran con agonía al menor. —No te imaginas cuanto lo hago, te aprecio como no tienes idea desde hace años.
—¿Y debemos seguir escapando de nuestros sentimientos? —se atrevió a cuestionar con temor. Hace un año, debido a su confusión dejó todo en el olvido pero en esta ocasión, no está dispuesto a abandonar sus sentimientos que además, son correspondidos.
Todo en el interior de San se complicó, creando un caos entre la razón y los sentimientos. Pero ¿Por qué debe enterrar su amor por otras personas? ¿Por qué debe seguir olvidando todos sus deseos? Ha trabajado duro día y noche, ¿No merece su felicidad? ¿No merece vivir?
Claro que lo merece.
—No, no escaparemos —dicho esto, sonrió suave y débil.
El menor le correspondió la sonrisa entre lágrimas y asiente. —Si, no escaparemos más.
«Prometo cuidarte y atesorarte más.
Siento haberte hecho llorar» aferró sus dedos contra el cristal, deseando traspasarlo para así poder llegar a sentir la cálida piel del menor.
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