1 año después...

—¡San, Sannie mira esto! —exclama mientras corretea hacia el mayor para halarlo del hombro y mostrarle un vídeo de un nuevo video de baile que ha estado siendo viral. —¡Vamos hacerlo!

El pelinegro lo mira y asiente con una risa ligera por la emoción de su amigo —Dale, está bien. Podemos practicarlo otro día.

—¿Otro día? Si ya estamos aquí —señaló la sala de baile a su alrededor. —Apuesto a que no tienes nada mejor que hacer.

—Me duele la cabeza —se sinceró.

—Oh, ¿Te sientes muy mal? ¿Tienes fiebre? —extiende una de sus palmas al aire para colocarla en la frente del contrario, debajo de sus cabellos azabaches. —No parece que tengas fiebre.

San se toca el cuello pensativo —Siento que pronto la tendré.

—Está bien, siéntate.

Al final, Wooyoung le pidió a Yunho bailar, quien aceptó de inmediato.

Mientras practica, su vista se desvía sin querer en dirección de Choi, es inevitable. Lo ama.

Si, lo ama.

Luego del rollo de hace un año, en donde aceptó "olvidar" el beso y lo demás, se prometieron volver a ser los mismos amigos de siempre. Si bien, a los primeros días fue algo incómodo, en los siguientes todo fue fluyendo con normalidad y al tiempo, se dió cuenta que había caído en los encantos de su mejor amigo.

Antes estaba confundido, no sabía cómo expresar sus sentimientos porque aún se estaban formando pero ahora, ahora está tan seguro de lo que siente que duele como el infierno.

Durante un tiempo esperó señales, se obligó a creer que cualquier acción de San se debía a que también lo amaba, pero siempre caía duramente ante la realidad cuando se daba cuenta de que no era así.

Es doloroso soportar un amor que no puedes expresar.

San debió de haber sufrido mucho por su culpa. Entiende si ya no le ama, incluso, le parece un milagro que siguiera queriéndole como amigo. En vez de estar lamentándose, debería ser agradecido.

«Pero soy un egoísta.

Me gustas y te quiero para mi»

Fue inevitable no ponerse celoso cuando ve a una joven chica bonita del staff poner sus manos en la frente, mejillas y cuello del joven. Tocándolo con normalidad como si no fuese nada, como si fuesen lo suficientemente cercanos como para hacerlo.

Se susurran cosas entre ellos, tan bajo y cerca como no queriendo que nadie más sepa de qué hablan.

En más de una ocasión los ha visto cercanos hablando.

Lo odia.

Realmente odia aquellos sentimientos de agonía y desolación que atacan su corazón.

Intentó no prestarles atención, de seguir bailando junto a Yunho mientras suelta risas y sonrisas. ¿Por qué esta riendo si lo único que quiere hacer es llorar?

Solo quiere tirarse al piso y patalear como un niño por la atención de su Hyung.

Un nudo se forma en su garganta.

Si, es un tonto dramático.

En muchas noches en desvela, se ha preguntado qué pasaría si se cuela en la cama del mayor y le roba un beso. ¿Será correspondido de nuevo?

Y si lo hace en frente de todos en medio de la sala de práctica, ¿También será correspondido? ¿O irá corriendo tras esa chica del staff herida?

Intentó descargar su rabia en el baile dando movimientos bruscos, hasta que de pronto, su pie se torció y cae directamente contra el suelo. El sonido fuerte de su caída llamó la atención de todos.

—Woo, ¿Estás bien? —Yunho se arrodilló ante él.

El menor toma su pierna mirando con dolor su tobillo, sintiendo un desgarre en su interior tan doloroso que fue el último cuchillo que faltaba por clavarse en su corazón para empezar a llorar.

Las lágrimas se desbordan como un torbellino, nublando su vista. Se muerde el labio inferior con fuerza pero ni aún así, logra tragarse los sollozos lastimeros que brotan sin su permiso.

—M-Me duele, me duele mucho... —arrojó en llanto.

—¡Wooyounggie! —Hongjoong corre hacia él e intenta tocar el pie del menor, quien chilla del dolor ante su toque.

Todos lo rodearon de inmediato. Woo se siente mareado y confundido, no podía ver a nadie, las lágrimas no le dejaban.

Una mano acaricia su espalda y hombro, reconoció de inmediato aquel calor que le propicia esas caricias. Gira su rostro para mirar al primer causante de su dolor, tan cerca pero a la vez tan prohibido. Logra respirar el aire caliente que San exhala fundiéndose en ello, incluso cree que el mayor puede estar escuchando los descontrolados latidos de su corazón.

—¿Puedes pararte?

Negó mientras sorbe su nariz.

—Lo cargaré, debemos llevarlo al hospital.

—Ya estoy avisando a la empresa —dice la chica del staff haciendo una llamada.

San se pone de espaldas y los demás ayudan a Wooyoung a colgarse en el mayor. Con cierta timidez rodea su cuello y sus piernas quedan colgando alrededor de su cintura como si fuese un mono. Su cuerpo se tensa al sentir aquellas fuertes manos sostener sus piernas, muy cerca de sus muslos.

Se sonroja y oculta su rostro, avergonzado de su reacción.

En menos de dos horas, lo que todos creyeron que era una fractura, por suerte solo terminó siendo un esguince. Una lesión, en la que necesita descanso absoluto de al menos dos semanas.

—Realmente creímos que te habías roto algo —aseguró el líder sintiéndose más relajado —Que bueno que no haya sido así.

—Lloraste mucho —comentó San pareciendo preocupado, aún en su mente se reproduce una y otra vez la escena de llanto del menor. Cuando lo vio caer y llorar de tal manera, sintió como si algo le hubiese arrancado el corazón, el sentimiento de dolor y preocupación casi lo vuelve loco y en la espera de los resultados lo tenía muy ansioso. Ahora se encuentra un poco más relajado, teniendo en su espalda al muchacho colgando y abrazándolo con uno de sus pies vistiendo una férula acompañada de vendajes.

—L-Lo siento, por preocuparlos —dijo por lo bajo.

Si bien, el esguince le dolió como el coño, no era tanto para llorar. Al final, desvergonzadamente hizo lo que quería, tirarse al suelo y patalear como un niño por la atención de su Hyung.

Se siente avergonzado de si mismo. No lo hizo adrede, todo se rompió dentro de si y las lágrimas desbordaron por si solas.

—La verdad, eres un exagerado. Ya has tenido estás lesiones —comentó Jongho un poco molesto. —Nos preocupaste por nada, Hyung.

—Lo siento.

El maknae solo lo ignoró y lo dejó.

Llegaron a su piso y se adentraron al departamento, San lo llevó a la habitación y lo recostó en su cama.

—Se te hará difícil subirte a la tuya en estos días, duerme en mi cama —le dice.

El menor asiente mientras se acomoda.

—Gracias y lo siento.

San suelta un suspiro y se sentó al borde para mirarlo. —¿Estás bien?

—Si, estoy bien.

—Tu odias llorar delante de la gente. Cuando lo haces te ocultas en el baño.

El menor no respondió ante ello y desvió su mirada en dirección a la pared como si fuese muy interesante.

—Lo sé... —bajo y ronco, fue lo único que pudo decir. Sus ojos vuelven a picar y se siente a punto del colapso de nuevo.

¿Si le dice que lo ama lo aceptará?

¿Si le pide un beso lo dejará?

¿Si le menciona lo incómodo que está al verlo con esa chica, dejará de verla?

—Si tienes algo que te esté molestando, puedes decírmelo. Sabes que somos amigos y yo...

—Lo sé —lo interrumpió mientras a su vez, le da la espalda. —Estoy cansado, déjame dormir.

San quiso decirle algo más, pero al final calló y lo dejó descansar.

Si el menor supiera lo mucho que se preocupó por su caída, el infierno que fue verlo llorar. Si pudiera repetir el tiempo, lo haría sin pensar para impedir aquel momento.

Tal vez si hubiese accedido a bailar con él, podría haber alcanzado a detenerlo antes de caer.

Se siente culpable.

Otro año más, con un enamoramiento imposible. Para el menor debe ser tan fácil hablarle, tocarle y estar junto a él. Pero para San, es difícil mantenerse a su lado en cada momento y no ser capaz de hacerlo suyo.

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