Josh conduce en silencio, pero al mismo tiempo al límite de velocidad, sacando el celular de su bolsillo para llamar a sus padres e intentar sonar lo más tranquilo posible

—Joshua —Habla su padre— Estaba por llamarte

—Perdón, mi jefe me pidió hacer doble turno esta noche, ¿no hay probandose si llego un poco tarde?

—Oh, no, está bien. —Dice y el corazón de Josh se tranquiliza ligeramente— No llegues muy tarde, ten cuidado

—Claro. Adiós, papá —Dice y cuelga después de que su padre se despide también

Para cuando lanza su celular atrás, ya está entrando al jardín dónde es la fiesta. Desde ahí afuera, el lugar parece tener una buena fiesta, pero en cuanto se baja del auto, escucha abucheos y gritos mezclados con alguna canción de fondo en las bocinas

 —¡Tyler! —Grita sobre los demás gritos y ruidos, intentando ver el escenario

El peli-negro corre arriba del escenario cuando ve a Tyler comenzar a guardar su pequeño ukelele

—¿Josh? —Pregunta el menor, sorprendido al ver al nombrado ahí— Creí... Creí que estabas trabajando

—Sí, bueno, eso no te importo mientras me llamabas treinta veces, ¿verdad? —Pregunta y camina hacia la batería, tomando sus baquetas— No me hiciste venir aquí para nada, ¿cierto?

Josh se esfuerza por sonreír, pero lo más que sale es una mueca. La cual le transmite un poco de felicidad hacia el menor

Tyler sonríe, intentando transmitirle la misma confianza a Josh, pero este deja de mirarlo para ver qué la batería este bien asegurada

—Empecemos por Guns for Hands —Grita Tyler y Josh asiente

Uno, dos, tres

El piano y la batería se juntan en un parpadeo, creando un ritmo agradable y alegre el cual atrapa al público en cuestión de segundos

—¡Aquí vamos! —Grita Tyler en el micrófono

El público calla sus abucheos casi al momento y comenzando a disfrutar las canciones de aquella estúpida banda local

Alguien tenía que animar la fiesta, y apesar de que se podían conformar con cualquier otra persona, no querían cambiar a las que estaba en el escenario justo en ese momento

Josh mira a Tyler moverse, brincar y gritar sobre el escenario, notando su felicidad y libertad al momento de cantar sus propias letras. Y el peli-negro desea tener aquella confianza en sí mismo. Pero siempre se conformaba con sujetar con fuerza sus baquetas y dequitarse con su batería (como lo estaba haciendo justo ahora), ya que podía golpear aquel instrumento sin alterar a nadie, incluso creando sus propios ritmos y que los demás lo disfrutarán

Por más extraño que sonará, era algo que a él amaba. El hecho de poder desquitar su odio e inseguridades golpeando algo y que la gente lo disfrutará al mismo tiempo

—¡Policías! —Grita alguien cuando los chicos están por comenzar la segunda canción

En seguida se ven las luces rojas y azules de alguna patrulla fuera de la casa y todos los invitados comenzando a correr por todas partes con tal de huir de aquel lugar

—¡Vámonos, ya! —Grita Tyler mientras toma su ukelele y lo que tiene a la mano

 —¡No puedo dejar aquí mi batería! —Grita el mayor, levantándose de su banquito pero sin moverse del lugar

—¡Yo dejaré mi teclado, vámonos! —Insiste el castaño una vez está abajo del escenario, volteando a su compañero

—¡Alejate! —Grita Josh cuando un chico se sube al escenario y baja la bragueta de su pantalón— ¡Hey, idiota!

—¡Josh!

El tipo aparentemente borracho comienza a orinar sobre los tubos de la batería, pero no es mucho cuando Josh sube sobre el bombo y salta al tipo, tomandolo por la camisa y empujandolo lejos con demasiada fuerza

—¡No te muevas! —Grita un policía cuando el cuerpo del chico cae al duro suelo del patio, ya que el empujón más su grado de alcohol lo hicieron tambalear hasta el borde del escenario

 —¿Tyler? —Murmura Josh, intentando buscarlo en el patio, pero ya no está

Solo hay un par de adolescentes atrapados ya corralados a la cerca por algunos policías, por suerte, ninguno era Tyler

—Vamos —Dice una policía, subiendo al escenario y tomando el brazo de Josh para que comience a caminar con él hasta la línea donde están otros adolecentes