PRÓLOGO
¿Alguna vez has patinado tanto que sientes que el hielo bajo tus pies se derrite? Tanto, que te ciegas, como si te trasladas a otra dimensión donde lo único que se escucha es el shhh casi imperceptible de los patines rozando el hielo, la música resonando dentro de ti, un ritmo frenético que te impulsa hacia adelante, una y otra vez. Y entonces, bam, un duro golpe de la realidad te devuelve al inicio de todo. El hielo se vuelve frío, la música silencia, y te das cuenta que estás sudando, agotado, con las piernas temblorosas. La visión borrosa se aclara, y la pista, una vez más, es solo una pista de hielo.
Sin embargo, en medio del agotamiento y el dolor, aún puedes oírlo. El rugido de la multitud, el estruendo de aplausos ensordecedores. Puedes sentir la vibración del hielo bajo tus pies, el latido frenético de tu corazón resonando con el ritmo de la música, aunque ya esté silenciada. Y sobre todo, escuchas como el público corea tu nombre, una y otra y otra vez… Un coro ensordecedor que te envuelve en un abrazo cálido, a pesar del frío glacial del hielo. Un eco incesante que retumba en tu memoria, un testimonio de momentos inolvidables. Sin embargo, todo eso… es solo un recuerdo.
Yang Jeongin tuvo un accidente.
Yang Jeongin no podrá seguir patinando.
¿Qué será del futuro de la estrella ascendente Yang Jeongin?
¿Estrella ascendente? ¿Querrás decir descendente? Ahora, con una pierna rota, no podrá hacer nada.
Tenía tanto futuro...
Jeongin suspiró, dejándose caer pesadamente sobre la cama. El yeso blanco que inmovilizaba su pierna era un recordatorio constante, un peso físico y emocional que lo aplastaba. Su madre entró en la habitación, su rostro surcado de preocupación.
—Querido, debemos ir a tu rehabilitación mañana. Debes seguir con el tratamiento para mejorar pronto —dijo, su voz llena de esperanza.
Jeongin negó con la cabeza, un gesto débil pero firme. —Lo voy a dejar.
Su madre lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y incredulidad. —Si mejoras pronto, podrías volver a…
Jeongin la interrumpió con firmeza, la decisión tomada clavada en su mirada.
—No lo volveré a hacer. Déjenme en paz.
Los meses que siguieron fueron un torbellino de fisioterapia, de largas horas de tedioso trabajo para recuperar la movilidad de su pierna. Pero una parte de él se había quebrado junto con el hueso, una parte que sentía cada vez más difícil de reparar.
Meses después, con su pierna recuperada en gran parte, Jeongin decidió dar un paseo. Necesitaba aire fresco, un cambio de escenario. Sus pasos lo llevaron a un lago congelado, cerca de su residencia. El familiar aroma a hielo y nieve le traía recuerdos agridulces, y se acercó, quitándose un guante para tocar el frío hielo con la mano.
Un niño, de unos diez años, patinaba en el lago. Su técnica era torpe, pero su entusiasmo era contagioso. Jeongin se quedó hipnotizado, observándolo sin darse cuenta. Cuando el niño terminó su torpe rutina, se derrumbó en el hielo, llorando silenciosamente. Al ver a Jeongin cerca, se asustó.
—¡Deja de espiarme! —le gritó, su voz temblorosa, Jeongin levantó las manos en señal de paz:
—No era mi intención.
El niño frunció el ceño. —¿Eres Yang Jeongin? —Jeongin asintió, una leve sonrisa jugando en sus labios.
—¿Eres mi fan?
El niño negó con la cabeza, su mirada desafiando al patinador. —Soy tu rival. Y seré mejor que tú, incluso más guapo
Jeongin sonrió, realmente impresionado por la actitud del niño. —Sin duda.
De un momento a otro, ambos estaban sentados en una banca cerca del lago.
—Eres más guapo en persona —dijo el niño, su voz llena de admiración.
Jeongin sonrió. —Gracias —Luego, cambió de tema: —¿Quieres patinar?
El niño asintió con entusiasmo. —Seré mejor que tú, tendré muchas medallas y seré imparable
Jeongin rio. —Primero tienes que mejorar tu técnica. Aunque es atractiva tu presencia, la técnica es fundamental. Y también deberías ser más grande… unos veinte años, para poder competir conmigo.
El niño lo miró con incredulidad. —Cuando tenga veinte años, tú estarás viejo y jubilado
Jeongin carcajeó. —Oyee, no estoy tan viejo, y ya me jubilé
El niño, con una seriedad inesperada, preguntó: —¿Por qué vas a dejar de patinar?
Jeongin reflexionó por un momento, y luego respondió: —La primera vez fue una advertencia, la segunda... un lamento. Preferiría dejarlo ahora que luego, cuando no pueda despegarme. Ya me tengo que ir.
—Cuando tenga veinte años, te buscaré para competir contigo,— dijo el niño con determinación.
Jeongin le dirigió una última sonrisa. —Te estaré esperando.
Se dio la vuelta para irse, pero luego se detuvo. Volvió a mirar al niño, una idea repentinamente brillando en sus ojos.
—Ey, niño, ¿sabes lo que es la fricción de cristal?
El niño negó con la cabeza.
Jeongin sonrió. —Cuando sepas lo que significa… podrás superarme.
—¡Espera!
—¿Que sucede?
—Mi nombre es Hyunjin, no lo olvides... Voy a derrotarte
—Seguramente si —y con eso, se alejó, dejando al niño en el hielo helado, suspirando con una nueva determinación en sus ojos.
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PRIMER CAPÍTULO: 12 de diciembre
Hola, mi descanso duro 0,5 minutos jejeje logré (creo) salir del bloqueo de lector, espero puedan disfrutar de esta historia la verdad si me está gustando mucho escribirla, no me funen por las edades we no es mucha la diferencia lo juro 😞
Los quiero un montón disfruten mucho de esta historia tanto como a mí escribirla.
Actualizaré los 2, 12 y 22 de cada mes, besitos
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